Después de salir de ver a Noah y darle la noticia de que su padre regresaría pronto al país para verlos y pasar unos días allí con ellos, Agatha y Nia volvieron a la mansión Cobain de la mano de su chófer personal, y fue allí en la mansión donde Nia comenzó a notar a su madre muy ansiosa, constantemente revisando su celular cada dos minutos o treinta segundos, como si estuviera esperando una importante noticia. —¿Estás bien, mamá? Te ves algo ansiosa, si te sentías mal debiste decir algo en la clínica, ja, ja. Pero bueno, ¿cómo te sientes? —preguntó con tono inocente, conteniendo sus ganas de gritarle que ya sabía que algo estaba planeando y que le convenía confesárselo ahora mismo. Odiaba cuando alguien intentaba ocultarle información, y sabía que su madre era una mujer terca que se creía que podía hacer lo que quisiera, y para su desgracia ahora mismo estaba bastante segura de que estaba intentando hacer algo respecto al hijo de Areliz. —Yo... S... sí, estoy bien, hija, es solo
—Mamá… —Ante el shock de esa noticia, el shock de saber que había sido descubierta, Nia tragó saliva pesadamente, sin saber cómo actuar ahora—. ¿P… por qué dices eso?... Pensé que ella había confesado que su hijo era de su amigo Dylan… Maldita sea, trabajó tanto por aprovecharse de esa confusión, por usar la ingenuidad de su hermano a su favor, y ahora parecía que no tenía salida… —Yo no me quede contenta con esa respuesta. —Su madre se secó las lágrimas con un pulcro pañuelo de seda regalo de Noah—. Contrate a un detective, y por supuesto que obtuvo sus resultados pronto… tengo la prueba de ADN. Me dijo que es positiva, y pronto me la traerá en persona para que le muestre el resultado a tu hermano. Y entonces iniciaremos un proceso legal y le quitaremos mi nieto a esa mentirosa. Nia apretó fuertemente los labios, finalmente una idea se le estaba ocurriendo. —Pero mamá… fue Noah el que se negó a hacerse cargo del pequeño Nick… puede que el juez se ponga del lado de Areliz… —No
Noah no entendía muy bien el por qué de la actitud de Teo, pero conocía a su amigo, sabía cuando estaba bromeando, cuando hablaba en serio, y cuando hablaba mortalmente en serio. Muy pocas veces había visto a Teo tan serio como lo veía ahora, aun así, no estaba entendiendo mucho de por qué actuaba de esta forma, pero… sentía que era importante. Tan importante que aparentemente ahora él vería contestarle una llamada a su hermana menor como un acto de traición a su amistad, lo notaba en su mirada, y, aun que creía que estaba exagerando, de todos modos respetaba sus sentimientos, así que le colgó la llamada a Nia, tomó el sobre que Teo le daba y lo abrió. Dentro había una especie de documento médico, y pegado a él una pequeña nota aparte. —Señora Agatha Cobain, es mi placer informarle que sus sospechas eran correctas. Aquí están las pruebas de ADN obtenidas con la muestra de saliva que envió de su hijo y la muestra de saliva que yo conseguí siguiendo discretamente a Areliz Thatche
La puerta de la oficina de Noah se abrió de golpe de pronto, llenando con un fuerte ruido la antes silenciosa oficina de la clínica privada, y Nia entró a paso rápido, sus tacones resonando en el suelo de madera pulida, con su madre detrás siguiéndola muy de cerca, las dos con expresiones llenas de angustia, o quizás de miedo por haber sido descubiertas con las manos en la masa. Habían llegado bastante rápido a la clínica desde la mansión, más rápido de lo que Teo había estado esperando de ellas, aunque la verdad era que Noah llevaba como media hora ahogado en su miseria y arrepentimiento por sus tontos errores que nunca quiso reconocer sino hasta que tuvo la prueba en mano. —¡Hermano! —exclamó Nia, mirándolo con lágrimas en los ojos, lágrimas que Teo estaba totalmente seguro de que eran falsas. Noah alzó la cabeza, mirando a su madre y a su hermana como si no pudiera reconocerlas. —¿Cómo se atreven a ocultarme esto? —preguntó lentamente, con esa voz lenta y peligrosa que usaba
Era sábado y Areliz había decidido salir al parque con su hijo y con Remy. Se sentó con Remy en una banca y se pusieron a conversar mientras vigilaban a Nick que ahora mismo se había hecho amiguito de otro niño y estaban jugando entre los columpios y sube y bajas. Areliz se sentía bastante tranquila, pese a todo lo que había pasado últimamente de haber tenido que soportar a Emma haciendo un drama para aceptar la medicación, igual lo más importante era que por fin aceptó y ahora, si eso funcionaba, finalmente podría librarse de ese trabajo que tanto estrés le generaba y así poder sacar a Noah Cobain y todos sus allegados de su vida de una buena vez por todas. Areliz decidió dejar de pensar en eso y concentrarse más en el parque, en Remy y en Nick, concentrándose mejor en cosas más pequeñas pero placenteras como el disfrutar del cálido sol que acariciaba su piel. Sus ojos se posaron en su pequeño Nick, que con sus dos años de edad exploraba el área de juegos con una gran curiosidad.
