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CAPITULO 7: LA BODA.

A lo lejos escucho la voz de mi madre llamándome y cada vez la escucho más y más cerca.

—Camila, Camila hija, despierta que se te hará tarde. _ escucho a mi madre decir y abro los ojos.

—¿Mama que pasa? — le pregunto soñolienta.

—Ya es tarde y tienes que prepararte para tu boda. _ me dice y yo me incorporo en la cama.

—¿Qué hora es?

—Son la dos de la tarde.

—¿y a qué hora es la boda?

—A la cinco.

—Entonces es temprano, no veo la necesidad de tanto alboroto. _ le digo y vuelvo a costarme.

—Hija quiero que te veas hermosa en tu gran día.

—Mama no es mi gran día, me voy a casar porque no tengo otra opción, así que no espere que yo ponga mucho esfuerzo en esta boda.

—Camila dejaste de estupideces, y asume tu responsabilidad como futura mujer casada.

— Madre ya estoy asumiendo la responsabilidad y estoy vendiendo mi libertad para que mi padre no pierda la empresa, así que por favor déjame descansar un poco.

—Solo te pido que no lo arruines.

—No te preocupes no arruinaré nada.

Mi madre salió del cuarto, y yo a mi pesar me incorpore en la cama y salí para empezar a prepararme, no quiero que nadie me ayude a vestirme, quiero hacer todo yo misma no quiero el inconveniente que trae consigo el hecho de que otra persona te ayude ya que se podrían dar cuenta de que finjo ser desarreglada y descuidada con mi apariencia.

Lo primero que hice fue darme un baño antes de ponerme el vestido, este vestido es algo incomodo de poner y no logro subir la cremallera, trate de todas las maneras posible subir la cremallera por mi cuenta, pero no pude así que me vere obligada a llamar a alguien para que me ayude.

 Estoy pensando para ver a quien podría llamar y se me ocurre que la persona indicada para ayudarme es mi amiga Laura, ella es la única que conoce mi secreto, pero no la invite a la boda porque Andrew la conoce y podría sospechar que yo soy Alicia. La única solución es llamar a mi madre para que me ayude, así que tomo el teléfono y le marco.

—Hola—dice mi madre al contestar el teléfono

—Mamá necesito que me ayude ven rápido. — le digo y luego cuelgo.

Me senté en la cama a esperar que mi madre llegue para que me ayude a subir la cremallera del vestido

No tardo mucho tiempo para que ella llegara.

—Camila hija que bueno que…—entro diciendo, pero al verme se quedó frente a mi mirándome completamente muda.

—¿Que pasa mamá?

—No sé cómo expresar lo que siento en este momento al verte en ese vestido.

—Si quieres te ayudo a definir lo que estas sintiendo en este momento ya que lo que estas sintiendo es frustración al verme con este vestido que de seguro no es de tu agrado.

—No te voy a negar que el vestido es horrendo, pero verte vestida de novia produce en mi nostalgia y me recuerda cuando me case con tu padre, el verte así me dice que ya eres una mujer que ahora vas a formar tu propia familia. —me dice y casi empieza a llorar.

—Mamá contrólate y no llores, necesito que me ayudes con el vestido, ya quiero salir de aquí y acabar con todo este show.

—Camila no te refieras así de tu boda, esto no es un show como dices.

—Ok. No lo es, pero ya estoy cansada y me gustaría terminar lo más pronto posible con todo esto.

—Bien no hablare más, así que ven aquí y date la vuelta para que terminemos de ponerte el vestido.

Camine hacia dónde está mi madre y me puse de espalda para que ella subiera la cremallera de mi vestido, fui al espejo y me vi en él, el resultado era un éxito ya que me veía como una novia de los años noventa, recogí mi pelo en un moño y me puse los zapatos y un velo para cubrir mi rostro. Cuando ya estuve lista salí con mi madre del cuarto y nos fuimos directo a donde estaban los pocos invitados y el novio para empezar la ceremonia.

Cuando llegue nadie dijo nada, solo se quedaron mirándome mientras caminaba por el pasillo directo al artal. Celebramos la ceremonia y los dos dimo el sí frente al juez que nos casó. La recepción fue una cena en familia y yo casi no comí nada porque me sentía incomoda, y de Andrew ni hablar él se mantuvo lo más alejado de mi casi todo el tiempo.

Después de que compartimos un rato con nuestra familia y nos retiramos hacia el que será nuestro cuarto esta noche. 

—No pienses que te pondré un solo dedo encima. — me dijo y yo lo mire para responderle.

— No deseo que lo hagas. —le digo mientras caminamos por el pasillo.

—Mañana nos iremos a vivir a la que será nuestra casa, ahí cada quien se ocupará de su vida sin entrometerse en la del otro, esta será la primera y última vez que compartiremos la misma habitación.

—Ok, pero yo dormiré en la cama. _ le digo y me adelanto para entrar primero.

—¡Oye espera! —dice tratando rebasarme, pero ya yo había entrado al cuarto y rápidamente me senté en la cama.

—Gane. — le dije satisfecha de mi Azaña.

—Eso veo y por lo visto dormiré en el sofá.

—Se ve cómodo.

—Mas cómoda es la cama.

—Si lo sé, por eso la elegí.

—Puedes quedártela solo será esta noche.

—No te iba a dar de toda manera.

—Solo quiero que trate de no molestarme y yo no te molestare a ti.

—Por mí no al ningún problema con eso, incluso considero que deberíamos vivir en casa separadas.

—Yo también lo considere, pero se nos hace imposible ya que estoy seguro que mi abuelo iría a visitarnos y seria inconveniente que no vivamos bajo el mismo techo.

—No puedo negar que tenga la razón en eso.

—Mañana nos pondremos de acuerdo hoy solo quiero descansar. _ dice y abre la puerta para salir del cuarto.

—A dónde vas.

—Te daré privacidad para que te cambies yo regresare en un rato. —él se va y yo sigo sentada en la cama preguntándome ¿cómo me quitare este estúpido vestido?

Trate de alcanzar la cremallera, pero se me hacía difícil poder ubicar mi mano para bajarla, así que me tire en la cama y trate de todas las maneras posible bajarla, pero se me hacía imposible, y Por mucho que trate no pude tirar de este. No sé cómo me quede dormida en este estúpido vestido.

Desperté y me di cuenta de que Andrew no volvió a la habitación. Volví a intentar bajar la cremallera y sin saber cómo lo conseguí me cambie la ropa, y lo busque, resulta que estaba dormido en la sala, con la pantalla encendida de su portátil. Cumplió sus palabras de que no me pondría un solo dedo encima.

Decidí no despertarle, porque me había quitado mi maquillaje exagerado, y no quería que me descubriera. Como un empresario exitoso; Andrew tenía que trabajar en el día y la noche de la boda. Pobre y odioso hombre me da pena.

No puedo quejarme aun de él porque a pesar de su trato durante y después de la boda el no ha sido tan hostil conmigo como pensé que sería, pero la verdad es que tengo que esperar que los días pasen y ver cómo será su comportamiento conmigo.

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