Me quedé helada en cuanto la escuché.
Emilia había llegado hace menos de media hora, dándome una noticia totalmente sorprendente y triste. No sabía que pensar, todo esto parecía irreal. Mi cuerpo temblaba ligeramente, al pensar que existía una posibilidad que su muerte haya sido causada por mí, pero Darko no sabía nada de lo que había sucedido.
Hace menos de siete horas estuve encerrada en un cuarto con Coleman, mientras confesaba la atracción que sentía por mí y ahora, ahora estaba muerto.
Esto debía de ser un puto sueño, porque me parecía irreal.
—No puedo creer esto, ¿hablas enserio? —gemí, mis ojos se llenaron de lágrimas—. Esta... muerto.
—Me temo que sí, Lorenzo me lo comentó. Su hermano encubrió absolutamente todo. No quiere que se sepa, así que no puedes comentarle a nadie de la clínica.
—¿Coleman tenía un hermano?
—Alessandro. Es uno de los capos de la Cosa Nostra.
Entonces Coleman sabía quién era Darko.
—¿Sabes quién lo hizo? —apreté ligeramente el borde de mi camisa, empuñando poco a poco mi mano al pasar los segundos.
—Los alemanes.
"Nadie asesina a otra persona por algo tan insignificante como el toque de un labio"
"Nadie excepto yo, zayka"
Había sido él, no tenía pruebas sólidas, pero justo ahora tampoco dudas. Asesinó a un hombre inocente por mi culpa.
¿Con qué clase de psicópata me había topado?
—¿C-Cómo murió?
No podía creer que no lo volvería a ver. Me había acostumbrado a sus regaños. Esas miradas que, ahora sabía eran de deseo. Su forma de enseñar. Sería muy extraño no tenerlo más en mi vida.
—Una bomba. —Cerré mis ojos y suspiré—. Era un buen cirujano. Lo extrañaremos.
—No, no puedo. —Me levanté, mientras negaba una y otra vez—. ¿Cómo estas tan normal con algo así?, ¿para ti no significa nada la muerte de una persona? veo que estas muy acostumbrada a esta vida, me asusta.
—Somos médicos, Isabella. —Se encogió de hombros—. Es normal ver la muerte todos los días.
Su mirada. Todo ella estaba serena, cuando era algo triste y perturbador que haya muerto una persona como él.
—Sí, pero no así... ¡es diferente! —Empezaba alterarme—. Dime Emilia, ¿te gusta ese mundo?
Una parte de mi estaba asustada, pero no por la muerte de Coleman, me asustaba que aun cuando acababa de saber hasta dónde podría llegar Darko, parecía ser que no era importante y que, a pesar de todo, me seguía pareciendo un hombre guapo y...en cierto punto me atraía. Eso estaba mal.
Sentirme atraída por un hombre como él, estaba mal. Era enfermo. Malditasea.
—Me gusta Lorenzo. Lo amo. —Suspiró y asintió—. Sí, estoy empezando acostumbrarme, pero él es diferente.
—¿Diferente?
—Hay personas muy malas en la mafia. Oscuras. Sin sentimientos y luego esta Darko Romanov. Es un sádico. Déspota. La reencarnación de la maldad personificada.
—No entiendo que tiene que ver ese hombre aquí —dije rápidamente.
—Lorenzo tiene humanidad, siente, se compadece. Él aun piensa en las personas.
—Pues entonces acabará con tiro en la cien. —Me miró disgustada—. Es la mafia Emilia. Nadie puede lamentarse y mucho menos pensar en las personas. Hazlo y mueres.
¿Acaso trataba de defenderlo?
—¿Enserio estas diciendo eso?, te recuerdo que hace segundos te mostrabas reacia a como se opera.
—Sí, pero eso no me hace estar ciega. Estas en el lado oscuro o no, pero jamás en medio de ambas.
—Es sorpréndete que lo digas. ¿Tu padre te lo enseñó?
Esa pregunta me tomó por sorpresa.
—¿Qué quieres decir con eso? —inquirí.
—Pensé que nos decíamos todo, pensé que yo era tú mejor amiga.
—Sigo sin entender.
—Hace unas noches tu padre llamó a Lorenzo cuando estábamos juntos. No entendía lo que sucedía, así que me explicó que hacia tratos con Francesco desde hace más tres años.
Tres años
Me senté abruptamente, sintiendo de repente como mis piernas se debilitaban.
Mi padre era dueño de varios concesionarios. No, no éramos millonarios, con su sueldo y el de mi madre, quien fue doctora, vivíamos bien, pudieron darme estudios, una vida con algunos privilegios. No fue hasta hace tres años, después de la muerte de mamá, donde sus ingresos aumentaron, tanto como para comprar una nueva vivienda en un lugar exclusivo. Automoviles. Viajes. Terrenos. Pagarme este lugar donde vivía...m****a.
