El avanzaba a gran velocidad como un desquiciado, me sentía como si estuviéramos en una carrera de autos o como si huyéramos de la policía, mi corazón estaba muy acelerado y me aguantaba el miedo que empezaba a paralizarla.
¿Bajarían vivos del auto?... y si lo hacían... ¿Qué haría con ella?
Después de varios minutos, paró en lo que parecía un acantilado algo empinado y claramente peligroso. El bajo del auto sin decirle nada y ella bajó junto a él feliz de dejar de estar en movimiento.
El empezó a gritar como desquiciado pateando piedras al azar, ella simplemente se quedó paralizada por su errático comportamiento, él se arrodilló sujetando su cabello y gritando cada vez más fuerte, pero que ahora parecían gritos de dolor.
Ella gritó espantada al ver como de la nada él ardía en fuego, pero claramente sin quemarse, de pronto líneas de fuego empezaban a expandirse por la tierra atrapándola.
—¡Basta! —grito espantada—. ¡Por favor para esto!
Bael alzó la mirada y ella se tapó su boca ahogando un grito al ver sus ojos totalmente rojos. Bael siente que pierde toda su fuerza cayendo al piso y pierde el conocimiento en el acto. El fuego que los rodea se apaga y ella queda parada temblando e intentando respirar con normalidad.
Sentía que se iba a morir de un infarto.
Ella vio que no se levantaba y se acercó a él temerosamente.
—¿Estás bien? —llegó a él y empezó a tocarlo con su pie—. ¿Me escuchas?
Empieza a moverlo con más fuerza, pero él no daba signos de estar bien.
Se arrodilló y lo puso boca arriba ahogando otro grito. Bael tenía el rostro bañado en sangre porque estaba sangrando por la nariz. Ella empieza a limpiarlo con las mangas de su camisa e intentando que despierte sin éxito.
Empezó a desesperarse al notar que no paraba de sangrar. Intento pensar que podía hacer, estaba varada en un acantilado lejos de la ciudad y no sabía manejar, además que no tendría la fuerza para cargar el cuerpo del chico y subirlo al auto.
Piensa, piensa, piensa... se dijo a sí misma soltando algunas lágrimas y siguiendo intentar su limpiarle el rostro.
Se puso a rebuscar sus bolsillos cuando se le ocurrió algo
El debe tener un celular, pensó poniéndose a buscarlo en el acto.
Encontró el celular como suponía, lo prendió, vio varias llamadas perdidas y una llamada entrante.
Respondió rápidamente.
—¿Hola? —se dio cuenta que tenía la voz rasposa por el llanto.
—¿Bael? —escucho una voz masculina.
—No, él está inconsciente —intentaba detener sus sollozos—. No sé dónde estoy, él está desmayado, sangrando ¡Y había fuego antes!
—Escúchame atentamente —le respondió—. Quiero que me describas el lugar donde están...
—¡Estamos en un acantilado! —respondió ella rápidamente—. ¡Hay mucha tierra aquí!
—Estamos llegando, quédate ahí por favor...
Ella siguió limpiando a Bael e intentando controlarse, se dio cuenta que Bael dejaba de sangrar tanto cuando escuchó el sonido de varios autos.
Tres autos se estacionaron cerca de ellos y de ellos salieron varios chicos.
—¡Bael!
La primera en llegar a ellos, fue una chica de cabello castaño oscuro y notablemente afectada, la empujo con fuerza apartándola de él , varios chicos lo rodearon y lo cargaron a su auto.
—¿Estás bien?
Uno de ellos le estaba hablando, pero ella no podía apartar la vista del cuerpo de Bael siendo llevado por el auto.
—Estás temblando…
***
Intentó abrir los ojos de a pocos, pero el dolor de cabeza era intenso y le hacía difícil la tarea.
—No te sobre esfuerces.
—¿Dónde estoy?
Leia abrió los ojos totalmente, sentándose un poco en la cama, miro la habitación, demasiado grande y lujosa para ser la habitación de un hospital. Su mirada llegó a la persona quien le estaba hablando y se quedó sin aire.
Sintió como no podía respirar mientras se le secaba la boca.
El se levantó de su asiento para acercarse a ella.
—¿Quieres un vaso de agua? —toco su frente—. Parece que tienes fiebre.
Su corazón latió rápidamente.
Por la diosa luna ella habló para sí misma ¿Qué me pasa?
—¿Quién eres? —solo atino a decir casi susurrando.
—¡Los siento! —él se apartó y sonrió avergonzado
Su sonrisa era hermosa
—Estás en mi casa... bueno en el palacio real, no pienses que soy un secuestrador o algo así, soy el príncipe Liam Moore, a tu servicio —dijo muy rápido y tendiendo su mano.
Ella le dio su mano y cuando la apretó respondió.
Los dos se quedaron mirando un momento hasta que ella apartó la mano sonrojada y avergonzada al igual que él.
—Tengo una duda —ella se levantó de la cama y se dio cuenta de lo manchada de sangre que estaba y ahogó un grito asustada.
