—¿Qué dijiste? — me giro, dándole la cara y muerde sus labios esbozando una leve sonrisa—. No te escuché muy bien.—Ah, ¿no? — enarca una ceja, deslizando su mano por mi cintura suavemente—. ¿Ni porque te lo haya dicho al oído?—Dijiste palabras muy confusas que no logré entender nadita. ¿Las podrías repetir, por favor?Acerca su cuerpo al mío, su boca a mi oreja y me sopla de su cálido aliento provocando cosquillas en todo mi interior.—Me gustas mucho, lapa hermosa.—Tú también me gustas y te odio como no tienes idea, King Kong.Reímos, antes de unir nuestros labios en un beso lento, pero apasionado y que me arrebata un suspiro. El roce de su lengua en la mía hace que me pierda en su experiencia y humedad. Sus labios son tan suaves.Siento que muchas mariposas revolotean en mi estómago con cada segundo que corre en el reloj y nuestros labios se aclaman con más necesidad y pasión. No queda nada del beso lento y suave, ahora nos besamos con total locura y desenfreno, queriendo arrebat
—¿Estás completamente segura de querer esto? — desliza sus manos por mis caderas, guiándolas suavemente hacia mis piernas—. Tú...—Si no lo quisiera, no estaría confiando en ti, Dylan — me acerco a su boca y dejo un beso en sus labios, otro en su barbilla y reparto otros más por su cuello.—¿Confías en mí, a pesar de que yo no lo hice? — inquiere tembloroso y suelto una risita, acercando mis labios a su oreja.—Así de masoquista soy. ¿Puedes creerlo?Enreda su mano en mi pelo y me obliga a mirarlo a los ojos. Su mirada me abruma, es tan intensa y profunda. No sé lo qué está pensando de lo que estoy haciendo y, de cierto modo, me gustaría saberlo.«¿Será que todavía no cree en mí?».—¿Eres consciente de lo que vas a provocar si te entregas a mí, mamacita?—No... pero quisiera saber lo que voy a provocar en alguien tan serio como tú.—No soy un hombre serio.—Lo eres y no voy a discutir contigo por eso — retomo mis besos por su cuello y su respiración se agita.Lentamente desabrocho su
Lo veo levantarse de la cama y ponerse un preservativo sin dejar de recorrer mi desnudez con su mirada. No puedo creer que mi primera vez sea con él y en un escenario que nunca llegué a imaginar.Los nervios se apoderan de mi ser en cuanto se acomoda en el medio de mis piernas, pero su beso me roba el aliento y borra de mi mente todo el miedo que me gobierna por un instante. Sus besos son muy suaves, tiernos y apasionados, son tan capaces de hacerme olvidar hasta el más mínimo temor que pueda existir en mi mente.En medio de ese beso tan abrumador y suave, siento la punta de su pene en mi entrada y me tenso. Mi corazón late muy rápido y, aunque muero de ganas de sentirlo, es difícil no reaccionar ante lo que voy a experimentar por primera vez.—Tranquila — susurra sobre mis labios, mirándome fijamente a los ojos—. Relájate.—Es que... dame un segundo, ¿sí?No quiero arruinarlo todo con nuestras ridículas discusiones, por esa razón respiro hondo, tratando de relajarme, pero me es impos
DYLANNo merezco que Aria se haya entregado a mí como lo hizo. Ella guardaba lo más preciado de sí para el amor de su vida, pero sería un vil mentiroso si digo que hubiera sido mejor que se entregara a otros brazos y a no los míos. Imaginar que otro hubiera sido el afortunado de robar su pureza y no yo, me molesta en demasía. Es que pienso en ese día que estuvo a punto de entregarse a Rodríguez y la furia crece en mi interior.Fui un completo imbécil. Por más que ella me lo dijo, todavía en el acto tuve el descaro de no confiar en su palabra. Fueron sus lágrimas y esa barrera que me llevé por delante lo que me dio una fuerte patada en los huevos y me hizo dar cuenta de que ella era tan solo una niña envuelta entre mis brazos. No la merezco, pero soy tan egoísta que no la podía dejar escapar de mí. No me arrepiento de haberla hecho mía.La veo dormir a mi lado y aspiro el aroma que desprende su piel. Es hermosa, parece un bello ángel capaz de poner el mundo al revés con su inocencia y
