—La prueba de paternidad no es necesaria. —Emma sonrió complacida al ver el bebé en brazos de Areliz—. El hijo no es tuyo, Noah. Te lo dije.
—Noah… —Areliz negó con la cabeza—. Te juró que es tuyo. Hagamos la prueba de paternidad. En toda mi vida, yo solo he estado conti…—¡Silencio, Areliz! —gritó él, molesto, con voz tan fuerte que el niño se despertó y comenzó a llorar.—Señor, le pido que se retire. —Una enfermera se acercó a intentar sacarlo de la sala de partos.—No tiene que pedirlo dos veces. —Miró con completa rabia a Areliz, que tenía los ojos llenos de lágrimas—. Jamás volverá a verme cerca de esta mujer.—Buena suerte en tu próximo intento de e****a, Lizzy. —Emma le guiñó un ojo y se fue triunfante tras Noah.Esa Emma siempre fue una molestia... Era una “amiga” de Noah con la que solía dormir antes de conocer a Areliz. Tuvieron una especie de relación de amigos con derechos y Noah le aseguró que nunca tuvieron nada formal, pero Emma actuaba como si Areliz le hubiera robado a su hombre, siempre la odió, y claro que el sentimiento era mutuo. Areliz sabía que había venido al hospital con la excusa de querer seguir siendo amiga de Noah y su familia, pero al ver al bebé a través de la ventanilla de la puerta Emma decidió entrar para hacer lo que mejor sabía hacer: fastidiarle la existencia a Areliz. Areliz quería seguirlos, decirles que Emma se equivocaba, que esto no tenía sentido, pero decidió concentrarse en calmar a su bebé primero. No entendía nada… Este bebé era hijo de Noah, él era el hombre que le quitó su virginidad en una noche de copas, pero entonces… ¿por qué este bebé se parecía a su mejor amigo, Dylan? Tenía su cabello lleno de rizos, aunque apenas se notaban, pero ahí estaban, y tenía los ojos de un color celeste muy claro, con algunos toques oscuros, un color raro que caracterizaba mucho a Dylan, razón por la cual todos pensaron en él apenas el pequeño abrió sus ojos, pero… Dylan no solo era su mejor amigo al que nunca podría ver de forma romántica, sino que era homosexual, ¡le gustaban los hombres! ¡Ellos nunca habrían estado juntos ni por error! Entonces… ¿acaso solo era una coincidencia que se pareciera tanto a Dylan? Su bebé se calmó mientras le daba del pecho y Areliz lo miró atentamente. Él tenía la piel pálida como ella, y su nariz también parecía ser la misma, mientras que la forma de su mandíbula y los rasgos predominantes de su rostro se parecían más a… Noah… Sonrió con los ojos aguados.—Perdona a tu papá… él solo está molesto, pero… tú eres nuestro hijo… nuestro Nick. —Le dio un pequeño besó en la frente. Estaba decidida a hablar con Noah apenas se le pasara el enfado, por mientras dejó que la enfermera se llevara a su hijo, ya que había nacido dos semanas antes de la fecha y querían asegurarse de que estuviera bien con más pruebas, algo normal en estos procedimientos. Como estaba tan cansada, Areliz no pudo evitar quedarse dormida. Cuando despertó, Dylan estaba a su lado, con la cara llena de moretones y la nariz vendada.—¡D-Dylan! —Areliz se sentó para ver mejor la gravedad de sus heridas—. ¿Qué pasó contigo?...—Tu galán de telenovela, eso pasó. —Negó con la cabeza, con ojos llorosos—. Dijo que lo estafamos, que tu hijo es mío. ¡Está loco! Siempre te he dicho que eres la más sexy del mundo, pero como amigo, o como amiga, más bien. ¿Qué parte de que no me gustan las mujeres no entiende?—Lo siento tanto, Dylan… —Su voz se quebró—. No sé cómo, pero… mi bebé se parece un poco a ti.—Lo sé, lo vi, es precioso. —Sonrió suavemente, secando sus ojos cuidadosamente con un pañuelo—. Y no lo digo solo porque se parece a mí. Pero en serio, tu galán está ciego, porque se parece a él, y a ti también. De mí solo tiene los rulos y el color de ojos. Puede ser coincidencia, creo…—Sí, pero… es raro… Tienes unos ojos muy únicos, yo… nunca vi otro par igual. Creo que no podemos culparlo por pensar mal.—Claro que podemos culparlo, porque inmediatamente después anunció a toda la prensa que se va a divorciar de ti y que se casará con esa Arpi-Emma.—¿Qué? —Palideció.