En menos de dos minutos, el médico sale de mí y me vuelvo a desmayar; entre Yurik y Nicoletta me reaniman. Cuando despierto, el médico ya no está en la habitación.
—Te vas a poner mejor —dice Yurik besando mi frente.
Alguien llama a la puerta. Antes de abrirla, Yurik y Nicoletta se quitan la ropa y esconden las sábanas con sangre debajo de la cama al escuchar la voz de Mareck.
Nicoletta se abraza a Yurik y abren la puerta. Mareck se acerca a mi cama, pasa un dedo por mi cuello recogiendo una gota de sudor para llevárselo a la boca y saborearla.
—¡SEXOOO! —dice, y ríe al mismo tiempo.
Me tapo con la sábana todo lo que puedo, tira de ella y me deja desnuda por completo. Yurik se acerca, me tapa bien y habla con su padre, hasta que consigue que se vaya de la habitación.
Nicoletta le da un beso a Yurik y este le da una palmada en trasero para que
Cuando terminamos me lleva al estanque sujeta del brazo para ir tirando de mí; antes de llegar al estanque, me encuentro rodeada de patos.Cuak, cuak, cuak, el sonido de los patos se cuela en mis oídos.—¿Ves?, te echan de menos.—Sí —digo muy triste.—Niña, todo se va a solucionar, alegra esa cara.—¿Crees que me quiere?, ¿crees que vendrá pronto?—Claro que sí, niña.Me acerco al estanque y les echo de comer. Intento darme la vuelta al ver cómo se revolucionan, pero antes de terminar alguien tapa mis ojos.—¿Quién soy? —pregunta Nicoletta, entre risas.Suelto el pienso en el suelo y me doy la vuelta despacio; antes de mirarle los ojos siento un beso en mis labios, las lágrimas brotan en mis mejillas.—Todo va a salir bien, confía en mí
Nos ponemos en marcha. Yurik llama al coche y se sube con nosotras, enseguida llegamos a un aeropuerto privado. Nos espera un avión.—Monta en el avión, no pierdas tiempo, el chófer irá contigo y se quedará el tiempo que estés allí.—No me dejes así, ven con nosotras —digo, abrazándome a él.—Tengo que estar aquí, hasta que todo se calme. Iré a buscarte lo antes posible, no intentes ponerte en contacto conmigo, yo te llamaré sin que nadie lo sepa —dice, dándome a la niña en brazos, para que le suelte a él.—Te quiero —digo, dándole un beso.El chófer nos dirige dentro del avión, y nos coloca los cinturones de seguridad.Llevamos algunas horas en avión y no hago más que mirar el teléfono entre mis manos. El viaje se me está haciendo muy largo,
Relajando su cuerpo sobre el mío, busca mis labios y los besa dulcemente.—Te amo tanto, que ya no sabría vivir sin ti.—Te amo —digo en un intento de fundir su cuerpo entre el mío con un abrazo.Después de descansar un poco, voy al baño y me echo a su lado en la cama, apoyando mi cara en su hombro, para admirar al hombre más guapo del mundo entero.Sus manos son tan poderosas, que hacen que mis carnes se calienten por debajo de mi piel, su olor es tan especial, que se apodera de mis entrañas, haciéndome perder la cabeza; mi cuerpo arde con una sola mirada de Yurik.Acomodada entre sus brazos, con la relajación de nuestros cuerpos, entro en un pequeño trance que me hace soñar.Me encuentro con Nicoletta en una habitación. Ella recoge mi cabello, en dos trenzas con guirnaldas de flores pequeñas, amarillas, malvas y blancas.Toc,
