Evangeline Morales estaba teniendo un pésimo día. En realidad, era una semana terrible y no mostraba signos de mejorar. Su querida cafetera había decidido morir justo cuando más la necesitaba, dejándola sin su dosis matutina de cafeína. Sin embargo, con una presentación importante esa mañana, no podía permitirse llegar tarde ni que un mal comienzo de día arruine sus planes. Apresuradamente, se puso su vestido favorito y maquillándose lo mejor que pudo, mandando al carajo cualquier energía del universo que deseaba verla fracasar, tomó su bolso y salió corriendo de su pequeño apartamento en dirección a la cafetería más cercana.
Mientras tanto, Jeremy Evans acababa de aterrizar después de un largo vuelo desde Londres. A pesar de la diferencia horaria y el jet lag, estaba decidido a aprovechar el día. No podía esperar para demostrar sus habilidades en la empresa familiar para callar los bocas de los que decían que era un hijito de papá, y su entusiasmo era palpable. Sin embargo, primero necesitaba un buen café para despejar su mente.
El destino, siendo el bromista cruel que a veces puede ser, decidió que la misma cafetería fuera el escenario de su primer encuentro.
Evangeline, aún aturdida por la falta de café, no prestaba atención mientras revisaba los correos electrónicos en su teléfono. Tropezó con el escalón de la entrada de la cafetería y, en un intento desesperado por recuperar el equilibrio, derramó el contenido de su bolso justo en la puerta. Papeles, maquillaje y otros objetos personales se dispersaron por el suelo.
Jeremy, con su mirada fija en la lista de opciones de café, no vio el desastre que se avecinaba. Confiado y decidido, dio un paso adelante y pisó un tubo de lápiz labial, resbalando y cayendo al suelo. "¡Maldita sea!", exclamó quedando tumbado en el suelo.
Evangeline, aún de rodillas recogiendo sus cosas, levantó la vista y vio a Jeremy desperdigado en el suelo. "¿Qué demonios te pasa? ¡Mira por dónde caminas!", espetó, su tono agudo reflejando su frustración.
Jeremy tratando de mantener la compostura mientras se levantaba rápidamente y cuando finalmente lograba estabilizarse, sorprendido por la acusación, miró hacia abajo y vio a la joven rodeada de sus pertenencias esparcidas. "¿Yo? ¡Tú eres la que ha dejado esto aquí como una trampa mortal!", replicó, su tono sarcástico y su acento condescendiente solo aumentaron la tensión.
"¡No necesito esto hoy!", murmuró Evangeline para sí misma mientras se levantaba y se sacudía el polvo. "Solo quería un café, y ahora esto..."
Jeremy la interrumpió, "Pues bien, tonta, quizás deberías aprender a no desparramar tus cosas por todas partes."
La chispa de su mirada reflejaba un desdén mutuo que no mostraba signos de apagarse pronto. Sin embargo, el bullicio de la cafetería y las miradas curiosas de los clientes les hicieron darse cuenta de que su intercambio estaba atrayendo más atención de la deseada. Así que, sin comunicarse, sabían que debían parar esto.
"Imbécil", murmuró, colgando su cartera en su hombro nuevamente y empujando a Jeremy al pasar.
"Bruja", respondió Jeremy, controlando su temperamento para no seguir con el espectáculo. Ella se dio la vuelta levemente al escuchar esto, se quedaron mirándose por un momento, una mezcla de irritación y desconcierto en sus ojos, antes de separarse y pedir sus respectivos cafés.
El resto de la mañana de Evangeline transcurrió con una nube de frustración sobre su cabeza. Al llegar a la oficina, su irritación inicial se fue disipando al recordar la importante reunión con su jefa, Beatriz White. Hoy era un día crucial. Beatriz, con su carácter excéntrico y su inusual enfoque hacia el marketing, había sido una mentora para Evangeline durante seis años. Unos largos y frustrantes seis años. Ahora, con la inminente jubilación de Beatriz, Evangeline esperaba ser promovida.
Mientras tanto, Jeremy llegó a la empresa con renovado vigor, listo para impresionar a su padre y a todos los empleados. Después de unos años en el extranjero, estaba ansioso por demostrar que sus conocimientos y experiencia podían llevar a la empresa a nuevas alturas.
Cuando Evangeline entró a la sala de reuniones, estaba sorprendida de ver una figura familiar: El hombre con quien había tenido ese desafortunado encuentro en la cafetería.
"¿Tú?", dijeron al unísono, sus voces llenas de sorpresa y desdén.
"¿Qué haces aquí?", preguntó Evangeline, tratando de mantener la compostura.