—La besó delante de todas las cámaras, Lizzy. —Le tendió un pañuelo al verla comenzar a lagrimear—. Y de lengua. Acaba de dejarte en ridículo internacionalmente. Y para colmo, llamó a tu bebé “bastardo”. Areliz tensó la mandíbula, sin molestarse en secar las lágrimas que bajaron por su rostro. Había estado pensando en perdonar a Noah, había creído que sus dudas eran razonables, ella misma se sorprendió mucho al ver a su bebé, pero esto… esto era imperdonable. Él sabía que Emma había hecho todo por romper su relación desde que se comprometieron, incluso había arrastrado su pastel de bodas por su vestido de novia delante de los invitados, y hasta era sospechosa de haberle cortado los frenos a su auto, cosa que casi la mata. Y ahora… ¿lo primero que hizo al tener la más mínima duda de ella… fue correr a los brazos de Emma? El corazón de Areliz se agrietó un poco, pero lo que terminó de romperlo fue el hecho de que él además de eso se atreviera a insultar así a su hijo, sin siquiera una sombra de duda, y frente a todo el país, o más bien frente a todo el mundo, porque él era un poderoso CEO, de los más ricos del país, famoso internacionalmente. Noah, que había hecho hasta lo imposible por convencerla de casarse con él, ahora la escupía en la cara de la peor forma.—Dylan, pásame mi celular, por favor —pidió con la voz rota, señalando su bolso. Su amigo así lo hizo, y Areliz rápidamente marcó el número del maldito que aún era su esposo.—Tardaste en llamarme, Areliz… —dijo él con voz grave, ronca, voz que normalmente se le habría hecho atractiva, pero no esta vez.—Para estar tan convencido de que soy una estafadora, me sorprende que no me tengas bloqueada —masculló amargamente—. Noah, no sé si ya lo olvidaste, pero tú fuiste el que me arrastró a la cama hace nueve meses, tú fuiste el que se encaprichó conmigo solo porque no quise darte mi número.—Estaba borracho, apenas recuerdo esa noche —se excusó.—¿Y acaso olvidaste que porque no usamos protección me acosaste un mes entero para que me hiciera la prueba de embarazo? Me seguías al hospital, molestabas a mis pacientes, esperabas estacionado frente a mi casa por horas. Esas fueron tus artimañas. ¿Y yo soy la estafadora?—Una excelente estrategia, al igual que hacerme creer que tu amiguito Dylan no tenía interés en mujeres. Eso fue realmente brillante, supongo que les das clases a otros estafadores.—Yo ni siquiera quería estar contigo… —Sollozó sin poder controlarse—. Nunca necesité tu maldito dinero, vivía bien, nunca quise más dinero, estaba feliz como estaba. Sabes lo mucho que amaba mi trabajo, me hiciste abandonar mi ciudad para venir aquí a la Capital contigo, me sedujiste y ahora me vas a dejar botada aquí… Todo esto fue por ti y ahora lo haces ver como si fuera mi plan malvado.—Nada salió como esperabas, ¿no? Por favor, Areliz, es idéntico a tu maldito amante, no soy un idiota, no voy a ser la burla del mundo entero criando un hijo que no es mío porque te hiciste la difícil unos meses.—¿Solo por los rulos? ¿Solo por el color de sus ojos? ¡Por todos los cielos, Noah, él se parece a ti! ¡Ni siquiera lo viste bien! ¡Solo has la m*****a prueba de paternidad! ¿Qué puedes perder con eso?—No voy a dejarte seguir jugando conmigo, Areliz, esto se acabó. Ya has causado suficiente dolor a mí, mi familia, mis amigos… y a Emma. Te enviaré los papeles de divorcio con mi abogado y será mejor que no volvamos a vernos porque sino haré tu vida miserable. Y mantén a tu pequeño bastardo lejos de mí o… Areliz tensó la mandíbula cuando sintió esa amenaza tacita no solo hacia ella, sino hacia su bebé.—No te metas con mi hijo, Noah Cobain, no lo insultes, y no lo nombres. No te lo permito —ordenó, con voz tan grave y llena de tal ira reprimida que él se quedó sin habla por un rato, antes de volver a hablar.—Al menos admites que es tuyo, no mío… —dijo por fin, con voz vacilante, pero aun llena de amargura.—Sí, lo admito. —Sonrió, con ojos llorosos y la mandíbula tensa—. Ya no es tu hijo. Ahora es solo mío. Sin más, le colgó, para luego arrojar el celular con fuerza al suelo, sin importarle que se rompiera. Cuando le trajeron a su hijo momentos después, lo abrazó y amamantó con todo el amor del mundo.