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Capitulo 35: "Amenaza de abarto y una visita del pasado"— Ah, Ares, te deseo tanto en ese momento — musitó Giulia, abrazada por las caricias que él repartía por todo su cuerpo.— Y yo a ti, cariño, a cada segundo, a cada momento… en cada aliento te deseo — respondió él contra su cuello, mientras besaba la zona sensible.Giulia echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos por un breve instante, disfrutando del maravilloso hombre que la tocaba como si ella fuera de cristal. Sus muslos fuertes; perfectamente marcados. Su espalda ancha y fornida. Todo de él era un deleite. La embriagaba. La poseía. La…Sin que lo viese venir, una pequeña punzada azotó su vientre. Giulia se encogió emitiendo un sonidito de dolor, rompiendo la bruma del encuentro.Ares se alejó enseguida, inspeccionándola.— ¿Giulia? — llamó, y ella se llevó las manos al vientre apretando con fuerza los ojos.— Ah, Ares…— Cariño, ¿Qué pasa?— Ares… me duele — dijo en un tono preocupante, y Ares se tensó. En cuando Giulia al
Capitulo 36: "La amaba tanto que dolía"Giulia se había quedado sin habla, incrédula. Mientras que Simón sonreía con orgullo.— Te dije que estaba cerca.— Tú… — apenas logró decir ella — Has sido tú… detrás de las amenazas.Simón asintió.— Llevo meses siguiéndote el rastro. ¿Creías que ibas a poder deshacerte de mí tan fácil? Después de haberme prometido que estaríamos juntos.Giulia negó.— Yo no te prometí nada.— Teníamos un trato. Yo me deshacía de Gala y mi premio eras tú.Giulia bajó la mirada, avergonzada por su pasado. Por todas esas cosas horribles.— ¿Qué? ¿Lo has olvidado ahora que estás jugando a ser la mujer perfecta? Él no sabe quién eres, ¿no es así? ¿Qué pasará cuando se entere?— No, no puedes.— Claro que puedo, y no solo eso, lo destruiré. Por su culpa sus hombres me hicieron esto — se alzó la camisa y mostró una herida.— Estuviste anoche en la mansión — adivinó Giulia —. Fuiste tú.— Y ya ves hasta donde puedo llegar.Giulia sintió náuseas. Nada de eso podía esta
Capitulo 37: "Tú, Giulia, hiciste que todo cambiara entre nosotros"Al alba, Ares seguía preguntándose cómo es que algo así estuviese pasándole. Había entregado su corazón a Giulia, su amor, su confianza. Su confianza, mald¡ta sea. ¿Cómo le había mentido de esa forma? Se había burlado de él.Y él… Dios, él… se había cegado. Se había dado la oportunidad a sí mismo de volver a amar. ¿Y qué había conseguido eso? ¡Ser burlado de la forma más cruel!Con dos botellas vacías y el alma por el piso, decidió que era momento de irse. No esperó a despedirse, así que Gala y Ramsés no lo vieron al despertar.Durante todo el trayecto de regreso, Ares estuvo en contacto con Cantera. A Giulia le habían dado el alta esa misma mañana. Estaba bien. El bebé también. El tal Simón había sobrevivido, pero en estado grave. La policía ya estaba haciéndose cargo también.Llegó a la mansión cómo a eso de las ocho de la mañana. No esperaba encontrarse con Giulia, al menos no en ese momento. Todavía había mucho en
Capitulo 38: "¿Pensabas huir con mi hijo en tu vientre?"Giulia sintió que algo se rompía dentro de su pecho.Ares había pronunciado aquellas palabras con un dolor tan crudo que ella no pudo hacer otra cosa más que mirarlo marcharse.Ahora, todo lo que tenía era el eco de su voz y el peso insoportable que dejaría su ausencia.Ares no miró hacia atrás cuando salió de la mansión.Se montó en su coche y condujo sin rumbo fijo hasta que su instinto lo llevó a su departamento de soltero. Allí, lo primero que hizo fue quitarse la chaqueta y aflojarse la corbata. Después abrió una botella de whisky y bebió hasta que el ardor del licor quemara su garganta.Sabía cómo iba a ser la vida sin ella. Era completamente consciente. Sabía que dolería y lo desgarraría. Es que Dios, se había acostumbrado tanto a su presencia, a su olor, a sus… mentiras.Negó, frustrado, y bebió directo de la botella un trago largo.Después de ese momento, los días comenzaron a pasar. Lentos y agonizantes. El silencio de
