Pablo me avisó de que volvería a Madrid a finales de la próxima semana, y que teníamos que reunirnos para hablar. Y lo cierto, es que, en aquel momento, me daba igual hablar con él o no hacerlo, tan sólo podía pensar en Luis, que gracias a dios se estaba recuperando a pasos agigantados con mi presencia allí.
Y yo temía que mi mánager me dijese que había que continuar con la gira, así que evitaba ir al estudio, tan sólo me quedaba el día entero en el hospital, y al llegar la noche me marchaba en un taxi a casa, tan pronto como Joel o Maribel llegaban para hacerme el relevo.
El viernes me quedé dormida, después de leerle un poco de poesía de Antonio Machado a Luis, y no me desperté hasta que Joel me llamó, cálidamente, para que me marchase a casa.
Cuando me levanté al día siguiente seguía lloviendo a cántaros, ahora entendía aquello que decían que el tiempo estaba loco, en pleno mayo y estaba cayendo el diluvio universal.Eran las siete de la mañana, no había podido dormir nada en toda la noche, no dejaba de pensar en él, en su conversación, en sus miedos de que pudiese asustarme, en Pablo, en lo mucho que aún le amaba, pero ya no podía pensar en tener una relación con él, no después de todo lo que había pasado.Un sonido en mi teléfono móvil me hizo comprender que tenía un mensaje de texto.“Soy Joel, borraré este mensaje tan pronto como sea enviado, no quiero que Luis piense que hay algo entre nosotros. Se te cayó la cartera de la mochila en mi coche, dime si la necesitas y te la llevo. Si te es má
Me tomé un día libre, un día sin Luis, un día para pensar en todo aquello. Al menos me sentía agradecida de haberlo descubierto antes de que los sentimientos hacia él hubiesen cambiado, antes de haberme enganchado a otro hombre que sólo quería jugar. Estaba cansada de tíos como Miguel Ángel, Pablo o Joel.Ya no volvería a confiar en ninguno, aunque fuesen amables, positivos, o bromistas, todos siempre querrían una cosa, y yo no merecía ser tratada así, no merecía ser la otra, yo merecía mucho más, era tan válida como cualquier otra mujer.Hablé con Maribel el martes por la mañana, y me dijo que Joel no estaría en casa esa semana por las tardes, pues ese era el turno que le tocaba esa semana.¿por qué te interesa? – preguntó sin comprender - ¿ten&iacut
Había dormido de maravilla, ni siquiera me importaba ya Pablo y Camila, me daba exactamente igual lo que hiciese con su vida, en aquel momento estaba más ilusionada con otra cosa, y fue entonces cuando me di cuenta de algo: me gustaba Joel.Mi teléfono móvil sonó cuando estaba en la cocina, preparándome el desayuno mientras cantaba una de las canciones de mi disco.Joder, Alicia – se quejó Juan, dejándome claro de que había vuelto a meter la pata en algo, pues sólo eso podría significar su mal humor – te dije que tuvieras cuidado con los periodistas.¿de qué estás hablando? – pregunté sin comprenderHan filtrado una foto en los medios – aseguró, molesto – vente al estudio cagando leches, tenemos que solucionar es
Él se marchó después de ese beso y yo me acosté casi al instante, justo después de tomarme un sándwich de pavo y lechuga.“Me hubiese gustado quedarme a dormir, pero sé que tienes un vuelo mañana. Además, no quiero que te asustes”Leí“No me asustas. No hay nada que me asuste de ti, Joel”***Me marché a Sevilla al día siguiente, dónde teníamos el próximo concierto. Me pasé una larga semana de concierto en concierto, de entrevista en entrevista, negando rumores, hasta llegar a Granada, donde canté varias canciones con mi abuela, y me lo pasé realmente bien esa noche.Esa noche era la última en Andalucia, después de pasar por lugares como Isla Cristina, Sevilla, Granada, Córdoba y Málaga, estaba lista para volver a Madrid a de
Cuando desperté eran más de las nueve de la noche, y podía escuchar a Luis hablar con su hermano sobre mí.No la despiertes – rogaba Joel – déjala dormir un poco más, apenas ha dormido nada en el avión.Ella es como una hermana para mí – aseguró él, con una enorme sonrisa en el rostro – así que sí, la dejaré dormir, yo me iré ya a dormir, he merendado mucho con Maribel, dile que se pase mañana, que quiero verla.Se lo diré – aseguró, al ver como su hermano seguía caminando hacia su habitación y cerraba esta tras él. Para luego él caminar hacia la suya y percatarse de que estaba de pie, junto a la puerta.¿Cuándo pensabas despertarme? &nda
Al día siguiente fui a visitar a Luis, y él me dio la noticia de que su hermano había conseguido trabajo en el hospital, al parecer le habían llamado para que cubriese una baja por embarazo. Ahora entendía su mensaje de esa mañana…“Quiero verte, esta noche, en el hotel Luz, habitación 25”Sabía que solo quería celebrar conmigo que había conseguido trabajo de enfermero, así que tampoco me emocioné demasiado, aún me dolía un poco su rechazo sobre acostarnos. No entendía que era lo que él quería esperar.Cuando llegué a casa, a eso de las ocho de la tarde, me encerré en el baño, necesitaba darme una ducha de agua fría para calmar todo aquel calor que me envolvía al pensar en él. Estaba más caliente que una caldera, algo totalmente normal, si te
Joel.Caminaba hacia la sala de espera, con ansias, pensando en lo mal que ella lo estaría pasando, en lo mucho que me gustaría poder estar a su lado en un momento como aquel, pero no podía, tenía que trabajar.Acababa de comprarle un bocadillo y un refresco en la cafetería, aprovechando mis diez minutos de descanso. Sabía que no era lo ideal, ella necesitaba más nutrientes, pero también conocía su temperamento, y sabía que no se movería del lado de su madre hasta que esta despertase.Volteé la esquina, y me quedé estático, mirando hacia ella, que estaba siendo cuidada por alguien más. Tragué saliva, sin poder creer lo que veían mis ojos. No me sentía bien, no. Podía sentir la decepción en mi pecho. Ella no me necesitaba, tenía a ese hombre, ese que había visto la &u
Mi madre estuvo inconsciente durante dos días más, yo cada vez estaba más decaída, temía lo peor, y ni siquiera podía apoyarme en la persona que más necesitaba, tenía que conformarme con Pablo.Él no había vuelto a hablar conmigo, ya ni siquiera contestaba a mis mensajes. Sabía que iba a perderlo, que perdería lo más real que había tenido en mucho tiempo, pero no podía hacer nada, no era el momento, pues tan sólo podía pensar en mi madre, tan sólo podía pensar en su despertar, no podía perderla también a ella, era lo único que me quedaba que me conectaba a papá, si ella se iba, ya no habría nada que me lo hiciese recordar, si ella se marchaba, me desgarraría de una forma indescriptible. No podía soportar perderla, a mi madre.Mis abuelos estaban allí, d&aa