Areliz estaba a punto de dejar que su hijo regresara a los juegos cuando de repente esa sensación de estar siendo observada regreso, pero esta vez no fue solo un presentimiento, esta vez le bastó con mirar a su costado y allí lo vio… a Noah… Noah se erguía en medio del alegre parque al que Areliz siempre concurría, su figura destacando entre la naturaleza circundante como un faro de elegancia. Su vestimenta refinada atraía las miradas curiosas de los paseantes que pasaban a su lado, incluso de varios niños pequeños. El traje oscuro que lucía parecía haber sido cuidadosamente moldeado a su figura, enfatizando sus líneas esbeltas y su porte distinguido. Él siempre destacaba por su elegancia, y hasta Nick volteó su cabecita para buscar en qué estaba distraída su madre, encontrando así a Noah y mirándolo muy atentamente. Areliz abrazó más a Nick contra su pecho, pero fue incapaz de dejar de mirar a su ex. La chaqueta de corte impecable que abrazaba sus hombros con una precisión metic
—¡Espera! —Areliz se dio la vuelta por completo y regreso sobre sus pasos—. E… espera… ¿Por qué… por qué estás diciendo que…? —Estaba demasiado pálida, y solo pudo palidecer más al ver en el rostro de Noah que hablaba completamente en serio. De verdad que no lo entendía. ¿Por qué estaba haciendo esto ahora? ¡Ya tuvo la oportunidad de exigir la prueba de paternidad antes y nunca le intereso! ¿Por qué ahora? ¡¿Por qué no se cansaba de atormentarla?! —¿Por qué, Noah? —Negó con la cabeza—. Ya… Ya dije que es hijo de… de Dylan… ¡Es lo que tú siempre quisiste escuchar, así que ahí lo tienes, ya déjame en paz! Noah tensó la mandíbula, pero antes de que pudiera responderle algo Nick habló, un poco preocupado por escucharla gritar tan de repente. —¿Mami? ¿Mami enojada? —La miró con los ojos muy abiertos. Areliz se sintió culpable de inmediato y se obligó a sonreírle para intentar calmarlo. —No, no, mi amor, mami no está enojada. E… es solo que… Mami ahora tiene que hablar con… con est
Areliz, después de tomar varias respiraciones para bajar el montón de nervios que estaba volviendo un caos su mente, volvió a donde estaban Remy y Nick y de inmediato tomó a su hijo en sus brazos, mirando con preocupación a su amigo enfermero. —Yo… S… sé que habíamos dicho que luego de jugar en el parque íbamos a ir a comer a algún lado, pe… pero… no creo que… Ahora mismo no es una buena idea que… —No es un buen momento, entiendo. Por favor no te preocupes por darme explicaciones, puedo ver que el asunto es muy delicado. —Remy asintió con una mirada comprensiva que la ayudo a sentirse ligeramente mejor aunque sea en pequeña medida—. ¿Quieres que te lleve a casa? Areliz asintió y volvieron al auto ante la mirada confundida de Nick, aunque por suerte Areliz logró distraerlo dándole uno de sus juguetitos. Cuando llegaron a su casa, Remy se bajó con ella y le preguntó si había algo que podía hacer para ayudarla, o si quería que se quedara a apoyarla en algo para que no estuviera sol