Fue maravilloso aquel viaje con él, a pesar de que no pudiésemos dormir juntos, por temor a que alguien nos descubriese saliendo de la habitación del otro. Él fue a su reunión por la mañana, y por la tarde me llevó a conocer la ciudad, y fue algo … sencillamente mágico, recorrer la ciudad del amor junto a la persona de la que estaba enamorada.
Estuvimos en todos los lugares míticos de parís: el museo del Louvre, la catedral de Notre Dame, el arco del triunfo, para terminar la noche sobre la torre Eiffel, con unas exquisitas vistas que nos hacían parecer minúsculos ante tal espectáculo, con el sol poniéndose a lo lejos, fue algo sencillamente precioso.
Entrelazó mi mano con la suya en ese momento, mientras el grupo de turistas a los que nos habíamos unido en aquella aventura en las alturas, se hacían fotos sin parar.
Me pasé el día recorriendo el barrio del que os hablé en el capítulo anterior, era sencillamente precioso, el ambiente, sus gentes, el estilo de las cafeterías y las calles abarrotadas de turismo, los vendedores ambulantes, los pintores a pie de calle vendiendo sus obras, incluso me dejé retratar por uno y le compré dicha pintura, que tenía un toque al estilo Van Gogh, muy bonito.Al llegar la hora de la comida, Borja me avisó de que la reunión se había alargado, y que almorzarían juntos, para luego terminar de cerrar los últimos puntos de esta. Así que me compré un par de bocadillos, y me marché en metro hacia el centro, para volver al mismo lugar en el que estuve el día anterior. Bordeé el Sena, cruzando por puentes realmente bellos, como el puente nuevo, el puente de las almas o Le pont neuf, mientras me comía los bocadillos y m
El viaje de regreso a casa fue tranquilo, aunque un poco duro para mí, porque aún no quería irme, sabia que dejaba muchas cosas por visitar de la ciudad, además de que no podría salir a pasear con Borja, con tranquilidad, pues aún no quería que nadie más se metiese en nuestra relación, no quería que nadie hiciese preguntas, que opinasen al respecto creando miles de dudas en mí, tan sólo quería huir un poco más.Soltó mi mano tan pronto como salimos del aeropuerto, y me abrió la puerta para que entrase. Se había convertido en todo un caballero en los últimos días. Sonreí y luego entré, observándole cerrar la puerta tras de mí, para luego rodear el auto y subirse en su lugar.¿Te importa si te dejo en el parque? – preguntó, cuando estábamos cerca de mi barrio –
No volví a saber nada de él en todo el día, y yo pasé uno de los peores días de toda mi vida, pues ninguno de mis amigos dejó el tema dónde yo quería dejarlo, al contrario, no dejaron de insistir sobre saber mucho más de él. Por lo que al final terminé dando un paseo por la calle, sola y cansada de todo aquello, de que las cosas siempre se estropeasen, de que nunca pudiese tener un momento de paz, ni siquiera cuando parecía que las cosas comenzaban a ir bien.No podía parar de recordar aquel maravilloso viaje, a él, lo atento que fue conmigo, cada una de sus palabras, la forma en la que me demostraba lo que sentía por mí, a pesar de no poder decirlo abiertamente, no al menos de decir esas dos palabras que tanto miedo le daba.Agarré ese anillo que representaba su corazón, y lo mantuve entre mis dedos un poco más, mientras pe
Me encontraba allí, frente a su casa, justo después de haber cogido un taxi, dejándome un dineral en él, sin saber si debía entrar o volver a gastarme otro dineral de vuelta a casa, sin tan siquiera haber hablado con aquello con él. Porque, aunque una parte de mí necesitaba hablar sobre ello, la otra tan sólo quería huir, hacer como si no lo supiese, seguir en aquella relación con él, porque me aterraba perderle, me aterraba que no pudiésemos superar aquello.Llamé al timbre, armándome de valor, encontrándome de frente con él, y no lo había esperado, pues pensaba que Manu sería el que me abriría. Perdió su sonrisa tan pronto como me miró y supo que algo ocurría.Pasa – me dijo, invitándome a entrar en la casa, para luego fijarme en sus ropas, estaba demasiado bien vestido como para est
Lo cierto es que pasé los peores días de mi vida, no salí de la habitación en todo aquel enorme puente, y mis amigos no dejaron de intentar que saliese, pero la verdad es que no quise hacerlo, no quería más preguntas, porque no tenía absolutamente ninguna excusa que poner al respecto. Ni siquiera comí, no tenía ni un poco de apetito, tan sólo miraba el móvil, a diario esperando a que contestase, pero él nunca lo hizo.La puerta se abrió, de golpe, el último día de mi confinamiento, cuando era más que obvio que tendría que ir a trabajar y no sabía como enfrentaría la situación. No tenía ni idea de cómo haría al mirarle a los ojos y no ver absolutamente nada de él en ellos.Alfonso y Marta entraron y yo ni siquiera me inmuté, seguí tumbada sobre la cama, a escasos centíme
Alfonso y Marta me encontraron en la puerta de la discoteca justo cuando iban a volver a entrar.Os estaba buscando – mentí, observando como ellos asentían - ¿dónde está Borja?Se ha largado – respondió Marta, enfadada, para luego dirigir una mirada acusatoria a mi amigo, y entrar en la discoteca de nuevo. Miré hacia mi amigo, en busca de respuestas.Borja estaba al fondo de la discoteca cuando hemos entrado – comenzó mi amigo, contándome aquello que desconocía – estaba completamente borracho cuando he llegado hasta él, pero estaba hablando con un tipo al que no conocía de nada sobre algo, y entonces, cuando he llegado hasta ellos, Borja se ha enfadado por algo que el tipo ha dicho y le ha pegado un puñetazo – explicaba – he intentado separarlos, pero el imbé
Las cosas nunca son lo que parecen, y yo lo había comprobado, con creces, a lo largo de mi vida, y esa vez, no fue la excepción. A pesar de que me sentía devastada, triste por lo que dejaba atrás, no pude evitar sentirme mucho mejor, al darme cuenta de que muchas cosas buenas llegaron después de ello. Esto me hizo darme cuenta de algo, detrás de algo malo, llegan miles de cosas maravillosas, que hace que encuentres sentido a todo lo que parecía que no lo tenía. A veces, hay que sufrir para encontrar el camino.Y eso fue lo que pasó, las cosas mejoraron y en tan sólo un par de meses, Salva y yo volvimos a estar como siempre, como dos grandes e inseparables amigos, logrando que nuestra relación fuese incluso mejor de lo que nunca hubiese sido.Incluso me sentía con ganas de arreglar las cosas con Marta, ya no tenía miedo a su rechazo, a aclarar las cosas con ella, pue
Seguimos observándonos, sin necesidad de decir absolutamente nada, él lucía diferente a mis ojos, parecía haber comprendido algo, algo que yo aún no entendía del todo. Pero que empecé a hacerlo tan pronto como noté sus dedos, rozando mi mano, haciéndole lucir nervioso, aterrado de que le apartase al intentar aquello.Había tenido razón desde el principio, siempre que estaba conmigo, lucía como un niño asustado, aterrado de que le apartase de mí, y justo acababa de darme cuenta de ello.Por primera vez en dos meses me dejé a mí misma pensar en él, en las flores que me había regalado fingiendo ser otra persona, y por primera vez no pensé que fuese una broma. Quizás era la única forma que tenía de demostrarme lo que sentía por mí, sin que yo pudiese rechazarle.¿qué