Tarde en la noche, llamo a mi hermano para que me lleve a mi casa a recuperar a mi esposa, pero su teléfono me manda directo al buzón de mensajes. No tolero más la idea de verla lejos de mí, por lo que de frente y sin importar todo lo que me diga en la cara, lo intentaré una vez más; por ella, por mí, por nuestra familia, pero, sobre todo, por nuestro hijo.
Estaba entre la duda de ir o no a la habitación de mi hermano y mi cuñada para saber algo de Juan, pero siento tanta vergüenza con Evelyn tener que molestarla a tan altas horas de la noche. Aun así, mi matrimonio pende de un hilo, por lo que puedo pedirle prestado su auto, ¿no?
Llamo a la puerta con algo de pena y decisión y ella no tarda en abrirme aun vestida y su teléfono en mano.
—Espero no haber interrumpido tu sueño — es la primera excusa que me viene a la mente.
—No te preocupes, estaba leyendo un poco en mi celular — lo sacude en el aire y sonríe con las muelas de atrás—. ¿Para qué soy buena, cuñado?
—¿Sabes si Juan tarde en llegar? Necesito que me haga un enorme favor.
Su sonrisa se congela, pero lo disimula tan bien, que no logro notar su cambio de actitud porque en mi cabeza solo hay espacio para recuperar a mi esposa y nadie más.
—Tuvo una recepción de último minuto así que no le quedó de otra que viajar a otro estado. No sé cuándo vaya a estar de regreso, a veces tarda semanas o días en volver.
M****a...
—Cuñada, sé que es muy tarde para molestarte y quizás ya tenías intención de dormir, pero ¿me podrías prestar tu auto?
—Pero no puedes salir.
—Lo sé — sonrío—, por eso tú me vas a ayudar a salir de casa sin que ese oficial de allá afuera me vea.
—¡¿Cómo crees que te voy a ayudar a salir sin que se dé cuenta?! ¿Estás loco? — señala mi pierna—. Y si esa cosa que tienes en el pie suena, ¿qué se supone que vamos a hacer, Dorian?
—Tú ayúdame a salir que yo me ocupo de esto, ¿sí? Por favor, cuñada, ayúdame a recuperar a mi esposa y a mi hijo — le suplico y una sonrisa muy sincera y genuina se asoma en sus labios—. Vas a tener en tu consciencia el ayudar a un prójimo, más si se trata de que dos almas enamoradas se unan una vez más.
—Está bien — acepta—. Quítate eso mientras preparo el auto.
He sido policía por más de veinte años, conozco a la perfección la manera de liberarme de esta manilla sin tanto esfuerzo. Con una pequeña aguja, logro mi objetivo sin dañar el dispositivo de localización y lo dejo abierto sobre la que ahora es mi cama. Evelyn me ve asombrada, más no dice nada.
—Gracias por lo que estás haciendo por mi esposa, mi hijo y por mí, cuñada — le digo, entrando bajo el asiento trasero que es un baúl.
—Te ayudo porque quiero que recuperes a la mujer que amas y a tu hijo, me entristece mucho ver como sufren. Estoy segura de que ella no se va a negar a ti y todo esto que estás haciendo por su amor. Haz silencio — me sonríe, antes de bajar la tabla junto al cojín y dejarme en un espacio reducido y que apenas si me entra aire para respirar.
Estoy cometiendo un gran error al salir de la casa de esta manera, más por las ordenes que tengo en mi contra, pero por mi esposa soy capaz de mover todo el mundo para ponerlo a ssus pies.
