—¿Podemos dejar esa historia para otro día?—Claro que sí —Me abraza pegándome a su pecho y puedo sentir su respiración sobre mi cabeza.—Ahora dime, ¿qué fue eso con Miller?, ¿por qué no le dijiste que no de una vez?—Tú misma cambiaste las reglas de este juego, Lorena, lo hiciste con las fotos de Simón y eso nos da esta oportunidad.Me separo de su cuerpo para poder mirarlo a los ojos.—No voy a trabajar con él, pero si tendremos la reunión, escucharé los detalles y buscaré la forma de poder llevarme al maldito para ajusticiarlo.—No sé, por qué no se me ocurrió a mí —digo mientras prendo el televisor y me encuentro con la imagen de mi padre en el.Es un debate político de media noche, ahora, mi padre se está postulando para Gobernador de California y según parece, lidera las encuestas. Unos minutos después, mi vista empieza a pesar, así que apago el televisor y abrazo gustosa al hombre que duerme al lado mío.Lo observo dormir y debo admitir que tengo buena mano, está físicamente
—¿Sabes quién nos hizo esto? Seguro fue el candidato Johnson, él siempre está atacando a Darío, él es un hombre... —las palabras de mamá, son interrumpidas por Richard.—Fue, Moore —mamá, mira a Richard con extrañeza.—¿Estás seguro? Él siempre fue un hombre muy cordial, se ve tan correcto.—El pago fue prometido por él, pero no se preocupe, yo me encargo, señora Sophie —su mirada oscura está extrañamente relajada, mientras observa su celular. De no ser, porque mi principal preocupación en ese momento es reconfortar a mi madre, ya habría averiguado cuáles son sus planes. Al llegar, papá nos espera en la entrada de la casa.Habría deseado, nunca más, ver esa mirada de preocupación en su rostro, pero dadas las circunstancias, era imposible, nos abraza y parece no querernos soltar. Richard solo observa la escena, hasta que finalmente y tras mucho esfuerzo, logro hacer que mis padres se calmen y nos podamos retirar, no antes de que Richard y papá hablen a solas.Me ofusca que sea una
Me siento cansada, pero creo que el hambre me obliga a despertar. Estiro mi brazo esperando encontrar a Richard a mi lado, pero no está, solo encuentro el colchón frío y las mantas arrugadas.Paso mis manos sobre mi rostro y me obligo a abrir los ojos. La habitación está casi que totalmente oscura, por lo cual no me es posible calcular la hora, así que tanteo hasta encontrar mi celular y descubrir con sorpresa que es casi medio día.Dijo que me mostraría algo, no debería haberme dejado dormir tanto. Me arreglo y bajo esperando encontrarlo en alguna parte de la casa, pero en su lugar, veo a una mujer de unos cincuenta años, quien me saluda con una amplia sonrisa y me ofrece algo ligero para comer, mientras termina de preparar el almuerzo.Su nombre es Consuelo y parece ser que mi ahora señor marido, la trajo para que nos atienda por unos días, pues yo cocino terrible, aparentemente solo puedo hacer el desayuno. No se equivoca, no sé preparar nada más complejo que unos huevos revuel
Ya han pasado una semana y la verdad creí que conseguir apartamento sería fácil, pero no, ya hemos visto dos hoy y no nos hemos decidido por ninguno, así que mientras lo hacemos, inicié a empacar mis cosas con calma y desde ya estoy mirando opciones de mobiliario para nuestro hogar, esa si es una tarea que me emociona, aunque por la cara de Richard a él no mucho.Para él, el asunto es fácil, solo debe decirle a unas cuantas personas que le empaquen todo y ya, yo por mi lado, considero que es mejor que lo haga yo, con eso puedo decidir que se va y que se queda, así que unos días estamos en mi apartamento, otras noches en el suyo.—¿Segura que no te quieres quedar aquí esta noche? —me mira con ojos de cachorro, pues no le gusta mi apartamento.—Muy segura, ya vamos muchas noches en el tuyo y yo también tengo cosas que empacar —aseguro, solo para que él niegue con la cabeza y me siga resignado —no me has contado como te fue en la reunión con Miller.Su rostro toma una expresión seria ante
