Te rechazo Alfa
Te rechazo Alfa
Por: Macu Nqn
1.Yo soy

Kyle

Mi nombre es Kyle Shaw, soy delta, acabo de cumplir 19 años y estoy lista para ejecutar mi plan. No siempre viví acá, en medio de la nada, rodeada de bosques, osos, lagos congelados y en un muy lindo, no tan pequeño castillo, lleno de vampiros.

 Vivo con mis padres y cuatro hermanos, los cuales se creen mis guardaespaldas, ridículo, ya que soy la mayor, aunque ellos son más grandes y anchos, igual les pateo el culo en una lucha justa.

No soy una típica hembra loba, mi vida fue normal casi siempre. Crecí en una de las más grandes manadas, la manada Dark Moon, donde el alfa era mi cuñado, Ammos McVoy, aunque no siempre fue muy bueno con mi hermana, él sí fue un gran alfa, pero mi hermana Mara sufrió mucho para encontrar sus felices para siempre, podía ver todo el sufrimiento en sus ojos y todo el daño que él le había causado al correr de los años. Aunque ella siempre lo perdonaba, él siempre encontraba la forma de lastimarla, hasta que aprendió, por las malas que la perdería, también pude ver como otras lobas sufrían por sus compañeros y siempre los perdonaban. Eso me daba impotencia y me prometí no hacer lo mismo.

Cuando conocí a mi compañero, no lo sentí como lo hacen la mayoría, solo me sentí extraña y después, había un lobo muy enojado, gruñéndole a todo el mundo a mi alrededor, yo en ese momento, estaba llena de granos espantosos, ya que los mellizos malvados de Samuel y Timoty, hermanos de mi cuñado, no tuvieron nada mejor que hacer que enfadar un par de brujas adolescentes, estaba llena de granos, pústulas y olía a pésimo, así conocí a Adamo Morrison, mi compañero. Él fue encantador, fue amable, cariñoso, buen amigo, comprensivo, me daba los más lindos regalos y hacia realidad todos mis caprichos. Era el principe azul que toda niña sueña.

Yo era una niña cuando nos conocimos, él prometió esperarme y estar a mi lado siempre, me dijo que íbamos a estar juntos por el resto de nuestras vidas, aunque su padre me daba miedo, su madre era una loba muy amable.

-eres mi compañera y te esperare. Pero no te confundas pequeña, tu eres mía desde ahora y nadie te toca-dijo Admano la primera vez que estuvimos solos.

La primera vez que viajé a su manada, sentí que todos me miraban raro, pero era una niña, por lo tanto trataba de vivir mi cuento de hadas y felices para siempre. Lo había enaltecido a tal extremo a mi compañero, que llegué a estar ciega por él, sin poder ver lo que realmente era o pasaba a mí alrededor.

No sabía mucho de él, porque siempre se trataba de mí y él se encargaba de que cuando estábamos juntos, así fuera en una visita a su manada, al cine o la cena. Jamás me dejo sola en su manada, si por alguna razón no podía estar junto a mí, su madre la luna Cass nos acompañaba, por cierto mi madre jamás me dejo sola, a pesar de que le desagradaba ir a la manada Full Moon, donde pertenecía Adamo.

-¿porque debemos venir si el esta siempre ocupado?-pregunto mi madre un día.

-porque así lo acordamos-respondía cansado mi padre-sé que es molesto pero Kyle y ese lbo, deben conocerse.

-yo lo entiendo, pero no me gusta Ben, no me siento comoda en esta manada-decía mi madre, desde la primera vez que pisamos esta manada ella estab incomoda.

Nada alejaba a Adamo de mi lado, cuando visitaba su manada, solo que en ocasiones él debía cumplir con sus obligaciones, por lo que siempre estaba rodeado por consejeros, guerreros y un montón de amigos, con los que él había crecido en su manada, tanto hembras como machos, ninguno me había tratado mal, solo uno que otro comentario sobre mi edad, ya que era muy pequeña. Nos llevábamos 10 años de diferencia.

Cuando cumplí 14 años, Adamo me hizo una gran fiesta, fue muy tierno, muy amable, era todo lo que siempre soñé, solo de que me sentí ridícula cuando estaba en el salón vestida de princesa, como siempre había soñado, ya que los invitados eran todos sus amigos y pude ver sus expresiones de condescendencia y lastima en alguno de ellos, además yo no tenía ningún amigo aquí.

-¿porque esa cara triste princesa?-me decía Adamo mientras bailabamos en mi fiesta.

-es que no tengo ningun amigo el dia de mi cumpleaños, me hubiera gustado al menos tener a alguien de mi manada Adamo-respondi preocupada que se molestara conmigo por quejarme.

-¿pero acaso no estan tus padres y hermano? alegra ese lindo rostro pequeña, Jess y mama trabajaron mucho para que esta fiesta sea lo que soñabas-me decía Adamo, nombrando a su mejor amiga, quien me odiaba.

En la manada Dark Moon, donde crecí, no les caía bien Adamo, es más, me pelee con mi familia y con todos allí, para defenderlo, porque yo creía que él era perfecto. A mi padre, el macho que amo por sobre todo, nunca le gustó pero siempre asumí que era porque era demasiado posesivo conmigo. Mi madre, en cambio, no le gustaba estar cerca del alfa Dante Morrison, ya que él realmente daba miedo y tenía una mirada muy extraña cada vez que íbamos.

-no importa que pase, no te separas de mi Kyle, estos lobos me dan mala espina-me ordenaba madre.