Los recuerdos la invadieron.
—Toma esto —Liam le dio un cambio de ropa—. Es un pijama mía...
—¿Por qué estoy aquí contigo? —ella lo miró ahora con miedo y hablo a la defensiva—. ¿Qué pasó exactamente hoy?
—Que tal si te cambias primero —le señaló su baño—. Ahora mismo van a traernos algo de comer a mi habitación y se supone que tú no estás aquí, mi personal no debe verte, mi mama se enteraría y vendría a ver "discretamente", con quien estoy aquí y tendría que explicarle porque estas manchada de sangre y cuando se entere , van a venir más problemas —hablo rápidamente otra vez mirándola suplicante.
—Está bien —ella asintió—. Pero ... ¿Por qué estoy escondida en tu habitación y qué pasó con el chico loco de la escuela?
El asintió y ella se fue a cambiar.
Cuando ingresó al baño se derrumbó lentamente en el suelo, los recuerdos venían a ella una y otra vez, él golpeando al chico, él besándola, él yendo a toda velocidad, él gritando, él incendiándose, él mirándola con su mirada roja , él sangrando y ella llorando como desquiciada.
El se llamaba Bael y era un príncipe.
Ahora estaba en el palacio junto al príncipe heredero
El chico mas hermoso que alguna vez había conocido
Escondida en el baño de la habitación para que la servidumbre no la vea.
¡Era una pesadilla!
Ella intentaba respirar, miró el baño que era más grande que su pequeño departamento y decidió meterse a la ducha, necesitaba despejarse y limpiarse la sangre seca.
***
—Ven —Liam la cogió de la mano y la guió a su balcón, donde había una mesa con comida y dos sillas—. Siéntate, mande a que preparen spaghetti a la bolognesa, ¿Te gusta?, les dije que preparen como para dos porque moría de hambre, así podremos compartir, pero si tienes mucha hambre puedes comértelo todo, yo no es que tenga hambre...
—¿Por qué estás siendo tan amable conmigo? —dijo algo cortante—. No quiero ser grosera príncipe, ¿debo decirle su majestad?
—Liam por favor —dijo cabizbajo—. Llámame Liam... ¿Hice algo que te enojara?
—Claro que no —dijo ella sentándose—. Es que hoy han pasado demasiadas cosas que no le encuentro explicación y deseo que me aclares todo.
—Claro —él se sentó enfrente de ella y empezó a servirle un vaso de soda—. Te explicaré todo, no te preocupes.
Leia escuchaba como Liam le explicaba quiénes eran sus familiares, en especial, quien era Bael, ella se estremeció cuando Liam le explica que Bael y su gemela son híbridos y que son mitad demonio. Cuando ella le cuenta todo lo que sucedió después que ellos dos se fueran de la escuela (o como él se la llevó a la fuerza), Liam la miró impresionado.
—Ahora mismo está en el hospital —le explicaba—. Sabíamos que él había tenido un ataque demoníaco, su demonio intentó apoderarse de él por un momento, pero al final pudo controlarlo, al parecer sus poderes salieron por un momento también —el sujeto su mano—. Siento tanto que hayas tenido que vivir eso en tu primer día, pero créeme que Bael no quiso hacerte daño, no estaba en sus cabales, él normalmente es alguien gentil.
—¿De verdad? —dijo ella poniéndose nerviosa al sentir su toque, su corazón volvió a agitarse.
Él quitó la mano pensando que la incomodaba y golpeándose mentalmente, pensó que se había propasado.
—Pensamos que sería como mi tío Alex y que no se le presentaría su mitad demoníaca —él se rió—. La verdad pensé que la única demonio sería la loca de Gabriela, su gemela y que ella fuera a incendiar la escuela el día que tuviera sus poderes, pero parece que me equivoque.
Ella gritó como loca cuando alguien cayó del cielo en el balcón.
¡Era una chica con alas gigantes y blancas!
—¡¿Cuántas veces te tengo que decir que entres por la puerta como las personas normales Odette?!
—No somos personas normales Liam.
