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Marcus se acercò a Evana. —Hay que ir a descansar, parece que todo está mejor, nuestra hija y nieto están sanos, Andrés se quedará a cuidarlos. Sabrina y Jonathan también están mejores, la mala mujer ya está presa. Vamos a descansar. —¿Y el pequeño Daniel? ¿Lo cuidarán? —exclamó —Yo espero que sì, mientras tanto, sé que Evangelyn y Oscar fueron a cuidarlo. —¿Evangelyn y Oscar? —exclamó Evana Marcus sonrió, y alzó las cejas —Creo que me encantaría un yerno abogado, ¿no lo crees? Ya he pagado mucho a los abogados, ahora tendremos uno a nuestro servicio. Evana se echó a reír de sus ocurrencias, fueron a casa. Evangelyn estaba horneando galletas, Oscar estaba con Danielito, estaban jugando con él, pero el niño era ajeno a todo lo que pasaba, era muy pequeño apenas cumpliría cuatro años, pero no dejaba de preguntar por Sabrina, Jonathan y su mamá. —Extraño a Sabri, ella siempre me hace galletas con leche y no está, ¿Por qué? —¿Y no extrañas a tu mami? —Sì, pero mami dice que no d
Dos meses después. Natalia abrió los ojos, escuchó el llanto de su bebé, se levantó adormilada, y caminó hasta la cuna que estaba muy cerca de su cama, lo cargó en brazos, y se levantó la blusa para darle de comer. Él pequeño Àngel mamó de su pecho, comía desesperado, y ella acariciaba su rostro, era bueno tenerlo en casa, era hermoso, se recostó en la cama, cargándolo, mientras comía. Cuando Andrés abrió los ojos, mirò tal escena y sonrió. —Los amo. Ella sonrió. —Y nosotros te amamos a ti, más. —Imposible, yo los amo más. —¿Sabes? Mi madre me prometió que hoy me acompañaría al cementerio, quiero visitar la tumba de la mujer que me dio a luz, quiero decir, de mi otra madre. Andrés se sorprendió. —¿Ahora la llamas la otra madre? —Bueno, sé que no fue una mujer del todo buena, pero sì, me dio a luz, es mi madre, mi otra madre después de todo, ahora que soy madre, puedo comprender tantas cosas. —Es verdad, yo también, ahora entiendo a papá y a mamá, uno quiere lo mejor para su
Al día siguiente. Evana revisaba que todo estuviera listo, no pudieron tener un baby shower para su hija Natalia, sin embargo, harían uno simbólico para ella y Margaret, además, los invitados traerían regalos para ambos. El jardín de la casa estaba listo para recibir a los invitados. Margaret se miraba en el espejo, estaba a un par de semanas de dar a luz a su niña, tocaba su vientre, mientras se veía frente al espejo. —Estamos bien, ahora, mi niña, no hay mas preocupaciones, nacerás pronto en una casa bonita, con muchas bendiciones, te enseñaré a amar y a ser buena persona, a valorar lo que tienes y a nunca dejarte guiar por el odio, los humanos somos proclives a odiar, y eso es un fuego que, si no se logra moderar, logra devorarlo todo a su paso. Ella alzó la vista, observó a Bennett ahí, en el umbral de la puerta, la escuchó decir todo eso. —Yo también estaré aquí, mi Eva Luna, te ayudaré, a ti y a mamá, y nunca dejaré que el odio vuelva a quemarnos, de ahora en adelante las l
Las mujeres consiguieron sobornar a una enfermera, ella les prometió que les tendrías lo que querían y las mujeres se fueron antes de ser descubiertas. Cuando Margaret despertó, observó a Bennett cargando a su pequeña princesa, era una imagen tan tierna, ella sonrió. Él mirò a Margaret, recostó a la niña en la pequeña cuna al lado, y la observó. —Me has dado el mejor regalo en la vida, Margaret, te admiro, te amo, y no me alcanzará la vida para arrepentirme por como te trate en el pasado, Ojalá algún día puedas perdonarme. Ella bajó la mirada, a pesar de todo, sintió que el pasado ya no pesaba tanto en su corazón como en el pasado. —Gracias por estar conmigo en el parto, tenía miedo. —Fuiste tan valiente. Ella sonrió. Llamaron a la puerta, Evana entró, observó a su preciosa nieta. —¿Cómo están las mujeres hermosas? Margaret sonrió, observó a Evana mirando a su bebé con amor. Bennett saliò un momento al baño. —Quiero pedirte un favor, Evana. Ella la mirò. —Pide lo que sea,
