Aurora apretó los puños con fuerza, de repente le entró tanto miedo que deseó retroceder el tiempo y no haber cometido esa locura, pero ya estaba ahí, ya lo había hecho y el saber que había logrado salvar a Gio y por consiguiente a su hermano le proporcionaba un vano intento de calma.La camioneta de Doménico se detuvo en un lugar oscuro, parecía el parqueadero de un edificio y Aurora quiso llorar, buscó con la conciencia a Franco, pero no lo encontró, no lo haría en por lo menos en otras cuatro horas.Doménico bajó de la camioneta y la rodeó para abrir la puerta de atrás donde estaba ella y cuando la agarró de la muñeca Aurora sintió un escalofrío por lo helada que estaba.De pie, recostada en el marco de la puerta, estaba la pareja de Doménico, la mujer la miró de los pies a la cabeza y Aurora levantó el mentón hacia ella, lo último que quería era demostrar el miedo que sentía en ese momento, por eso apretó los puños para que no vieran como le estaban temblando las manos.— Nunca im
Aurora siguió corriendo por el frio bosque y las luces de la ciudad al otro lado se veían lejanas, y entre más corría más lejos parecían estar. Como si se alejaran o como si Aurora estuviera corriendo hacia atrás.La cabeza embotada no le permitía ver con claridad, era como si estuviera ebria y a veces reaccionaba de estar completamente quieta mirando un puto fijo y dentro de la bruma de sus pensamientos entendió que aquello no era normal, lo que estaba experimentando no era normal.Imaginó que Doménico tenía algún hombre con el don de ponerla tonta, o de seguro él mismo le hizo algo a su cabeza cuando salto del edificio.Pero como fuera, estaba casi que inutilizada. En algún momento del recorrido dejó caer la linterna y tuvo que seguir avanzando entre la oscuridad. A veces lograba discernir alguna cosa como un árbol o una piedra, pero en general todo lo que veía por las luces tenues de la ciudad o le tocaban sus brazos desnudos era extrañamente familiar, pero tambien desconocido.Con
Franco se sentía mareado y con rabia, tanta rabia que apenas y le dio un corto abrazo a Giovanny, pero de seguro tenía la cara muy roja y todos los presentes se veían tensos.— ¡Fuera todos! — gritó y la mitad dio un salto con el grito del mafioso.Buscó a Aurora con la conciencia, pero encontró solo un vacío y eso lo hizo enojar aún más, tanto que tomó un par de platos que había sobre la encimera y los estrelló contra la pared.Todo el lugar comenzó a vaciarse lentamente y cuando Arantza tomó la mano de Pietro para salir Franco les apuntó con el dedo y la pareja se quedó petrificada .Filippo estaba en la esquina con su pareja y la agarró para salir también, pero en cuanto vio la mirada penetrante e iracunda de Franco se sentó de nuevo y agarró la mano de la rubia muy fuerte.— ¿Cómo permitieron que hiciera eso? — les preguntó a Pietro y a Arantza y la mujer fue la que habló.— ¿Crees que no intentamos detenerla? — le dijo — pero ella había tomado la decisión, lo vi en su intención,
Doménico arrastró a Aurora por las escaleras hasta una especie de habitación que tenía unas escaleras por la parte trasera, lo acompañaban un par de hombre y su pareja Carla, la mujer lucia asustada, pero Doménico estaba relajado, siempre con su característica arrogancia, de seguro imaginaba que esa madrugada terminaría bien para él. Aurora regresó con Franco, tenía todo el cuerpo lleno de adrenalina cuando le disparó al primer hombre, pero lo hizo en una pierna y cuando cayó al suelo él lo inmovilizó y lo dejó inconsciente de un golpe en la frente. Franco se quedó mirando el cuerpo inconsciente del hombre y Filippo lo cubrió con los que disparaban desde las ventanas. — Tienes razón — le dijo el mafioso a Aurora — puedo hacerlo, puedo dejar atrás tanta muerte, solo uno tiene que morir esta noche, y ese será Doménico — Aurora regresó a la habitación con sus secuestradores y miró a Carla, la mujer estaba aferrada al brazo de Doménico. Franco se puso de pie y avanzó, un hombre que les
