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Álvaro escuchó los pasos de su cómplice, sonrió al verlo. —Toma a este hombre, llévalo arriba, y átalo. El hombre asintió, tomó su cuchillo, lo empuñó al cuello de Marcus. —¡Camina! Marcus no se movió ni un solo milímetro, no lo haría mientras Evana estuviese a merced de ese tipo. —¡Hazlo, Tío! ¿Quieres que mate a tu mujer? ¿quieres ver como mató a mi exesposa delante de ti? —exclamó El hombre retrocedió, tuvo que obedecer, caminó seguido de ese mal hombre. Álvaro empujó a Evana adentro, cerró la puerta, y la empujó al suelo. Ella puso sus manos, antes de darse un golpe contra la madera, la mujer estaba muy asustada, cuando levantó la vista pudo ver bien a Álvaro, más allá del miedo que sentía, notó que parecía destruido, su rostro ahora estaba surcado en arrugas, tenía una barba llena de canas, igual que su cabello, era como si hubiese envejecido demasiado en esos veinte años. El verde en sus ojos era opaco, seguía mirándola con el mismo odio de antes. Ella se levantó, él la
El sonido de un disparo hizo que Marcus se estremeciera. Marcus estaba de rodillas, con la cabeza baja, el hombre pretendía atarlo, pero se distrajo al escuchar el grito de Álvaro y el disparo. Entonces, Marcus se abalanzó contra él, golpeándolo con todas sus fuerzas, primero un golpe en cada mejilla luego golpeó su cabeza con fuerza contra el suelo, fue tan feroz que vio la sangre correr, el hombre estaba inconsciente, pero no le importó. Solo Evana venía a su mente, tenía terror de haberla perdido para siempre. Salió, a toda prisa. —¡Ah…! Evana… ¿Qué hiciste…? —la voz de Álvaro estaba rota La pistola estaba a un lado. Evana sollozaba, estaba en shock, estaba horrorizada, nunca quiso hacer algo así, él no le dejó más remedio. —¡Solo quise defenderme! ¡Lo siento! —chilló la mujer al ver la sangre brotar por su estómago, la mujer tomó el mantel, y lo puso sobre la herida. Marcus apareció, ella lo mirò con ojos de horror. —¡Llama a una ambulancia! Marcus se quedó perplejo al v
«POV Álvaro Ford. Cierro los ojos, mi cabeza se hunde en la almohada. Recobro la conciencia, veo la luz del día, abro los ojos, no sé donde estoy, es una cama tan cómoda, cuando me giro a un lado la veo. Enderezo mi postura tan rápido como puedo, ¿fue toda una pesadilla? ¿Es esta mi realidad? Tengo miedo, ni siquiera quiero tocar mi piel, abro bien los ojos, me levanto, voy al espejo, ¡soy yo! Incluso reconozco esta casa, es la misma donde vivimos antes, pero, no entiendo nada. —¿Amor? ¿Qué pasa? Mira la hora, aún no es el amanecer, el presidente Ford puede ir a trabajar hasta las nueve de la mañana, vuelve a la cama con tu mujer. Me giró a mirarla, es su dulce voz como una suave canción de cuna, mis ojos se humedecen. —¿Evana? Ella se sienta en la cama, enciende la lámpara. —¿Qué pasa, amor? ¿Por qué tienes ese gesto tan desolado, Álvaro? ¿sucedió algo malo? —¿Esto es real? Se levanta de la cama de un salto, solo vistiendo un camisón de seda, juro que es la mujer más herm
Evangelyn, Bennett y Natalia estaban en el salón platicando. —Entonces, ¿Qué haremos? —exclamó Evangelyn —Después de todo, nuestros padres merecen su propio espacio y tiempo de calidad, sabemos cual es el plan de papá, siempre lo supimos, irse a un lugar lejos de la ciudad, disfrutar de la naturaleza y del amor de nuestra madre, no les hemos dado su gran regalo —dijo Natalia. Los chicos sonrieron. —Cuando lo sepan serán muy felices —dijo Evangelyn. —Es cierto, pero, la empresa siempre fue algo importante para papá, debemos pensar que hacer con eso —dijo Bennett —Yo propongo que Bennett sea el nuevo presidente Ford. Los ojos de Bennett se abrieron enormes. —¿Qué? Pero ¡enloqueciste! Tú eres mejor que yo, tienes mejor liderazgo, tú debes ser la presidente. Natalia sonriò. —Eso no importa, tú lo mereces, has pasado por mucho, eres heredero de papá, y, además, aprenderás como ser un buen presidente, estoy segura, no voy a dejar a mi hijo a un lado, al menos no ahora, hasta que se