Brianda se acercò, le puso en las manos esos documentos. Bennett seguía con los ojos muy abiertos, ni siquiera podía reconocer si aquello era verdad, le parecía tan increíble que esa mujer viniera hasta ahí para decir todo eso. Margaret que había escuchado los gritos, y logró entender la naturaleza de la La primera en reaccionar de Evana fue acercarse a la mujer y plantarle una fuerte bofetada. Brianda lanzó un quejido, cuando su madre quiso defenderla el resto de los Ford se abalanzaron y lo impidieron, nadie tocaría a la madre de los Ford si ellos pudiesen impedirlo. —¡Largo de mi casa, han llegado muy lejos esta vez, pero a las serpientes se les corta la cabeza de pequeñas, y lo probaré con ustedes dos! —sentenció Evana —Lee los resultados, Bennett, entérate de que esa bastarda no es tu hija, ¿Acaso tienes miedo? —exclamó Brianda con lágrimas en sus ojos. Margaret tocò su pecho, sintió mucha rabia, y tuvo miedo de que Bennett volviera a fallarle como en el pasado. Bennett mi
Margaret escuchó sus palabras, supo que él decía la verdad, su corazón se sintió tan lleno de amor. Pero, decidió esperar, al escuchar a su hijo llorar, Margaret lo arrulló en sus brazos, le dio de comer, Bennett los observó con ternura. Al anochecer. Bennett estaba por ir a dormir, cuando Evangelyn llamó a la puerta de la habitación. Ben abrió y ella entró. —¿Qué pasa? —¿Aún no han visto la red social? —exclamó casi desesperada. Bennett y Margaret se miraron a los ojos preocupados. —No, ¿Qué pasa? —preguntó Bennett. Evangelyn le mostró entonces un video, ahí aparecía Brianda, donde hablaba pestes de Bennett Ford y contaba una historia retorcida y mentirosa sobre lo que habían vivido juntos, la mujer estaba dispuesta a arruinar la reputación de Bennett, no solo de él, también de todos los Ford. «En el video la mujer aparecía vestida de rojo, con ojos completamente llorosos, sentada en un sofá, frente a la cámara de video y narrando su trágica historia. —Bennett Ford, mi ex
Evangelyn estaba sorprendida, luego de ver el video, no dudó en llamar a Oscar. —¿Tú grabaste el video y lo subiste en la red social? —Sí, fui yo, pensé que esa mujer haría eso, como se dedica a las redes supuse que algo así haría. —Salvaste a mi hermano, y también el honor de mi familia, Oscar, ¡gracias! De verdad, estoy agradecida. —Entonces, demuéstramelo, mañana en nuestra cita, prepara todo y dime en qué lugar te veré, quiero una cena romántica perfecta, lo merezco, ¿o no? —Eres demasiado engreído, eh, pero, sì, esta vez lo mereces. —Maravilloso, muero porque ya sea nuestra cita, soñaré contigo, suéñame también. Oscar colgó la llamada antes de que ella pudiera responder. Evangelyn tenía el corazón acelerado, su rostro estaba cubierto de un color rojo carmesí por el rubor. Una sonrisa inocente se formó en sus labios, no pudo concilia su sueño, pensaba en él. Bennett fue a la habitación de Margaret y le mostró el video, ambos estaban sorprendidos. —Parece que más pronto d
Evana llegó hasta el lugar pactado, miró su reloj de pulsera, era la hora acordada, pero Marcus no estaba ahí. Estaba por tomar su teléfono de su cartera y llamarlo, cuando al mirar se encontró con ese hombre, estaban frente a frente. Se le hizo tan raro verlo ahí. —Hola, ¿Estás de día libre? Dante Swift sonrió, llevaba una rosa roja en su mano. —Feliz cumpleaños, bueno, sé que es mañana, pero no podré estar ahí, solo quería desearte que seas tan feliz como lo eres ahora. Evana se quedó perpleja, se sintió avergonzada, le quedaba claro que Dante Swift estaba enamorado de ella hace mucho tiempo y que él mismo se lo había confesado. Tomó la rosa. —¿Has sido tú quien me envió las rosas a casa? ¿Has sido tú quien me citaste en una nota sin firmar? —exclamó —He sido yo... —Y yo que pensé que fue... —¿Marcus? Bueno, no, lamento decepcionarte, Marcus no es un bohemio romántico, creo que es la razón por la que él te conquistó. Evana esbozó una sonrisa, tenía razón, Evana lo sabía,