Evelyn pone en marcha el auto y, como lo imaginaba, el oficial que me vigila, la detiene y le pregunta a dónde se dirige a esta hora de la noche.—Mi esposo me invitó a cenar y esta es la única hora libre con la que contamos para pasar tiempo juntos.—¿Le importa si reviso el auto, Sra. Montoya?—Adelante, no creo que un hombre tan grande como Dorian entre en el baúl o aquí debajo de mis piernas sin que lo vea, Oficial.¿Dónde quedó la chica tímida que conozco? No sabía que podía llegar a ser tan segura y sarcástica.«¿Esperen? ¿Dijo grande? ¿Acaso soy tan grande?».—Abra el maletero — le pide el Oficial y escucho la puerta abrirse de inmediato.El aire escasea en mis pulmones, el espacio aquí es muy reducido y cerrado. Trato de aguantar la respiración lo más que puedo, pero es muy difícil hacerlo sin que me sienta que voy a explotar en cualquier momento.Cuando escucho que se cierra la puerta del baúl me permito liberar poco a poco el aire acumulado en mis pulmones e incluso siento q
Cerré y abrí los ojos varias veces seguidas para borrar esa imagen delante de mí, pero esos dos cuerpos que abrazados dormían juntos seguían ahí, descansando plácidamente uno en los brazos del otro como si el resto del mundo les valiera tres reverendas hectáreas de mierda.Quise contenerme, realmente quería salir corriendo, devolver el tiempo y no haber tomado la estúpida decisión de venir sabiendo que ella ya no me quería aquí ni en pintura, claro, porque otro ya ocupaba el que por derecho era mi lugar. Siendo dominado por la decepción, la rabia, los celos y esa enfermiza necesidad de conocer las razones de su infidelidad, arranco las sábanas de sus cuerpos para darme cuenta de que la maldita víbora siempre me respiró en la nuca, lista para atacarme en la yugular y yo simplemente le permití entrar a nuestras vidas. —¡Sara! — grito, conteniendo las ganas de moler a golpes al que decía ser mi compañero y mejor amigo, ese maldito traidor que me tiró toda la culpa a mí cuando yo no f
—Vayamos a casa, ¿sí?Evelyn me hace entrar en el auto y, por más que me dé palabras de aliento, no encuentro el sosiego para disminuir este dolor que arrasa con todo por dentro.Tantos años a su lado, amándola y protegiéndola se han ido a la basura por un simple aventura. Desconozco a esa mujer que hasta hace poco lo era todo en mi vida.¿Será que Julián la podrá llenar tal cual lo hacía yo? ¿Será que con el sexo que él le brinda podrá sentirse igual de amada a como lo hacía yo? ¿Será que ese ratico de aventura podrá ser sincero, fiel y amoroso durante lo que reste de su vida?Me casé enamorado e ilusionado de tener una familia grande, bonita y unida tal cual la tuvieron mis padres antes de morir en ese trágico accidente. Pero ahora me encuentro más solo que nunca, con el corazón destrozado, las ilusiones pisoteadas y un maldito dolor en la pecho y la garganta que no me permite siquiera respirar debidamente.Aún no puedo creer que me hayan visto la cara durante dos malditos años. Aho
EVELYNDorian ha estado encerrado en su habitación durante muchos días. Por más que llame a su puerta y le pida que salga, aunque sea a comer, no lo hace. Su silencio me tiene muy preocupada y no es para menos, pues su corazón está destrozado tras la traición de su esposa. Quisiera hacer más por él, pero ni siquiera sé cómo subir sus ánimos cuando los míos han estado por los suelos.Juan tampoco ha parado en casa y ese hecho me tiene el doble de estresada. Ya no sé cómo lidiar con toda esta situación que me está superando.Lo llamo por encima vez y al fin agarra la llamada. No lo dejo que hable, cuando me adelanto a hacerlo yo.—¿Cuándo vas a regresar a casa?—Ya te dije que debo quedarme como mínimo una semana más.—Las cosas no están bien con tu hermano. ¿No has visto mis mensajes?—Ya los vi, pero no puedo hacer más de lo que trato de hacer. Dorian no responde mis llamadas ni mucho menos mis mensajes.—Me preocupa mucho que se haga daño y yo no me dé cuenta — suspiro frustrada—. Si
