La complicidad entre ambas era evidente, habían congeniado desde el principio a pesar del poco tiempo que llevaban conociéndose. A Celine le agradaba la compañía de Claudia, especialmente durante las noches en las que compartían lecturas en la biblioteca. Sin saberlo, la pelirroja había estado ayudando a Claudia a lidiar con su insomnio, ofreciéndole una distracción agradable en lugar de quedarse dando vueltas en la cama luchando por conciliar el sueño.—Es muy amable señorita. Gracias —una sonrisa se extendió por todo su rostro, contenta de aquel regalo—. Oh, por cierto, ¿ya conoces a Jessica? Claudia miró hacia la joven que había permanecido en silencio a su lado y Celine asintió, dirigiendo su mirada hacia Jessica, quien parecía mantener una actitud reservada.—Sí, acabo de conocerla —respondió Celine, notando la falta de interacción por parte de Jessica.—Bien, me has ahorrado las presentaciones. Jess es una buena chica, solo un poco tímida pero es muy competente en el trabajo. M
Enzo, a pesar de intentar mantener la calma, no pudo evitar sentir una punzada de celos al escuchar el nombre de Erick siendo mencionado por Celine. Su mente empezó a divagar, recordando a aquel tal Oliver. No entendía por qué de repente había aparecido en la feria que Erick organizaba, pero estaba seguro de que ambos hermanos estaban interesados en Celine.Miró a la pelirroja, quien casualmente recibió una llamada de Erick. En su rostro se dibujaba la confusión, tal vez por lo inesperado que era que él se pusiera en contacto tan pronto. Enzo se preguntaba si Celine había compartido su número con alguien que apenas conocía, lo cual le parecía imprudente. Sin embargo, descartó ese pensamiento al notar la sorpresa en el rostro de la joven.Mientras tanto, Celine parpadeó confundida, esperando que Erick dijera algo. Pero la línea se mantuvo en silencio por unos breves segundos que para ella parecieron eternos.—Sí, ese mismo —dijo Erick finalmente—. Te preguntarás a qué he llamado, ¿verd
Sin embargo, aunque enojaba a Enzo el hecho de saber que su esposa vería a aquel hombre, le pareció impertinente lo que estaba haciendo Jessica, tomando en cuenta que no existía ninguna confianza entre ellos. Se estaba tomando el atrevimiento de informar de algo que no tenía nada que ver con ella. Su actitud le resultaba no solo indiscreta, sino también molesta. Así que no dudó en reprenderla con desaprobación.—¿Qué pretendes al decirme esto? ¿Acaso te he preguntado al respecto? No acepto entrometidos en mi casa, mucho menos tolero a ningún fisgón que se inmiscuya en asuntos o conversaciones ajenos que no son de su incumbencia. ¿Te quedó claro? —reprendió dedicándole una mirada de disconformidad—. Deberías saber cuál es tu lugar.Al percibir lo disgustado que estaba su jefe, la chica se sintió descontenta al no lograr su objetivo de provocar tensión y problemas entre Celine y Enzo. En defensa, respondió.—Creí que debía saberlo, señor. Hace minutos estaba muy interesado en descubrir
Enzo condujo a Celine en su auto hasta la cafetería donde se encontraría con Erick. Observó cómo ella descendía del coche y se despedía rápidamente con una sonrisa de agradecimiento. Entró al local sin dificultad y localizó a Erick sentado en una mesa en el fondo. Esto provocó un revuelo en el interior de Enzo. Desde el auto, indeciso, observaba la escena sin poder evitar sentir un cierto malestar. Se debatía internamente sobre si debía intervenir o simplemente marcharse.Finalmente, tomó una decisión. Puso en marcha el auto y se dirigió al bar que solía frecuentar con George, intentando alejar la imagen de Celine y Erick juntos en la cafetería de su mente. Enzo sabía que no podía obligar a Celine a elegirlo a él, pero no podía evitar sentir celos y el deseo de protegerla. Su mente simplemente no podía procesar la idea de ver a Celine con otro hombre que no fuera él. Con la mirada perdida y el corazón lleno de confusión, Enzo conducía por la ciudad
