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Al llegar al hospital, Natalia fue llevada a la sala de emergencias, ella estaba muy asustada, todo lo que atinó a decir fue que llamaran a su madre. Quería ver a mamá y a papá, estaba asustada, mientras esperaba en una habitación, recostada. Sabrina sentía mucha ansiedad, angustiada por Natalia, llamó a Evana que igual se asustó y luego llamó a Andrés, quien le dijo que saldría para allá de inmediato. Evana no tardó en llegar, estaba asustada, Evangelyn fue con ella. —¿Cómo está mi hija? —Están atendiéndola, no me han dado noticia —exclamó Sabrina desesperada. El doctor apareció poco después. —¿Cómo está mi hija? —Ella tuvo un sangrado, están revisándola, queremos saber si es un sangrado provocado por el desprendimiento del tapón mucoso, o si es algo más grave, vamos a esperar, y en cuanto la ginecóloga salga, lo sabremos, también le hicimos unos análisis de sangre queremos revisar como está. Evana asintió, estaba desesperada, pero no tenía más remedio que obedecer. Marcus
Los enfermeros llegaron a socorrer a Sabrina, estaban asustados por ella. Jonathan fue tras ella, pero pidió que se quedaran a apoyar a Andrés y a Natalia y que lo mantuvieran informado, mientras él estaría al pendiente de su esposa. Jonathan tenía miedo, nunca vio a su esposa tan frágil, Sabrina solía ser una mujer fuerte de salud, ahora se veía tan débil ante su mirada. La doctora revisó su presión arterial, encontrándola muy elevada. —Haremos análisis de inmediato —señaló a la enfermera. Jonathan estaba ahí, en una habitación de la sala de emergencias con su esposa, aunque aún la doctora no pensaba si ocurría algo grave, revisó a la mujer, y algo en sus signos vitales no le gustó del todo. —¿puedo permanecer con ella? —Sì, harán unos análisis, y permanecerá aquí hasta que nos quede claro su estado de salud. Jonathan asintió. Los doctores anunciaron a Evana y a Marcus que ya iba a comenzar la cesárea de Natalia, Andrés estaba nervioso, preguntaba por su madre, pero no le dij
—¿Quién prepara sus alimentos? —exclamó el policía Sabrina abrió ojos enormes, y mirò a Jonathan, él se puso pálido. —¡Oh, Dios mío! —¿Sabe algo, que quiera compartir, señor? —Aranza Stevens, es nuestra amiga, vive con nosotros, ella ha tomado el lugar de nuestra cocinera, porque ella se fue, pero, siempre desde hace unos meses, le preparaba un jugo a mi mujer, un jugo normal de naranja, ¡es imposible que dudemos así de ella! Realmente, no tenemos pruebas, y ella siempre fue buena. —¿Podría haber algún motivo? Sabrina casi lloraba, Jonathan tomó su mano. —Ella tiene cáncer, estaba muy enferma, pero ha mejorado mucho, antes de eso, mi esposa y yo tuvimos conflictos, tonterías, íbamos a dejarnos y yo inventé que estaba con Aranza, lo hice solo por un lío personal, y Aranza quería que me hiciera cargo de su hijo, lo prometí cuando ella estuvo muy enferma, pero, no creo que eso sea una razón para que actúe de una forma tan horrible. —Señor, he visto razones peores que esas, y para
—Por favor, Jonathan, no me odies, lo hice por amor, no es justo que ella tenga todo, te tiene a ti, tu dinero, todo lo que yo siempre soñé. —¿Acaso te escuchas? Eres una mala persona, Aranza, creí en ti. —Perdóname. —¡Nunca lo harè, dañaste a quien amo, nunca te perdonaré! —Lo siento, no quise, recuerda nuestra promesa, cuida a mi hijo. —¡Romperé mi promesa! No voy a cuidar al hijo de una asesina, ¿me oyes? Lo enviaré a un orfanato, al final, tu hijo terminará en donde temías, será mi mejor venganza contra ti, por dañar a mi mujer. —¡No! Lo prometiste, Jonathan. —Y tú prometiste ser una buena persona, por eso te mantuve en mi vida, ¿ya lo ves? Los dos fuimos traicionados. Jonathan colgó la llamada, las lágrimas corrían por sus mejillas. Evangelyn abrazò a su tío, Oscar lo mirò incrédulo, no estaba seguro de si ese hombre sería capaz de cumplir la amenaza contra esa mujer, después de todo, Oscar estaba convencido de que los Ford y los Grimm eran muy buenas personas. En el qui
