Sony ScottCuando el enfrentamiento con Rhos terminó, nos sentamos en la sala, me sentía agotada, nerviosa, y no podía quitarme esa mala sensación en la boca del estómago.Al parecer mi madre estaba diciendo algo, pero no la escuché, sentí su mano tocar mi antebrazo.—Quédense a comer, permítanme prepararles algo —dijo con una expresión de arrepentimiento en su mirada.Miré a Dorian, preguntándole en silencio si estaba de acuerdo y asintió, era increíble, como con solo una mirada lográbamos comunicarnos, y eso me hacía sentir que teníamos una profunda conexión.—Está bien mamá —respondí y todos nos fuimos a la cocina.Mi madre comenzó a preparar la comida y yo la ayudé a picar los aliños y algunas cosas que me pedía, sin embargo, se notaba inquieta, como si quisiera decirme algo.—¿Qué ocurre mamá? —pregunté y ella dejó lo que estaba haciendo para poner su atención en mí.—Es que… —hizo una pausa, echó la cabeza atrás como si estuviera armándose de valor—, me siento mal porque te di l
Sony ScottAnte la amenaza del hombre mi mente quedó en blanco por algunos segundos, no lograba procesar sus palabras, cuando reaccioné decenas de preguntas comenzaron a revolotear en mi cabeza.¿Cómo había pasado esto? ¿Cómo habían logrado encontrar mi paradero? ¿Cómo sabían que iba por allí? ¿En qué auto? A medida que las preguntas llegaban menos entendía. Sentí como si estuviera atrapada en una pesadilla. Elijah comenzó a llorar y me aferré a él con fuerza, tratando de protegerlo.De repente, vi a través del vidrio, como los guardaespaldas intentaron enfrentarse a los hombres afuera, pero estos terminaron disparándoles, mientras dentro del auto, Elijah empezaba a gritar desesperado.—¡Qué me entregues al niño! —exclamó impaciente el hombre amenazándome con el arma y yo negué.—No te lo lleves solo… yo me iré contigo para tranquilizarlo, por favor —dije con voz entrecortada y en un tono suplicante.El hombre lo pensó un par de segundos y sin dar respuesta clavó sus dedos en mi carn
Sony ScottMi corazón latió con fuerza en mi pecho mientras sostenía a Elijah en mis brazos. Las palabras del hombre tuvieron el mismo impacto en mí de un fuerte golpe, así que terminé retrocediendo sin dejar de abrazar a mi hijo.El alivio de encontrar a mi hijo sano y salvo se mezcló con la furia y la desesperación de estar cara a cara con el hombre que había planeado todo este secuestro.—Rhos, ¿cómo puedes hacer esto? ¿Cómo puedes ser tan despiadado? —le espeté con voz temblorosa, tratando de mantener mi determinación— ¿Qué quieres de nosotros? ¿Por qué secuestras a mi hijo? —interrogué asustada.—¿Tu hijo? Querrás decir mi hijo, él es mi heredero y lo necesito conmigo —señaló con firmeza.Antes de poder responderle yo, lo hizo mi hijo.—¡Tú eres un hombre malo! ¡No eres mi papá! Yo no tengo un padre malo, ¡Mi padre es Dorian! ¡Déjanos en paz! —gritó Elijah con voz temblorosa, enfadado y asustado a la vez.—Vaya, salió valiente como su padre —pronunció con una sonrisa—, solo tengo
Dorian Dimitrakis Después de diez horas de vuelo aterricé en el aeropuerto de Nueva York, apenas llegué me dirigí a la mansión de Von, me estaban esperando alguno de los hombres de seguridad.—¿Qué has averiguado? —pregunté al ver Julio, el nuevo encargado de la seguridad.—Aún nada estamos en esas investigaciones, señor de los dos agentes muertos, uno era el jefe de seguridad —dijo el hombre con una expresión de pesar.—Llama a todos los guardias dile que los quiero en diez minutos —ordené, enseguida, mientras recordaba con tristeza al hombre que había sido de mi confianza y que había muerto protegiendo a mi familia.Vi a Julio enviar un mensaje a través de su teléfono y en cuestión de minutos, todos los guardias estaban frente a mí. Observé sus rostros tensos y cansados. Se notaba que habían estado trabajando sin descanso desde que se produjo el secuestro.Los fui mirando uno a uno, parándome enfrente de ellos, tratando de averiguar por sus expresiones quien pudo habernos traicio
