CAPÍTULO 13

Poniéndome en pie, cojo mi móvil y llamo a Carlos. No me coge el teléfono y decido llamar al de Esthela.

—Hola, Keyla.

—Hola. ¿Ya ha llegado Carlos? Le llamé a su teléfono, pero no me lo cogió.

—Sí. Llegó y se quedó dormido.

—Vale, muchas gracias, besos.

—Besos, chao.

Cuelgo el teléfono. Sandra y Rubén me miran atentamente.

—Si tenéis algo que decir, podéis decirlo.

—Te diría muchas cosas, pero prefiero callarme y que te des cuenta tú sola —dice Sandra.

—¿Darme cuenta de qué?

—No seas ciega y empieza a pensar —dice Rubén.

—¿Qué debo pensar?

—¿No lo ves?, esos dos están juntos.

—Sandra, que no, no sé cómo puedes pensar así.

—Porque Esthela vive con Carlos, y trabaja aún en su cafetería, hace todo lo que quiere. ¿No te das cuenta de que la maneja a su antojo? Pronto tú serás su próxima víctima —dice Sandra muy cabreada.

Sandra se pone en pie, coge un papel y un bolígrafo.

—¿Qué haces, Sandra?

—Apuntar sus nombres, por si algún día los necesito. ¡Vamos, dámelo! —dice con impaciencia.

—Es
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