¿Por qué había estado tan ciega?
—¿Qué... tratos, Emilia? —musité.
—Tu padre les proporciona camiones para las entregas. —Sentí como sus manos agarraban las mías en forma de consuelo—. Pensé que ya lo sabías, solo que te daba vergüenza decirlo.
Negué. Aun asimilando que, en cierto modo, mi padre hacia parte de la mafia italiana.
—He estado viviendo con dinero de una mala procedencia. No sé cómo debería de sentirme.
—Sigue viviendo como hasta ahora —la miré rápidamente.
¿Hacer como si no estuviera pasando nada?
Por un momento estuve tentada de decirle todo lo que había estado pasando con Romanov, pero Emilia estaba enamorada, ella le comentaría a su novio y eso la pondría en peligro. No podía permitir que algo le sucediera.
—Tengo... yo tengo que hablar con mi padre... es lo último que me queda, no podría perderlo a él también. —Mi vista se nubló y no tardó mucho para que las lágrimas se derramaran—. Si le llega a suceder algo, me muero.
Negó varias veces y me abrazó.
—Lo que hace tu padre no es riesgoso. Él estará bien, lo prometo —No, ella no me podría asegurar algo como eso. Se separó con una sonrisa y negué. Conocía esos gestos—. Oh sí, tu y yo saldremos esta noche y nos divertiremos. Hay que olvidar este día asqueroso.
¿Divertirme?
[...]
—Vuélveme a recordar por favor, porque acepté venir —dije en cuanto aparcó. Presentía que había sido una mala idea.
—Estas de luto por el difunto de Coleman y conmocionada porque tu padre es un pequeño mafioso.
Asentí, era suficiente.
—¿Haremos toda esa fila? —señalé en cuanto nos bajamos.
—Claro que no —sonrió—. El dueño es un amigo.
Eso me relajo, así como yo odiaba tener que hacer cualquier clase de fila, ella lo hacia el triple.
Al estar dentro, me sorprendí con la magnífica estructura que tenía el establecimiento. Sus paredes eran realmente altas, dándole un toque más espacioso al lugar. Al lado derecho se encontraba unas grandes escaleras que daban paso para el segundo piso. El interior era blanco. En el techo y en algunas paredes alumbran diferentes luces de neón. Había una barra realmente larga, su forma eran curvas, atrás de ella se encontraban más de seis barman's sin camisa, la vista era simplemente maravillosa, todos seis tenían todo lo que podría enloquecer a una mujer.
Mientras más recorríamos el lugar, más encantada y fascinaba estaba. Era muy moderno.
Llegamos hasta una mesa que el amigo de Emilia apartó para nosotros. Él no nos había recibido, pero si su guardaespaldas o no sé quién diablos era ese hombre.
—Sera una noche estupenda —susurré.
Este lugar parecía un harem, pero en este caso de hombres calientes y sexys. Íbamos por el sexto chupito y empezaba a entrar en ambiente, lo que era totalmente peligroso.
Yo y el alcohol no hacíamos una buena combinación.
De repente, empezó a sonar "High de Whetha & Dua lipa". Una sonrisa traviesa cruzó por mi rostro –era nuestro momento—. Agarré la mano de Emilia y caminé hasta la pista de baile con ella.
Empezamos a movernos sensualmente con un solo objetivo, tener la atención de la cantidad de hombres posibles.
Ir a clases de twerking, salsa y bachata habían mejorado muchísimo nuestra movilidad y estaba ayudando, poco a poco empezábamos a llamar la atención hasta que lo vi entre tantas personas.
Darko Romanov se encontraba a un par de metros mirándome fijamente de una manera tan escalofriante, que me causaba terror saber lo que estaba pasando por su cabeza.
Fue inevitable no recorrerlo con la mirada. Mordí ligeramente mi labio al terminar con la inspección. Vestía un traje negro a la medida, haciendo que su ancha espalda, y esos músculos resaltaran. Con cada movimiento la prenda se contraía y se ceñía aún más a él.
M****a
Volteé mi cara y le avisé a Emilia que iría al baño.
Era una completa travesía pasar en medio de cuerpos sudorosos y gigantes, cuando lo logré, me di un repaso por completo para saber si aún seguía intacta y mi atuendo presentable. Cuando vi que no había nada de que preocupase continué mi camino, fracasando al instante.
Un agarré en mi brazo me detuvo. No tuve que voltearme para saber de quien se trataba. La presencia de Darko era fuerte y su toque me daba una sensación de hormigueo.
—Hola Isabella —susurró cerca de mi oído, logrando erizar esta parte.
—Romanov.
Me hice a un lado, soltándome de su agarre.
—Sabes moverte muy bien.
