Eun-ji.Me había costado llegar hasta él, para que el estúpido de Martin se pusiera con objeciones, sobre todo sabiendo lo que estaba sufriendo, durante el trayecto lo había preparado todo, sabía que me iban a solicitar el móvil, desde que me subiera al coche que me estaba esperando dos calles más allá del hotel del que yo y Bianca escapamos.Así que escondí el móvil de Bianca dentro de mi sujetador, si yo era la obsesión del del asesino de mi madre. estaba claro que no permitiría que nadie me tocase, en su delirio, yo le pertenecía y nadie tenía derecho a tocarme. O al menos eso esperaba yo, hoy ya que así me libraba de qué me registrarán y encontrarán el móvil.Al final tuve suerte, y pude llegar hasta el escondite, supe que me habían puesto una bolsa en la cabeza para que no supiera a dónde íbamos. Antes de llegar, me escondí el móvil había hecho una llamada perdida y había dejado un mensaje que decía:- “Rastréame.”-La llamada la hice a la segunda persona más inteligente que hab
Martin-“ ¡Ni se te ocurra!, tú te quedas aquí y lo soportas conmigo”- me gritó mi esposa, mientras me agarraba fuertemente la mano. Hoy llegaba al mundo Min-suk Emily Bada Lewis, la diosa de las heroínas, y por lo visto su madre no quería ni que me pusiera la ropa higienizada para entrar en paritorio.-“Señora Lewis su esposo, necesita cambiarse para que así, le dejen entrar a acompañarla”- le dijo la enfermera, para hacerla razonar.Por un segundo mi esposa puso ese gesto que llevaba poniendo el último trimestre del embarazo, ese que me decía que, ni de locos me iba a salir yo con la mía. Pero al final cedió. La verdad es que el embarazo de Mineba, que era el diminutivo que le habíamos puesto a nuestra hija, ya que era suficiente castigo que llevara el nombre de la madre de Eun-ji, mi madre y mi tía, pero cualquiera hacia cambiar de opinión a su madre, aunque para pronunciarlo todo junto y de un tirón, decidí ponerle un diminutivo. Estaba muy sensible, según mi experta mujer, el úl
Edward S. - “Esta es la última información que tengo de la señorita Moore”- me dijo Gordon, mi abogado y mano derecha, entregándome la carpeta, con la información. Leí la información y mi corazón dio un vuelco. - “¿Esto está confirmado?”-pregunté mirando a mi mejor amigo. - “Si, absolutamente.”- me confirmó. - “Pues vamos a tener que adelantar los planes, Gordon, ya he tardo en pagar la deuda impagable con la madre de Eun-ji, no deseo tenerlo ahora con ella si su hijo muere.”- le dije. - “Comenzaré todo está misma tarde.”-me confirmó y salió inmediatamente del despacho tras despedirse. Yo me giré y miré por el gran ventanal de mi despacho, y por milésima vez me sentí que había defraudado a Mi-Suk Moore, esa mujer me devolvió la esperanza después de perderla al salvar a mi nieto, el único heredero que considero, junto a mi amada nieta Bibiana, digno de ser los lideres de la familia Lewis, pero al contrario que Martin, Bibiana no desea ser heredera, prefiere seguir sus sueños lejo
Eun-ji Me coloqué bien la falda antes de bajarme de mi coche, no solía vestir así, pero esta ocasión lo requería. Cogí mi bolso, y tomando aire me dirigí al ascensor que daba al aparcamiento. Mientras caminaba al ascensor del hotel, comencé a recordar cómo había obtenido esa información que me había llevado a ese lugar, fue de casualidad y para algunos sectores su obtención se podría conciderar, que era un tanto ilegal.Esa mañana mientras dejara a Euhin en su cuna tras haberle dado la medicación, me dirigí al ordenador para trabajar un poco, no había dormido mucho, las preocupaciones me mantenían despierta, además debido al cambio horario, permanecí despierta para conseguir contactar con Carl, en Estados Unidos. Pero no hubo respuesta al parecer había desaparecido de la faz de La Tierra, me sorprendí al saber que la familia de Carl se había arruinado y que mi empresa había adquirido todos su vienes, pero es que desde ese hombre me abandonó, decidí alejarme de todo lo que él era o si
