El hombre sonríe levemente y me da lo que pido.—Julieth Cohen, es la hija de los proveedores más grandes que tengo de cebada —su rostro está serio, pero si lo que quiere es usar esa seriedad en mi contra, eso no funcionará en este momento, no en esta situación —No seas extrema, es todo lo que pido.No la atacaré de frente, mi lección fue muy bien aprendida, así que no repetiré los errores de juventud. No creo que me esté diciendo mentiras, la mujer sí puede ser hija de un proveedor, aun así, la mirada de ella, aun cuando nos vio besarnos, me irrita y algo tengo que hacer para marcar con mayor firmeza mi territorio. Es una lástima que hace años no cargo chicles en el bolso, así que debo recurrir a un último recurso y es meter mi mano bajo la mesa y disimuladamente arrancar algunos de los que siempre hay pegados. ¿Pensaban que eso no pasaba en lugares finos? Sorpresa, en todos lados pasa, solo que aquí es en menor medida que en otros.—Pero qué cosas dices corazón —le digo con una
Esta noche, fue toda una montaña rusa de sensaciones, primero fue la cena con mis padres, tras la cual creí que mi humor decaería, pero cuyo manejo de la situación por parte de Richard, termina por sorprenderme y luego está el encuentro con la tal Julieth.Espero que esté contenta por la gran oportunidad que le di, para cambiar su estilo. Las mujeres necesitamos de vez en cuando un cambio en el cabello para sentirnos bien y que mejor motivación que el regalo que dejé enredado en su oxigenado cabello.¿Infantil? No me importa, pues aunque le seguiré cobrando, soy sin duda de aquellas personas que también necesitan hacer algo físico e inmediato para sacarse la espinita y para desgracia de esa chica, lo que me clavó, no lo considero espinita sino un arpón.Duermo plácidamente entre los brazos de Richard y tengo un sueño feliz. Sueño nuevamente con la gran mansión y el baile, pero todo está a color, el corsé me permite respirar y Richard me espera en el segundo piso al cual siempre quis
Tomo el vaso en mi mano, lo levanto un poco y el líquido adquiere una hermosa coloración dorada al observarla a tras luz, sin pensarlo más, bebo un primer sorbo, el cual siento que a pesar del hielo, quema un poco mi garganta.—No me interrumpas hasta que termine, ¿vale?LORENA, 15 AÑOS DE EDADMi rebeldía en los últimos meses había surtido efecto, aún no tenía la libertad normal de una chica de mi edad, pero había muchas cosas que sí cambiaron, entre ellas mi apariencia.Mi transformación inició con un corte de cabello radical, seguido con un cambio en el estilo de mi guarda ropa y con uso de maquillaje, lo cual confieso, debo agradecer completamente a mis nuevos amigos de internet. Entre ese grupo, conocí a un chico llamado Joel, quien fue oficialmente mi primer amor y con quien en varias oportunidades me escapé de casa, para ir de fiesta, sin que mis padres se enteraran. Los lugares a los cuales nos escapábamos, eran sitios no muy recomendables, pero me divertía como nunca, como
—No desesperes, Simón, volveremos —las palabras de Richard hacen que el aterrado hombre se orine encima y no puedo evitar que eso me cause gracia.Me conduce nuevamente a la casa y sirve dos nuevos vasos con whisky.—¿Te entregó archivos? ¿Los nombres de las víctimas?—Todo —me interrumpe —tenemos los archivos en digital Lorena, tener a este hombre aquí, es el resultado de meses de seguimiento, así que mientras, espero que jugar un rato con ese hombre, sirva para aplacar un poco tus demonios.—No merecen vivir —digo con el rostro bañado en lágrimas — el hijo de Roberto, sufre mucho y eso que él tuvo suerte, sé que la mayoría no sobreviven. —Lo sé, linda —contesta mientras me acuna entre sus brazos —podrás torturarlo un poco, pero no lo vas a matar y eso, quiero que quede muy claro.No estoy segura sobre como sentirme, quiero desaparecer a Miller y sus hombres, fantaseo seguido con eso, pero imaginarlo y hacerlo, son dos cosas completamente diferentes, nunca he matado y parece que Ric
