Aurora sentía que el cansancio la estaba sobre pasado, ¿cómo era posible que tuviera alucinaciones incluso despierta?
Aunque no podía asegurar que estaba despierta, la noche anterior se puso la ropa de dormir y se fue a la cama y resultó que eso era parte del sueño.
— Creo que deberías descansar — le dijo la mujer encargada de la concina que le trajo una agua aromática humeante.
— Estoy bien, solo es estrés — le comentó y la mujer se fue con una mirada desconfiada.
Aurora miró en todas direcciones, la presencia del hombre la había hecho lucir como una loca ante todos sus empleados y eso le hizo poner la cara roja, pero cuando estaba a punto de darle un sorbo a la aromática, Carlos se sentó frente a ella.
— ¿Ya lo pensó, jefa? — Aurora dejó escapar el aire.
— Carlos, hace media hora hablamos del tema — al muchacho se le enrojeció la cara — la revista no tiene tanto dinero como para pagar un pasaje a Italia a esa entrevista.
— Ya hice las proyecciones — le mostró una hoja llena de números — según las estadísticas nos irá super bien, el tema en este momento está en furor, todo el mundo habla de él, pero hay poca información y mucho menos de una sobreviviente — Aurora miró los números en el papel y frunció el ceño.
— Suena interesante, pero hay que hablar primero con don Martin…
— Ok — Carlos se enrojeció más — ¿entonces que le digo a la actriz? — levantó su celular y Aurora dio un salto.
— ¿Qué hiciste? — él le bajó la mirada.
— Le hablé desde el perfil de la red social de la revista, dijo que le gustó mucho la última entrevista que le hicimos y que nos dará la primicia — sonrió con desconfianza — pero solo tiene el viernes disponible.
— ¡Tendría que irme mañana! — dijo Aurora y Carlos sonrió.
— Bueeeno, ahí le dejo el dato, jefa — se puso de pie, pero Aurora lo sentó señalándole con el dedo la silla.
— Si don Martín da a la aprobación, vendrás conmigo — la cara del muchacho palideció.
— ¿Qué? ¿Yo? — Aurora asintió.
— Si, tú, me metiste en esto y es tu idea, así que apurate a hacer los preparativos, yo hablaré con don martín a ver qué dice — Carlos se puso de pie, pero Aurora la detuvo — buena idea — le dijo y el muchacho sonrió, pero Aurora no pudo evitar sentir una extraña sensación.
— ¿Italia? — le preguntó don martín y Aurora asintió con la cabeza, luego le tendió el papel con las proyecciones que había hecho Carlos.
— Carlos tiene razón, este hombre es tendencia mundial, y tenemos la oportunidad de entrevistar en primicia a una de sus víctimas que también es, por cierto, una de las actrices en ascenso más importantes.
«Cuando la entrevistamos por primera vez, fue un número muy vendido y aun no era tan famosa, hay que aprovechar esta oportunidad.
— Estoy de acuerdo contigo, pero, ¿llevarlo a él? Apenas es un recién graduado sin experiencia — le dijo el hombre y Aurora negó con la cabeza.
— Tiene potencial, por eso lo contraté, además la idea fue suya — don Martín se tomó su tiempo en meditarlo.
— Sería caro.
— Si, pero la revista la puede costear, además, sería un veneficio mayor que el costo — don Martín asintió con desgana.
— Bien, vayan a Italia — dijo y cuando Aurora se puso de pie el hombre le habló — pero les conviene que todo salga bien, es un coste caro, así que si sale bien continuaran para que pueda decidir con qué debo quedarme, pero si me fallan — Aurora respiró profundo — me temo que escogeré al periódico, así que háganlo bien.
— Lo haremos — le dijo con seguridad Aurora, aunque no estaba muy convencida.
Cuando llegó a casa esa tarde preparó su equipaje lo mejor que pudo, el periódico estaba organizando lo del pasaporte de Carlos que nunca había salido del país y ella comprobó el suyo, luego lo guardó todo bien acomodado en su maleta y preparó tambien la cámara fotográfica y la grabadora.
Se preparó para dormir y se quedó con los ojos abiertos en medio de la cama con el departamento oscuro.
No podía dormir, le aterraba tener de nuevo un sueño con el hombre de ojos grises y eso la tuvo despierta gran parte de la noche, así que se entretuvo un rato en las redes sociales, todas hablaban del hombre de la cicatriz.
De repente amaneció, una luz cegadora llenó el cuarto y Aurora comprendió que había pasado la noche en vela.