Sentada en la mesa de la cafetería, Celine sentía la mirada de algunas personas sobre ellos, convirtiéndose en el centro de atención desde el momento en que habían entrado al local. La mayoría no había podido pasar desapercibido al rubio frente a ella, un hombre apuesto y conocido, no solo por su belleza sino también por sus buenas acciones. Nerviosa ante los curiosos ojos de algunos clientes e incluso de las empleadas del lugar que no dejaban de murmurar lo atractivo que era el rubio, la joven se mantuvo tensa mientras la camarera que servía su café observaba sin disimulo a Erick.Percebiendo la incomodidad de la pelirroja, él le dedicó una sonrisa apenado por hacerla pasar un mal rato. Por ello, sugirió ir a otro lugar, pero Celine le tranquilizó, alegando que no era necesario.—Estoy bien, descuida —le correspondió la sonrisa intentando relajarse.—Disculpa por no darme cuenta antes de lo concurrido que es esta cafetería, de lo contrario hubiera reservado en otro lugar. Olvidé por
Minutos más tarde, Celine se despidió de Erick asegurándose de no ser vista por ningún reportero y evitando así extender los rumores. Aunque él se había ofrecido a llevarla de vuelta a casa, la joven se negó alegando que necesitaba tomar un poco de aire y caminar le ayudaría a pensar. Estaba a punto de dirigirse hacia la estación de transporte público cuando de repente, escuchó una voz conocida detrás de ella. Era Enzo, que había llegado a la cafetería en busca de la pelirroja. Celine se sorprendió al verlo, su corazón latía con fuerza en su pecho al observar lo apuesto que lucía. Había desabotonado los primeros dos botones de su camisa y no llevaba corbata, su cabello estaba despeinado dándole un aspecto descuidado.—Enzo, ¿qué haces aquí? —preguntó la joven intentando ocultar la sorpresa y la confusión que sentía al verlo en ese estado.—He venido por mi esposa... —se encogió de hombros, acercándose a ella tambaleante, mientras entornaba la mirada hacia la pelirroja—. ¿Dónde está Er
Celine estaba a punto de alejarse de él cuando escuchó el sonido de una bocina. Al mirar, vio un auto negro estacionarse a pocos metros de ellos. George asomó su cabeza por la ventanilla y les hizo señas para que se acercaran y subieran al coche. Ella aprovechó la oportunidad para escapar de Enzo y se dirigió hacia el automóvil dando grandes zancadas. Estaba enojada y solo deseaba llegar a casa, encerrarse en su habitación y olvidar por un momento la razón por la que había aceptado casarse con él.¿Cómo era posible que no se diera cuenta de que a ella no le importaba nadie más que él? Enzo estaba tan ciego al creer que ella estaba interesada en Erick.Enzo aceleró el paso para alcanzarla, caminando tan rápido como podía. Empezaba a sentir los efectos del alcohol en su sistema y le resultaba difícil mantener la coordinación de su cuerpo. Su visión se volvía borrosa y tuvo que parpadear varias veces para enfocar el suelo y evitar tropezar.De repente, un chico salió de la oscuridad en b
La habitación se encontraba en penumbras cuando Celine cruzó la estancia sin molestarse en llamar antes a la puerta. Enzo giró su cabeza viendo una silueta que se movía en medio de la oscuridad, entornó su mirada pero no distinguió de quién se trataba hasta que escuchó su voz.—Enzo, ¿Estás dormido? —inquirió la joven acercándose sigilosamente. Enzo se encontraba recostado en la cama, con la mirada perdida y la voz entrecortada por el alcohol que había consumido. —¿Celine? —dijo mientras encendía la pequeña lámpara de mesa cerca de la cama, iluminando la estancia.Ella cerró los ojos por breves segundos encandilada por la intensa luz, al abrirlos se topó con un par de orbes grisáceos que la observaban curiosos. —Sí, yo... —titubeó sintiendo de pronto las palabras atorarse en su garganta, carraspeó un poco incómoda de haber invadido su habitación sin permiso—. Supuse que no habías limpiado tus heridas, y he traído pomada.Levantó el botiquín de primeros auxilios, y Enzo asintió lenta