—Él no te merece… Él no merece ser tu padre —le susurró con voz llorosa a su hermoso hijo, acariciando su cabello lleno de rizos preciosos—, pero te prometo que nada te va a faltar, mi precioso Nick...Tiempo después, regresó a su ciudad natal, recuperó su empleo en el hospital y se mudó a su nueva casa con un adelanto del director del hospital, todo gracias a su fama de ser la mejor doctora de la ciudad. Decidió concentrarse solo en su hijo y su carrera, viviendo los siguientes dos años tranquila… sin imaginar que Noah estaba a punto de regresar a su vida, de una forma que nunca podría haber imaginado.Areliz estaba trabajando tranquilamente en dar consultas de clínica general cuando recibió a un paciente encapuchado, con cubrebocas y anteojos. —Eh… ¿Señor Hunter? —Leyó en sus papeles. El hombre asintió sin decir nada. —El clima es agradable, no está para usar un abrigo con capucha, ¿siente frío aun así? —preguntó, interesada—. El sol tampoco es tan fuerte, ¿tiene sensibilidad a la luz? El paciente dejó escapar un largo suspiro, antes de asentir. Areliz entrecerró los ojos, mirándolo atentamente, de arriba abajo, antes de hacer una mueca. —Bueno, los escalofríos, la sensibilidad y quizás la tos podrían haber explicado el cubrebocas, los lentes y la capucha, pero hay otra opción. —Se sentó en su escritorio, cruzando los brazos—. Quieres ocultar tu apariencia. Si tuvieras horribles erupciones en tu piel, todavía podría creer que vienes a buscar a la Dra. Areliz, pero como no hablas, supondré que vienes a buscar a la ex esposa de Noah Cobain. El encapuchado siguió si
—Noah Cobain es la persona más insistente del maldito planeta —murmuró Areliz mientras caminaba de un lado a otro en su sala de estar—. Tenemos que idear una forma de quitármelo de encima. Su amigo Dylan estaba acomodando los tés y bocadillos, y su amiga Fabia estaba cargando al pequeño Nick en su regazo, mismo que estaba a punto de dormirse, con sus ojitos muy somnolientos, pero mirando a su madre dar vueltas. —¿Cómo estás tan segura de que volverá? —preguntó Fabia—. Quiero decir, no puede obligarte a tratar un paciente que no quieres tratar, no importa lo millonario que sea. —Tú no conoces a ese galán, Fabi, él hizo de todo, lo imposible y más para convencerla de casarse —dijo Dylan con una mueca de resignación—. Nuestra Lizzy se le resistió por meses, y mira que con tremendo hombre yo no entiendo cómo aguantó, pero él no dejó de insistir, la conquistó con todas sus artimañas hasta que lo logró. —¿Dices que es capaz de acosarte ahora para que cures a la mujer con la que te
En el hospital, todo el mundo chismeaba respecto a lo que pasó, pero a Areliz no le importaba demasiado. Nada podría compararse a todos los chismes que tuvo que soportar cuando Noah aun siendo su esposo se besó con Emma frente a las cámaras y luego la abandonó asegurando que ella quiso estafarlo con un hijo que no era suyo. Aquello fue la mayor humillación de su vida y lo demás en comparación se veía pequeño. Sin embargo, sabía que Remy también estaba metido en el medio de todo ese lío, así que fue a almorzar con él para disculparse y agradecerle por su ayuda, además de aclararle que si ya no quería continuar con lo planeado lo entendería perfectamente. —Está bien, Lizzy, no me importan los chismes, y ya me comprometí a ayudarte así que lo haré. —Gracias, Remy. —Sonrió enternecida y agradecida de tener tan buen amigo. Al salir de trabajar en la tarde, vio el auto de Noah estacionado frente al suyo. Él salió de inmediato al verla, y Areliz sintió el pánico recorrerla, pero
—¡No puedes hacer eso, Noah! ¡No te dejaré! —Areliz se levantó bruscamente de la banca, mirando aterrada a su ex esposo. Nicky la escuchó gritar y de inmediato llegó corriendo a abrazarse a su pierna.—¡Mami, mami! ¡¿Qué pacha?! —Nada, mi amor, no pasa nada. —Lo alzó en sus brazos y le dio la espalda a Nick—. Tenemos que irnos ahora. —Bien, veté. —Pudo escuchar el tono socarrón de Noah—. Disfruta tu tiempo con él… quizás sean los últimos días en los que puedan estar juntos… —¡Cierra la boca, Noah! —Volteó a verlo con rabia, sin contener su tono de voz, asustando más a su hijo. —¡¿Mami?! ¡¿Qué pacha?! —Sabes que puedo comprar a quien haga falta, ya sean los mejores abogados del país o a cualquier juez. —Noah sonrió de forma amenazante—. Incluso aunque hagamos la prueba de sangre y se pruebe que no es mío, se puede argumentar que yo lo sentí mío, y por nuestro matrimonio tengo derechos, e igual puedo hacer que te lo quiten, Lizzy. Ella lo miró horrorizada, temblando, c
