Eun-ji. - “¡Cierra los ojos!”- me ordenó cuando llegamos al cuarto. Sus labios ya habían hecho estragos en mi boca y en mi cuello, besando con ternura y delicadeza, aquellas marcas que me había hecho con agresividad, como compensando a esas zonas, por haber sido maltratadas, mi mente hacia unos minutos que había dejado de funcionar para convertirse en un centro de sensaciones, sin ningún pensamiento racional. Así que cuando la orden llegó a mi cerebro, este obedeció sin dilación, ni por un segundo tuvo la intención de resistirse, y eso en el fondo fue lo que después más lamenté. Pero en ese momento, no era madre, no era un ser con una misión, era una, ¡maldita sea!, mujer muerta de deseo, una mujer con ansias, una mujer que sentía y estaba viva. Y ni quería, ni tenía idea de ser otra cosa. Cuando estuve de nuevo en su cama, y esta vez sí lo sentí, encima de mí, dejé que mi cuerpo tomara la iniciativa de lo que verdaderamente quería, así que de un movimiento me giré colocándome yo en
Edward.Nunca había perdido el control así, en mi vida, hasta mi deseo estaba sometido a un control exhaustivo, pero desde la primera vez que toqué a esta mujer, nada de lo que hacía era normal en mí. No era normal que pensar en ella, me volviera tan loco que la necesitara como el comer, que me urgiera tenerla a mi lado. No era normal que tocarla me hiciera querer detener el tiempo para que todo fuera más lento y disfrutar de cada caricia, cada gemido, o cada suspiro que le arrancaba, hasta el punto de volverme adicto a ella. Que el saberme engañado o utilizado, como si no le importara nada, me hubiera vuelta tan loco para meterla en este trato absurdo, que ni yo pensaba cumplir, la sola idea de que ella se fuera de mi lado, me hacia renacer una furia incontrolable que ni yo, con todo mi autocontrol podía apaciguar.La noche anterior, esa mujer me hipnotizo, ni ella misma sabía que había hecho con mi cuerpo, mi mente y tenía una ligera sospecha que mi corazón, también había sido tocado
Narrador.Mientras Martín Edward Lewis, alias el señor Walter Black, y Eun-ji Moore, estaba llegando a los acuerdos, que en definitiva le imponía el manipulador heredero, lejos de allí otros tratos se estaba contrayendo, con alguien que llevaba mucho tiempo esperando para hacerse con la herencia de los Lewis, no en vano había tenido que asesinar a parte de su propia familia para lograrlo. Y casi logra su objetivo hace unos años, si el cabeza de familia de la gran, poderosa e imponente familia Lewis, hubiera viajado con su esposa y su hija en ese vuelo, dos años después de matar al primogénito de la familia Lewis, su hermano mayor, así como a su cuñada y a su sobrino.Sólo quedaban el presidente CEO general de Lewis C.O. y la huérfana de la única hija que tuvo, Edward S. Lewis, aparte de otro familiares, pero ellos eran los menos que le preocupaban. No podía ser tan descarado, pensaba dentro de la frustración que sentía esta persona, ya que, hasta hoy, bastante había consiguió haciendo
Lewis. - “Señor presidente, los arreglos de la boda, va según lo previsto, el señor Stuart ya tiene las licencias de matrimonio del matrimonio civil. Como exigió, se está adecuando la sala principal de Palace para la celebración de las nupcias, está contratado también el banquete de la boda, y los trajes de los novios, se probarán en tres días, y finalmente hemos enviado las invitaciones”- me dijo Milton mientras me entregaba las diferentes carpetas con los informes de la organización de mi boda con Eun-ji. - “¿Todos los miembros de la familia Lewis ha confirmado su asistencia?”- le pregunté a mi asistente. - “Todos y cada uno, sin excepción, y sus habitaciones están reservadas como le indicó.”- me respondió. Lo mire asintiendo, y tras una breve inclinación, Milton salió del despacho. No pude evitar esbozar una sonrisa, mi plan comenzaba a tomar forma, si todo iba como estaba planeado, pronto el enemigo se daría a conocer. Me había costado bastante que el medicó del abuelo, entrar