Dos semanas pasaron volando, como si no representaran nada en la vida de una persona. Logré ponerme al día con el trabajo y poco a poco la idea de tener administradores, fue tomando fuerza en mi mente. Mi tiempo estaba distribuido entre trabajo, viajes y Richard.Hasta el momento, no me ha permitido ver un ajuste de cuentas, ni me habla al respecto, lo cual agradezco, pero si me está enseñando como funciona todo y quienes le deben favores. Es increíble, es casi como si los estuviera reservando para algo especial y estoy casi segura que ese algo especial, tiene nombre y apellido, Iván Miller.Richard ama los lugares grandes, dice que siente que sus ideas fluyen mejor en lugares así, además que ya tengo claro que la decoración en tonos vivos y contrastes, ayudan a mantener su estado de ánimo en la dirección correcta. Entre más lo conozco, más me encanta y más se afianza mi decisión.Tenemos las mismas mañas, siempre buscamos estar ocupados, su mente al igual que la mía, debe estar o
—¿Podemos dejar esa historia para otro día?—Claro que sí —Me abraza pegándome a su pecho y puedo sentir su respiración sobre mi cabeza.—Ahora dime, ¿qué fue eso con Miller?, ¿por qué no le dijiste que no de una vez?—Tú misma cambiaste las reglas de este juego, Lorena, lo hiciste con las fotos de Simón y eso nos da esta oportunidad.Me separo de su cuerpo para poder mirarlo a los ojos.—No voy a trabajar con él, pero si tendremos la reunión, escucharé los detalles y buscaré la forma de poder llevarme al maldito para ajusticiarlo.—No sé, por qué no se me ocurrió a mí —digo mientras prendo el televisor y me encuentro con la imagen de mi padre en el.Es un debate político de media noche, ahora, mi padre se está postulando para Gobernador de California y según parece, lidera las encuestas. Unos minutos después, mi vista empieza a pesar, así que apago el televisor y abrazo gustosa al hombre que duerme al lado mío.Lo observo dormir y debo admitir que tengo buena mano, está físicamente
—¿Sabes quién nos hizo esto? Seguro fue el candidato Johnson, él siempre está atacando a Darío, él es un hombre... —las palabras de mamá, son interrumpidas por Richard.—Fue, Moore —mamá, mira a Richard con extrañeza.—¿Estás seguro? Él siempre fue un hombre muy cordial, se ve tan correcto.—El pago fue prometido por él, pero no se preocupe, yo me encargo, señora Sophie —su mirada oscura está extrañamente relajada, mientras observa su celular. De no ser, porque mi principal preocupación en ese momento es reconfortar a mi madre, ya habría averiguado cuáles son sus planes. Al llegar, papá nos espera en la entrada de la casa.Habría deseado, nunca más, ver esa mirada de preocupación en su rostro, pero dadas las circunstancias, era imposible, nos abraza y parece no querernos soltar. Richard solo observa la escena, hasta que finalmente y tras mucho esfuerzo, logro hacer que mis padres se calmen y nos podamos retirar, no antes de que Richard y papá hablen a solas.Me ofusca que sea una
Me siento cansada, pero creo que el hambre me obliga a despertar. Estiro mi brazo esperando encontrar a Richard a mi lado, pero no está, solo encuentro el colchón frío y las mantas arrugadas.Paso mis manos sobre mi rostro y me obligo a abrir los ojos. La habitación está casi que totalmente oscura, por lo cual no me es posible calcular la hora, así que tanteo hasta encontrar mi celular y descubrir con sorpresa que es casi medio día.Dijo que me mostraría algo, no debería haberme dejado dormir tanto. Me arreglo y bajo esperando encontrarlo en alguna parte de la casa, pero en su lugar, veo a una mujer de unos cincuenta años, quien me saluda con una amplia sonrisa y me ofrece algo ligero para comer, mientras termina de preparar el almuerzo.Su nombre es Consuelo y parece ser que mi ahora señor marido, la trajo para que nos atienda por unos días, pues yo cocino terrible, aparentemente solo puedo hacer el desayuno. No se equivoca, no sé preparar nada más complejo que unos huevos revuel