"Trabajo aquí. ¿Y tú?", respondió Jeremy, igualmente sorprendido.
Antes de que pudieran intercambiar más palabras, Roberto Evans, el dueño de la empresa y padre de Jeremy, entró en la sala con una sonrisa autoritaria. "Bien, veo que ya se han conocido. Esto facilitará las cosas."
Evangeline y Jeremy intercambiaron miradas confusas mientras Roberto continuaba, "Como algunos de ustedes saben, estamos a punto de lanzar dos nuevos sabores de sodas. Y con Beatriz jubilándose, hemos decidido que el próximo gerente de marketing se elegirá mediante una competencia, ya que en esta empresa como lo he repetido muchas veces, se gana su puesto con esfuerzo. Evangeline, Jeremy, cada uno de ustedes dirigirá un equipo y lanzará una campaña para uno de los nuevos sabores. El equipo ganador determinará quién obtendrá el puesto."
Evangeline intentó asimilar las palabras de Roberto. Su mente era un torbellino de emociones, principalmente de sorpresa, nerviosismo, y mucha de indignación. Había trabajado arduamente durante seis años, soportando las excentricidades de Beatriz White, su jefa y mentora, con la esperanza de algún día ocupar su lugar. Y ahora, en lugar de recibir la promoción que creía merecer, tendría que competir por ella.Esa era una maldita broma."¿Una competencia?", repitió Jeremy, su voz cargada de incredulidad y molestia. "Pensé que habíamos discutido esto, padre. Se suponía que yo tomaría el puesto."Roberto lo miró fijamente, su expresión imperturbable. "Jeremy, tienes que demostrar que puedes liderar. Esta es una oportunidad para ambos de mostrar lo que pueden hacer. La decisión final no se basará solo en tu experiencia o tus títulos, sino en tu capacidad para innovar y liderar un equipo."Evangeline sintió un nudo en el estómago al escuchar las palabras de Roberto. Aunque le costaba admiti
Un par de días pasaron y la curiosidad de Evangeline le carcomía la cabeza. Sabía que Jeremy y su equipo estaban trabajando duro, pero la incógnita de lo que estaban haciendo la mantenía inquieta. No podía permitirse ser sorprendida por una idea brillante que Jeremy pudiera tener. Necesitaba información, un vistazo a lo que estaban planeando.Laura, siempre perceptiva, notó la preocupación de Evangeline. "Evie, ¿qué te tiene tan pensativa? Pareces estar tramando algo."Evangeline suspiró, dejando escapar la tensión acumulada. "Es Jeremy. No puedo dejar de pensar en lo que podría estar haciendo. Sé que tiene recursos y experiencia, pero necesito saber en qué están trabajando. Solo un vistazo, nada más."Laura levantó una ceja, intrigada. "¿Estás pensando en espiar a Jeremy? Sabes que eso puede ser un riesgo, ¿verdad?""Sí, lo sé. Pero necesito esa ventaja. Solo quiero asegurarme de que no nos sorprendan con algo que no podamos superar," respondió Evangeline, su voz llena de determinaci
El día del aniversario de la empresa había llegado, y todos estaban emocionados por la gran fiesta que Roberto Evans había organizado. Evangeline, aunque nerviosa por la competencia, estaba decidida a disfrutar del evento. Había pasado las últimas semanas inmersa en su trabajo, y una noche de celebración podría ser justo lo que necesitaba para despejar su mente.La fiesta se celebraba en un elegante salón de eventos, decorado con luces centelleantes y elegantes arreglos florales. Al entrar, Evangeline no pudo evitar sentirse un poco abrumada por la grandiosidad del lugar. Llevaba un vestido azul oscuro que acentuaba su figura, y su cabello estaba perfectamente peinado en ondas suaves. Se sentía segura y lista para enfrentar cualquier cosa, incluso a Jeremy.Mientras saludaba a sus colegas y disfrutaba del ambiente festivo, Evangeline se dirigió al buffet, donde una variedad de exquisitos platos la esperaba. Estaba sirviéndose un poco de ensalada cuando sintió una presencia familiar a
Evangeline llegó a las puertas de la empresa con la cabeza en alto, decidida a enfrentar el día a pesar del bochornoso incidente en la fiesta del aniversario. Todavía podía sentir los residuos de salsa en su vestido, a pesar de haberlo limpiado lo mejor que pudo. Mientras entraba al edificio, vio a Jeremy llegar al mismo tiempo, su expresión igual de determinada.“Buenos días, Jeremy,” dijo Evangeline con una sonrisa que no llegó a sus ojos. “Espero que hoy no te tropieces con más comida.”Jeremy la miró con desdén. “Buenos días, Evangeline. Tal vez deberías considerar un curso de etiqueta. Parece que lo necesitas.”“No te preocupes por mí,” replicó Evangeline, manteniendo su tono cortante. “Estoy perfectamente capaz de manejar cualquier situación, incluso las que tú causas.”El intercambio sarcástico no pasó desapercibido para los empleados que estaban cerca. Varios de ellos intercambiaron miradas divertidas, claramente disfrutando del espectáculo. Los rumores sobre la pelea de comid
