Kainn asintió y esa noche fue de disfrute especial. Los abrazos, las carcajadas, los brindis con champaña y la gran mesa de comida fueron el contrapunto ideal para despedirse por un buen tiempo, y por supuesto que no podía faltar la curiosidad de Elisa. —Sé sincero, estás demasiado apresurado por
Al secretario Moe no había que mandarlo a hacer las cosas dos veces. En cuanto colgaron la llamada, Kainn supo que iba a poner manos a la obra. Por otra parte también estaba convencido de que Kali Davies jamás había rechazado ninguna iniciativa que apoyara a su fundación, así que el evento era práct
Apoyó las palmas en la mesa y se dejó llevar. Kainn era un verdadero poema a la vista, con un cuerpo firme, tatuado y musculoso, y ella se arqueaba para recibirlo mientras besaba con frenesí cada milímetro de su piel. Él sabía cómo llevarla al éxtasis y Elisa lo obedecía a ciegas, disfrutando el via
—¿Lista, reina? —preguntó aquel día Kainn cuando se detuvieron en los terrenos de una de las minas. —Lista, señor Escorpión —sonrió ella—. Vamos a trabajar. ¡Y vaya que había mucho trabajo por delante! La minas se inauguraron en medio de la emoción y enseguida los trabajadores comenzaron sus tarea
—La cuestión es que mover la producción de Alton y Louis a sus almacenes ha sido difícil —murmuró Kainn—, pero ya tienen cierta cantidad acumulada y procesada y están buscando compradores. El secretario Moe nos avisará apenas hagan su primer movimiento. Y como si fuera pitoniso, dos días después re
¿Personal? Personal era poco para la afrenta que le estaban haciendo a lord Alton de Brickstow. Todo lo que había pasado, todo el sabotaje a su mina tenía un motivo y ese motivo era Elisa. Solo ella podía estar llenándole la cabeza a Kainn Black de estupideces para que les hiciera la competencia des
—Pero... pero es que si usted también extrae... ¡entonces tiene más ventaja! Kainn arrugó el ceño mientras se acercaba a él. —Honestamente, lord Brickstow, no sé si usted es ignorante o estúpido, en ninguno de los casos es bueno. Pero antes de meterse en un negocio como este debió analizar a la co
Elisa jamás había estado en Egipto, pero Kainn era lo bastante cuidadoso como para organizar bien aquel viaje. Llegaron temprano y el sol apenas asomaba por el horizonte, pero su calor ya había empezado a espesar el aire. En el andén los esperaban un par de camionetas de alto impacto, y frente a una