Al día siguiente. Evana y Marcus fueron hasta el lugar que los chicos les indicaron, era un hermoso jardín, adornado con globos y rosas que Evana amaba. Natalia y Angelito estaban ahí, junto a Andrés, Evana abrazò a su hija, cargó a su nieto. —Mami, no te pudimos celebrar, pero hoy sì. Evana sonriò feliz. Pronto llegaron Sabrina y Jonathan, Margaret al lado de la pequeña Eva Luna y Bennett. Tomaron asiento, y la niñera llevó a los niños a un pequeño corral donde jugaron junto a Danielito. Los adultos se sentaron en una sala. —Bueno, ¿y qué estamos esperando? —exclamó Marcus. Bennett sonriò al ver a su hermana Evangelyn llegar de la mano de Oscar, y su padre venía con ellos. Marcus se levantó para saludarlos. —Bienvenidos. Todos tomaron asiento. Los hermanos se levantaron. —A ver, trillizos fantásticos, ¿Qué tienen que decirnos? —exclamó Marcus intrigado de lo que sus hijos querrían decirles. Los tres se miraron, Natalia tomó la palabra. —Bueno, lo primero que deben sabe
Dos meses después. Jonathan manejó su auto, hasta llegar a ese estacionamiento, detuvo el auto, mirò a su mujer. —¿Estás segura de querer hacer esto? —exclamó aún algo preocupado por su respuesta. Ella sonriò. —Sì, sé que mi propuesta te dejó atónito, pero he pensado mucho, esto es lo que necesito para cerrar con esto, seguir adelante juntos, amor, confía en mí. Ella tomó su mano, Jonathan sonriò, besó sus labios. La pasión había aflorado en ellos como una suave brisa de verano que se sentía eterna. Eran felices, la intimidad era cada vez mejor, Danielito llegó a sus vidas para revivirlos en su labor paternal y su nieto era como un regalo de paz, eran felices, realmente lo eran. Bajaron del auto, Jonathan tomó su mano y caminaron hasta ese edificio, tenían una cita que habían obtenido con la ayuda del abogado Lazcano, era un permiso especial. Les dejaron pasar, y un celador los dirigió al lugar donde era la sala de visita. —Estarán protegidos, no hay nada que temer —dijo el ho
Margaret y Bennet fueron los primeros en presentar a su pequeña, el sacerdote mojó su cabecita tres veces, mientras ella sollozaba. —Yo te bautizo con el nombre de Eva Luna, en el nombre del padre, del hijo y del Espíritu Santo. Cuando finalizó, Margaret cargó a su hija, y la alejó ya que lloraba. Luego, Natalia y Andrés se acercaron, el sacerdote cargó al pequeño niño, y este mojó su cabecita tres veces, angelito primero lloró, luego se calmó, mirándolos conmocionado. ——Yo te bautizo con el nombre de Àngel; en el nombre del padre, del hijo y del Espíritu Santo. La misa finalizó. Los padrinos se acercaron, de ambos fueron Oscar y Evangelyn, aunque fue raro, no querían a nadie más. Evangelyn puso dos pulseras de oro en las manos de los bebés, tenían un trébol de cuatro hojas y era de esmeraldas. —Cuando crezcan, hare que esta pulsera sea reemplazada para que puedan siempre usarla. Natali y Margaret estaban emocionadas, era tan bonita. —Gracias. —Mis sobrinos ahijados serán con
Al día siguiente. Marcus bajó del auto, y abrió el primer auto, ayudó a Margaret a bajar, sonrió al verla. —Te ves hermosa, cariño. Margaret sonrió emocionada. Luego, Marcus fue a abrir la siguiente puerta, su hija bajó, sus ojos se humedecieron, sonrió. —Te ves como una princesa, te amo. —Papito, no me hagas llorar. Él asintió. —¿Están listas? Margaret y Evangelyn tomaron sus manos, se miraron nerviosas, emocionadas, felices. —Muy listas, papá, es hora de entrar. Marcus se situó en medio de ellas, y las chicas tomaron sus brazos. —Muchas gracias por acompañarme al altar en un momento tan importante para mí. Marcus sonriò. —Yo estoy agradecido porque me permitas esto, cariño, después de todo, ahora ya eres mi querida hija también. Margaret sonriò dichosa, era cierto, los Ford la trataban como si ella fuese una más, tomaron su brazo. —Quiero que sean felices, que sepan que siempre que Dios me lo permita estaré aquí para ustedes, para apoyarlas o cuidarla, siempre pueden