La cabeza me duele al moverla y siento también un dolor punzante en las costillas. Escucho que llaman a alguien a través de un parlante y con gran esfuerzo, logro abrir los ojos, el tiempo suficiente, para identificar en qué tipo de lugar estoy.Con dificultad, pongo mi mano sobre mis ojos y reduzco la cantidad de luz, hasta que mis ojos se acostumbran. Estoy en una habitación de hospital, todo es blanco, menos un sofá ubicado al lado de una ventana, sobre el cual, reposa un abrigo elegante de mujer.Uno de mis brazos está conectado vía intravenosa, así que es incómodo y un poco doloroso, pero con mucho esfuerzo y paciencia, logro sentarme para tratar de sentirme más despierta y tratar de entender algo.Nada, mi mente está en blanco, no recuerdo qué pasó. El dolor en mi cabeza se dispara por el esfuerzo, cuando una mujer muy elegante llega a la puerta y se deshace en llanto.—Está despierta, está despierta, doctor, venga —grita la mujer desde la puerta, para posteriormente acercars
—Oliver —mis palabras acarician el nombre y por alguna razón, sé que me gusta.El hombre me entrega el ramo flores y toma mi mano para ayudar a levantarme de la silla. Creo que han sido muchos días de hospital y salir ayuda a que vuelva a conocerme, pues lo veo e inmediatamente pensé en sexo, así que tal parece que soy de mente sucia.¿Pero como no tenerla así con semejante monumento a mi lado? Me regaño mentalmente y solo le doy las gracias y le regalo una sonrisa.En los primeros pisos del edificio, se pueden ver aún las marcas del atentado. Casi todo está arreglado, pero hay trabajadores retocando la fachada y al ingresar se siente ese olor característico de la pintura recién aplicada.El apartamento al que ingresamos, me gusta, puedo decir, sin temor a equivocarme, que este espacio lo escogí yo y lo decoré yo. Recorro el lugar con la esperanza de que algún recuerdo vuelva a mi mente y algunas cajas con cosas a medio empacar llaman mi atención.—¿Por qué tengo cosas a medio empa
—Te ves preciosa —dice mamá mientras me pruebo el quinto vestido de novia.Creí que a estas alturas, ya tendría rastros de mi memoria o en su defecto, el corazón lo sentiría desbocado por Oliver, pero no es así. El vestido que tengo puesto es hermoso, es perfecto, tono crema y corte princesa, sin manga y con escote moderado. Mis dedos recorren con una extraña añoranza, el delicado diseño del encaje principal.—No estoy segura de que sea el indicado —respondo a mi madre, quien no hace, sino tomar fotos para que miremos en la casa y ver si así me puedo decidir más fácil.Hace ya quince días que estoy en la casa de mis padres y aunque me han cuidado bien, me siento sofocada, así que ya entiendo por qué vivía lejos. No me he podido poner al corriente con el tema de las galerías, no solo por la falta de memoria, sino por la cantidad de preparativos que son necesarios para organizar una boda.No quiero saber nada sobre los diferentes tipos de letras ni los distintos tonos de papel para l
Solo hay grabaciones de los últimos dos meses y no de todos los días, lo cual me hace suponer que alguien las borró o la cámara solo graba cuando hay movimiento y ese apartamento pasa muchos días solo. En los videos iniciales aparece Oliver solo un par de veces, pero luego desaparece y Richard entra en escena, lo cual me genera muchas dudas de la situación actual, la única constante en esos videos es mi jefe de seguridad, Roberto, a quien no he vuelto a ver desde mi salida del hospital.Son cerca de las 8:00 am y solo puedo tener una cosa clara y es que definitivamente Roberto es mucho más que mi jefe de seguridad. No me malentiendan, no es nada sexual, pero parece que confiamos el uno en el otro. He mirado todos los videos y debo admitir que algunos en más de una ocasión, por razones recreativas, pues no es solo que en un par de ellos tenga sexo con el tal Richard y eso encienda nuevamente mi cuerpo, sino que me ha fascinado la forma en que interactuamos. Realmente creo que nos