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—¡¿Qué dices?! ¿Me fuiste infiel, Bennett Ford? —exclamó la mujer con ojos llorosos. —No te fui infiel. —Es mejor que los dejemos platicar, vamos, Margaret, vamos, Marcus. —¡No! Está mujerzuela debe salir de aquí, debe irse de nuestras vidas para siempre. La mujer casi golpeaba a Margaret, cuando Bennett alcanzó a detener su mano. —¡No te atrevas! Ella lleva en su vientre a mi hijo, cualquier daño contra ella, es como si se lo hicieras a mi hijo, y eso jamás te lo perdonaré. Evana respiró aliviada, sacó de ahí a Margaret. —Creo que debería irme, no quiero arruinar la vida de Bennett, èl se ha recuperado luego de mi mentira, no quiero seguir lastimándolo. Evana tomó la mano de Margaret. —Margaret, cometiste un error, eso es cierto, pero eso es el pasado, ya lo olvidamos, te hemos perdonado, igual que a Irina, que esperemos que descanse en paz, no solemos vivir del pasado, menos cuando te han lastimado tanto, además, queremos que nuestro nieto sea feliz, nuestros nietos deben te
Cuando Brianda llegó a casa no dejaba de llorar, su madre la observaba angustiada. —¡Dime lo que ha pasado! Deja de llorar como una niña, por favor. Brianda mirò a su madre a los ojos. —¡Me dejó! Bennett terminó conmigo, ¡creo que me volveré loca! —exclamó entre el llanto Su madre la abrazó. —¿Cómo puede ser posible? —Resulta que su exnovia está embarazada, y ahora me dejó por esa zorra, ¡No! ¡No! No puede esa m*****a arruinar mis planes, estaba a punto de ser la señora Ford, ¡la odio! ¡Ojalá que se muera! —Bri, ¡Oh, cariño! No te angusties, conseguiremos a otro hombre rico con el que te cases, amor. —¡No! ¿No lo entiendes? No quiero otro, ¡lo quiero a él! Además, él es guapo, rico, tiene todo lo que necesito, no puedo perderlo por esa estúpida, ¡no puedo! —¿Y que harás? ¿Rogarle? Brianda se quedó pensativa. —Harè lo que tenga que hacer, pero te lo aseguro, esa mujerzuela se va a arrepentir de haberse metido en mi camino, lo juro —sentenció —Hija, eres hermosa, exitosa, mej
Al salir del consultorio, Margaret mostró las fotos del ultrasonido, Evana estaba enamorada de esas fotos. —El bebé está bien, está sano, nos recomendaron unas vitaminas, pero todo está bien. Evana estaba tan feliz por sus palabras. —Me alegro tanto —dijo Evana. Marcus observó las fotos, estaban sonrientes, felices. Bennett recibió una llamada. —Hola. ¿señora Briseida? ¿Qué pasa? ¡Cálmese, por favor, no entiendo de lo que habla! —¡Eres tú el culpable! Si mi Bri muere, es todo por tu culpa, ¡por dejarla! —¿Qué dice? ¿Qué le pasó a Bri? —Mi pobre hija intentó matarse, ¡todo es por tu culpa, Bennett Ford! ¡Tú eres el único culpable, si mi hija muere es tu culpa! Bennett tenía ojos enormes de miedo. —¿Qué dice? ¿En qué hospital está? La mujer le dio la información, colgó la llamada. Evana, Margaret y Marcus le miraban con angustia. —Hijo… ¿Qué pasa? —exclamó Marcus Bennett estaba pálido como una hoja de papel. —Es Brianda, se intentó matar, se intentó suicidar por mi culpa
Sabrina se despidió de su hermano y se fue con Jonathan, estaban felices de saber que ahora Jonathan estaba mejor. Cuando Bennett entró a la habitaicon, Brianda estaba durmiendo, estaba sola. Ella abrió los ojos, Bennett mirò las vendas en sus muñecas que indicaban que se había intentado quitar la vida. La mujer intentó enderezar su postura, pero él no la dejó. —Por favor, descansa —dijo al verla tan endeble Ella lo mirò con ojos llorosos, suplicantes. —¡No me dejes, Bennett! Quédate conmigo, te necesito, si te vas, me mataré, ¡no soporto la idea de estar sin ti! —exclamó —Por favor, Bri, no lo hagas así, no puedes obligarme a esto, ni dañarte más, entiende, no quería lastimarte, de verdad, por favor, no vuelvas a lastimarte. —Solo si te quedas conmigo no lo harè, pero, si me dejas, entonces, juro que me mataré, porque te amo, sin ti ya no quiero vivir. Bennett se quedó perplejo, ella no dejaba de llorar. Briseida entró y los mirò. —¿Estás feliz, Bennett Ford? Mira cómo está
