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Margaret escuchó sus palabras, supo que él decía la verdad, su corazón se sintió tan lleno de amor. Pero, decidió esperar, al escuchar a su hijo llorar, Margaret lo arrulló en sus brazos, le dio de comer, Bennett los observó con ternura. Al anochecer. Bennett estaba por ir a dormir, cuando Evangelyn llamó a la puerta de la habitación. Ben abrió y ella entró. —¿Qué pasa? —¿Aún no han visto la red social? —exclamó casi desesperada. Bennett y Margaret se miraron a los ojos preocupados. —No, ¿Qué pasa? —preguntó Bennett. Evangelyn le mostró entonces un video, ahí aparecía Brianda, donde hablaba pestes de Bennett Ford y contaba una historia retorcida y mentirosa sobre lo que habían vivido juntos, la mujer estaba dispuesta a arruinar la reputación de Bennett, no solo de él, también de todos los Ford. «En el video la mujer aparecía vestida de rojo, con ojos completamente llorosos, sentada en un sofá, frente a la cámara de video y narrando su trágica historia. —Bennett Ford, mi ex
Evangelyn estaba sorprendida, luego de ver el video, no dudó en llamar a Oscar. —¿Tú grabaste el video y lo subiste en la red social? —Sí, fui yo, pensé que esa mujer haría eso, como se dedica a las redes supuse que algo así haría. —Salvaste a mi hermano, y también el honor de mi familia, Oscar, ¡gracias! De verdad, estoy agradecida. —Entonces, demuéstramelo, mañana en nuestra cita, prepara todo y dime en qué lugar te veré, quiero una cena romántica perfecta, lo merezco, ¿o no? —Eres demasiado engreído, eh, pero, sì, esta vez lo mereces. —Maravilloso, muero porque ya sea nuestra cita, soñaré contigo, suéñame también. Oscar colgó la llamada antes de que ella pudiera responder. Evangelyn tenía el corazón acelerado, su rostro estaba cubierto de un color rojo carmesí por el rubor. Una sonrisa inocente se formó en sus labios, no pudo concilia su sueño, pensaba en él. Bennett fue a la habitación de Margaret y le mostró el video, ambos estaban sorprendidos. —Parece que más pronto d
Evana llegó hasta el lugar pactado, miró su reloj de pulsera, era la hora acordada, pero Marcus no estaba ahí. Estaba por tomar su teléfono de su cartera y llamarlo, cuando al mirar se encontró con ese hombre, estaban frente a frente. Se le hizo tan raro verlo ahí. —Hola, ¿Estás de día libre? Dante Swift sonrió, llevaba una rosa roja en su mano. —Feliz cumpleaños, bueno, sé que es mañana, pero no podré estar ahí, solo quería desearte que seas tan feliz como lo eres ahora. Evana se quedó perpleja, se sintió avergonzada, le quedaba claro que Dante Swift estaba enamorado de ella hace mucho tiempo y que él mismo se lo había confesado. Tomó la rosa. —¿Has sido tú quien me envió las rosas a casa? ¿Has sido tú quien me citaste en una nota sin firmar? —exclamó —He sido yo... —Y yo que pensé que fue... —¿Marcus? Bueno, no, lamento decepcionarte, Marcus no es un bohemio romántico, creo que es la razón por la que él te conquistó. Evana esbozó una sonrisa, tenía razón, Evana lo sabía,
Evangelyn se sentía feliz y divertida, como si estuviese en una burbuja flotando junto a Oscar. Luego del picnic, fueron a bailar, ahí se encontraron con unos amigos del trabajo de Oscar, quien estaba trabajando en el despacho de un amigo de su padre. Él no dudó en presentarle a sus amigos, querían que todos supieran que él ya tenía una novia, y que estaba muy enamorado. Cuando Oscar fue un momento al baño, una joven se acercò a Evangelyn. —¿Sabias que te sacaste la lotería? Muchas chicas, incluyéndome, han querido conquistar a Oscar Lazcano, es guapo, caballeroso como no los hay, encima tiene un futuro brillante, ¿sabes que aplicó para laborar en un bufete de abogados muy prestigioso en Nueva York? De verdad, valorarlo, porque muchas quisiéramos robártelo. Las palabras de la mujer eran tan pasivo agresivas que de inmediato activaron una alerta en la mente de la jovencita, además la hizo sentir fatal. Cuando iban camino a casa, Evangelyn le preguntó a Oscar. —¿Es cierto que apli
Evangelyn llegó temprano al salón, llamó a su padre y él respondió. —Padre, ¿a que hora vendrán? —Pronto, cariño, primero harè un desayuno para mamá, y luego estaremos en casa para que tu madre se ponga más hermosa, aunque creo que será imposible ella ya es muy hermosa, después de eso, iremos a la fiesta. —Bien, dile a mami que la amo, la llamaré después para felicitarla. —Gracias, cariño —dijo Marcus colgó la llamada. Evangelyn observó a su hermana llegar, se saludaron. —¿Y Angelito? —preguntó al ver a Natalia ahí sin el niño. —Lo siento, pero es día de fiesta de nuestra madre, se quedó con la niñera, yo debo estar ayudándote como cada año. —Pues, creerás que a nuestros padres les ha entrado la locura de amor, se fueorn de escapada y no llegaron ayer a dormir. Natalia sonrió. —¡Que bien! Que disfruten, tienen todo el derecho de disfrutar de su gran amor, que es de admirar. Evangelyn estuvo de acuerdo. Bennett llegó, sonrió al verlas ahí. —¿Ya están listas para el regalo?
