Apoyó las palmas en la mesa y se dejó llevar. Kainn era un verdadero poema a la vista, con un cuerpo firme, tatuado y musculoso, y ella se arqueaba para recibirlo mientras besaba con frenesí cada milímetro de su piel. Él sabía cómo llevarla al éxtasis y Elisa lo obedecía a ciegas, disfrutando el via
—¿Lista, reina? —preguntó aquel día Kainn cuando se detuvieron en los terrenos de una de las minas. —Lista, señor Escorpión —sonrió ella—. Vamos a trabajar. ¡Y vaya que había mucho trabajo por delante! La minas se inauguraron en medio de la emoción y enseguida los trabajadores comenzaron sus tarea
—La cuestión es que mover la producción de Alton y Louis a sus almacenes ha sido difícil —murmuró Kainn—, pero ya tienen cierta cantidad acumulada y procesada y están buscando compradores. El secretario Moe nos avisará apenas hagan su primer movimiento. Y como si fuera pitoniso, dos días después re
¿Personal? Personal era poco para la afrenta que le estaban haciendo a lord Alton de Brickstow. Todo lo que había pasado, todo el sabotaje a su mina tenía un motivo y ese motivo era Elisa. Solo ella podía estar llenándole la cabeza a Kainn Black de estupideces para que les hiciera la competencia des
—Pero... pero es que si usted también extrae... ¡entonces tiene más ventaja! Kainn arrugó el ceño mientras se acercaba a él. —Honestamente, lord Brickstow, no sé si usted es ignorante o estúpido, en ninguno de los casos es bueno. Pero antes de meterse en un negocio como este debió analizar a la co
Elisa jamás había estado en Egipto, pero Kainn era lo bastante cuidadoso como para organizar bien aquel viaje. Llegaron temprano y el sol apenas asomaba por el horizonte, pero su calor ya había empezado a espesar el aire. En el andén los esperaban un par de camionetas de alto impacto, y frente a una
—Nuestras mujeres y niños de la fundación se lo agradecen —murmuró ella al tener el dinero. —Señora Davies... —Alton llamó su atención con un gesto—. Nos han dicho que hay inversionistas muy importantes en su evento. ¿Es correcto? Kali asintió con fingida ingenuidad. —Así es. Hay hombres muy pode
Nada, probablemente nada en el mundo había ofendido tanto el ego del futuro conde Alton de Brickstow como el hecho de ver a Kainn Black levantar la mano para ofrecer medio millón de euros por una yegua que él ni siquiera podía pagar ya. Todas las miradas estaban fijas en el animal, que era magnífic