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Mariah abrió los ojos; por un momento, confundida por su situación, se incorporó en la cama. Su mirada se dirigió a la ventana abierta y entrecerró los ojos con una mueca de dolor. Tras unos segundos, abrió los ojos lentamente, adaptándose a la luz de la habitación. Tras una lenta inspección a su alrededor, se dio cuenta de que estaba en su habitación en el palacio de su padre. Se estiró, sintió el cuerpo rígido y gimió un poco de dolor. El giro del pomo de la puerta le llamó la atención, seguido de la apertura de la misma. Un mechón de cabello castaño oscuro, seguido del hermoso rostro de su madre, la mantuvo absorta.

Aliyah sonrió al ver a Mariah sentada en su cama. "Por fin despiertas, estoy feliz". Entró del todo, cerró la puerta, se acercó lentamente a la cama y se sentó junto a Mariah.

Mariah sonreía al ver a su madre, pero al oír sus palabras, frunció el ceño. "¿Por fin?".

Sí, llevas tres días seguidos durmiendo.

¡¿Tres días?!

Aliyah asintió. "Preocupaste a todos. Tu papá tuvo
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