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TU AMANTE SOY YO
TU AMANTE SOY YO
Por: Oriony
CAPITULO 1 CONOCIENDONOS

Estoy en el despacho de mi abuelo esperando a que me de uno de sus sermones como siempre. Mi abuelo es un hombre de carácter y respetado por todo el mundo, yo como su nieto disfruto de los privilegios que me da el statu de mi familia y mi apellido. La familia Montecinos es la más influyente de todo el país y la que posee más negocios y empresas, no hay ningún lugar o rincón en este país que no sepa de nosotros y nuestro poder.

—¿Me pregunto cuando es que vas a madurar y dejar de ser un irresponsable? — me dice mi abuelo que acaba de entrar al despacho y se ve muy enojado. Si no quiero que me pegue con el bastón lo mejor será no llevarle la contraria.

—Abuelo yo trato de hacer lo mejor en la compañía y mis negocios siempre salen bien, no entiendo porque te enojas. — le digo tratando de evadir su enojo, porque, aunque me hago el tonto sé que su furia de hoy es por la noticia que publicaron en el periódico en la columna de sociedad o mejor dicho en la sección de chisme.

—No te hagas el tonto que sabes muy bien de lo que te hablo, ya estoy cansado de siempre ver tu nombre en la primera página de los periódicos involucrados en escándalos con esas modelos casa fortunas.

—Abuelo soy un hombre joven y con necesidades, es obvio que salga con algunas mujeres.

—Escucha bien lo que te voy a decir Andrew, e sido demasiado permisivo contigo en los últimos años y como presidente de mis compañías ha sido excelente pero la imagen que estas proyectando en la sociedad no habla bien de ti ni de nuestra familia, desde este momento debes de cambiar, y la mejor manera de hacerlo es que te cases, y si no estás dispuesto a hacerlo me vere obligado a nombrar como heredero a tu primo Sebastián quien en los últimos años ha dado a demostrar su buena capacidad para los negocios.

— Abuelo eso no es justo me estas chantajeando. —le digo enojado a mi abuelo por sus amenazas de quitarme todo por lo que he luchado.

—Lo puedes tomar como te parezca, pero debes casarte. —me dijo firmemente.

—Me voy a casar. — le dije para que se tranquilizara y se le fueran todas esas ideas descabelladas que tiene de casarme. —pero necesito tiempo para encontrar a la mujer correcta, tiene que ser de tu agrado y de buena familia. —le continúo diciendo, pero la verdad es que no pienso buscar ninguna mujer para casarme.

—Tienes razón en que debe de ser una mujer de buena familia. —me dice, y yo celebro en mi interior porque está cayendo en mi trampa. — y como sabía que dirías algo como eso me tome la molestia de seleccionar a diez mujeres jóvenes de diferentes familias para que elija una de ella como tu esposa. — me dijo mi abuelo, yo me quede sorprendido con todo esto, el señor Camilo Montecinos es un viejo audaz y no por nada se hizo un imperio en los negocios.

De una gaveta de su escritorio saco unos sobres y lo puso en orden frente a mí, en total estos eran diez y dentro cada uno contenía una de las candidatas a ser mi esposa.

—Revisa cada uno de esto sobres con la información de cada una de las mujeres y elige una esposa, dentro hay una fotografía para que la conozca.

—No necesito ver la información de ninguna de las mujeres que tienes ahí. —le dije y estiré mi mano seleccionando uno de los sobre que estaban en el escritorio. — esta será mi esposa— le dije y luego le puse el sobre con la información de la chica aun lado de los otros.

—¿Acaso no piensas ver cual chica es?

—No, de toda manera lo importante es que sea una de esa diez lo demás sale sobrando.

Sali del despacho de mi abuelo y me dirigí a mi cuarto, me daré una ducha de agua fría a ver si este animo caldeado que tengo se va.

De pronto mi teléfono empezó a sonar, miro la pantalla para ver quien es y es mi amigo Alex, así que contesto la llamada.

—hola Alex.

—hola amigo ¿Cómo estás?

—estoy algo aburrido y necesito distraer mi mente.

—se justo lo que necesitas.

—¿Qué se te ocurre?

—te voy a m****r una dirección, llégale a ese lugar te va a encantar.

—ok, te veo allá.

Después de terminar mi conversación con Alex, fui a ducharme, luego me vestí y fui hacia mi auto donde puse en el GPS la dirección que Alex me envió y emprendí mi camino.

Llegue a un club, estacione mi auto y sin perder tiempo me dirigí a la entrada pasando de largo la gran fila que había en la entrada. Soy conocido en todo el país y no hay ningún lugar que me niega la entrada, así que los encargados de seguridad me dejaron pasar como si fuera el mismísimo dueño del lugar.