Areliz no pudo evitar sonreír al ver el rostro boquiabierto y muy sorprendido de Noah, que la miraba sin poder creer que estuviera poniendo tales condiciones tan humillantes. —¿Qué? ¿Creíste que te iba a dejar pasar por encima de mí como si fuera basura? Me amenazaste con mi hijo, si me lo quitas ya no tendré nada que perder, pero si quieres que te ayude en serio… deberá ser bajo mis condiciones. —Hinchó el pecho con orgullo. Noah tensó la mandíbula, acentuando más su rostro fuerte y atractivo, rostro que a muchos podría parecerle intimidante con esa mirada tan profunda y amenazante, pero Areliz no le tenía miedo, estaba decidida a obtener su venganza por todas las humillaciones que la hizo pasar. Finalmente, Noah habló: —Me niego. Areliz fue rápida en fingir poner una cara indiferente y encoger los hombros. —Bien, entonces ni tú obtienes lo que quiero, ni yo, ambos perdemos. —¡No puedes ser tan terca, Areliz! —exclamó frustrado, poniéndose de pie y comenzando a dar v
Pasaron dos días y Noah finalmente le anunció que la conferencia de prensa se haría el viernes, y que delante de todo el país y del publico internacional él iba a arrodillarse delante de ella y pedir perdón. Areliz sonrió complacida, aunque no podía evitar pensar que sería muy molesto volver a ser el centro de los chismes de todo el país, pero era un mal necesario para cobrar su venganza, porque él de todas formas iba a obligarla a tratar a Emma, así que esto era lo mínimo que se merecía. Se dejó caer agotada en su sofá, agradeciendo que Nick estuviera dormido en ese momento, quizás ella debería tomar una siesta antes de hacer la cena, o eso pensó, cuando de repente tocaron a la puerta. Areliz abrió la puerta y frente a ella vio a Nia. Nia, ¡la hermana menor de Noah, su ex cuñada! Ella vestía de forma elegante y a la moda, como siempre, muy a diferencia de Areliz, que estaba vestida con una bata blanca (que no se molestó en quitarse al salir del hospital), el cabello recogid
Para la semana siguiente, Noah presentó a Areliz como nueva doctora a cargo del equipo de doctores que se encargaba del caso de Emma. —Es un placer, Dra. Thatcher. —El hombre que había hablado con Noah por teléfono hace una semana fue el primero en presentarse ante ella, con mala cara—. Puede llamarme Dr. Gael. —Es un placer. —Areliz se dio cuenta de su animosidad, pero ella se mantuvo tan profesional como siempre. —Yo soy el Dr. Rogers. —Un doctor más joven se acercó a estrechar su mano con una sonrisa coqueta. —Rogers, ve a traerme un café —ordenó Noah de pronto, luciendo molesto de la nada. —Eh… Sí, señor. —Aunque confundido, el doctor joven se fue a buscar el café para el hombre que pagaba su salario. —Yo soy la Dra. Hilton, pero puedes llamarme Amber —se presentó la única otra mujer en el equipo. —Y yo el Dr. Mordred —se presentó el último, que tenía una mirada oscura, pero parecía desinteresado de ella, lo cual la hizo pensar que simplemente era una persona antipát
Areliz le dio una merecida bofetada a Andrew, pero él solo se rio como si no fuera nada. —Bien, me merecía eso, lo siento, lo siento. —¡No puedo creer que te atrevieras a hacer algo como eso, Andrew! ¡Me dan ganas de matarte! ¡Sabes que soy muy profesional en mi trabajo! Además, fue de la completa nada, siempre fuiste un coqueto irremediable, pero nunca te vi saltar sobre mujeres sin tener su consentimiento antes. Me decepcionas. —Lo miró realmente molesta, ya que sabía que era un idiota, pero no pensó que era TAN idiota. —Lizzy, cariño, entiendo que te haya tomado por sorpresa, pero no pude resistirme. Eres encantadora y única, y solo quería mostrar mi interés. —Guiñó un ojo.—No me importa cuánto te guste o cómo te sientas, eso no te da derecho a besarme sin mi consentimiento. Es una falta de respeto y una invasión de mi espacio personal. ¡Y peor porque es en mi lugar de trabajo! Antes lo consideraba un amigo molesto, coqueto y pesado, pero después de esto probablemente ni