La chica con grandes alas, que Liam llamó Odette se acerca a a Leia instintivamente. —¿Está herida de algún modo? —la tomó de la mano—. Recién me enteré de todo y Bael preguntó si te había herido de algún modo... —Estoy bien —hablo Leia algo abrumada. —Esconde tus alas —bufo Liam—. ¡No te das cuenta que la asustas a..., ahora que me doy cuenta, ¿No pregunte tu nombre verdad? Liam estaba sonrojado. —Me llamo Leia. —¿Por qué no la llevaste junto a Bael al hospital? —Odette le preguntó. —Sabes como se pone mi tío Alan —habló Liam—. La última vez que causamos problemas, mi tío Jaime hizo que expulsaran de la isla a tr
Ella se equilibró de nuevo y se apartó de él con un manotazo, él la miró divertido. —¿Leia verdad? —¡Yo no te hice nada! —ella volvió a retroceder. —No... —¡Tú eres el loco que me beso! —le interrumpió. —Eso es lo que... —¡¿Has venido a secuestrarme de nuevo?! —¡No te voy a secuestrar! —él la calló—. Yo… —suspiro y peino su cabello con las manos frustrado—. Yo he venido a disculparme y darte una explicación. —¿Ah? —ella se detuvo—. ¿No quieres hacerme daño? —Por supuesto que no —él puso sus manos en su bolsillo—. Yo no qu
—¿Me dices que la puta de Deniska se imaginó que tú le sonreíste? Theo estaba recostado en su cama mirando al techo, intentando tener paciencia mientras Gabriela caminaba por su habitación, echándole en cara cosas que jamás sucedieron. —Yo le sonrió a todo el mundo Gabriela. —¡¿Osea que coqueteas con todas maldito idiota?! —le tiró una almohada— ¡Terminamos! —ella gritó histérica—. ¡No puedo seguir con alguien que le sonríe a cualquier estúpida que se le atraviesa! Ella caminó hacia la puerta, pero Theo se levantó rápidamente, la sujetó del brazo y la lanzó a la cama posicionándose encima de ella. Él la beso a la fuerza, sujetándola fuerte de los brazos para que no lo golpeara, ella cedió después de unos minutos, cuando él cedió sus manos, Gabriela enr
Por instinto los seguí, además no era la única, todos corrían para ver lo que sea que estaba ocurriendo. Salí por la parte trasera de la escuela, era como un gran patio, en medio pude ver como Liam luchaba con una chica muy parecida a Bael. Debe ser su gemela. El le gritaba cosas mientras ella esquivaba y lanzaba golpes muy ágilmente, era muy obvio que los dos parecían estar acostumbrados a luchar, porque ella sentía estar viendo una escena de acción de una película. Se preocupo un momento por él, pero en el momento que Liam lograba arrebatarle el bate de béisbol y empezar a intentar romperle la cabeza con eso, mientras la gemela de Bael parecía desquiciada, incitándolo a que le dé, se dio cuenta que ellos parecían divertirse. Se preguntó dónde estaba Bael y porque no era el que intentaba
—¿Solo le rompió el fémur? —¡Alan! Nuestros padres gritaban histéricos dentro de la cocina, mi hermana dormía encima del mueble, normalmente cuando ella dejaba que su demonio la dominara, terminaba muy agotada, antes no solía creerle, pensaba que lo hacía para evitar que nuestros padres le gritaran inmediatamente después de su travesura, para cuando hablaran con ella, ya estarían calmados. Pero después de que fui poseído por primera vez, me doy cuenta que es demasiado peligroso. ¿Cómo ha podido mantenerlo a raya tanto tiempo?, ¿Cómo lo hace papá cuando su demonio es más poderoso? Yo empezaba a asustarme, apenas faltan días para cumplir 17 y ya puedo sentir la manera como voy cambiando, a veces me dan ganas de huir a un lugar donde no pueda dañ
—¿Te gusta la ciudad? Liam me miró por un segundo para devolver la vista al frente del auto, hoy había estado conmigo desde el almuerzo y ahora estábamos paseando en su auto. Estaba un poco sobrepasada con sus atenciones, no sé si estaba paranoica, pero sentía que él cuidaba cada cosa que hacía o decía cuando estaba en mi presencia. Tal Vez era mi mente recordándome las palabras de Bael o mi baja autoestima que aun no podía creer que un chico como él, tenga tantas atenciones conmigo, o tal vez era que apenas llevaba un día conociéndolo y él parecía conocerme de toda la vida. —¿Te puedo hacer una pregunta? —¿Estás respondiendo mi pregunta con otra pregunta? —sonrió. —Me gusta mucho la ciudad, es la más herm
—Espera Bael —Liam sujeto el hombro de su primo—. Tenemos que hablar en privado.—Qué tal si vamos adelantándonos —dijo Theo a Odette y a Joon—. Si tomamos el camino del lago, llegaremos más rápido a la casa de mi tío Jaime.—¿Qué es tan importante que no podemos escucharlo? —Estefan bufo—. Igual nos vamos a enterar.—No seas metiche —Theo sujetó del brazo a Estefan y lo arrastró—. Ellos tienen que hablar.Se fueron discutiendo y adentrándose más al bosque, cuando Liam ya no pudo escucharlo miro a Bael al rostro.—¿Desde cuándo eres tan serio? &m
—¿Estás dormida?Escucho un susurro en la oscuridad, que sueño tan raro estoy teniendo en estos momentos.—¿Quién es el que te mando una canasta llena de bollos y te puso en la tarjeta "lo siento por lo de hoy, ricos bollos para mi pequeña bollo favorita"? ... ¿Quién tiene tan horrible sentido del humor?Gruño exhausta.—¿Estoy escuchando a Bael también en mis sueños? —susurro aun con los ojos cerrados.—¿También?Abro mis ojos dando cuenta de tres cosas:1.-Las luces de mi minidepar