La habitación se encontraba en penumbras cuando Celine cruzó la estancia sin molestarse en llamar antes a la puerta. Enzo giró su cabeza viendo una silueta que se movía en medio de la oscuridad, entornó su mirada pero no distinguió de quién se trataba hasta que escuchó su voz.—Enzo, ¿Estás dormido? —inquirió la joven acercándose sigilosamente. Enzo se encontraba recostado en la cama, con la mirada perdida y la voz entrecortada por el alcohol que había consumido. —¿Celine? —dijo mientras encendía la pequeña lámpara de mesa cerca de la cama, iluminando la estancia.Ella cerró los ojos por breves segundos encandilada por la intensa luz, al abrirlos se topó con un par de orbes grisáceos que la observaban curiosos. —Sí, yo... —titubeó sintiendo de pronto las palabras atorarse en su garganta, carraspeó un poco incómoda de haber invadido su habitación sin permiso—. Supuse que no habías limpiado tus heridas, y he traído pomada.Levantó el botiquín de primeros auxilios, y Enzo asintió lenta
Enzo despertó al sentir los rayos del sol que se colaban por la ventana entreabierta. Abrió los ojos, sintiendo la claridad, pero un fuerte dolor de cabeza lo obligó a sentarse en la cama, quejándose. En su mente emergieron los recuerdos de la noche anterior, reviviendo lo acontecido. Celine y Erick, él bebiendo sin parar en el bar hasta embriagarse, luego el joven en la bicicleta que lo chocó y finalmente, Celine apareciendo en su habitación para limpiar sus heridas. Después de eso, no recordaba más.Enzo se levantó de la cama y estaba a punto de llamar a Claudia, la sirvienta, cuando sus ojos se posaron en el vaso de agua y la diminuta pastilla que reposaban en la mesita junto a su cama. Junto a ellos, una pequeña nota decía:"Te ayudará con la resaca, espero que hayas aprendido la lección y no vuelvas a embriagarte".Una sonrisa se dibujó en sus labios al intuir de quién podía ser aquella nota. El nombre de Celine surgió en su mente, evocando una s
Esa mañana, Celine había pasado la jornada acompañando al señor Emir en sus quehaceres. A pesar de la diferencia de edad, este hombre siempre había sido amable y respetuoso con ella, lo cual ella valoraba enormemente. Al no haber recibido lo mismo por su padrastro, la joven al fin podía sentir que pertenecía a un lugar y una familia donde le mostraban aprecio.Durante el día, mientras paseaba por el jardín junto al señor Emir, no pudo evitar pensar en Enzo. La forma en la que se veía al despertar, con el sol iluminando su rostro dormido, le había provocado una extraña sensación en el estómago que no lograba comprender. ¿Será que estaba perdidamente enamorada de él? Se sacudió la cabeza, tratando de apartar esos pensamientos de su mente.—Celine, cuéntame, ¿Cómo han ido las cosas con Enzo? No me has contado cómo les fue en Francia —la pregunta de su suegro la hizo detenerse a mitad del camino hacia el árbol de cerezo.Celine reflexionó sobre las recientes s
Al llegar al restaurante, Enzo la recibió con una sonrisa cálida que aceleró su corazón aún más. Ella correspondió al gesto y juntos entraron al lugar, dirigiéndose a la mesa reservada especialmente para ellos.—Gracias por acompañarme esta noche, Celine —le dijo una vez que estuvieron sentados en la mesa.—Gracias a ti por invitarme —respondió ella, sus ojos permanecieron en él por unos segundos antes de apartar la mirada hacia la camarera que se acercaba a apuntar su orden.Durante la cena, reinó un silencio algo incómodo entre ellos, y Celine se sentía intrigada, esperando que Enzo le explicara la razón de aquella invitación. Aunque deseaba preguntar, se mantuvo callada, limitándose a hacer algunos comentarios sobre el lugar en el que se encontraban. Enzo aprovechó el momento para contarle cómo había descubierto el restaurante y por qué se había convertido en su lugar preferido a pesar de no gustarle la comida de mar.—Mi padre encontró este re