La tensión era palpable mientras Evangeline y su equipo se preparaban para la presentación de sus ideas. Sabían que la competencia sería feroz y que cada detalle debía ser perfecto. Cuando llegó el día de la presentación, Evangeline se aseguró de que todos estuvieran listos y que no hubiera ningún cabo suelto.En el vestíbulo, esperando para ser llamados, Evangeline y Jeremy se encontraron nuevamente. Se saludaron con frialdad, sus sonrisas forzadas y sin calidez."Buenos días, Jeremy," dijo Evangeline, tratando de mantener un tono neutral."Buenos días, Evangeline," respondió Jeremy, con una ligera inclinación de cabeza. "¿Lista para perder?"Evangeline soltó una risa seca. "Eso es algo que no está en mi vocabulario. Espero que tú estés listo para una competencia de verdad."Antes de que la conversación pudiera intensificarse, el asistente del gerente general apareció y los llamó para entrar. Evangeline, Jeremy y sus equipos caminaron hacia la sala de conferencias, donde Roberto Evan
Evangeline se despertó con la alarma de su teléfono, recordándole la importante reunión que tenía programada con Jeremy y los encargados del laboratorio. Se levantó, preparó su café y se tomó un momento para revisar sus notas y asegurarse de que estaba lista para enfrentar lo que seguramente sería un encuentro tenso.Sabia de sobra que Jeremy esta igual que enojada que él por como salieron las cosas y con lo poco que lo conocía, estaba segura de que la iba a provocar.Evangeline hizo el ademan de que estaba en pedio de una pelea de box."Ese idiota no vera de donde le cayo el golpe" se dijo a sí misma al espejo.Después de su noche en el bar con Laura y el desagradable encuentro con Daniel, Evangeline se sentía más determinada a que tenía que superar las cosas, despues del trabajo terminaría de sacar todas sus pertenencias de las cajas de mudanza y posiblemente cambiaria la decoración de su departamento. Era un momento perfecto de empezar nuevas facetas en su vida.Terminó de preparar
La semana deportiva de la empresa había llegado, y con ella, un aire de emoción y competencia que se respiraba en cada rincón de la oficina. Era la semana favorita de Evangeline. Aceptaba que tenía un gran problema: Le encantaba las competencias de cualquier tipo y sobre todo ganarlas.Por eso le irritaba aun no ganar la estúpida competencia por la gerencia. La estaba volviendo histérica.Cada año, la empresa dividía a su personal administrativo en cuatro equipos de colores: rojo, azul, verde y amarillo. Este año, Evangeline era parte del equipo rojo y, para su sorpresa y disgusto, Jeremy estaba en el equipo azul."¿Estás lista para la semana más intensa del año?" preguntó Laura, con una sonrisa traviesa, mientras se ponía su camiseta roja."Más que lista," respondió Evangeline, ajustándose su propia camiseta y estirandose. "No puedo esperar para derrotar a Jeremy en cada competencia."Laura rió. "Tienes una obsesión, Evie. Pero, siendo sincera, verlo perder sería bastante satisfactor
La semana deportiva había terminado y la empresa había vuelto a su rutina habitual. Sin embargo, el ambiente estaba cargado de rumores y chismes sobre la intensa rivalidad entre Evangeline y Jeremy. La competencia deportiva había sido un espectáculo y todos en la oficina disfrutaban recordando los momentos más divertidos y caóticos de la semana. Incluso los altos mandos se quedaban parados escuchando a sus trabajadores de área las nuevos chismes sobre ellos.Evangeline se encontraba en su oficina, revisando los resultados de las últimas pruebas de sabor. Sabía que la siguiente etapa de la competencia sería crucial: las pruebas de estabilidad y seguridad de las fórmulas, así como el diseño de un envase atractivo y funcional que reflejara la identidad del nuevo sabor."Evie, ¿has visto los últimos comentarios sobre nuestra 'Cola Tropical'?" preguntó Laura, entrando en la oficina con una sonrisa.Evangeline levantó la vista de sus notas. "Sí, parece que vamos por buen camino. La mayoría