—Tome clases de baile —asintió, mirando fijamente a alguien detrás de mí—. ¿Qué haces aquí?, ¿me estás siguiendo?
—Me aseguro que nadie se vaya a sobrepasar —chasqueó su lengua y negó en desaprobación—. Dieciséis.
—¿Dieciséis?
Me miró esta vez y asintió. Había algo en su mirada. Determinación tal vez, ¿pero de qué?
—La cantidad de hombres que no han dejado de mirarte desde que llegaste.
¿Qué m****a?
—¿Por qué llevarías la cuenta?
—Porque así sabré a cuantos mataré esta noche. —Miró de soslayo y sonrió—. Diecisiete.
—Porque así sabré a cuantos mataré esta noche. —Miró de soslayo y sonrió—. Diecisiete.—¿Cómo lo hiciste con Coleman? —Me crucé de brazos—. Un explosivo, ¿enserio?Una pequeña sonrisa hizo aparición en su rostro.Se acercó un poco más, atento a mis movimientos. Algo que acababa de notar, es que siempre me pedía permiso para acercarse, aunque no lo dijera con palabras, lo hacía con su mirada.Me gustaba que lo hiciera, me daba confianza.El no moverme era una respuesta, pero, aunque quisiera, no lo hubiese logrado. Su mirada era capaz de envolverme y arrastrarme en aquella oscuridad que poseía.—Lo de Coleman fue muy personal...él te tocó, Isabella. Los hombres de aquí solo te observan. —Se inclinó hacia mi cuello. Cerré mis ojos en el momento que sentí su respiración—. Sus muertes serán silenciosas.Me desconcertaba la manera tan tranquila en la que hablaba. Él estaba acostumbrado, pero yo no.—¿Crees que es normal matar personas? Esta mal, Darko. —Abrí mis ojos y me separé—. Muy mal.
POV DARKO ROMANOV—¿Ha tenido ganas de torturar a alguien en esta semana? —Asentí—. ¿A quiénes y por qué?Odiaba tener que hablar más de la cuenta, pero debía hacerlo. Se supone que tenía que contar toda mi mierda en estas sesiones.—A Vova.—¿Por qué querría torturar a uno de sus mejores hombres? Por lo que me ha comentado, Vladimir es muy bueno en la administración de los negocios.—Lo es. No tengo ninguna queja, pero está en las malditas nubes. —Gruñí, empezando a disgustarme—. Ha descuidado el trabajo por una mujer. Al parecer se enamoró.—¿Y usted cree que es malo el que se enamore? —Negué—. ¿Qué opina al respecto?—Es su vida, puede hacerlo, pero lo que no puede hacer es descuidar su trabajo.—Entiendo. ¿Quiénes son los otros?—Vladislav, pregunta mucho por la insolente italiana. A Pasha aún no le perdono el descuido. Misha hace preguntas para las que no tengo respuesta. Anya es muy torpe, siempre está tropezando con mis esculturas cuando realiza el aseo. Masha no ha dedicado el
—No Emilia, entiende que no saldré más a discotecas o a lugares donde haya muchas personas. No quiero que inocentes mueran por mi culpa y ya ingerí alcohol la otra noche. No puedo hacerlo hasta dentro de seis meses.Llevaba quince minutos rogándome por teléfono para que saliéramos esta noche, pero lo que menos quería hacer en mis días libres, era salir. Tenía miedo que cualquier hombre me hablara y terminara muerto.—Darko no está en Italia. Seguro y ya se olvidó de ti, esas personas tienen a muchas mujeres a su merced, así que tranquila y no tienes que beber, solo bailar.Aunque lo que decía posiblemente era verdad, no dejaba de causarme un malestar en mi interior.—Aun así, ahora viene papá. Almorzaremos juntos.—¿Y cuándo se vaya? —Bufé, no se cansaba—. Lorenzo últimamente tiene mucho trabajo, me aburro sola.—Me sorprende que Lorenzo sea tan permisivo contigo, sabiendo a lo que se dedica.Eso me demostraba que no todos los mafiosos estaban locos como Darko. Supongo que era bueno.
Ya me había calmado un poco y dejé que papá me comentara su plan.—Y si me hubiese negado, aun así, tendría que casarme con Francesco porque ya me ofreciste como esposa. Le ofreciste a tu única hija al Don. —Mi corazón estaba herido. Que jugara con mi vida y mi futuro de esa manera, jamás se lo perdonaría—. Nuestra relación no será la misma después de esto que hiciste.—Tesoruccia —negué levemente.—No, no soy más tu tesoro y después que esta mierda termine...que Francesco haya muerto, no te quiero más en mi vida.—No le hagas eso a tu padre, cara... él te ama.No podía aguantarla un segundo más.—Usted cállese. Es una conversación de padre e hija. —Señalé, lo bastante enojada—. No tiene derecho de estar interrumpiendo y metiendo sus narices. Recuerde, usted no es nada para mí.—Isabella, respeta a mi esposa... por favor.Un pensamiento se cruzó en ese momento y esperaba que, por el bien de todos, no fuera así.—¿Ella te dio esa idea? —Me miró confundido—. ¿De casarme con su sobrino?
