NikolayMe dejé caer sobre la silla de la oficina y ajusté mi corbata. Jodido y estúpido Fernando García, el imbécil hijo de la gran puta jodió las cosas a lo grande.Si tan solo Margaret no estuviera embarazada, las cosas serían tan distintas. Probablemente sólo hubiera dejado que los alemanes hicieran los que se les viniera en gana con él. Ese bastardo tenía que hacer negocios con ellos, pudieron haber sido otra mafia, pero no. Tenían que ser esos malditos alemanes.—¿Señor? —Elevé mi mirada, para concentrarla con la de Matt, uno de mis hombres. —El hermano está en el sótano, pensamos que usted querría hacer el interrogatorio. Asentí antes de ponerme de pie y dejar mi corbata en mi escritorio. Siempre terminaban manchadas de sangre cada vez que tenía que encargarme de estas cosas.Bajé las escaleras al sótano, había varias habitaciones y todas eran a prueba de sonido, aunque no es como si alguien pudiera escuchar. Nadie comentaría nada o llamaría a la policía.Nunca lo hacían.
Abrí mis ojos ante el insistente ruido bajé de la cama y tomé la bata que estaba en el armario antes de salir a buscar la fuente del escándalo.Gruñidos fuertes y llenos de furia se hacían más y más claros a medida que me acercaba una habitación, la cual creía que era una oficina… o eso dijo Sara.Aunque una parte de mí me gritaba que no debería acercarme, que me alejara de ella ahora mismo, mi estúpida yo seguí acercándose.La puerta estaba entreabierta, lo cual me dejó ver cuando me acerqué, una escena que desearía no haber visto. Nikolay estaba seriamente fuera de sí, lo vi estrellar sus puños contra la madera del escritorio y vi como ésta se rompía escuchándola crujir. Después de eso, fue por un estante con puertas de vidrio, su puño atravesó el cristal y después siguió por lo demás, hasta que levantó el estante del suelo y lo dejó caer sobre el piso.El ruido ensordecedor no era lo que me alteraba, era la sangre que caía sobre el piso proveniente de sus nudillos; era lo que hac
Los ojos de Melisa se oscurecieron antes de mirarme, me acerqué instintivamente a ella.—Bebé, ella es la tía Margaret, va a cuidar de ti y revisará tu herida mientras yo hablo con tu mami, ¿sí?El solo asintió y Melisa se puso de pie, antes de dirigirse a la habitación del pasillo. Cabía decir que no tenía la menor duda de que ella no iba a hablar en absoluto.—Déjame ver eso —murmuré, acercándome el chico que me mostró la herida, tímido.Había varias marcas de uñas a lo largo de su mano y una parte del antebrazo, algunas lo suficientemente profundas para sacar sangre y otras de las que no sangraban, pero iba a cicatrizar igual.Esperaba que Melisa pateara el culo de la zorra estúpida de su madre, la perra merecía unos buenos azotes.¿Qué clase de madre hace eso su hijo?—Duele, duele mucho —sus palabras se mezclaron con hipos y lágrimas Él se acercó a mí, mientras extendía sus brazos pidiendo que lo cargara. Los sostuve en mis brazos, mientras me balanceaba y escuché ruidos en la h
Margaret Miré con asombro la casa frente a mí, no era tan grande como la de Nikolay, pero definitivamente era más moderna y había sido renovada últimamente.—¿Linda, eh? Es la casa de Sariah y su esposo, Mijail. Ella nos está esperando.Miré a Faddei, quien seguía en mis brazos y ahora jugaba con mi cabello. Estaba segura de que iba a terminar enredándolo, pero no importaba, mientras no llorara, estaba bien para mí.Miré extrañada a Melisa, al ver los juguetes y muñecas esparcidos alrededor del jardín frontal, junto a un pequeño castillo de princesas.—¿Qué es eso? —le pregunté a Melisa. Ella sonrió.—Para la hija de Sariah, ella apenas va a cumplir un año en 6 meses, pero Mijail estaba muy emocionado.Sonreí ante sus palabras.—No sabía que Sariah tuviera una hija —le comenté.—Sariah es una buena mujer, estoy segura de que ama a su hija, pero no todas las personas tienen la misma manera de amar.—¿Por qué dices eso? —le pregunté confundida—Ya verás.La puerta de la gran casa se ab
