Capítulo 03

Mia.

—Saquen los cuadernos, quiero que anoten este problema y lo traigan resuelto a la próxima clase. —Erior da media vuelta rápido y se pone en marcha con los números en la pizarra.

Podrá engañar a todos pero a mí no. Ese cuerpo suyo lo conozco demasiado bien, está teniendo una erección y dudo mucho que tenga conocimiento de que lo pillo.

Respiro hondo antes de tomar asiento.

— ¿Estás bien? —murmura Marie sin levantar la mirada de su libreta.

—Sí. No te preocupes, me suelen suceder cosas peores... —Argumento divertida y ella me mira como si tuviera algo en la cara.

Uh, Mar. Si supieras que he estado esperando este momento desde hace un largo tiempo. Porque debo de admitir que este torpe profesor que aparenta ser rudo y tiene en entrecejo fruncido mientras Erick arroja sus cosas desde el escritorio al suelo, me trae mal.

Un momento...

Abro los ojos de par en par volviendo a la realidad.

— ¿Qué se supone que está haciendo? —Erior se está enojando enserio, sus orejas se están colocando rojas y sus pupilas se dilatan.

—Empiece por pedir disculpas antes de exigir respuestas. —Erick saca pecho, recordando a las palomas. Erior por su parte achica los ojos y respira profundo.

— ¿Por qué debería pedirte disculpas cuando no te conozco? —Indaga, su voz cargada de ira hace que se me enchine la piel. Sé que es malo lo que está sucediendo pero mis hormonas están al borde de un colapso debido al tiempo que llevo sin ver a mi amor y el no tener más que fantasías con él durante nuestra distancia.

—No me refiero a mí, sino, a ella. —Erick me señala y la bonita ceja de Erior se alza.

De momento mira de mí a Erick repetidas veces hasta que al parecer se crea una imagen errada de los dos, porque aguanta la respiración y sus ojos se cristalizan.

Ay, mierda.

—Disculpe, señorita. No fue mi intención hacerla caer, podría decirle a su novio que tome asiento antes de que lo envíe a la dirección.

Pretendo explicarme de inmediato cuando la puerta es abierta, Sully camina con el rostro enrojecido hasta donde se encuentra Erior.

—Disculpen, pero me tendré que llevar a su profesor unos minutos. —La miro de inmediato, ha captado mi atención solo con eso, se nota que retiene las ganas de sollozar. — ¿Podemos hablar afuera, Erior?

—Sí. —Arroja el marcador en el escritorio y antes de salir ordena a Erick que recoja todo y lo coloque en su lugar.

Para sorpresa de todos, el chico hace lo que se le ordenó, siendo el típico chico con pocas neuronas y muchas hormonas me deja claro que debes en cuando suele usar el cerebro para algo.

De inmediato los cuchicheos se escuchan y Maríe me da un punta pie para que la observe.

— ¿Que fue eso? ¿Tú y Erick? ¿Enserio? —Ríe divertida, él mencionado pasa por un lado de ambas y toma nuevamente asiento. Elis me mira perpleja, aún no cree lo que ha visto y no la culpo, yo tampoco lo haría de no saber que su hermano lleva semanas persiguiéndome como un perro hambriento a su amo, en busca de lo que tengo bajo mi falda.

— Él y yo, nada de nada. —Aseguro, —Lleva semanas molestando, incluso a llegado al punto de embriagarme para que tengamos sexo... Por suerte Allek... un amigo, —acoto, para no dar más explicaciones. —Conoce el tipo de chico que resulta ser a veces.

Suspira y coloca una mano sobre su pecho de manera dramática. —Y yo pensando que tendría que ser la amiga que parece tóxica y al final termina teniendo la razón, pero ya veo que sabes el tipo de hombre que es. —Mira por sobre su hombro y luego a mí —Trata de no estar a solas con él si no quieres terminar violada.

Un escalofríos recorre mi espina dorsal en cuanto dice eso y un sabor amargo se instala en mi boca.

— ¿Por qué lo dices? —Erior entra y continúa su clase normal, pidiendo disculpas por las molestias ocasionadas. Todo eso sin siquiera echarme un vistazo.

—Erick... Es de esos que les gusta tener lo que quieres y cuando no lo tienen por las buenas... pues... —Muerde su dedo índice preocupada— lo toma a la fuerza. Y por el espectáculo que acabamos de ver, es probable que ya sienta que es tú dueño.

Ahogo un grito, las miradas se fijan de inmediato en mí incluida la de Erior.

—Una... am... araña. —Comento, fingiendo para no seguir siendo el centro de atención.

Se escuchan de nuevo las risas y la verdad poco me importan, pero lo que me sorprende es en sí, la mirada penetrante que Erior coloca sobre mí. Es como si él supiera que algo va mal, porque de inmediato su voz se hace presente.

—Señorita, ¿Mia? —disimula buscando en la lista con los nombres de todos en el salón, asiento, siguiendo el juego. —Bien, voy a necesitar que se quede después de clases ¿está usted bien con eso?

Suprimo una sonrisa y asiento.

La felicidad no me cabe en el cuerpo.

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