Alex y Carlos mis dos amigos, me estaban esperando en la zona VIP, con unas botellas de Talisker Storm y acompañados de unas hermosas mujeres.

— Por fin llegas. —me dice Carlos mientras yo tomo asiento en uno de los sofás.

—Estaba ocupado resorbiendo un asunto familiar, pero ya estoy aquí.

—Pensamos que no vendrías. Me die Alex.

—Ya estoy aquí y veo que se están divirtiendo.

— Lo estamos y solo falta encontrar a la afortunada que te hará compañía está noche.

— Bien entonces encontremos a esa afortunada, y celebremos mi despedida de soltero con ella.

— Tu despedida de soltero dices ¿A qué te refieres con eso?

— Me refiero a que mi querido abuelo puso como condición que me casé a cambio de seguir siendo su heredero.

.

Todos se quedaron en silencio sorprendidos por lo que le acabo de decir.

—Por lo menos buscará a una chica bonita verdad. _ me dice mi amigo Alex.

—Ya elegí a la que será mi esposa.

_ ¿Y cómo es?

_ No lo sé, no quise ver su fotografía.

_ Quieres decir que tu abuelo te puso a elegir una candidata y tu elegiste una al azar.

_ Así es. No pienso acostarme con ella, y tampoco pretendo no durar mucho tiempo con ella como mi esposa. — voy a ceder a casarme, pro no permitiré que esa mujer entre a mi vida, complaceré a mi abuelo y luego de un tiempo le diere que las cosas no funcionaron y me divorciare. A ella la pienso recompensar generosamente por su tiempo conmigo.

_ Eres bárbaro 

_ Qué tal si dejamos está conversación para otro momento y disfrutamos de esta noche. _ dice Carlos quien está pasándola muy bien con la chica que lo acompaña.

Estoy de tomando de mi copa cuando Alex se pone de pie y fija su mirada en el grupo de personas que están allá bajo.

—Mira que belleza acaba de llegar. —dice mi amigo señalando a dos mujeres que acaban de llegar.

—¿A cuál de la dos te refieres? — le pregunto a mi amigo.

—A la morena que esta junto a la rubia.

Observo a las dos chicas, pero no veo que sea tan bella como el afirma.

—No le veo nada de especial a esa mujer. —le contesto de manera desinteresada. En ese momento iban pasando cerca de nosotros y creo que ella escucho lo que dije sobre ella.

—Amigo creo que ella te escucho.

—No me interesa, iré al bar a tomarme unos tragos ¿vienes?

—No, yo estoy acompañado el sortero eres tú, claro hasta que tu abuelo te case. —me dice riéndose de mí.

Dejo al idiota de mi amigo con su acompañante y yo me dirijo al bar.

—Dame un wiski en la roca. —le digo al cantinero quien está conversando con una mujer que está sentada al lado mío. La miro y me doy cuenta que es la misma chica que mi amigo había visto hace un momento.

Ella está en silencio concentrada en su bebida, yo por mi parte la observo detenidamente, y tengo que reconocer que mi amigo tenía algo de razón en que es bonita.

—¿Por qué me estas mirando así? —me dice tomándome por sorpresa, sus ojos marrones se posan sobre los míos y siento como una corriente eléctrica recorre mi cuerpo.

—¿Qué? ¿acaso no puedo mirarte?

—No digo que no puedas mirarme, sino que lo haces de una manera extraña.

—No sé a qué te refieres, pero me gustaría invitarte una copa ¿Qué dices?

—Digo que no. —me contesta.

—Acaso lo dices para hacerte la interesante y llamar mi atención.

—En realidad lo digo porque no me agradas. —me responde y se va.

No puedo creer que alguien se atreva a tratarme así, acaso no sabe ella quien soy.

—Espera no te vayas. —le digo y sostengo su mano.

—Suéltame pervertido. —me dice y zafa su mano de entre la mía.

De pronto aparece frente a mí un tipo alto y fuerte, que al parecer es unos de la seguridad del lugar.

—¿Qué sucede? ¿está bien señorita?

—No, no estoy bien, este hombre me está acosando.

—Disculpa, pero quisieras tú que alguien como yo te prestara atención.

—¿Y quién eres tú?

—Acaso estas bromeando, soy Andrew Montecinos, todo el mundo en este país me conoce.

—Entonces déjame decirte que no te conozco y tampoco me interesa conocerte. Así que adiós.

Me dice esa insolente y se va como si nada.

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