Capitulo 39: "¿En donde estaba Giulia?"Giulia despertó en el sofá de la sala. Había oscurecido ya, y lo poco que recordaba era a Ares… sosteniéndola en sus brazos.Se incorporó como un rayo, sintiendo que un dolor atravesaba su cabeza.Una de las sirvientas de la casa, que estaba allí, a su lado, la tomó del brazo.— Señora, con cuidado.— Ares… ¿en dónde está? — era lo único que le importaba en ese momento.— Se ha ido hace un par de horas. Me encargó que la cuidara.No, no pudo haberse ido. Se negaba. Dios, después de volver a verlo y sentir que la vida se le escaba sin él, estaba segura de una cosa, lo amaba con su vida y no estaba dispuesta a perderlo.— ¿Cantera?— Llegó hace un rato. Está afuera.Giulia asintió, levantándose, asegurándole a la joven que estaba bien y salió de la casa. Cantera fumaba un tabaco. Lo apagó al verla acercarse.— Señor, ¿Qué hace afuera? Está helado — dijo, quitándose su chaqueta para colocarla sobre sus hombros.— Cantera. Ares… tú… sabes en donde es
Capitulo 40: "Te amo"Amaneció y Ares no supo lo que fue conciliar el sueño. Tenía a toda su gente trabajando en dar con alguna pista.— Señor, creo que encontré algo. Es… de hace años. Un lugar, un barrio. Giulia estuvo allí para esa fecha. Quizás, si tenemos suerte, podremos encontrarla en el mismo lugar.Ares asintió. Tomaría cualquier esperanza que lo llevara hasta ella.— Arréglalo todo para que volemos esta misma tarde.— Sí, señor.Cantera salió del despacho rápidamente, y como prometió, lo tuvo todo listo para volar a Roma a eso de las dos.El trayecto en el jet privado fue casi imposible de sobrellevar. Ares no estaba tranquilo con la idea de perder a Giulia, y sobre todo, de no encontrarla.Al llegar, un auto los esperaba. Lo llevaría directamente a esa dirección.— ¿Estás seguro de que es aquí? — preguntó Ares a Cantera. Se trataba de una casa de acogida.— Sí, señor, es aquí. Estoy seguro.Ares bajó, nervioso, asustado. Temía no encontrarla, no dar con ella y con su hijo. S
Capitulo 41: "Una dulce reconciliacion" El corazón de Giulia bombeaba con una fuerza desmedida. Todo aquello parecía… irreal.— ¿Cómo me encontraste? — preguntó después de volver a la realidad.Ares tomó sus manos y sonrió.— Fue la noche más larga y desesperante de mi vida — confesó —. Y tuve que hacer uso de mi poder para saber que habías tomado un vuelo a Roma. Y entre una cosa y otra, Cantera dio con este lugar. No tenía la certeza de que podías estar aquí, pero en serio suplicaba que así fuera.Giulia exhaló. Todavía flotaba en aquella nube. Dios, Ares estaba allí. ¡Allí!— Entonces, tú y esa mujer… — bajó la mirada, de pronto avergonzada, celosa, celosa hasta más no poder.Ares tomó su barbilla y la instó a mirarlo a los ojos.— No hay nada. Te lo juro. Lo que viste… fue un error. Yo no lo provoqué. Todo confabuló para que tu vieras algo que no eras.Giulia jugó con sus dedos, y asintió.— Te creo.— Bien — exhaló él, aliviado.— Pero aun no entiendo que… haces aquí. Tú me dijis
Capitulo 42: "Una promesa" Aquel encuentro no fue común, no fue como el resto. Fue ardiente y salvaje, casi primitivo, como si hubiese pasado una década desde la última vez. Volviéndolos más ansiosos y necesitados, más hambrientos del otro.— Dios, sí, Ares, por favor… por favor — rogó sin saber todo lo que decía, pero no quería que pararía.Ares sonrió con talento. Sabía perfectamente lo que hacía y hasta donde la llevaría, pues eso no era todo. Alzó el rostro y se lamió los labios, como si buscara demostrarse que todo de ella sabía exquisito en su boca.— Mírame — le ordenó. Giulia obedeció sin dudar. Su pecho subiendo y bajando —. Coloca tu pierna sobre mi hombro. Ahora.Giulia, maravillada por lo que él le pedía, obedeció. Alzó una pierna y la colocó delicada sobre su hombro derecho.— Eres una chica buena, Giulia. Muy buena.Ella se mordió el labio inferior, fascinada.— ¿Merezco un premio por ello?— Por supuesto que lo mereces. Voy a dártelo ahora mismo — entonces volvió a su a