Evana y Marcus llegaron a casa, él subió a la alcoba estaba cansado, quería dormir. Margaret se acercò a Evana. —¿Cómo está la chica? ¿Está bien? —exclamó Margaret angustiada. —Ella está bien. Tomaron asiento. —¿Y qué pasó con Bennett? —Él está bien, pero dijo que tenía cosas que hacer, escúchame, Margaret, él dijo algo que me sorprendió. Margaret mirò con duda a Evana. —Le dijo a Brianda que no la ama, que él solo te ama a ti. Margaret se quedó perpleja, por dentro, sintió como si su corazón explotara en sensaciones, pero no fue capaz de decir nada. —Yo… no sé si pueda perdonar a Bennett. Evana sufrió con sus palabras. —Supongo que mi hijo te hizo mucho daño. —Bennett no creyó cuando le dije que estaba embarazada, fui a la empresa a pedirle perdón, a suplicarle que no dejara morir nuestro amor, pero él incluso dijo que mi hijo no era suyo, eso me destrozó, no sé si pueda perdonarlo, Evana. Evana tomó su mano, le dolió sus palabras, pero podía entenderla. —No te pido que
Al llegar al hospital, Natalia fue llevada a la sala de emergencias, ella estaba muy asustada, todo lo que atinó a decir fue que llamaran a su madre. Quería ver a mamá y a papá, estaba asustada, mientras esperaba en una habitación, recostada. Sabrina sentía mucha ansiedad, angustiada por Natalia, llamó a Evana que igual se asustó y luego llamó a Andrés, quien le dijo que saldría para allá de inmediato. Evana no tardó en llegar, estaba asustada, Evangelyn fue con ella. —¿Cómo está mi hija? —Están atendiéndola, no me han dado noticia —exclamó Sabrina desesperada. El doctor apareció poco después. —¿Cómo está mi hija? —Ella tuvo un sangrado, están revisándola, queremos saber si es un sangrado provocado por el desprendimiento del tapón mucoso, o si es algo más grave, vamos a esperar, y en cuanto la ginecóloga salga, lo sabremos, también le hicimos unos análisis de sangre queremos revisar como está. Evana asintió, estaba desesperada, pero no tenía más remedio que obedecer. Marcus
Los enfermeros llegaron a socorrer a Sabrina, estaban asustados por ella. Jonathan fue tras ella, pero pidió que se quedaran a apoyar a Andrés y a Natalia y que lo mantuvieran informado, mientras él estaría al pendiente de su esposa. Jonathan tenía miedo, nunca vio a su esposa tan frágil, Sabrina solía ser una mujer fuerte de salud, ahora se veía tan débil ante su mirada. La doctora revisó su presión arterial, encontrándola muy elevada. —Haremos análisis de inmediato —señaló a la enfermera. Jonathan estaba ahí, en una habitación de la sala de emergencias con su esposa, aunque aún la doctora no pensaba si ocurría algo grave, revisó a la mujer, y algo en sus signos vitales no le gustó del todo. —¿puedo permanecer con ella? —Sì, harán unos análisis, y permanecerá aquí hasta que nos quede claro su estado de salud. Jonathan asintió. Los doctores anunciaron a Evana y a Marcus que ya iba a comenzar la cesárea de Natalia, Andrés estaba nervioso, preguntaba por su madre, pero no le dij
—¿Quién prepara sus alimentos? —exclamó el policía Sabrina abrió ojos enormes, y mirò a Jonathan, él se puso pálido. —¡Oh, Dios mío! —¿Sabe algo, que quiera compartir, señor? —Aranza Stevens, es nuestra amiga, vive con nosotros, ella ha tomado el lugar de nuestra cocinera, porque ella se fue, pero, siempre desde hace unos meses, le preparaba un jugo a mi mujer, un jugo normal de naranja, ¡es imposible que dudemos así de ella! Realmente, no tenemos pruebas, y ella siempre fue buena. —¿Podría haber algún motivo? Sabrina casi lloraba, Jonathan tomó su mano. —Ella tiene cáncer, estaba muy enferma, pero ha mejorado mucho, antes de eso, mi esposa y yo tuvimos conflictos, tonterías, íbamos a dejarnos y yo inventé que estaba con Aranza, lo hice solo por un lío personal, y Aranza quería que me hiciera cargo de su hijo, lo prometí cuando ella estuvo muy enferma, pero, no creo que eso sea una razón para que actúe de una forma tan horrible. —Señor, he visto razones peores que esas, y para