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Evangelyn, Bennett y Natalia estaban en el salón platicando. —Entonces, ¿Qué haremos? —exclamó Evangelyn —Después de todo, nuestros padres merecen su propio espacio y tiempo de calidad, sabemos cual es el plan de papá, siempre lo supimos, irse a un lugar lejos de la ciudad, disfrutar de la naturaleza y del amor de nuestra madre, no les hemos dado su gran regalo —dijo Natalia. Los chicos sonrieron. —Cuando lo sepan serán muy felices —dijo Evangelyn. —Es cierto, pero, la empresa siempre fue algo importante para papá, debemos pensar que hacer con eso —dijo Bennett —Yo propongo que Bennett sea el nuevo presidente Ford. Los ojos de Bennett se abrieron enormes. —¿Qué? Pero ¡enloqueciste! Tú eres mejor que yo, tienes mejor liderazgo, tú debes ser la presidente. Natalia sonriò. —Eso no importa, tú lo mereces, has pasado por mucho, eres heredero de papá, y, además, aprenderás como ser un buen presidente, estoy segura, no voy a dejar a mi hijo a un lado, al menos no ahora, hasta que se
Al día siguiente. Evana y Marcus fueron hasta el lugar que los chicos les indicaron, era un hermoso jardín, adornado con globos y rosas que Evana amaba. Natalia y Angelito estaban ahí, junto a Andrés, Evana abrazò a su hija, cargó a su nieto. —Mami, no te pudimos celebrar, pero hoy sì. Evana sonriò feliz. Pronto llegaron Sabrina y Jonathan, Margaret al lado de la pequeña Eva Luna y Bennett. Tomaron asiento, y la niñera llevó a los niños a un pequeño corral donde jugaron junto a Danielito. Los adultos se sentaron en una sala. —Bueno, ¿y qué estamos esperando? —exclamó Marcus. Bennett sonriò al ver a su hermana Evangelyn llegar de la mano de Oscar, y su padre venía con ellos. Marcus se levantó para saludarlos. —Bienvenidos. Todos tomaron asiento. Los hermanos se levantaron. —A ver, trillizos fantásticos, ¿Qué tienen que decirnos? —exclamó Marcus intrigado de lo que sus hijos querrían decirles. Los tres se miraron, Natalia tomó la palabra. —Bueno, lo primero que deben sabe
Dos meses después. Jonathan manejó su auto, hasta llegar a ese estacionamiento, detuvo el auto, mirò a su mujer. —¿Estás segura de querer hacer esto? —exclamó aún algo preocupado por su respuesta. Ella sonriò. —Sì, sé que mi propuesta te dejó atónito, pero he pensado mucho, esto es lo que necesito para cerrar con esto, seguir adelante juntos, amor, confía en mí. Ella tomó su mano, Jonathan sonriò, besó sus labios. La pasión había aflorado en ellos como una suave brisa de verano que se sentía eterna. Eran felices, la intimidad era cada vez mejor, Danielito llegó a sus vidas para revivirlos en su labor paternal y su nieto era como un regalo de paz, eran felices, realmente lo eran. Bajaron del auto, Jonathan tomó su mano y caminaron hasta ese edificio, tenían una cita que habían obtenido con la ayuda del abogado Lazcano, era un permiso especial. Les dejaron pasar, y un celador los dirigió al lugar donde era la sala de visita. —Estarán protegidos, no hay nada que temer —dijo el ho
Margaret y Bennet fueron los primeros en presentar a su pequeña, el sacerdote mojó su cabecita tres veces, mientras ella sollozaba. —Yo te bautizo con el nombre de Eva Luna, en el nombre del padre, del hijo y del Espíritu Santo. Cuando finalizó, Margaret cargó a su hija, y la alejó ya que lloraba. Luego, Natalia y Andrés se acercaron, el sacerdote cargó al pequeño niño, y este mojó su cabecita tres veces, angelito primero lloró, luego se calmó, mirándolos conmocionado. ——Yo te bautizo con el nombre de Àngel; en el nombre del padre, del hijo y del Espíritu Santo. La misa finalizó. Los padrinos se acercaron, de ambos fueron Oscar y Evangelyn, aunque fue raro, no querían a nadie más. Evangelyn puso dos pulseras de oro en las manos de los bebés, tenían un trébol de cuatro hojas y era de esmeraldas. —Cuando crezcan, hare que esta pulsera sea reemplazada para que puedan siempre usarla. Natali y Margaret estaban emocionadas, era tan bonita. —Gracias. —Mis sobrinos ahijados serán con
