Las primeras revelaciones parte I. El secreto de la familia.Eun-ji.Desde el encuentro con Bianca y su abuelo, hace dos días, había decidido mudarme a la habitación de Walter, pero él había estado muy ocupado, con lo de la boda, su trabajo, y la cena que tendrá lugar en la mansión de los Lewis, aquí en Seúl, sobre todo porque tras la boda tendríamos que mudarnos un tiempo a Estado Unidos, a Atlanta, donde Walter tiene que regresar a la sede central de la empresa para asesorar a varios departamentos, y al CEO en sus nuevas estrategias de mercado.Cuando Walter me lo comunicó, me sentí nerviosa, soy americana, y mi hijo es medio americano, medio coreano, ya que nació en Corea, pero yo lo inscribí al nacer en el consulado estadounidense cuando nació. No me es difícil entrar en mi país, y por mi trabajo no tengo problemas ya que puedo firmar y cobrar mi nomina en la sede central.¿Entonces por qué tengo reparos en abandonar este país?, quizás por lo que viví con mi padre y en la persona q
Eun-ji.- “Ella es Suni Park, era doncella en la casa de tu abuela, o ese ser repugnante que engendró a tu madre, y ahora es la babysiter de Euhin, y de nuestro otro hijo o hija.”-me dijo Walter presentándome a una nerviosa Suni, la recordaba por que fue la única que me intento ayudar en la mansión de los Lee, cuando se desmayó el ama de llaves de la familia Lee.- “Lo siento señora yo…”- la interrumpí antes de que la pobre se desmayara de los nervios.- “Gracias por ayudarme antes y ahora, sobre todo por ser la única que me dijo la verdad, espero que este embarazo sea mejor que el de Euhin, porque si no estaré muy agotada todo el tiempo y necesitaré de tu ayuda, gracia por venir a ayudarnos.”- le dije abrazándola.- “Desde luego señora Blake cuente con ello”- dijo ella, sonriendo feliz.- “Llámame Eun-ji.”- le dije.- “No señora no podría.”- negó ella nerviosa. Iba a insistir cuando un nervioso Euhin comenzó a llorar porque tenía hambre.- “Yo me ocupo señora Black usted descanse.”-
Eun-ji. Cuando me entró en la habitación lo primero que hizo fue pasar la llave a la puerta. - “¿Tienes miedo de que nos interrumpan? Nunca lo harían, y lo sabes, tu personal de servicio es muy discreto y eficaz.”- dije yo con tristeza y desconsuelo, aunque asombrada, y desconcertada, nada era lo que parecía en mi mundo. - “¿Qué era lo que estaba pasado a mi alrededor? Walter camina, estoy embarazada, mi madre no me abandonó, sólo se alejó para protegerme, mi padre por orgullo se dejó engañar por la arpía de su mujer, y por desgracia, la mujer que dio a luz a mi madre, y no pudo estar al lado de la mujer que amaba en los años que le quedaron de vida. Y los peor es que yo tampoco estuve, no la acompañé, no la ayudé a soportarlo, no hice nada, no soy mejor que él, me cegó el orgullo”- pensé, mientras la rabia hacia mí misma hizo que comenzara a llorar de nuevo. Mientras Walter, mirándome serio, me depositó sobre la cama. -“ Creo que ahora no es el mejor momento para hablar de esto, q
Narrador.Mientras Martin Edward y Eun-ji daban rienda suelta a su pasión, en Atlanta un hombre serio, e inundado por la ira, salía con urgencias de su despacho. Había recibido el reporte que pidió a sus investigadores. Aun lo llevaba en la mano, cuando se introdujo en su coche ejecutivo con chofer.“Ha casa Falcon”- volvió a mirar el reporte, y su mano tembló.La llamada de su hija le había impactado, pero incluso en su desconcierto, llego a creer que era otra de la jugadas de su exesposa, que, tras abandonarle, se sentía feliz en enviar las fotos de ella, y su nueva vida, para mortificarme, llevaba así años, prácticamente meses después de divorciarnos, Además de enviar fotos de lo bien que se llevaba su hija y su nieto con la nueva pareja de su madre.- “¡Pero al parecer todo fue una m*****a trampa de esa zorra, y Amada!”- pensó Clark Moore.Todo lo verificaron sus detectives, Mi-suk había fallecido hacia un año y medio, el mismo día que había nacido su nieto, delante en su mano, jun