Jonathan observó a Sabrina, ella dormía en esa cama, se veía débil, frágil, siempre fue una mujer fuerte de salud, le dolía verla así. «Es mi culpa, fui demasiado generoso con quien no lo merecía, con quien me pagó mal, pero el precio a pagar fue caro, ¿Cómo pude arriesgar a la mujer que amo? Nunca me lo perdonaré», pensó Jonathan recibió una llamada, se apuró a responder, era el comandante de la policía. —Señor Grimm, queremos informarle que la señora Stevens ya fue arrestada, fue cerca de su casa, al parecer quería volver a la escena del crimen. Jonathan sintió como un puño en su estómago que le dio temor. —¿será condenada? —Enfrentará un juicio, donde seguro será condenada como culpable por el intento de homicidio de su esposa. Jonathan colgó la llamada, las palabras del comandante venían a su mente, cuando alzó la vista encontró a Sabrina con los ojos abiertos, mirándolo. —Hola, ¿Cómo te sientes? —exclamó con angustia Ella sonrió, asintió. —Estaré bien —dijo, pero no podí
Marcus se acercò a Evana. —Hay que ir a descansar, parece que todo está mejor, nuestra hija y nieto están sanos, Andrés se quedará a cuidarlos. Sabrina y Jonathan también están mejores, la mala mujer ya está presa. Vamos a descansar. —¿Y el pequeño Daniel? ¿Lo cuidarán? —exclamó —Yo espero que sì, mientras tanto, sé que Evangelyn y Oscar fueron a cuidarlo. —¿Evangelyn y Oscar? —exclamó Evana Marcus sonrió, y alzó las cejas —Creo que me encantaría un yerno abogado, ¿no lo crees? Ya he pagado mucho a los abogados, ahora tendremos uno a nuestro servicio. Evana se echó a reír de sus ocurrencias, fueron a casa. Evangelyn estaba horneando galletas, Oscar estaba con Danielito, estaban jugando con él, pero el niño era ajeno a todo lo que pasaba, era muy pequeño apenas cumpliría cuatro años, pero no dejaba de preguntar por Sabrina, Jonathan y su mamá. —Extraño a Sabri, ella siempre me hace galletas con leche y no está, ¿Por qué? —¿Y no extrañas a tu mami? —Sì, pero mami dice que no d
Dos meses después. Natalia abrió los ojos, escuchó el llanto de su bebé, se levantó adormilada, y caminó hasta la cuna que estaba muy cerca de su cama, lo cargó en brazos, y se levantó la blusa para darle de comer. Él pequeño Àngel mamó de su pecho, comía desesperado, y ella acariciaba su rostro, era bueno tenerlo en casa, era hermoso, se recostó en la cama, cargándolo, mientras comía. Cuando Andrés abrió los ojos, mirò tal escena y sonrió. —Los amo. Ella sonrió. —Y nosotros te amamos a ti, más. —Imposible, yo los amo más. —¿Sabes? Mi madre me prometió que hoy me acompañaría al cementerio, quiero visitar la tumba de la mujer que me dio a luz, quiero decir, de mi otra madre. Andrés se sorprendió. —¿Ahora la llamas la otra madre? —Bueno, sé que no fue una mujer del todo buena, pero sì, me dio a luz, es mi madre, mi otra madre después de todo, ahora que soy madre, puedo comprender tantas cosas. —Es verdad, yo también, ahora entiendo a papá y a mamá, uno quiere lo mejor para su
Al día siguiente. Evana revisaba que todo estuviera listo, no pudieron tener un baby shower para su hija Natalia, sin embargo, harían uno simbólico para ella y Margaret, además, los invitados traerían regalos para ambos. El jardín de la casa estaba listo para recibir a los invitados. Margaret se miraba en el espejo, estaba a un par de semanas de dar a luz a su niña, tocaba su vientre, mientras se veía frente al espejo. —Estamos bien, ahora, mi niña, no hay mas preocupaciones, nacerás pronto en una casa bonita, con muchas bendiciones, te enseñaré a amar y a ser buena persona, a valorar lo que tienes y a nunca dejarte guiar por el odio, los humanos somos proclives a odiar, y eso es un fuego que, si no se logra moderar, logra devorarlo todo a su paso. Ella alzó la vista, observó a Bennett ahí, en el umbral de la puerta, la escuchó decir todo eso. —Yo también estaré aquí, mi Eva Luna, te ayudaré, a ti y a mamá, y nunca dejaré que el odio vuelva a quemarnos, de ahora en adelante las l