La mañana ha sido un completo caos, ya había olvidado lo que era trabajar con mis padres en el camión. Mientras mis hermanas y mi hermosa novia falsa atienden a los clientes, mi padre y yo nos encargamos de realizar todos los pedidos, pero no puedo dejar de mirar a Aria en lo que trato de cocinar.Siempre me burlé de mi padre por ser celoso y estar con un ojo en la estufa y otro encima de mi madre. Ahora no me parece tan gracioso como antes, menos cuando hay una masa de hombres coqueteando con ella y mi hermanita.—Vas a dejar quemar las carnes, Dylan — mi padre se burla de mí y bufo—. Por fin tengo justicia divina. Ahora que estás en mi lugar, sufre como nunca.—¿Eso es una broma? Déjame decirte que no ha sido para nada gracioso.—Para nada — les da la vuelta a las costillas, soltando una fuerte carcajada—. Solo digo que la justicia divina existe. Tanto que te burlaste de mí y mírate ahora, apretando cada vez que un hombre más atractivo que tú se le acerca a tu novia.—Ninguno de eso
ARIASabía de antemano que solo me buscaba la vuelta para acostarse conmigo, aún así, fui una completa estúpida al creer en su sinceridad y dejarme envolver de esa manera tan patética.«¿Qué esperaba de él si nunca se ha interesado en mí? ¿Realmente me hice a la idea de que llegaríamos a algo más que compartir la cama y el odio?». Debería darle el mejor de los premios por esa única capacidad que posee a la hora de conquistar.«¿Por qué tuve que ser tan tonta?». Aunque no me arrepiento de lo que sucedió, sí me duele que me haya mentido en la cara.Me detengo porque las piernas no me dan para más y recuesto mi espalda en el tronco de un árbol. Al darme cuenta de que estoy muy cerca de la playa, camino hacia ella a paso lento y sin dejar de pensar en las palabras de esa mujer tan bonita y voluptuosa.«Entonces así es cómo le gustan las mujeres, ¿eh?». Ahora comprendo por qué mencionó aquella vez que era una chiquilla insípida, si es que le gustan las mujeres de pechos grandes y falsos y
—¿Por qué están haciendo todo esto? ¿Qué es lo que buscan de mí?Ya no tengo ni la menor duda de que ellos son de quienes mis padres me querían proteger a toda costa. Ahora entiendo muchas cosas que en su momento no pude porque estaba ciega, pero lo que más me enoja es que mi padre no me haya contado toda la verdad cuando tuvo oportunidad de hacerlo.«¿Dylan también sabía sobre esto?». Por esa mirada que le dio a Adam mientras le apuntaba, estoy segura de que así es.«¿Por qué me lo ocultó? ¿Por qué no me dijo que, la persona en quien más confiaba, era la misma que estaba detrás de las amenazas?».Me siento muy dolida y no con mi padre o Dylan. Todo lo que entregué por años nunca fue verdadero. Aunque mis sentimientos hayan cambiado hacia Adam, sigue doliendo por los años de amistad que tuvimos. Por mi cabeza jamás se cruzó la idea de que fuera él y su madre del cambio radical que tuvo mi vida.—Dime por qué, Adam. ¿Qué hice para que lleguen a este punto?—Tú no hiciste nada malo, ¿o
—¿Adam es mi hermano? — pregunto sin poder creer lo que acabo de escuchar.—Es bueno que lo hayas captado a la primera, así me evito dar explicaciones que ahora son innecesarias y no harán diferencia alguna.Su confesión es como un puñal en el pecho. «¿Cómo es posible que Adam sea mi hermano?».—Eso es mentira...—Me sentaría a contarte mi historia con el bastardo de tu padre, pero justo ahora no tengo tiempo que perder en una estupidez — quita el cañón de su arma de mi cabeza—. Ponla de rodillas ante mí.—Lo que estás confesando no es cualquier estupidez. Yo, más que nadie, merezco que me digan la verdad — la miro con lágrimas en los ojos—. Mi padre me ha ocultado cosas importantes, según él, por mi propio bien.—¿Qué quieres que te diga? ¿Te cuento cómo inició una relación desde que éramos unos adolescentes o te dibujo la manera en la que concebimos a mi hijo? Mejor aún, ¿quieres saber cómo llegó tu madre a arruinar mi felicidad y mi vida con esa misma mirada de mosca muerta que tie