MargaretCuando volví a abrir mis ojos, ya no estaba en el auto, sino siendo cargada por Nikolay.—¿Dónde estamos? —pregunté aún medio dormida, sin molestarme en examinar el lugar en donde me encontraba.—Avenida quinta. Tengo una propiedad aquí, además de que tengo unos negocios que atender.—¿Cuándo regresaremos?—Cuándo localice y mate a quien sea que ordenó el ataque —respondió con simpleza, aunque parecía que me estaba ocultando algo.Tenía sentido lo que decía de todos modos.—Sé que quieres dormir, pero necesitas comer algo, te saltaste el desayuno y ya es mediodía. Necesitas comer algo.—No quiero comer nada, estoy cansada. Demasiado.—¡Margaret! —me reprendió en un tono con el que regañarías a un niño de 6 años.—Intenta esto, de cargar con un bebé por un día y de seguro que no estarás igual que yo, sino peor.—Puedo hacer lagartijas contigo en mi espalda sin ningún problema, ese bebé no debe pesar más de unos cuantos gramos —dijo y casi sonreí en su intento de hacer una brom
MargaretMiré el teléfono de la habitación por milésima vez en los últimos minutos.Quería llamar a Sasha, moría por hablar con ella y decirle que la extrañaba, contarle solo la locura que era mi vida.Si me ve con el teléfono en la mano, probablemente Nikolay se enojaría y no me convenía hacerlo enojar, menos con lo que ha estado pasando. No puedo tomar ese riesgo."No seas estúpida, Margaret", escuché la seria voz de mi hermano en mi cabeza, como una clara advertencia de que pensara bien lo que iba a hacer.¿Mike tendrá alguna clase de culpa en lo que pasó en casa de Nikolay?"Voy a arreglar esto Ari, te lo prometo".Dejé caer mi cabeza entre mis manos y di un largo suspiro.Ese hombre dijo que me mataría y lo decía en serio, estaba segura de que mi hermano nunca me querría muerta. Él podía ser un idiota, pero era mi hermano, él no me haría eso y no había persona en el mundo que pudiera hacerme pensar lo contrario.Miré la solitaria y vacía habitación, escuché los pasos de Nikolay
Miré al monitor y aunque no distinguía absolutamente nada de lo que vi, miré fijamente la pantalla.Me podía preocupar por Nikolay después, primero estaba esto.—Bien, ahí está… justamente ahí —indicó y sólo cuando apuntó a una pequeña mancha, fue cuando lo encontré.Lágrimas se sumaron, mientras yo solo las dejé derramarse porque inevitablemente estaba feliz. Muy feliz.Vamos, esto era prácticamente un milagro, muchas mujeres con mi misma condición nunca llegaban a concebir, pero yo lo había logrado. Y si bien estas no eran las circunstancias que habría querido, podría ser peor, siempre podrían ser peor.—Yo calculo unas nueve semanas sumando o restando un día —miró a Nikolay y él incluso tuvo el descaro de sonreír un poco, seguramente estaba pensando lo mismo que yo.Hace exactamente ese tiempo fue la última noche que estuvimos juntos.—Bien, todo está perfecto, ¿les gustaría escuchar los latidos?—Sí —me apresuré a decir. No lo pude evitar, las lágrimas se derramaron porque realmen
—Nikolay… yo solo estaba…—¿Husmeando donde no te llaman? —preguntó y se cruzó de brazos, antes de lanzarme una mirada fría y seria.—Yo solo… —suspiré porque no había excusa para esto, fui encontrada con las manos en la masa, literalmente—, Perdón, Nikolay.—Volveremos a Moscú —dijo, mientras se acercaba a mí—. ¿Qué acaso no sabes escuchar? —preguntó con ira en sus ojos, mientras movía rápidamente su pierna.Me miraba de manera muy fija. —Sí, ¿pero no dijiste que serían al menos 2 semanas?—La persona indicada me debía un favor, está hecho y podemos volver.—¿Qué hiciste?—Envié una advertencia —dijo con una simpleza impresionante, mientras caminaba hacia mí y me arrebataba de las manos la caja y las cartas.Tuve ganas de retroceder cuando vi la oscuridad en sus ojos, por un momento pareciera que estaban ausentes de cualquier emoción.Lo vi caminar hacia la salida de la pequeña habitación, se detuvo y sin siquiera voltear a mirarme, habló:—No te quiero volver a ver cerca de esta ca