—Que bien huele aquí.Hace poco me había levantado e iba a dormir un poco más, pero el olor a tocino lo impidió, tenía que salir de la cama y ver que hacia la hermana de Darko en la cocina.Se quedó a dormir.La persona que tenía que asesinarme, la acobijé en mi casa. Era una estúpida, pero esa chica me agradaba.—Siéntate, estoy haciendo el desayuno en modo de agradecimiento.Asentí y eso hice, mientras aproveché para observarla. Le había prestado ropa y le quedaba fabulosa, éramos de la misma talla y altura, aunque era evidente que tenía más masa muscular.—Ahora que recuerdo, jamás me dijiste tu nombre.—Soy Elena Petrova —respondió sin voltearse.—Bueno Lena, ahora tengo que irme a reunir con Francesco. Seguirás aun acá o te buscaras un lugar temporal.Anoche me quedé esperando a que mi prometido enviara por mí, pero resultaron complicaciones en su trabajo, lo que hizo aplazar nuestro encuentro a la mañana de hoy.Esperaba de todo corazón que le haya ido mal resolviendo esos probl
POV DARKO ROMANOV—Si tengo que escucharte un minuto más, Misha, moriré.Llevábamos toda la mañana revisando el informe mensual de todas nuestras fuentes de ingreso, aceptando compras, ventas, viendo nuevos proveedores y quería salir corriendo.—Ya acabamos, el informe de la compra de los dos buques cisterna era lo último. Con esta compra esperamos triplicar las ganancias de las ventas de petróleo. —Sonrió orgulloso—. A nuestras cuentas se le agregaran más ceros.Miré la hora y faltaba poco para la reunión que tenía con mis hombres. El tener hambre hacía que mi humor dependiera de una delgada línea.Tocaron la puerta y esperaba que, quienquiera que estuviera detrás, trajera buenas noticias.—Pase.El solo hecho de verlo y fijarme en su expresión, me hacía saber que no me gustaría lo que me diría.—Darko, Misha. —Vladik caminó hacia nosotros y se sentó al lado de mi hermano—. Sucedió un incidente con Yarik.—Últimamente ha habido muchos problemas con los hermanos Novikov —exclamé, clar
Había llegado el día.Desde muy temprano, comenzaron a llegar personas a mi habitación. Me trajeron el desayuno, y luego prepararon un baño de esencias. Debía admitir que me relajé y pude recargar energías para el resto del día.Terminaban de arreglar las uñas de mis pies cuando mi celular empezó a sonar. Contesté de inmediato al ver el número de Lena.—Dime.—Me voy, gracias por la estadía —inhalé hondo.—Cuídate, Lena —tuve que contenerme de preguntar por él.Era idiota, aun guardaba la esperanza de que no permitiría que me casara, pero...era imposible.—Isabella, tienes que saber que Darko no llegara. —Mi corazón se detuvo—. Ocurrió una explosión en la petrolera, todo es un caos allá y necesitan su presencia.Parpadeé rápidamente, evitando que las estúpidas lagrimas salieran.¿Por qué quería llorar? Tenía que hacer esto, no podía retractarme y no tenía otra opción.—¿Por qué me lo dices?—Porque lo vi en tu mirada, Isabella. Esperas que él vaya por ti.—¿Fue muy estúpido de mi part
—Esa fue la razón por la que me casé con Francesco. —Terminé de relatarle todo lo que había sucedido sin omitir ningún detalle—. Los invitados nos esperan, tenemos que ir.Cuando pasé por su lado, me detuvo. Lo miré fijamente, dándome cuenta de que estaba muy enojado.—Te di un teléfono —dijo entre dientes—. Te dije que me llamaras por si ocurría algo y no lo hiciste.—Lo iba hacer, pero me mandaste a matar, ¿crees que te pediría ayuda?—Si me hubieras llamado, ese hijo de puta no habría tocado tus labios... ¡maldición!—¿No piensas decir nada al respecto? —Me crucé de brazos—. Quiero saber si aún deseas verme muerta y la razón que tengas.—¿Por qué?—Necesito saber si tengo que dormir con un cuchillo bajo mi almohada.No dijo nada al instante. Solo me observó e hice lo mismo, trataba que su oscuridad no me consumiera, pero era casi imposible, te envolvía de una manera tan repentina y seductora que empezaba a gustarme.—Estoy obsesionado contigo con la misma intensidad en la que deseo