Tienen doble capítulo ya que estamos en los últimos de esta historia, al fin. ♡♡
Nota: En este capítulo veran escenas gráficas y perturbadoras. Si eres sensible, abstente de leer. . . Kael recorrió el angosto lugar, cubriendo una gran distancia en poco tiempo hasta que escuchó el ruido que avisaba del techo desmoronándose a pocos metros detrás suyo. Continuó cuando escuchó ruido en el fondo, hasta que vio a la figura que, esperaba que fuera la que buscaba detrás de una silla adherida al concreto. —No eres a quién imaginaba, —exhaló Oleg mirándolo de arriba a abajo. —Pero no niego que me gusta la idea de… El disparo de Kael fue desviado cuando alguien atrapó su arma, arremetiendo contra él con cuchilladas que le rompieron la piel de los brazos. Un cazador entabló la lucha a la que se sometieron, con una ferocidad fuera de control, en la cuál el Mayor tuvo que ser más rápido para impedir que le rebanaran la cara. Logró arrebatar el puñal, pero detrás suyo salió otro y a su derecha uno más, obligándolo a lanzarse hacia atrás para esquivar el filo. Recup
Reunirse les llevó más tiempo del esperado. Cada uno debía tener la manera de regresar, usando la fachada creada que no debía tener fallas. Nadie, fuera del clan sabía de sus movimientos, pero las precauciones jamás estaban de más. Leonardo cargó con Oleg en una camilla, en donde el tipo tenía la mirada perdida, mientras todos tenían sus propósitos. Lo cargaron sin ningún cuidado, pues la única regla era que siguiera con vida. Lina aterrizó en el buque. Kael la ayudó a bajar, para reunirse con su tío, quien fue recogido por su hijo en una lancha de pesca que partió hacia donde su esposa esperaba por él. Avery se marchó con Pascal y Eleazar, luego de despedirse de Lina, la cual le aseguró que estaría bien. —Voy a morir de cansancio, Mayor —se quejó al verlo con una misión aún. —Ve a hacer tus cosas y búscame aquí cuando vuelvas. Necesito dormir. Kael la vio quitarse el cinturón y la campera, para luego girar en su eje, hallándolo con la mirada puesta en ella. —¿Qué? —arrugó el ent
Kael ignoraba abiertamente a la agencia cuando se trataba de la misma insistencia por la ceremonia donde un reconocimiento más y una medalla lo esperaban, pues de eso ya tenía mucho. Atendía sólo cuándo las reuniones llegaban con el pasar de los días y el trabajo para dar fin a la operación reciente estaba por finalizar. De su apartamento a la mansión de los Crown, su mujer disfrutaba de hacer reír a Luisa con sus ocurrencias, de besar las mejillas a su abuelo y hacer que Leonardo frunciera las cejas cada dos segundos. Mientras su marido se encerraba en reuniones de índole reservado. —Siendo todo, espero que tengamos unas felices vacaciones, señores— añadió Bishop mirando su reloj. —Iré de pesca por primera vez en siete años. Así que nadie siquiera piense en llamarme y cuando digo nadie, es nadie— resaltó mirando hacia la puerta cuándo se abrió, dejando a la vista a Natalia y Norma. —¿Nos vamos, cariño? Los supervisores levantaron la mirada, al mismo tiempo que el equipo de Kael l
—Una guerra nunca nos ha quedado grande —mencionó Anthony frente a la gran mesa. —Menos uno que cree que esto se trata de una deuda. —Son una ladilla, me exasperan cada vez más —murmuró Mateo mientras veía los alborotos que formaba “esa gente” por sitios donde ellos tenían inversiones. Bodegas, clubes, estadios en uso y centros comerciales. —Sin embargo, me harté de vivir en guerras. Esto se puede evitar con lo que ofrece el viejo. —Lo que quiere Lorcan no es evitar una guerra, es entrar a esta mesa —Izan detestaba esa clase de tonterías, más cuándo implicaban a los suyos. —Que siga soñando, tendría derecho si compartieran sangre —abrió la botella con agua que dejó a medio camino cuándo otra serie de mensajes llegaron aburriéndose de tanta tontería. —Además, me servirá para otras cosas. —¿Qué cosas? —indagó Lina. —Que el pasado entienda la definición de eso —Anthony lo observó y él negó. Era con el único que podía desahogarse en ocasiones. —Mateo tomó su decisión. Si es lo