-pero mamá. ellos son buenos, quizas si les das una oportunidad te sorprendas-le decía defendiendo al alfa Dante y a Adamo.

-no te separas de mi y no tomes nada que este abierto Kyle, juramelo por la diosa-me pidio mamá desesperada, como no quiería angustiarla más acepte.

-perdoname cariño, hay algo que no me gusta y tengo miedo, pero recuerda tu juramento-dijo mamá.

-es solo una fiesta mamá, no pasara nada, estamos seguras-dije inocentemente.

Luego de la fiesta de mis 14 años, donde me fui a la cama temprano, Adamo se quedo junto a sus amigos. Esa noche empeze a sentir un mareo muy fuerte y termine vomitando en mi baño, mamá se preocupo pero le dije que era la mezcla de comida y eso la calmo.

Al día siguiente Adamo me llevó de viaje a la ciudad, fuimos con mis padres y la luna Cass, ya que la alfa Dante tenía cosas más importantes que hacer, según dijo. Pasamos un fin de semana muy divertido, Adamo lucia extraño y no soltaba mi mano. Mi mamá estaba muy tensa y mi padre, llegó un momento que parecía salía fuego por los ojos cada vez que miraba a Adamo. Yo no entendía nada, sabía que mi padre era demasiado sobreprotector, así que le pedí que por favor se calmara. Nadie me dijo nada, era una niña estúpida, ahora lo veo, no sabía qué había pasado.

-estas bien Adamo, pareces preocupado-dije viendo como el miraba un grupo de machos entrenar.

-si pequeña, solo cosas de alfas-respondía Adamo, saludando a unas hembras que se acercaban.

-Adamo tanto tiempo-dijo una de ellas, viendome con soberbia agrego-¿tu hija supongo?

-cuidado Tamara o estaras limpiando m****a el resto de tu vida-gruño Adamo y la hembra retrocedio asustada.

-lo lamento, estube fuera de lugar-dijo para irse rapidamente, siempre bajo la atenta mirada de mi compañero ¿como mis padres no veían lo perfecto que era Adamo?

Seguíamos visitándonos, de vez en cuando él iba a mi manada o yo iba a la suya, siempre acompañada por mi madre o papá. Cuando él estaba en nuestra manada, siempre lo pasaba conmigo, salíamos, nos divertíamos, pero a él nunca le interesaron mis amistades, cuando yo estaba en su manada, él tenía que cumplir muchos de sus trabajos o labores por ser el futuro alfa, por lo tanto, no podía acompañarlo.

Lo que era raro, era que a partir de cuando cumplí de 14 años, había días en que me sentía mal, me dolía el estómago, sufría dolores de cabeza, nada serio, no quise alertar a mis padres porque sabían que estaban demasiado preocupados por lo que estaba pasando con Mara. Por lo tanto, no quería agregar algo más a su plato, así que me guarde esa información y aguante.

Cuando cumplí 15 años, Adamo me dio el primer beso, bueno fue extraño, ya que estaba tirado en el sofá y yo me acerqué a él, me tomó de manera sorpresiva y me dio un beso, cuando se dio cuenta que era yo, se asustó mucho. Fue extraño, él estaba incómodo y yo estaba en las nubes, luego, se enojó conmigo, me dijo que nunca más lo volviera a hacer, porque yo era pequeña y él era un hombre grande. Rompí en llanto y me fui a la habitación, lloré gran parte de la noche, fue cuando tuve la idea más estúpida, decidí ir a hablar con él y decirle que por favor cambiara su actitud. Que empezara a tratarme como una hembra más grande. Caminé por el pasillo hacia su habitación, siempre nos quedábamos en un piso diferente de su casa, lo más alejados posible, cuando iba llegando a su habitación, pude sentir el malestar en mi cuerpo, se presentaba de golpe y a diferentes horas, no sabía que era y no tenía con quien hablar al respecto. Fue allí que escuché unos gemidos. Cuando él abrió la puerta, se lo veía agitado, sudoroso, solamente con un pantalón de chandall, yo iba con mi pijama de conejitos y mis pantuflas de gatitos rosas, quedé con la boca abierta al verlo, él tenía un cuerpo magnífico, súper musculoso y definido, era alto y me miraba con unos ojos muy feroces, estaba molesto, cerró la puerta de golpe, me tomó del brazo y me llevó a mi habitación, sin decir en una sola palabra.

-¿que m****a hacias fuera de tu habitación?-pregunto muy enojado.

-solo quería hablar... sobre el beso-dije tartamudeando, me estaba asustando.

-ya te dije, no actues como una puta caliente, serás mi luna-dijo cada vez más molesto-¿que clase de hembra eres?¿te tiras encima de el que pase?

-yo no soy así, solo quiero que pases mas tiempo conmigo, hasta Jess pasa más tiempo a tu lado-dije en un ataque de llanto y celos.

-deja a Jess de lado, esto esta mal-dijo enojado-te quedas aqui y mañana te vengo a buscar cachorra.

Me ordeno marcharme al día siguiente. Dijo que le había faltado el respeto a su casa, si alguien me hubiera visto con él hubiera estado en problemas, una vez más me sentí tonta y obedecí.

No quise volver a su manada, cuando me tocó volver me quedé en la mía, lo que no esperé es que él vino a la mía, no tenía ninguna intención de hablar con él, me trajo regalos, fue amable, soporto a mis amigos, todas las pesadeces que podía decirle mi padre y mi hermanito Seth y una vez más, había caído rendida a los pies del Adamo Morrison, mi error.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo