NUEVO JEFE

ALGUNOS MESES ANTES...

Juliette llegó a la empresa Ulibarri dónde en muy poco tiempo la sintió como su segundo hogar. Dave, el dueño de la empresa y CEO, era realmente generoso y amable con sus empleados. Luego, cuando llegó su sucesor, uno de sus hijos gemelos, ella logró entablar una amistad con él.

Camilo Ulibarri era un hombre joven, serio y reservado. Él trataba a los empleados con cordialidad y respeto. Era sumamente selectivo con sus amistades y no le entregaba su confianza a cualquier persona. Juliette era simpática, serena y también seria, tal vez por eso en poco tiempo ganó el cariño de su nuevo jefe.

Desgraciadamente para Camilo toda su vida pendía de un hilo. Él se había casado con su único amor, había tomado el puesto de su padre y descubrió encantado que sería papá por primera vez, pero eso lamentablemente también le demostraría que la infelicidad estaba a solo un resultado médico de distancia.

La esposa de Camilo fue diagnosticada con cáncer y eso rompió el corazón de la familia completa. El joven matrimonio tenía tantos sueños y ambiciones futuras por cumplir. Los dos eran excelentes personas que no merecían ninguna desgracia como la que les estaba tocando atravesar.

Camilo comprendió que para aumentar las posibilidades de vida de su esposa debería renunciar al sueño de ser padre. Él estaba dispuesto aún con gran dolor en su corazón, pero su esposa no estaba dispuesta a eso. Ella amaba a su bebé por nacer y no renunciaría a él ni así su vida estuviese en peligro en el proceso.

Camilo estaba dispuesto a pagar el precio que fuera para que su esposa mejorara su salud y que pudiera cumplir su sueño de ser madre en el proceso. El prestigioso doctor Tiziano Ferro, fue quien le recomendó una clínica súper reconocida que estaba en otro país, ya que en dicho lugar trataban casos de salud tales como el de su paciente con mejores probabilidades de exito que en otras circunstancias.

No fue un proceso sencillo ni tampoco rápido, pero el doctor Ferro consiguió un cupo en aquella clínica, por lo cual Camilo y su esposa debían viajar de inmediato junto a un equipo médico.

No hizo falta que Camilo le explicara a su familia que dejaría su puesto como CEO. Ellos comprendían perfectamente que la familia siempre estaba primero sobre cualquier otra cosa.

(.......)

Juliette asistió a su trabajo como en un día normal. Ella había visto a su jefe irse y sabía bien los motivos de su ausencia. No hizo falta que Camilo le dijera que debía cancelar todas sus citas, ella lo hizo. También pensaba en lo que sucedería, ¿A quien asistiría? Sabiendo que su jefe tenía dos hermanos y que uno de ellos no había seguido los pasos de su padre lo descartó. También pensó en el gemelo de su jefe, a quien no conocía. Si ese hombre jamás asistía a la empresa, para ella, significaba que no le interesaba; por lo tanto asumió que Dave volvería a ocupar su lugar como CEO y estaba más que satisfecha con eso.

En la mente de Juliette imaginaba volver a asistir a Dave y se sentía contenta, algo que poco duraría al conocer a quien podría fácilmente identificar como el mismísimo demonio, Brad Ulibarri.

Dos días después, Juliette estaba ocupando su puesto, cuando de pronto escuchó el sonido inconfundible del ascensor. Al ver quién salía de allí e intentaba ingresar a la oficina de presidencia se puso en estado de alerta.

-¡¿Quien es usted?!- Gritó asustada por la apariencia de ese hombre

El hombre de cabellos castaños estaba vestido de cuero y debido al casco que llevaba en su mano comprendía que conducía una motocicleta. Su aspecto era peligroso y un escalofrío la recorrió al asociarlo inmediatamente como alguien perteneciente a una pandilla de motociclistas.

-Ay Juli hoy mueres, pero lo harás defendiendo tu puesto- Se dijo internamente

-¿Me hablas a mi?- Brad no salía de su asombro y estaba enfadado por la osadía de esa empleada pequeña e insignificante para él

-Si. Vete de aquí, estás en presidencia y llamaré a seguridad- Lo amenazó sosteniendo el teléfono en su mano con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos

-Llámalos- La animó a hacerlo, enfadado, respirando agitadamente

Juliette lo hizo después de lo que fue una muy acalorada discusión. Los de seguridad llegaron inmediatamente en su ayuda pero palidecieron al comprender que la pobre secretaria no sabía que estaba intentando echar al hijo del dueño y actual CEO de la empresa.

-Señor Ulibarri le pedimos que nos disculpe. Evidentemente hubo un malentendido- Se disculpo uno de los hombres y se fueron tan rápido como llegaron, dejando a Juliette sola frente a Brad

Brad miró fijamente a Juliette, pero si esperó una disculpa no fue exactamente lo que obtuvo. Tampoco la notó excesivamente nerviosa ni mirándolo con lujuria o coquetería como hacían las demás mujeres. ¿Que era lo que estaba mal con esa mujercita? Su primera labor como jefe sería despedirla, ¡A él nadie lo humillaba!