Un coche nos espera en la puerta. Montamos y nos dirigimos a un aeropuerto privado que tiene Yurik, para irnos a Portugal a buscar a Caroline.Las horas en el avión parecen interminables. Necesito llegar a España ya mismo.Me pongo en pie y veo cómo Yurik habla con sus hombres, para trazar un plan.—¿Sabes cómo encontrar a alguno de ellos? —me dice al verme de pie a su lado.—Sí, sé dónde vive Carlos, y también está el pub de Pedro.—Ok, necesito las direcciones —me suelta, dándome un papel y un bolígrafo.—No las sé, pero sí sé cómo llegar hasta ellos. ¿Qué vamos a hacer? —pregunto a Yurik interesándome en el plan.—Tengo mis contactos, la encontraremos.—Llamaré a la policía una vez que estemos allí —le digo a Yurik
Salen todos a buscar en las direcciones recibidas. Sandra sigue buscando más información.—Yo voy contigo —le digo a Yurik, muy decidida.—No, es mejor que esperes aquí. Quédate con Nicoletta —dice Rubén.—Quiero salir a buscar mi hija —le digo a Rubén.—No puedes, tienes que esperar a que llamen, si sales de aquí no podremos localizar la llamada, y aún tienen que decirte el sitio y la hora —dice Yurik.—Pero… yo quiero ir —le digo llorando.—Keyla, creo que Yurik tiene razón —dice Rubén.—Toma mi télefono, Keyla, yo saldré con ellos, si ocurre algo, sea lo que sea, debes llamarme, no hagas nada sola, puede ser muy peligroso para ti —dice Yurik.Todos van saliendo de la habitación a su tiempo, hasta que nos quedamos solas Nicoletta y yo.Llev
Yurik y los demás regresan al hotel. Creen que los estamos esperando. Al entrar en la habitación se dan cuenta de que no es así.—¿Qué ha pasado? —pregunta, al ver las copas encima de la mesa y a los vigilantes.—No lo sabemos, nos dieron algo y nos dejaron dormidos, hemos despertado sin pistolas y las llaves de los coches. También se han llevado nuestros teléfonos —le comenta uno de los guardaespaldas.—¿Dónde han ido? ¿Cómo las voy a encontrar ahora? —dice Yurik enloquecido.Despidiendo a sus guardaespaldas, Rubén le sujeta, e intenta tranquilizarle como puede. Sandra pide el número de teléfono y el modelo a Yurik, e intenta localizarlo por el GPS.Sin obtener resultados, les pide los teléfonos y modelos a los hombres de Yurik, y vuelve al acecho, pero sigue sin conseguir resultados.Sandra trabaja to
La claridad del día va entrando por las ranuras de la puerta. Primero se estira Nicoletta y después yo. La cadena es tan corta para las dos, que casi no podemos movernos.—¿Crees que Yurik nos encontrará? —pregunto a Nicoletta.—No lo sé, pero espero que sí.—Perdóname, yo no quería que esto pasara —le digo llorando.—Lo sé, pero la culpa de esto es mía, fui yo quien abrió la puerta sin mirar, los matones de Mareck entraron y se llevaron a la niña.—Shhh, calla, creo que viene alguien —le comento muy bajito, abrazándome a ella.Nicoletta me abraza con fuerza, mientras escuchamos cómo se abre la puerta. Sus voces son tan conocidas, que sé quién es Carlos y quién es Pedro.—Buenos días, mascotas —dice Pedro para humillarnos.—¡Buff!, &
Un mes después…Me encuentro en la habitación con la niña y Nicoletta viene de visita a vernos. Una vez más estamos juntas las tres, tomando té al lado del estanque.—Chicas, necesito que me hagáis un favor una de las dos.—¿Qué necesitas? —dice Natasha.—Necesito un predictor.—¿Qué?, ¿de verdad? —pregunta Nicoletta, poniéndose muy nerviosa.—Sí, pero no os hagáis muchas ilusiones, no quiero que Yurik se entere.—Te lo conseguiré yo —dice Natasha.Al caer la tarde, Yurik regresa a casa. Sale a buscarnos al jardín y se acerca a nosotras, me da un beso y…—Cierra los ojos —dice sacando un pañuelo de seda de su bolsillo.—¿Qué tienes preparado ya? —pregunto al ver la emoción de sus ojos.<