Dorian Dimitrakis Mantuve mi posición detrás de la columna, esperando el momento adecuado para actuar. Observé la posición de los atacantes, calculando sus movimientos y analizando las posibles salidas del edificio. Finalmente, encontré la oportunidad perfecta.—¡Ahora! —grité a Julio que estaba cerca.El hombre hizo un rápido movimiento, sacó de su bolsillo una granada de humo y la arrojó contra la pared, antes de venirnos le había preparado para eso.Enseguida el lugar se llenó de una densa niebla, que cubrió a nuestros enemigos y les impidió ver con claridad. En ese momento, ordené a los hombres que avanzaran, hacia la salida, juntos nos abrimos paso a través del humo.Los disparos seguían sonando, el ruido era ensordecedor, pero ahora teníamos una leve ventaja que nuestros enemigos no podían vernos, y, por lo tanto, no podían hacernos blanco de sus disparos. Eso nos daba ventaja necesaria para escapar. Nos desplazábamos con rapidez.Finalmente, logramos salir del edificio y nos
Sony Scott.Todo pasó en un segundo, el sonido de los disparos me aturdió, y por un momento temí lo peor. Extendí mi vista y vi a Rhos desplomarse al suelo con una herida en su pecho, al mismo tiempo que su pistola cayó de su mano y rodó por el suelo.Había escuchado dos detonaciones, por eso me adelante a Dorian y me coloqué en frente de él, cuando vi la sangre bañando su camisa al mismo tiempo que caía al suelo, sin soltar el arma, un grito de terror salió de mi garganta y corrí hacia él. —¡Dorian, no! —grité mientras caía de rodillas a su lado y comenzaba a revisarlo.Sus ojos se encontraron con los míos, y pude ver el dolor en ellos, pero también una expresión de serenidad.—Sony… no grites, estoy bien, soy mucho más fuerte de lo que parece—murmuró con voz débil.—¡Estás herido! —exclamé asustada mientras comenzaba a desabrochar su camisa, al mismo tiempo que las lágrimas corrían por mis mejillas.Cuando abrí la camisa, coloqué mi mano contra su herida, tratando de detener la san
Sony Scott.Dorian se esforzó por sonreír con más fuerza mientras yo acariciaba su mejilla con ternura. Su mano tembló ligeramente en la mía, pero se aferró a ella con fuerza.—No me asustes de esa forma de nuevo, cariño —susurré, inclinándome para besar su frente—. Pensé que te había perdido para siempre.Él cerró los ojos por un momento, evidentemente agotado por el esfuerzo que había hecho para hablar. Sin embargo, volvió a abrirlos unos segundos después, parpadeó lentamente y una débil sonrisa se formó en sus labios. Parecía cansado, pero había un brillo de vida en sus ojos que me llenó de esperanza.Loa abracé con fuerza, sintiendo su cuerpo contra el mío. Él se aferró a mí como si temiera que lo dejara ir de nuevo, y yo lo apreté con más fuerza.—Nunca te dejaré ir, Dorian. Te amaré siempre y para siempre —susurré contra su cabello oscuro, con voz temblorosa.Él soltó un suspiro de alivio y cerró los ojos, descansando su cabeza en mi hombro.—Sony… —murmuró, su voz apenas era un
Sony Scott.Un mes despuésUna vez lista me observé en el espejo, me quedé impactada cuando me vi, porque parecía otra.—¿Esa soy yo? —pregunté mirándome con los ojos abiertos de la sorpresa, es que parecía una princesa.—¡Por supuesto que eres tú! Te ves preciosa, al pobre Dorian le va a dar un síncope cuando te vea —dijo Alexandra, quien junto a Maddy y mi madre, además, de las estilistas y maquilladoras me estaban acompañando en ese momento.—¿Saben? —comencé a decir mirándome con una infinita emoción—, jamás imaginé que encontraría un hombre tan espléndido como Dorian, él es mi hombre perfecto.No pude evitar un sonoro suspiro, mientras todas en la habitación soltaban las carcajadas.—Chicas, necesito consejos, de cómo hacer para que Dorian siempre vea a través de mis ojos, y ande de cachorrito detrás de mí, como andan su Von y su Walton con ustedes —dije y una risotada general se escuchó, la primera en hablar fue Alexandra.—No te pases, ese hombre adora el suelo por donde pisas.