Catherine DimitrakisMe había sentado en la sala a esperar la llegada de mi padre y mi mami o por lo menos noticias de lo sucedido, era increíble como todo había cambiado en segundos, en un momento estábamos tan contentos celebrando su compromiso, cuando con la llegada de mi abuela y mi tía todo cambió y en vez de celebración todo se convirtió en una tragedia.No pude evitar las lágrimas que salieron de mis ojos, las limpié con rapidez, me sentía angustiada, porque no quería que le ocurriera nada a mi mamita y a mi hermano, porque eso era ese bebé para mí, poco me importaba si ese señor decía que ese bebé era hijo de él, para nosotros no lo era, era de mi papá, de mi mamá y mío.Había estado con mi abuelo viendo televisión, sé que él trataba de animarme para que no me preocupara, mi concentración no estaba en la televisión, ¡¿Cómo iba a estarlo si tenía miedo de perder a mi hermano o a mi madre?! Justo cuando había encontrado a alguien que me amara incondicionalmente, porque ese amor
Catherine DimitrakisEsa mujer de apariencia hermosa, pero siniestra, mantenía su agarre firme en mi brazo, como si se tratara de las garras de un depredador que quería devorarme.Su mirada se oscureció mientras me observaba con una expresión de expectación, sentí miedo, no por lo que pudiera hacerme a mí de manera individual, sino por lo que podía hacerle a mi reciente formada familia, nosotros estábamos felices y su aparición nos ponía en riego.Ella sonrió con malicia, su sonrisa, lejos de transmitirme alguna muestra de cariño o confianza, irradiaba burla con una extraña mezcla de satisfacción y curiosidad. Mi corazón latió desbocado, y el miedo me invadió cada vez más, tenía ganas de gritar, correr y huir de ella, pero no me soltaba, se aferraba a mí.—No sé quién es usted, y sinceramente, no quiero saberlo ¡No me interesa! ¡Suélteme! —le respondí con la voz temblorosa, tratando de ocultar el pánico que se apoderaba de mí.La mujer pareció sorprendida por mi respuesta, y por un m
Von Dimitrakis Mi hermana y mi madre quedaron en silencio por un momento, conmocionadas por mis palabras o quizás analizando el alcance de mi decisión, sus caras cambiaron de expresión como si titilaran, primero palidecieron, luego cambiaron a sorpresa, y después sus expresiones fueron sustituidas por rabia. Sabía que esta confrontación era inevitable en algún momento, y había decidido enfrentarla ahora, en público, para que quedara claro que no permitiría más interferencias en nuestras vidas. La cajera detrás del mostrador y el resto de las acompañantes estaba sorprendida por la escena que se estaba desarrollando frente a ellas. —¡¿Qué estás diciendo, Von? ¿Qué quieres decir?! —exclamó mi madre, recuperando por fin la capacidad de hablar. —Es simple, mamá. Deben trabajar porque no seguiré financiándolas, y esto no es casual, es el resultado por haber interferido en mi vida y en la de Alexandra, y agradezcan que no mando a Callia a la cárcel por haber puesto en riesgo su vida y la
Von DimitrakisMis ojos se abrieron con asombro ante la revelación que mi padre acababa de hacer. El silencio se apoderó de la habitación como si el mundo entero se hubiera detenido en ese momento, mientras yo trataba de asimilar la información. Pero la realidad, es que la noticia me golpeó como un rayo, dejándome sin palabras. No podía creer lo que estaba escuchando. Mi mente se nubló ante la información que acababa de recibir y se llenó de preguntas que acudían como si se tratara de dardos encendidos. ¿Qué quería decir mi padre? ¿Cómo podía ser posible que mi madre no fuera mi madre biológica? ¿Cómo podía ser esto posible? Me sentí perdido, como si mi mundo se hubiera derrumbado a mí alrededor. Mi padre me miró preocupado, sabiendo que había abierto una puerta que no tenía marcha atrás.¿Cómo era posible que mi madre biológica no era quien yo pensaba que era? ¿Por qué me habían ocultado la verdad durante tanto tiempo?Mi padre me miró con tristeza, como si supiera que la noticia m