La reunión trimestral en Rusia fue tomada en cuenta por el líder del clan esta vez, acompañado por su padre, el cuál quería estar al tanto de todos al mismo tiempo. Pero, su mente le indicó que todo estaría bien. Aunque Lina, esa mañana recibió el mismo mensaje que le dio el mismo inicio para su día, como cada uno, durante esas semanas. Su marido no estaba en la ciudad desde hacía cuarenta y ocho horas, por lo que recibir mensajes constantes era una lata. El Mayor quería saber si había comido, si se había tomado las vitaminas o si necesitaba algo, por muy simple que fuera. Contestó a todos y salió con Avery al laboratorio, mientras Atila con sus cachorros era llevada al área común, ya que en el laboratorio era peligroso para sus juegos. Su vientre ya tenía una curva muy notable a sus veinte semanas y con cada cambio, sólo podía amar más a su bebé. Sus sobrinos siendo un desastre que podía malcriar y nadie atreverse a llevarle la contraria, por no querer afectar sus hormonas, tambi
En la oficina del director del FBI, Calderón, estaba en la penumbra, iluminada solo por la luz tenue de una lámpara de escritorio. Kael se encontraba de pie frente a él, con los brazos cruzados y una expresión de determinación en su rostro. Se había cansado de perder. Se había cansado de ese sabor a derrota que por primera vez probó y quería dejar atrás. —Es nuestra única oportunidad para derrocarlos, Kael. Aquí no estamos para decidir si nos gusta o no. Nos atenemos y ya. —dijo Calderón, su voz grave y autoritaria—. No podemos permitirnos fallar. No más. Kael guardó silencio, consciente de la magnitud de la misión. Había pasado semanas en una prisión, perdió a su equipo, perdió mucho y no estaba dispuesto a perder más. Pero ahora, todo dependía de un solo movimiento. —Para esa fecha, su cabeza rodará. De eso me encargo yo. —respondió Kael con firmeza. Calderón lo miró fijamente, evaluando su determinación. —Hay algo más que debes saber. —lo detuvo. —Hay una pieza clave pa
—Los declaro marido y mujer. —culminó el juez. Adelina sonrió por obligación ante los aplausos que se alzaron para festejar el matrimonio. El espectáculo debía continuar y su papel no iba a desentonar. —Debemos saludar a unos amigos y podemos quitarnos el atuendo, cariño. —musitó Nixon, su ahora esposo. Las intenciones de muchos por acercarse se veían desde su lugar y con eso supó que debía estar atenta en la mesa donde, por protocolo, debíamos quedarse. —Tus amigos, no míos. —puntualizó pendiente de todo, menos de ellos. —Diles que estoy fascinada por todo, o lo que quieras. ¡Hay una mesa con pastelillos! —Tesoro, es nuestra boda. —quiso disimular ante quienes había escuchado. —Puede ser tu funeral y tendré hambre. —contestó mirando el punto medio entre los dos. —¿Esperamos a alguien? —Mis padres no podrán venir, así que solo a mi tía y su esposo que llegarán pronto. —contestó pendiente del móvil. —Esperarán vernos juntos, no tú en una esquina y yo en la otra. Hay prot
El festejo no apaciguaba la incómoda posición de Lina en el lugar. Todos tenían una sonrisa en el rostro, menos ella. Por primera vez. El brazo de Nixon la mantenía junto a él, mostrándose como el esposo afectuoso y protector. El sueño de muchas que la veían, envidiando eso. Mientras tanto, ella no soportaba los comentarios vulgares de los amigos de los Ercil sobre algunas de las invitadas. A pesar de la frialdad de su matrimonio de conveniencia, debían mantener las apariencias. Por su parte, Lina, intentaba relajarse, pero la presencia de Kael a solo unos metros con sus ojos de halcón puestos sobre ella en todo momento, la tenía en constante alerta. —¿Estás bien? —preguntó Nixon, notando su tensión. —Sí, solo un poco cansada —respondió haciendo a un lado su brazo, forzando una sonrisa. Nixon la llevó más cerca de nuevo, fingiendo susurrarle al oído siendo esa la señal de qué debía sonreír, porque las apariencias eran todo para los Ercil y él no estaba dispuesto a perder s