Cuando apartó la mirada del celular vio que estaba en el cuarto blanco con la cama de sábanas rojas y ella dio un salto.
— No otra vez — dijo, a su lado, el italiano dormía plácidamente y Aurora se puso de pie despacio para no despertarlo.
Trató de alejarse de la cama, pero igual que la primera vez, terminaba llegando al mismo lugar, como si estuviera atrapada en un espejo.
— No entiendo tu horario de sueño — le dijo él incorporándose en la cama y Aurora lo miró alejándose.
— Ya estoy harta de esta alucinación — el hombre blanqueó los ojos, en ese encuentro Aurora pudo verle el rostro con una perfección aterradora.
— Eres más hermosa cada día — le dijo él y luego le dio una lasciva repasada — y tan sexy, tengo suerte — se bajó de la cama y observó la habitación, tenía solo la ropa interior y Aurora hizo fuerza para no mirar el enorme bulto que tenía entre las piernas — no entiendo por qué aún crees que es una alucinación, Aurora. Que hermoso nombre.
— Claro que lo es — dijo ella y Franco la miró a los ojos. Se acercó y Aurora se quedó paralizada, cuando él llegó, estiró la mano y la agarró del cuello, el tacto se sintió tan real como el de una persona que tuviera en frente, tenía la mano grande y cálida, muy cálida.
— Nuestra conexión ya es muy fuerte — dijo él muy cerca, el aliento le golpeó el rostro y olía a crema de dientes — esto es para que tengas muy claro, yo estoy en ti, en tu alma, pero tambien la genética y la evolución tiene que ver, el cerebro.
»Yo no puedo hacerte sentir algo que tu cerebro no haya sentido antes, ¿dime donde nunca te han besado? — Aurora se sentía atontada con el calor de la mano en su cuello.
— El codo — dijo y Franco la agarró de la muñeca y le lamió el codo, pero Aurora no sintió nada.
— No te preocupes si no entiendes, tendremos toda nuestra vida para practicar — le dijo él — como tú no sabes cómo interpretar esta sensación por que tu cerebro no la conoce, no puedo hacer que la sientas, pero esto sí.
La agarró con fuerza del cuello y le dio un lametazo sobre la piel suabe bajo el mentón. Aurora sintió como un calor le invadió el pecho.
— Espera — murmuró, pero no sabía qué decir, y perdió el aliento por completo cuando la lengua del hombre recorrió su cuello.
Era una sensación extraña, como el recuerdo de un beso, pero tan real que le erizó la piel.
Se alejó de golpe y el calor del hombre se perdió de su cuerpo.
— M****a, no podré aguantarme — dijo él y sonrió de lado. Aurora lo miró abrazándose sí misma.
— No entiendo nada, ¿por qué pasa esto? En el caso de que sea real — Franco se sentó en la cama con las piernas abiertas, eran gruesas y bien moldeadas por el gimnasio.
— No creas que tengo todas las respuestas — le comentó acariciando las sedosas sábanas — mamá me contó cómo sería, y qué debía decirte cuando llegara el momento, pero no tengo mucha información, cada pareja es diferente.
— Quiero que me hables claro, ¿qué está pasando? — Franco la miró con los ojos entrecerrados.
— Es mi sangre, nuestra sangre — dijo — hay magia en nuestra sangre. Nuestros antepasados eran unos seres del submundo que se hacen llamar la gente del bosque, varias generaciones después nacemos nosotros, no tenemos nombre en específico, pero podemos sentir la magia en la sangre en forma… como si fuera arena — Aurora pasó saliva.
— ¿Arena?
— La has sentido, ¿verdad? — Aurora asintió con la cabeza, el dolor en las cienes regresó.
— ¿O sea que puedes lanzar hechizos y eso? — Franco rio, su risa era igual de sexy que todo él.
— Nuestros antepasados tal vez, pero nosotros no. Lo único es lo de nuestra “Pareja destinada” — hizo las comillas con los dedos — y que físicamente somos más atractivos que el promedio.
— ¿Pareja destinada? — preguntó ella — ¿Cómo los hombres lobo? — Franco negó con una risa y se puso de pie y cuando llegó a ella la tomó por los hombros. El tacto se sentía tan real que la abrumó.
— Todo esto — dijo él y señaló la habitación del sueño — todo esto es porque eres la mujer que nació para mí, al ser concebidos el primer palpitar de nuestro corazón lo hicimos juntos, y cuando nacimos nuestro primer aliento fue al mismo tiempo.
