—Nuestras mujeres y niños de la fundación se lo agradecen —murmuró ella al tener el dinero. —Señora Davies... —Alton llamó su atención con un gesto—. Nos han dicho que hay inversionistas muy importantes en su evento. ¿Es correcto? Kali asintió con fingida ingenuidad. —Así es. Hay hombres muy pode
Nada, probablemente nada en el mundo había ofendido tanto el ego del futuro conde Alton de Brickstow como el hecho de ver a Kainn Black levantar la mano para ofrecer medio millón de euros por una yegua que él ni siquiera podía pagar ya. Todas las miradas estaban fijas en el animal, que era magnífic
—Caballeros. ¿Qué se les ofrece? —siseó incómodo porque lo estuvieran molestando. —Excelencia —se adelantó Louis levantando la barbilla con orgullo—. Soy el duque de Grafton, y junto con mi socio quisiéramos presentarle una propuesta de negocios. Omar hizo un gesto displicente. —¡Yo sabía que ven
Kainn contuvo el aliento mientras acariciaba su espalda y sentía cada espasmo de su cuerpo. Elisa vomitó toda la comida fuera del coche y cuando volvió a sentarse estaba pálida y sudaba frío. —A ver nena, mírame. ¿Estás bien? —le preguntó sacando un pañuelo y secándole el rostro. —Sí... sí, creo q
Lo que sí no habían visto mucho era la escena que les esperaba cuando llegaron a su destino. Kainn y el secretario Moe detuvieron las camionetas en un lugar estratégico y apenas Jackson enfocó la cámara, pudo ver a decenas de niños saliendo de las minas como trabajadores. El viento apenas soplaba y
"¡Felicidades! ¡Están embarazados!" Kainn levantó la cabeza más rápido que si Ginger lo hubiera aguijoneado. "¡Felicidades! ¡Están embarazados!" Elisa se sentó de golpe en la cama. "¡Felicidades! ¡Están embarazados!" —¡¿Qué dijo?! —se asomó a la puerta el secretario Moe. "¡Felicidades! ¡Están
Elisa estaba en shock, incapaz de creer las palabras que acababa de escuchar de Kainn. Él no quería al bebé. No quería que tuviera al bebé. ¿Cómo se suponía que interpretara eso? ¿Qué debía sentir... cómo podía procesar una sentencia como aquella? ¡No quería al bebé! Su cabeza daba vueltas, todo
Elisa lo miró aturdida, como si le estuvieran hablando en otro idioma. Tenía toda clase de sentimientos y hormonas aflorando y no señor, no eran los mejores. —¿Me estás diciendo que quieres que no tenga a mi hijo solo porque hay una posibilidad de que sea ciego? —gruñó. —¡No es una posibilidad! ¡E