Celine se sintió tensionada al escuchar las palabras de Enzo, su corazón comenzó a latir más rápido a medida que pasaban los segundos. Enzo se veía muy serio, y por su semblante, ella supuso que se trataba de lo que estaba pensando."¿Había recordado lo sucedido anoche?" se preguntó, nerviosa. Deseaba que Enzo no se arrepintiera de su confesión hecha a medias, fruto de la influencia del alcohol. La joven tragó con fuerza, intentando calmar sus pensamientos. Decidió esperar a escuchar lo que Enzo tenía por decir, antes de sacar conclusiones precipitadas. —Dime, ¿qué sucede? —instó Celine, tratando de mantener la calma aunque la incertidumbre la carcomía por dentro. Enzo asintió, agradecido por su disposición a abordar el tema.—Anoche... lo recuerdo todo. Esta mañana estaba confuso, pero mi mente se aclaró más tarde y consideré importante hablar contigo ahora que estoy sobrio —reveló Enzo, mostrando una expresión de remordimiento por su comportamiento de la noche anterior. Celine asin
Caminando furtivamente por el sendero que conducía a la residencia contigua, Jessica apuró el paso y se acercó a la silueta que se ocultaba tras el muro divisorio. Había logrado salir de casa sin ser vista y esperaba que la osadía valiera la pena. Al escuchar unos pasos aproximándose, Jake alzó la mirada y se encontró con la joven de aspecto enigmático. Todo en ella transmitía misterio, lo cual le generaba desconfianza. A pesar de ello, era su única oportunidad para alcanzar su objetivo.Mientras tanto, Jessica sentía lo mismo respecto al rubio. Desconfiaba de él por completo, pero su prioridad era conseguir la suma de dinero que le había ofrecido para poder abandonar la ciudad.—Buenas noches, señor...—¿Tienes el documento? —interrumpió Jake, sin molestarse en saludar. Ella asintió y le entregó el papel que sacó de su sudadera—. ¿Te aseguraste de que nadie te viera salir?—Sí. Llegaron hace un rato. Esperé a que el señor Enzo se encerrara en su habitación, y Celine no hace mucho que
Esa mañana, Celine se despertó temprano para visitar al señor Emir. Tenía tanto que contarle que no sabía por dónde empezar; había logrado mucho más de lo que él le había pedido. Ni siquiera había tenido que mover un solo dedo para conquistarlo, cuando Enzo le confesó sus sentimientos. ¡Estaba tan feliz de saberlo!Después de desayunar, le pidió a George que la llevara a casa de su suegro, y él gentilmente aceptó. Algo le indicaba que la pelirroja informaría a Emir sobre lo que estaba sucediendo entre ella y Enzo. Para ninguno era desconocido el profundo amor que sentían el uno por el otro, incluso si no lo habían admitido antes. Pero seguramente le alegraría saber que su hijo finalmente estaba abriéndose al amor.Cuando el auto se detuvo frente a la mansión, Celine descendió con prisa.—Gracias, George —le sonrió, agradecida, aunque él la observó con diversión al notar la torpeza con la que tropezó en uno de los escalones.Sacudiendo la cabeza divertido, George decidió dirigirse a la
—Está bien —fue el turno de Bastián de asentir con la cabeza y luego dirigió su atención a la pelirroja.—Hasta luego, Celine.—Adiós, señor —se despidió ella, notando el cambio en la expresión de su suegro. Una vez solos, Emir exhaló aliviado de que Bastián se hubiera ido—. ¿Por qué me parece que le desagrada el señor Bastián? —Lo hace. Es tan insoportable y vanidoso, no entiendo por qué aún se atreve a venir aquí —comentó denotando en su voz el fastidio que le provocaba. La joven confundida, no escondió su mezcla de sorpresa y curiosidad—. Es una larga historia, pero en resumen, no han regresado a la ciudad por casualidad; algo quieren y no lo permitiré. En fin, ¿tienes buenas noticias? Haciendo a un lado el tema, una enorme sonrisa iluminó el rostro de Celine al escucharlo, confirmando las sospechas de Emir. Las mejillas de la joven se sonrojaron al recordar la noche anterior, y no pudo ocultar la felicidad que le provocaba pensar en Enzo.—Sí. Enzo me ha confesado lo que siente