(.....)

Después de verlo desaparecer tras la oficina que ocuparía como CEO, Juliette maldijo internamente a su jefe y también a su mala suerte. Sabía que debía permanecer en aquella empresa trabajando porque si renunciaba lo más probable era solo ser contratada en el salón de belleza del novio de su primo. Los Montgomery eran poderosos y seguían interesados en la posible alianza que años anteriores ella había rechazado y para eso se encargaban de limitar sus oportunidades de sobrevivir por sus propios medios.

Brad miró la oficina, guardó las fotografías de su hermano y cuñada el día de su boda en un cajón y ocupó su lugar. Aquellas fotografías le producían tristeza debido a la situación. Llamó a su secretaria varios minutos después, cuando se sintió calmado para no acabar diciéndole varias cosas que una dama no debía escuchar.

-Estás despedida- Su primera orden como CEO, fue la de despedir a su secretaria que sorprendentemente no se inmutó ni armó una escena de llanto ni drama para conservar su empleo

-No lo estoy. El señor Dave me contrató de manera efectiva e inamovible. La única forma de dejar mi puesto será si renuncio- Se cruzó de brazos y lo miró desafiante, con orgullo brillando en sus pupilas

-Entonces renuncia. Me niego a trabajar contigo. Eres poco atractiva, irrespetuosa, prejuiciosa. Definitivamente no te necesito aquí-La miró con desdén observando con atención sus gestos. Esa seguridad solo tenía que ser una fachada

-Una pena. No renunciaré solo para satisfacer su capricho. Deberá trabajar conmigo- Elevó su mentón en un gesto aún más desafiante y lo miró con determinación

-Haré que renuncies. No podrás permanecer en tu puesto mucho tiempo. Cuidado con lo que haces porque no soportaré que pongas en peligro a la empresa ni que me dejes en ridículo- Advirtió imaginando que ella sería todo un desafío, pero estaba equivocada si creía que seguiria trabajando allí porque no sabía todo lo que él era capaz de hacer para obtener su propósito

-Jamás atentaría contra mi trabajo por más desagradable que me resulte el nuevo jefe- Respondió y salió de la oficina con la frente en alto y una seguridad que estaba muy lejos de sentir

Brad miró a la secretaria marcharse, era insípida, poco atractiva y además tenía un carácter de mil demonios. No había manera de poder trabajar a su lado, ¿Ella sería capaz de desempeñar una buena labor? No lo creia posible. Pero... una duda asaltó su mente, ¿Por qué su padre había contratado a esa muchachita? ¿Por qué era imposible que pudiera despedirla? No lo entendía, claro que no, pero lo averiguaría.

Juliette fue a su escritorio maldiciendo su suerte, aunque no podía sentirse menos responsable. ¿A qué ser humano normal se le ocurriría vestirse como un pandillero para ir a trabajar? ¡Era su jefe y ni siquiera se había peinado! Recordó que él tenía el cabello atado en una coleta muy desordenada, tal vez por haber usado el casco o simplemente porque no le apetecía peinarse. Ella lo había observado y de no ser porque ese demonio vestido de cuero compartía muchos rasgos con Camilo, hasta hubiese creído que era adoptado por la familia Ulibarri.

En su nueva oficina, Brad comenzó a mirar algunos balances y luego llamó nuevamente a Juliette.

-¿Qué se le ofrece?- Lo miró con total seriedad y levantó aún más su barbilla en un gesto desafiante

-Quiero saber los pendientes. Imagino que al menos debes saber que tienes que llevar una agenda, ¿O para que propósito fuiste contratada? Por tu belleza permíteme dudarlo- Lo fulminó con la mirada y procedió a calmarse, demostrándole así lo poco que le importaba lo que él pensara de ella

-¿Debería usar una falda que lo enseñe todo o un escote hasta el ombligo para su satisfacción? Vine aquí a trabajar, no a seducir a nadie. Llevo una agenda pero debido a que el señor Camilo se fue de inmediato debí cancelar los pendientes de varios días- Explicó sintiendo los latidos de su corazón acelerados

-Un cambio de uniforme no vendría mal, pero dudo que en tu caso pueda hacer demasiado. Necesitas un milagro y después de todo no durarás aquí mucho tiempo- Sonrió satisfecho esperando una reacción pero ella se mantuvo estoica disimulando lo que sentía

-Toda una vida fingiendo junto a mis padres me ayudaron a mantenerme calmada delante de gente desagradable- Pensó Juliette para si misma sin desviar la mirada de los ojos penetrantes de su nuevo jefe y salió de la oficina

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