Tenía los ojos grises como la luna, y la miraba, la miraba de frente y ella se sintió nerviosa y torpe.Estaban en un lugar oscuro, lleno de humedad y con un ruido fuerte que venía de arriba, como metal contra metal. El metro.Había un hombre de rodillas frente a él, estaba atado con fuertes lazos que le herían la piel y ella observó todo desde un discreto segundo plano.— Dime donde se esconde — le dijo el hombre de ojos grises al que estaba atado, tenía el cabello tan oscuro como el petróleo y una fina línea de tatuajes se notaba por debajo de la camisa larga que tenía puesta.— No lo sé, yo solo consigo su mercancía, nada más — le contestó el hombre que estaba atado en el suelo.El de ojos grises dejó de mirarla y se volvió hacia el que estaba en el suelo y le apuntó a la cabeza con un arma.El corazón de ella comenzó a palpitar con fuerza, el que estaba de rodillas suplicó por su vida, tenía una cicatriz ancha en toda la cara y los ojos pequeños como una rata.— Entonces no me sir
Ser la administradora de la revista más popular del país era un trabajo que Aurora amaba, pero había ocasiones en que llegaba a ser tan extenuante que todos los músculos del cuerpo se le apretaban, sobre todo esa mañana.Se había acostado realmente tarde la noche anterior revisando los últimos detalles de la nueva edición que saldría en un par de días y después de dormir la acometieron los sueños.Había tenido un par con el hombre de ojos grises, pero no era más que un sueño normal donde ella caminaba por la calle o estaba sentado junto a ella en el metro, pero el sueño de ese día había sido diferente, muy vívido, más de lo que alguna vez hubiera imaginado.Pudo sentir el olor a humedad del lugar y tambien el frio del ambiente, incluso cuando el hombre había disparado el arma logró sentir en el cuerpo la vibración.El olor a sangre y el rostro del hombre con la cicatriz muerto la atormentaron toda la mañana.Cuando la diseñadora de la revista soltó un montón de papeles sobre su escrit
Aurora pasó el resto de la noche trabajando, tenía miedo de volver a dormir y que los sueños se repitieran, y no podía dejar de sentir en el cuerpo el recuerdo de cómo se sintió la piel del hombre, como un recuerdo lejano. Averiguó sobre el hombre de la cicatriz, resultó ser que su compañera de trabajo tenía razón, era un hombre que se encargaba de secuestrar personas para organizaciones sin escrúpulos para hacer quien sabe qué y su rostro no se conocía hasta esa mañana. — ¿Por qué soñé con este hombre? — se preguntó en voz alta. Esperó que el hombre de ojos grises no fuera real, que todo fuera parte de su imaginación. Cuando llegó al trabajo esa mañana no tenía mucho qué hacer, todo lo había adelantado la noche anterior, pero parecía una muerta con la cara pálida y las ojeras marcadas. — Jefa — la llamó el mensajero mientras ella trataba de llegar al baño — Don Martín la llama — Aurora miró la puerta del baño y luego ladeó la cabeza — él dice que ahora — no le quedó más opción qu
Aurora se había dado un baño con el agua más fría que había encontrado para estar más despierta y se preguntó cómo se había quedado dormida sin darse cuenta, ¿había soñado que se había ido a la cama? ¿por qué el sueño era tan real?Lo primero que pensó y que tuvo lógica en su cabeza era que el estrés la tenía al límite, la noticia que le había dado su jefe y la competencia con Víctor ya la tenían suficientemente estresada y de seguro eso era lo que producía esos sueños lúcidos tan extraños.Mientras conducía al trabajo trató de recordar el rostro del hombre, Franco, ¿De dónde había sacado su mente ese nombre?El rostro del Franco era difuso, solo podía recordar los ojos grises como la luna y la mandíbula marcada.El hombre con el que estaba en la oficina de su baño pareció entender qué era lo que pasaba.— No seas idiota Aurora — se dijo en voz alta — es solo un sueño causado por el estrés — cuando llegó al edifico se encontró en la entrada con Víctor, el hombre traía dos vasos con ca