Ay diosssss. Esto va a estar de comerse las uñas!!!! Mas tarde nuevo capitulo chicas. Recuerden comentar, reseñar y dar liike
Capitulo 31 "Ares se enfrenta a Ramses" Ares Salvatierra se quedó completamente.No, no podía ser cierto.Giulia estaba embarazada.Embarazada de él.¡Dios, un hijo! ¡Su hijo!Y ella… ¿ella lo sabía?Un sudor frío empañó su frente.— ¿Está segura de lo que está diciendo? — consiguió preguntar después de un largo rato.La joven enfermera asintió.— Completamente, señor. Ares no lo podía creer. Negó con la cabeza y se pasó la mano por el rostro buscando procesar aquello.— ¡Por favor no diga que yo se lo dije! ¡Tengo dos hijos y no puedo perder mi trabajo! ¡Pero… precisamente porque tengo dos ojos, creo que… esto no debería hacerse porque una pequeña vida que viene en camino!Ares asintió.— Tiene mi palabra.— Espero usted si pueda parar todo esto. Con permiso.En cuanto la mujer desapareció, Ares volvió a la habitación. Allí parecía estar finiquitándose todo.Sintió su pulso detenerse.— Aquí no va a llevarse a cabo ningún trasplante — interrumpió con autoridad.Todos se giraron. Giu
Capirulo 32: "Una verdad a punto de ser revelada" Mientras tanto, todavía en el hospital, Gala despertó luego de un largo rato, y al ver a Ramsés con la cabeza escondida en sus manos, se incorporó pegándose a la espalda del sofá.Ramsés la sintió y enseguida alzó el rostro. La mirada de desconcierto, temor e incertidumbre que le dedicó su esposa, lo desarmó por completo. Ella era su vida entera.— Gala, mi amor, no me mires así.— ¿Y cómo esperas que lo haga? No eres el hombre del que me enamoré. No eres el hombre con el que me casé.Ramsés sintió el peso de aquellas palabras como un cuchillo afilado.— No me digas eso, por favor — rogó —. Solo… estaba desesperado. Necesitaba encontrar una forma de salvarte, de curarte.— ¿Y esa forma era poniendo la vida de un inocente en riesgo?— Giulia es todo menos una inocente, lo sabes.Gala negó.— No hablo de Giulia, sino del bebé.Ramsés frunció el ceño.— ¿De qué bebé hablas?Gala entornó los ojos.— Del bebé de Giulia, Ramsés. Ese que iba
Capitulo 33: "Un buen hombre" La mirada de Giulia fue de completo miedo y desesperación. Entonces Ramsés lo supo. Él no tenía completa idea de lo que ella había en el pasado, del daño que había causado.Y al volver la vista a Ares, abrió la boca, pero Gala entró en ese momento al despacho.— ¿Ramsés? — lo llamó, impidiendo que él dijera algo que no le pertenecía revelar en ese momento.— Gala, mi amor ¿Qué haces levantada? — le preguntó él con preocupación, tomándola de la cintura.— Escuché voces — respondió ella, con voz tímida, mirando a Giulia y a Ares con intriga. ¿Qué hacían allí?Ares la puso al tanto de su visita. Giulia todavía estaba sin habla. Nerviosa. Recuperando el aliento.Los ojos de Gala brillaron, y se aferraron a la mano de Ramsés.— Estoy dispuesta a someterme a lo que sea.— No es así de fácil, además, no sé si… pueda confiar en ellos — respondió Ramsés con intriga.Gala sonrió. Había algo en ese hombre que le inspiraba confianza, y la forma en la que miraba a su
Capitulo 34: "La seguridad de mu mujer"Durante todo el camino a la mansión Salvatierra, Ares y Cantera se mantuvieron en la línea con su equipo de seguridad, pero algo pasó que, la llamada se cayó y no volvieron a contestar.Ares no supo cómo volver a respirar con regularidad en ese momento.— ¡Acelera, Cantera, carajo!— Hago lo que puedo señor, pero el tráfico…— Me importa un carajo el tráfico. Si no llegamos en menos de cinco minutos a la mansión, considérate despedido.Cantera sabía que no hablaba en serio. No solo porque llevaba toda su vida trabajando para los Salvatierra, sino porque conocía a ese muchacho, y sabía que hablaba desde la preocupación y el desespero.Al ponerse el semáforo en verde, aceleró y se evadió las calles concurridas durante el resto de camino.Al llegar, todas las luces del jardín principal estaban encendidas. Cantera estudió el perímetro en todo momento. No había rastros de sus hombres por ningún lado. La tensión aumento. Ares, sin poder contenerse más