Álvaro escuchó los pasos de su cómplice, sonrió al verlo. —Toma a este hombre, llévalo arriba, y átalo. El hombre asintió, tomó su cuchillo, lo empuñó al cuello de Marcus. —¡Camina! Marcus no se movió ni un solo milímetro, no lo haría mientras Evana estuviese a merced de ese tipo. —¡Hazlo, Tío! ¿Quieres que mate a tu mujer? ¿quieres ver como mató a mi exesposa delante de ti? —exclamó El hombre retrocedió, tuvo que obedecer, caminó seguido de ese mal hombre. Álvaro empujó a Evana adentro, cerró la puerta, y la empujó al suelo. Ella puso sus manos, antes de darse un golpe contra la madera, la mujer estaba muy asustada, cuando levantó la vista pudo ver bien a Álvaro, más allá del miedo que sentía, notó que parecía destruido, su rostro ahora estaba surcado en arrugas, tenía una barba llena de canas, igual que su cabello, era como si hubiese envejecido demasiado en esos veinte años. El verde en sus ojos era opaco, seguía mirándola con el mismo odio de antes. Ella se levantó, él la
El sonido de un disparo hizo que Marcus se estremeciera. Marcus estaba de rodillas, con la cabeza baja, el hombre pretendía atarlo, pero se distrajo al escuchar el grito de Álvaro y el disparo. Entonces, Marcus se abalanzó contra él, golpeándolo con todas sus fuerzas, primero un golpe en cada mejilla luego golpeó su cabeza con fuerza contra el suelo, fue tan feroz que vio la sangre correr, el hombre estaba inconsciente, pero no le importó. Solo Evana venía a su mente, tenía terror de haberla perdido para siempre. Salió, a toda prisa. —¡Ah…! Evana… ¿Qué hiciste…? —la voz de Álvaro estaba rota La pistola estaba a un lado. Evana sollozaba, estaba en shock, estaba horrorizada, nunca quiso hacer algo así, él no le dejó más remedio. —¡Solo quise defenderme! ¡Lo siento! —chilló la mujer al ver la sangre brotar por su estómago, la mujer tomó el mantel, y lo puso sobre la herida. Marcus apareció, ella lo mirò con ojos de horror. —¡Llama a una ambulancia! Marcus se quedó perplejo al v
«POV Álvaro Ford. Cierro los ojos, mi cabeza se hunde en la almohada. Recobro la conciencia, veo la luz del día, abro los ojos, no sé donde estoy, es una cama tan cómoda, cuando me giro a un lado la veo. Enderezo mi postura tan rápido como puedo, ¿fue toda una pesadilla? ¿Es esta mi realidad? Tengo miedo, ni siquiera quiero tocar mi piel, abro bien los ojos, me levanto, voy al espejo, ¡soy yo! Incluso reconozco esta casa, es la misma donde vivimos antes, pero, no entiendo nada. —¿Amor? ¿Qué pasa? Mira la hora, aún no es el amanecer, el presidente Ford puede ir a trabajar hasta las nueve de la mañana, vuelve a la cama con tu mujer. Me giró a mirarla, es su dulce voz como una suave canción de cuna, mis ojos se humedecen. —¿Evana? Ella se sienta en la cama, enciende la lámpara. —¿Qué pasa, amor? ¿Por qué tienes ese gesto tan desolado, Álvaro? ¿sucedió algo malo? —¿Esto es real? Se levanta de la cama de un salto, solo vistiendo un camisón de seda, juro que es la mujer más herm