Una semana caótica, estresante y llena de lágrimas fue lo que viví antes de que Juan arrimara en casa. Antes cuando Dorian no vivía con nosotros, la soledad me consumía día y noche, pero ahora esa soledad se ha combinado con la tristeza y la pena de un desamor. Siento que Dorian me pegó su desdicha y por tal razón es que me he sentido más vulnerable y sensible.—¿Cómo está Dorian? — en lugar de saludarme, darme un beso en la boca o un simple abrazo, pregunta por su hermano.—Sigue estando encerrado en su habitación — trago ese nudo en mi garganta y lo ayudo a quitarse la corbata—. ¿Cómo te fue en el trabajo, mi amor?—Igual que siempre — su frialdad me rompe por dentro—. Iré a verlo.—Está bien...Se sale de mi agarre y se marcha de la habitación sin siquiera reparar en el atuendo que me puse especialmente para recibirlo.«De hecho, hace mucho dejó de halagar mi belleza».Trago ese amargo nudo que se forma en mi garganta y sacudo la cabeza de esos malos pensamientos. Me dije a mí mism
Me encierro en la habitación con las palabras de Dorian dando vueltas en mi cabeza. Cuánta razón tiene, solo espero que no sea tarde para nosotros. Siento que estoy llegando a mi límite, porque este abandono ha sido desde mucho antes, exactamente desde hace diez meses que empezó a trabajar en ese Hotel y siento que poco a poco pierdo la fuerza para seguir luchando.Me quito los tacones y los tiro lejos de mí. Me siento tan desanimada. No sé por qué creí que vistiendo como antes podría despertar sus deseos, ¿o es que ya no soy atractiva ante sus ojos?Mientras quito el maquillaje de mi rostro me contemplo en el espejo. Nunca me he considerado una mujer fea, todo lo contrario, siempre me he sentido muy segura de mi figura y de lo bonita que soy, pero ahora no sé si esto que veo frente al espejo es lo que mi esposo desea.Tengo tantas ganas de llorar, pero me niego a hacerlo. No quiero seguir sufriendo por estas ideas locas que me están comiendo la cabeza cada día. Quizá se deba al encie
DORIANLuego de un largo mes más en espera del juicio, por fin este día ha llegado. No me siento ansioso o nervioso como en un principio sí me encontraba, pues el abogado me ha asegurado muchas veces de que las evidencias me liberarán de esa carga que no me pertenece.Durante este tiempo he recapacitado acerca de mi situación y no me siento tan miserable como antes. Si Sara lo decidió así, sus razones tuvo que tener, pero nunca le voy a perdonar que me haya mentido durante tanto tiempo y me haya visto la cara de payaso. Por ahora lo que más me interesa es conseguir la custodia compartida de mi hijo, pero eso lo puedo lograr únicamente quedando libre y con una buena imagen frente al tribunal.La lloré lo suficiente por un largo mes estando en depresión y soledad, que el dolor en mi pecho hoy es inexistente. Lo único que le puedo agradecer es haberme dado a mi hijo, pues es él el que me mantiene firme y con el mayor de los entusiasmos. No firmado el divorcio y ese hecho es lo que la tra
En cuanto salimos del juzgado, respiro hondo ese delicioso aroma de la libertad. Esta felicidad no hay quien la pueda arrancar de mi pecho. Al fin tendré la oportunidad de ver a mi hijo y darle un fuerte abrazo luego de más de dos meses de no tenerlo entre mis brazos.—Gracias por todo lo que hizo por mí, Licenciado Calderón — le agradezco de todo corazón.—Los buenos hombres no deben ser juzgados de manera tan injusta, porque son de los pocos que hacen el bien en este mundo tan sucio — sus palabras me hacen sonreír.—Y tú eres un magnífico hombre, Dorian.—Si sigues diciendo esas palabras me las voy a creer, cuñada.Todos reímos y, al ver a Sara acercarse a nosotros, guardamos silencio.—¿Cuánto le pagaste al juez por ese video? — escupe y un fuego recorre todo mi ser.—A diferencia de ustedes, par de ratas, es que nosotros sí somos leales y verdaderos — Evelyn sale a revirar y la miro sorprendido.—Contigo no estoy hablando, maldita mocosa.—Bueno, no la vi especificar a quien se di