— ¿Nacimos el mismo día? — le preguntó ella mientras le observaba los labios carnosos y Franco la tomó del mentón para que lo mirara a los ojos.
— El mismo día, a la misma hora y el mismo segundo. Cuando tú respiraste por primera vez yo respiré tambien. Ya te lo dije, naciste para mí y eres mía — Aurora estiró la mano y la posó en su hombro.
— Entonces tú tambien naciste para mí y eres mío — Franco asintió con la cabeza.
— Esta magia que tenemos en la sangre nos unió — tomó la mano de Aurora y la puso sobre su pecho, la piel cálida acompañó el fuerte palpitar de su corazón — y estaremos unidos por siempre. Somos el uno para el otro, nacimos para estar juntos y lo haremos.
Cuando Aurora despertó, a diferencia del miedo con el que había despertado las otras veces, sintió un calor en el pecho que la hizo sonreír.
Aurora se preparó para ir al aeropuerto, pero una sensación extraña la invadió aquella mañana, como una calidez extraña y extrañamente fresca.«Él tambien nació para mi» se dijo una y otra vez, era curioso en exceso, pero tambien aterrador, y aunque lo más probable es que se hubiera vuelto loca, no podía dejar de preguntarse una y otra vez si todo podía ser real.Mientras esperaba el taxi con su maleta a un lado buscó en su celular el nombre de Franco en Italia, pero eran miles de resultados, ¿Cómo podía saber quién era él?Ya en el taxi se preguntó si en realidad se estaba volviendo loca, siempre en toda su vida Aurora esperó a que llegara la persona correcta, y lo había intentado una y otra vez hasta que terminó hastiada y decepcionada de los hombres.Por ello decidió concentrar en su trabajo al máximo y gracias a eso se convirtió en la directora de una importante revistas de entretenimiento, pero, ¿y si su cabeza había inventado a Franco y toda esa fantasía de la magia en la sangre
Algo que le pareció muy curioso a Aurora era que el señor que se les atravesó en el aéreo puerto hablara tan bien el español, y tambien la recepcionista del hospital y aseguró que debía ser por los turistas. A Carlos, como supuso Aurora , le pusieron un único punto, pero el borde con el que se había estrellado estaba oxidado y tuvieron que mandarle una cantidad exorbitante de antibióticos más un examen de sangre para comprobar que todo estuviera bien y aquello les arrancó gran parte del presupuesto. Una vez en el hotel Aurora y Carlos se dividieron cada uno en sus respectivas habitaciones. Era un hotel bastante barato que ni tenía agua caliente, pero era a lo único que podían aspirar. Debió agradecer que el agua estuviera bien fría, ya que el mero hecho de recordar los dedos del Franco dentro de ella le producían calor en el vientre. Cuando salió del baño y conectó su celular a la red wifi del lugar, su celular se llenó de notificaciones, entre ellas los mensajes de los chicos del
— Es imposible que hubieran dejado que esto pasara! — gritó Aurora por todo el lugar, las personas que estaban por ahí se reunían para ver el escándalo que estaba haciendo la muchacha. —No sabemos qué fue lo que pasó —le dijo el policía que la había acompañado a ver la celda de Carlos —no sabemos cómo es que su amigo huyó.— ¿Como que huyo? — preguntó Aurora con rabia —él no huyo, él no tenía nada por lo que huir, mejor déjese de payasadas y muéstreme las cámaras de seguridad para ver qué es lo que paso con él —estaba tan encolerizada que a su espalda había un puñado de policías.El hombre asintió con la cabeza y se metió dentro de un habitación y mientras Aurora esperaba todo el cuerpo se le lleno de tensión. «¿cómo se fue? » se preguntó, era absurdo que si Carlos hubiera podido escapar se hubiera espantado del lugar, a menos de que si tuviera algo que esconder. El policía salió con una expresión extraña en el rostro y tomó a Aurora del brazo para meterla dentro de la oficina y l
El auto rodaba por las calles de Italia y de no ser por la situación en la que Aurora estaba hubiera aprovechado para disfrutar un poco el paisaje, pero no pudo hacerlo, tenía un nudo que le apretaba el estómago y le impedía respirar con facilidad.Se alisó la ropa y tambien trató de peinarse un poco el cabello, no sabía que sentir al respecto, estaba a punto de conocer al hombre con el que había soñado los últimos días y eso la convirtió en un manojo de nervios que le hicieron erizar la piel de los brazos.— ¿Cómo llego tan rápido? — le preguntó al conductor y la voz le tembló — cuando se lo dije a él pasó apenas un par de segundos antes de que me despertara… — luego cerró la boca, no sabía si todo eso de la magia que tenían en la sangre era un secreto.— El tiempo en el espacio mental es diferente — le dijo el hombre después de un rato y Aurora entendió que él tenía conocimiento al respecto.— ¿Entonces todo es real? — el hombre la miró por el retrovisor.— No pensé que aún le queda