Eun-ji.No sé si es porque tengo los ojos vendados, que siento cada toque, cada rose, cada olor. Desde el momento que únicamente sus labios me devoraron los míos, en vez de sentir rechazo para el que me había preparado mentalmente, fueron otras sensaciones las que, me invadieron, mi cuerpo se calentó desde mi estómago, expandiendo su calor por todo mi cuerpo concentrándose en mis zonas más sensibles, mis pezones se endurecieron, y una presión en mi entrepierna, hizo que inconscientemente cerrara mis piernas para hacer que la tensión en esa zona, se alivia se.En cierta forma era terrorífico lo que estaba sintiendo, un hombre desconocido que tan sólo me había besado, mientras ninguna otra parte de mi cuerpo estaba en contacto con él, y me sentía así. Sus manos no me habían tocado, su cuerpo no estaba sobre el mío, ahí estaba yo tumbada únicamente mientras sentía unos labios sobre los míos, una lengua habilidosa entrando en mi boca, y ya mi respiración se entrecortaba, mi corazón latía a
M. Edward.-” ¡Encuéntrala!, necesito saber todo sobre ella.”- dije mirando a mi mano derecha, el abogado John Baker Stuart.-” Esta difícil ¿Como lo hacemos?, no dejó su teléfono, en la empresa que suelo solicitarla, no la conocen, y no han dejado ninguna huella digital. Ni siquiera sabemos de dónde ha salido, y la documentación que entregó no tenía nada personal, ni edad, ni nombre, sólo su seudónimo, y por culpa de tu manía de que no te vean y tu no verles la cara, no tenemos una foto de ella. Las cámaras del pasillo de le suite presidencial, estaban apagadas, para proteger tu intimidad. Yo, cuando la recibí, casi ni me fijé en ella, como es mi costumbre, recuerda que estas acostumbrado a esto, cada dos días, no sé ni las mujeres que han pasado por tu cama. Pero lo que no entiendo ¿Qué tiene esta de especial?”- me preguntó John que, a parte de mi abogado, mi mano derecha, era mi mejor y único amigo.Nadie más que él conocía mis secretos, me giré hacia él en la silla de ruedas, y él
M. Edward. - “Aquí es donde vive”- me dijo entregándome la dirección que aparecía en el informe de recursos humanos sobre una traductora freeland que trabajaba para nosotros, la única traductora freeland que tenía un contrato indefinido e irrompible bajo cualquier circunstancia.Además, ese contrato sólo podía ser cambiado por el mismo CEO de Lewis C.O. - “¿Qué hay detrás de todo esto que te has montado, abuelo?”- comenté en voz alta mientras miraba la información que habíamos obtenido de Eun-ji Moore, el verdadero nombre de Samantha. Mientras miraba la información algo me decía que había algo más detrás de todo esto que mi propio abuelo estaba ocultando, sobre la señorita Moore.Primero era la única empleada freeland de todo el grupo por órdenes de mi abuelo, y no era que no fuera buena en su trabajo según observaba estaba más que capacidad era la traductora más requerida, tanto en la traducción de documentos, como las negociaciones en la rama internacional, videollamadas al extran
Eun-ji. Necesité todo el valor que pude reunir para prepárame para la cita que tendría en media hora en la misma suite, donde me había reunido la primera vez con el señor Black, sabía que no era una buena idea, pero si para ello conseguía que ese hombre me cediera sus espermatozoides, era capaz de hacer lo que sea, aunque tuviera que volver a acostarme con él. Sería más una cosa mecánica, no esperaba que se comportara conmigo como la primera vez, con tanta pasión y tanta dulzura, no me importaba nada, firmaría lo que sea que se presentara donde él tenía derecho a eludir toda la responsabilidad con nuestro...digo mi futuro hijo o hija. Tenía los papeles preparados, estaba vestida de forma correcta, formal y algo atractiva, sólo me faltaba, reunir el valor suficiente para soltarlo todo de una vez. Sabía que había cometido un error la primera vez que me acosté con el señor Black, y eso ahora podía ir en mi contra, ya que al contarle y pedirle que fuera mi donante, me arriesgaba a que