Alexandra Green.Sentí los primeros rayos del sol filtrarse por la ventana, abrí lentamente los ojos y allí estaba Von saliendo del baño, ya estaba, debidamente vestido. —Cariño, despertaste, pensé que dormirías un poco más —me dijo acercándose a mí con una sonrisa y besando con suavidad mis labios.—Hola, me hubieses despertado cuando lo hiciste tú… se me hará tarde para nuestra boda —expresé con preocupación.—No, tienes nada de qué preocuparte, en poco tiempo van a llegar los estilistas que te van a arreglar, mientras tanto yo iré a casa a arreglarme y a buscar a Catherine, a mi padre y a Dorian para que vengan ¿Tienes a alguien a quien invitar? —interrogó.Me quedé pensativa, solo tenía a la amiga que había dejado atrás en mi tierra nativa cuando huí de allí, de la que nunca supe más, así que terminé negando.—No, no tengo a nadie… solo soy yo sola —respondí con un tono de tristeza.Von me miró con ternura y acarició con suavidad mis labios.—No digas eso, no estás sola, amor, ah
Alexandra Green.Dos días después.Por fin habíamos regresado a casa, aunque debía mantenerme el reposo, me sentía aliviada de poder estar con mi familia, sobre todo porque Von decidió trabajar desde su despacho porque quería cuidar personalmente de mi embarazo.—¿Cómo amanece mi esposa bella? —me preguntó trayéndome una bandeja de comida.—Bien esposo —respondí dándole un apasionado beso en los labios, para separarnos cuando sentimos que debíamos enviar aire a nuestros pulmones—, Quiero bajar, no me gusta la soledad, ni estar encerrada.—Debes reposar, tienes que cuidarte, no puedes andar como corre camino, corriendo de un lado a otro —protestó.—Entonces llévame cargada —exigí.—Acaso quieres que me dé una hernia —articuló en tono de broma, pero lo tomé muy mal.—¡¿Me estás diciendo gorda?! —exclamé indignada.—Amor, solo bromeo, tú no pesas nada, eres como una plumita para mí, no te enojes —pronunció buscando manera de besarme, pero yo aparté mi rostro—¿Me das un beso o te dejo enc
Von DimitrakisA quien se le muere una madre o un padre, se le llama huérfano, para quien pierde a un esposo o esposa viudo, pero no existe una palabra para definir la pérdida de un hermano, y en ese momento lo entendía muy bien, sentía demasiado dolor por mi hermana, nunca imaginé que pasaría por esto, ella era tan joven, tan llena de vida.En mi pecho sentía un hueco, como si alguien me hubiera arrancado el corazón y dejado un profundo vacío, me sentía triste, decepcionado, incluso culpable, porque debí protegerla, me sentía responsable de lo que le había ocurrido.Mi consuelo eran Alexandra y mi hija, ellas fueron mi fuerza, mi aliciente entre tanto sufrimiento, ver a mi padre y a mi madre destrozados, me quebró, sobre todo porque Fernando se negó a confesar donde había llevado su cuerpo, por más que las autoridades procuraron que confesara no lo hizo, aunque afirmó haberla asesinado y como lo hizo. Sin embargo, sentía tanta frialdad en mi corazón, que me sentía sorprendido, es co
Alexandra Green La miré con asombro, sin entender las razones por las cuales me decía así. ¿Cómo se enteró ella sobre lo que le había ocurrido a Callia? ¿Cómo sabía que mi hijo era de Fernando? Mi cabeza estaba dando vueltas. —Seguro, estás preguntándote cómo sé todo esto, me lo dijo el propio Von ¿No te dijo que yo había regresado? —me preguntó con una expresión de lástima en su mirada. Yo me mantuve en silencio, pero eso no la detuvo y siguió hablando. —Quieres un consejo, es mejor que huyas con dignidad, porque escucharlo de sus labios será doloroso, es lo que tiene pensado hacer… y si te digo esto es porque él me dijo que te habías portado muy bien con Catherine y eso lo agradezco. La miré con ojos llenos de sorpresa y temor. No podía creer que Von le hubiese contado sobre nosotros, pero no tenía sentido que me confrontara de esa manera, si no era cierto. Sin embargo, algo en mi interior me decía que quizás estuviera mintiendo, pese a ello, las palabras de la madre de Von,