Aurora se metió en la cama con un poco de incomodidad, sabía que era la cama de Franco y le pareció algo íntimo, como si se estuviera metiendo en su intimidad o algo así, pero las sábanas estaban tan cálidas y suabes que no pudo evitar soltar un gemido de placer cuando se cubrió por completo. A pesar de todo no pudo conciliar el sueño, su mente regresaba una y otra vez a la estación de policía de done había desaparecido Carlos y tomó su celular, pero la red wifi de la casa tenía contraseña. Miró el indicador que aparecía en la pantalla un largo segundo y luego sus dedos teclearon una combinación de letras y números y logró acceder a la conexión. El celular se le llenó de decenas de notificaciones, entre esas preguntando qué había pasado que no llegaron en el vuelo, y Aurora tecleó una respuesta, pero justo antes de enviarla la puerta se abrió y cayó sentada de golpe en la cama. Franco la miró en su cama con una mescla de lujuria y curiosidad que la hicieron cubrirse con la sábana.
Aurora se había quedado dormida, dormida de verdad.Cuando los brazos de Franco se enredaron en su cuerpo para tranquilizarla un poco, todo se volvió una oscuridad cómoda, y ahí durmió, sin sueños y sin pesadillas hasta que llegó la mañana y despertó entre las sábanas rojizas de la cama del mafioso.Miró su celular, eran las once de la mañana y cayó sentada en la cama.Nunca se había levantado tan tarde, aunque era claro que se había acostado igual de tarde.Su celular tenía un millón de notificaciones y lo primero que hizo fue llamar a su jefe por la aplicación de mensajería instantánea.— ¿Dónde diablos están metidos? — le gruñó — debieron llegar ayer…— Lo sé, pero hubo unas complicaciones con el pasaporte de Carlos, nos tomará un poco resolverlo, pero la aerolínea costeará el pasaje de regreso y los hoteles — el hombre pareció más calmado al saber que él no tendría que pagar un peso más y Aurora se sintió mal, nunca había sido una mentirosa.— ¿Qué pasó? ¿Cómo está el muchacho? —
Tenía el cabello rojizo como el cobre, las pecas le llenaban el puente de la nariz y tenía un constante ceño fruncido mientras leía con concentración el libro que tenía en la mano.Estaba metido en las sábanas, y a fuera el clima era fuerte y tormentoso, la niebla cubría toda la ventana y apenas se lograba ver un poco más allá de un metro.Carlos estaba de pie en medio de la habitación sin saber muy bien que era lo que hacía, pero el hombre que estaba leyendo le llamó poderosamente la atención.No logró distinguir más detalles que la cama y muchos libros por ahí regados por el suelo.Se sentía como en un sueño lúcido, tan realista que lo preocupó, él no era una persona que soñara mucho, y la mayoría de sus sueños eran a blanco y negro por alguna extraña razón, pero ese sueño era diferente, era tan vivido y los colores tan realistas que se sintió un poco en paz, como si ahí pudiera salir un poco de la pesadilla que estaba viviendo en el mundo real.Dio un paso al frente para observar a
Todos estaban ahí reunidos y Aurora no supo que decir, ¿Como podía convencer a Carlos de que eso no solo era un sueño? A ella misma le había costado varios días aceptarlo, e incluso en ese momento podía llegar a creer que estaba loca. — Carlitos — dijo, pero Gio levanto la mano en el aire— Está dormido — dijo y agarró el brazo de Franco que estaba a su lado — ¿Por qué esta dormido? — Franco negó con la cabeza desconcertado.— ¿No debería estarlo? — preguntó Aurora y Gio negó — si lo estoy viendo es porque está dormido, pero en el sueño tambien lo está — la mujer encargada de la comida, o eso pensaba Aurora, se rio un poco.— Pues despiértalo — todos la miraron — cuando el cuerpo y la mente están muy agotados la arena nos deja descansar. Vamos, despiértalo. Gio dio un paso al frente y se arrodilló en el suelo y Aurora contempló todo enmudecida. — Carlos — dijo él y con el dorso de la mano acarició el aire. Aurora estaba desconcertada, era como si el pelirrojo estuviera