Eun-ji. - “Esto va muy rápido”- no hago más que pensar esto. No entiendo, porque hemos tenido que casarnos, o quizás sí, es normal que Walter no quiera tratar a su hijo como un trato, un objeto, alguien que puede ser usado y desechado. Yo tampoco lo permitiría, cualquier ser que salga de mi vientre tendrá todo de mí, incluido todo el amor del mundo de su madre. - “¿Y te quejas cuando su padre, quiera hacer lo mismo que tú? más cuando tu posición no es de lo más noble. Mientras otras personas tienen hijos fruto del amor de sus padres, tú en cambio lo haces para salvar la vida a su hermano, sin añadir que lo hiciste con trampas incluidas, manipulaciones y engaños, aunque ames a ese hijo con locura, no quiere decir que su llegada a este mundo, por tu parte no es de la mejor de las personas. Por lo menos las acciones de tu marido son más nobles, quiere salvar a tu hijo, criar y estar a su lado, te ofrece un apellido a ti y a él, una protección, y sobre todo no te obliga a nada, aunque t
Edward. Me hizo gracia la reacción que tuvo mi mujer cuando nuestro hijo se acercó, para que lo subiera en la silla, estaba totalmente asombrada, me dieron unas ganas tremendas de levantarme de la silla llegar hasta ella y cerrarle la boca con un beso apasionado, y contarle que en realidad ella y mi hijo eran ya unos Lewis pero sabía que por ahora, no era el momento más adecuado para que ella se enterara. Con este pensamiento me di cuenta de que todos los que estábamos en la habitación, incluido Euhin, sabían mi secreto, todos, excepto mi mujer, y por eso me sentí culpable. Mi hijo lo sabía porque se había convertido en mi confidente, en las horas furtivas que a escondidas jugaba con él, mientras Eun-Ji trabajaba. J.B. lo sabia porque era mi mejor amigo, mi mano derecha y mi aliado desde que éramos niños. Y finalmente Bianca lo sabía porque, junto al abuelo, era para mí, única familia. Ambos, junto a J.B. desarrollamos el plan, para que esta semana entrara este momento en funcio
Edward. Se puede ser muchas cosas, pero no hipócrita, ni desleal, y desde luego menos poco fiel a los tuyos, en especial si es tu familia. Justo eso es lo que ocurría con la familia Lewis. Nada era real, la mentira sostenía todo. Únicamente dos personas se salvaban de la quema y de la destrucción, de lo que se había convertido, esta familia. Esos eran el abuelo y mi prima Bianca, ambos son víctimas del asesino de mis padres, y algo más que víctimas, en el caso de mi prima, la había vuelto en algo así como su objetivo. Pero los otros miembros de la familia no eran hermanitas de la caridad precisamente, y no es que los abuelos no hubieran criado con valores, pero a veces bien por las influencias de terceros, o por problemas de carácter mental, uno o dos de sus hijos se había desviado del camino, hasta el punto de asesinar no solo a dos de sus hermanos, sino a su propia madre, la mujer que le dio la vida. Si a esto añadimos el nivel de avaricia, de manera general, del resto de los miem
Las primeras revelaciones parte I. El secreto de la familia.Eun-ji.Desde el encuentro con Bianca y su abuelo, hace dos días, había decidido mudarme a la habitación de Walter, pero él había estado muy ocupado, con lo de la boda, su trabajo, y la cena que tendrá lugar en la mansión de los Lewis, aquí en Seúl, sobre todo porque tras la boda tendríamos que mudarnos un tiempo a Estado Unidos, a Atlanta, donde Walter tiene que regresar a la sede central de la empresa para asesorar a varios departamentos, y al CEO en sus nuevas estrategias de mercado.Cuando Walter me lo comunicó, me sentí nerviosa, soy americana, y mi hijo es medio americano, medio coreano, ya que nació en Corea, pero yo lo inscribí al nacer en el consulado estadounidense cuando nació. No me es difícil entrar en mi país, y por mi trabajo no tengo problemas ya que puedo firmar y cobrar mi nomina en la sede central.¿Entonces por qué tengo reparos en abandonar este país?, quizás por lo que viví con mi padre y en la persona q