Eun-ji. Después de una noche de entrega, consuelo mutuo y compensación de que ambos fuimos tocados por la capacidad de sacrificio de una mujer excepcional, mi madre, aun sentía el dolor en mi corazón, mesclado con una felicidad inmensa, por poder volver a ser madre y poder así salvar la vida a mi otro hijo. Tras despertarme, temprano, aun Martín dormía, sonreí al darme cuenta de que sólo me costó al principio llamarlo por su verdadero nombre, se le veía tranquilo, lo que se suele decir, el reposo del guerrero. Me levanté con cuidado para no despertarlo, tras ponerme un camisón y una bata, cogí la carta que mi madre me había escrito, y me dirigí a la terraza. Allí me senté en el sofá de mimbre de grandes almohadones. Adoraba ese sitió, y seguro que dúrate el embarazo se convertiría en mi sitio preferido, y no sólo por lo cómodo que eran, si no por las vistas que tenía del gran jardín y la piscina, te daba una inmensa sensación de paz. Subí mis piernas para estar más cómodas, y miré
Edward. Un sonido de un llanto apagado me despertó, mire a mi alrededor y vi que mi mujer no estaba a mi lado, pero el sonido no venía de la habitación, venía de la terraza, me levanté y me acerqué con sigilo, la vi sentada en el gran sillón de mimbre leyendo la carta que su madre le había dejado, decidí dejarla leerla a solas, esto era algo importante para ella, y a no ser que me llamara y me requiriera no pensaba interrumpirla, sabía que la habitación tenía la llave pasada, así que podía moverme libremente por la habitación, miré la hora. Me di cuenta que en Atlanta serían las seis de la tarde, así que el padre de mi mujer estaría despierto. Sabía lo que yo tenía que hacer urgente, y era responsabilizarme de mis actos, con el progenitor vivo, que le quedaba a mi mujer, aunque él no se portó bien con ella, también había que contemplar que Clark Moore, era una víctima más de todo esto, del asesino de mis padres, de unas mujeres desarmadas que sólo pensaban en su beneficio personal, e
Narrador.Bianca Lewis, mientras firmaba su acta de matrimonio recapituló que había provocado que se estuviera casando con el hombre que había amado siempre. Tras ser besada delante del registro civil por un ofendido John Baker Stuart, todos los recuerdos que había perdido por culpa del alcohol y de auto drogarse, de forma involuntaria, volvieron a su mente como si lo hubiera vivido en un maldito sueño.Recordaba que esa tarde, había asistido a una reunión con unos amigos, en el salón de banquetes de hotel de su familia. Entre ellos estaba su abuelo, el padre de John, y como no John acompañado de una guapísima abogada de su buffet. La rabia de verlo con una mujer colgada del brazo hizo que bebiera de más. Pero aun así mantuvo el tipo, ya estaba acostumbrada a que el abogaducho cambiara de complemento femenino en cada reunión, fiesta, o presentación, en la que coincidan, y eran muchas, debido a la relación que tenían ambas familias.El problema fue que esta vez George Hamilton el herede
Eun-ji. No podía parar de reír mientras Martin me miraba serio, sé que no le veía la gracia. Pero para mí que conocía de alguna forma lo que Bianca sentía por el abogado, me era totalmente una fuente de alegría. Le había avisado a mi marido que donde había calor…. Al parecer había más que calor. Aún no he podido parar de reír al recordarlo, Cuando había llegado al final de la escalera, me di cuenta de que me había olvidado coger la medicación de Eu-hin para reforzar en lo medida de lo posible su sistema inmunitario. Así que regrese a la habitación en el mismo momento en que mi marido realizaba la llamada al señor Stuart desde el baño había puesto el manos libres así que se escuchaba todo y amplificado debido al acústica del habitáculo. - “¿Qué quieres pesado? ¿no sabes qué hora es?, además estoy de resac… ¡¿Bianca que haces tu aquí?”- la voz de señor Stuart, y de Bianca se oyeron a la vez en eco desde la habitación. - “¡Maldito seas abogaducho!, ¿cómo acabé desnuda en tu cama.?”-