— ¿Ca…sarme? — preguntó Gala después de la lectura del testamento. Acababa de enterrar a sus padres y hermana mayor hace menos de veinticuatro horas y no había dormido lo suficiente, así que por la falta de lucidez, le fue fácil suponer que había escuchado mal.El hombre detrás del escritorio, con la mirada todo el tiempo gacha, repitió la cláusula para que no quedaran dudas, pero Gala negó, desconcertada.No, era una locura.¿Por qué razón sus padres la obligarían a casarse? No tenía sentido.— … y de no cumplir con dicho mandamiento, todo pasará a manos de su tía paterna, Beatriz de Lima.Gala giró la cabeza y miró a su tía con el ceño fruncido. Fue una sonrisa siniestra lo que la hizo volver la vista al hombre, y con voz dudosa, respondió.— De acuerdo, lo haré. ¿Cómo contacto a este hombre con el que… debo casarme?— No se preocupe, solo deberá presentarse en el registro civil a una hora estipulada. La señora de Lima la guiará en todo.— No necesito de ella.— Su padre así lo esti
La ceremonia se llevó a cabo de forma rápida y casi fría, y aunque Gala todo el tiempo mantuvo una sonrisa y su dulce optimismo, no sería hasta después de dar el “sí, quiero”, cuando descubriría su nueva realidad. Cruda y devastadora.Por supuesto, antes de firmar su destino, Gala tuvo preguntas, como de dónde se conocían él y sus padres, pero, ninguna de ellas fue respondida, a excepción de un “no tengo tiempo para tus preguntas. Continuamos o lo dejamos aquí. Tú tienes más que perder” de su parte. Por lo que Gala se vio en la obligación de asentir y unir su vida en matrimonio al hombre que estaría por conocer.— ¿Tienes tu equipaje contigo? — fue lo primero que le preguntó Ramsés a Gala luego de haberse convertido en marido y mujer. Ni siquiera hubo beso, lo que abochornó ante a todos a la pobre Gala.Con voz dulce, ella respondió:— No, no sabía que…— ¿Que qué? ¿Qué después de convertirte en la esposa de alguien te irías a vivir con él? — se burló Ramsés de forma cínica, y la cort
Tras recobrar el aliento, Gala bajó del auto, observando con asombro y confusión todo lo que había a su alrededor. Hectáreas tras hectáreas de verde le dieron la bienvenida. También el olor a flores frescas y tierra húmeda. Parpadeó dando un amplio recorrido con su mirada.— ¿Tú… vives aquí? — preguntó la joven, atontada.— Sí, y es donde lo harás tú también a partir de ahora. ¿Por qué? ¿Te desagrada la vida en el campo? — quiso saber con arrogancia y fastidio. No le sorprendería en lo absoluto su rechazo por aquel lugar. A Giulia tampoco le gustaba la vida en aquellas tierras, y cuando lo dejó, no desaprovechó la oportunidad para confesarle en su cara que repudiaba todo de aquel lugar. Desde el olor a pasto hasta el merodear de los bichos.Pero, para su completa sorpresa, la respuesta de Gala fue todo lo contrario.— No, de hecho, es… un lugar hermoso. Creo que va a gustarme la vida aquí.Ramsés la miró contrariado.— ¿Qué?— Sí, bueno, jamás he estado en un lugar como este, pero me
Gala se quedó lívida por largos segundos.— ¿Qué? — consiguió preguntar, atándose la bata y abrazándose a sí misma.— Te dije largo, vamos, fuera de esta habitación. ¡Salte! — y señaló la puerta.Gala ahogó un jadeo y negó con la cabeza, desconcertada, llorosa.— ¡Pero…!— ¿Es que no me escuchaste? ¡FUERA! ¡LARGO! — gritó el brasileño, fuera de sí.Para ese punto, Gala intentó alcanzar su maleta, buscando desesperada y con manos temblorosas algo con lo que cubrirse, pero sin pensarlo y rebasado por el resentimiento, Ramsés la tomó del brazo y la sacó de la habitación sin pensar en las consecuencias, no fue hasta después de largos segundos e inhalaciones profundas cuando reaccionó.— ¡Carajo! — gruñó, ¿qué había hecho? Estaba semi desnuda y… ¡Idiota! ¡Mil veces idiota!Salió a buscarla. No había sido su intención. No de esa forma, pues a final de cuentas, sea cual sean sus planes de venganza, ella seguía siendo su esposa y nadie más que él, tenía el derecho de verla con poca ropa.Abri