Al día siguiente. Marcus bajó del auto, y abrió el primer auto, ayudó a Margaret a bajar, sonrió al verla. —Te ves hermosa, cariño. Margaret sonrió emocionada. Luego, Marcus fue a abrir la siguiente puerta, su hija bajó, sus ojos se humedecieron, sonrió. —Te ves como una princesa, te amo. —Papito, no me hagas llorar. Él asintió. —¿Están listas? Margaret y Evangelyn tomaron sus manos, se miraron nerviosas, emocionadas, felices. —Muy listas, papá, es hora de entrar. Marcus se situó en medio de ellas, y las chicas tomaron sus brazos. —Muchas gracias por acompañarme al altar en un momento tan importante para mí. Marcus sonriò. —Yo estoy agradecido porque me permitas esto, cariño, después de todo, ahora ya eres mi querida hija también. Margaret sonriò dichosa, era cierto, los Ford la trataban como si ella fuese una más, tomaron su brazo. —Quiero que sean felices, que sepan que siempre que Dios me lo permita estaré aquí para ustedes, para apoyarlas o cuidarla, siempre pueden
POV Evana Ford. Siete años después. Despierto, observo los rayos de sol que se cuelan por nuestras cortinas, es un precioso día, estoy emocional, es fin de año, siempre que es este día me pongo nostálgica y sensible. Observó a mi esposo a mi lado, me gusta verlo dormir, hace un ligero sonido al respirar, y su ceño está fruncido, hace que dos arrugas enmarquen su frente, las tocó para hacer que ablande el gesto, lo logro luego de una caricia. Lo amo, ni siquiera sé si lo amo como el primer día o lo amo más, los recuerdos suelen venir a mí en una cascada, pero ya no son tristes, es como si fuesen dorados por nuestro amor. Como nació y creció en mí esta relación que me transformó en alguien mejor, nunca tuve tanta suerte en mi vida. Me abrazó a su pecho, escucho el latido de su corazón, que es mi mejor canción de cuna. Luego de un rato me despierto, él sigue durmiendo. No lo despierto, quiero que descanse. Entro al cuarto de baño, hace frío en Barza, dejó correr el agua hasta que
—Lo siento mucho, señora Monet, su bebé murió horas después de nacer, nació muy enferma, no pudimos hacer nada por ella. Aún estamos tratando de localizar a su esposo, no sabemos nada de él, desde hace tres días.Evana se quedó en silencio, fue como si hubiesen arrancado una parte de su corazón, lloró por un largo rato estaba destrozada, pero quería irse de ahí, volver a casa, se preguntaba por su esposo Álvaro, era raro que no estaba a su lado, pensó que pronto iría a verla.Hace tres días dio a luz a su pequeña hija, y después tuvo una fuerte infección que la mantuvo en cama casi inconsciente por unos días más.Fue dada de alta, pero su esposo no fue por ella, lo que le pareció extraño, intentó llamarlo, nunca respondió.Salió de ahí y tomó un taxi a casa, al llegar él no estaba ahí, se quedó dormida luego de rezar y llorar, por la noche recibió su llamada, diciendo que estaba en un viaje de negocios, eso la tranquilizó un poco.—Ya lo sabes, querida, el tío Marcus me envió a una ju
La mujer entró, y miró tal escena, lanzó un grito aterrorizado, Evana tocaba su herida, evitando que la sangre siguiera fluyendo, tenía miedo, se sentía cansada, el dolor ardía hasta sus entrañas, pero pensó que era su último momento, él iba a matarla, estaba segura. Álvaro se distrajo con Nicol, suplicando que llamará a la ambulancia, cuando se giró Evana no estaba, la puerta resonó con su salida, intentó ir por ella, la vio correr, se desesperó, y la persiguió. Estaba seguro de que, si esa mujer hablaba y lo denunciaba, él estaría acabado, todo por lo que luchó se vendría abajo. Su abuela no lo elegiría presidente de la empresa Ford, además, acabaría en la cárcel. Corrió con más fuerza, pero no vio a la mujer por ningún lado, siguió su instinto, avanzando por una calle, sin saber que Evana se escondía tras un bote de basura, como un animal herido y asustado. Ella sabía que eran sus últimos momentos, estaba sangrando mucho, si llegaba a perder más sangre, iba a morir, sollozaba