Margaret Miré con asombro la casa frente a mí, no era tan grande como la de Nikolay, pero definitivamente era más moderna y había sido renovada últimamente.—¿Linda, eh? Es la casa de Sariah y su esposo, Mijail. Ella nos está esperando.Miré a Faddei, quien seguía en mis brazos y ahora jugaba con mi cabello. Estaba segura de que iba a terminar enredándolo, pero no importaba, mientras no llorara, estaba bien para mí.Miré extrañada a Melisa, al ver los juguetes y muñecas esparcidos alrededor del jardín frontal, junto a un pequeño castillo de princesas.—¿Qué es eso? —le pregunté a Melisa. Ella sonrió.—Para la hija de Sariah, ella apenas va a cumplir un año en 6 meses, pero Mijail estaba muy emocionado.Sonreí ante sus palabras.—No sabía que Sariah tuviera una hija —le comenté.—Sariah es una buena mujer, estoy segura de que ama a su hija, pero no todas las personas tienen la misma manera de amar.—¿Por qué dices eso? —le pregunté confundida—Ya verás.La puerta de la gran casa se ab
MargaretCuando volví a abrir mis ojos, ya no estaba en el auto, sino siendo cargada por Nikolay.—¿Dónde estamos? —pregunté aún medio dormida, sin molestarme en examinar el lugar en donde me encontraba.—Avenida quinta. Tengo una propiedad aquí, además de que tengo unos negocios que atender.—¿Cuándo regresaremos?—Cuándo localice y mate a quien sea que ordenó el ataque —respondió con simpleza, aunque parecía que me estaba ocultando algo.Tenía sentido lo que decía de todos modos.—Sé que quieres dormir, pero necesitas comer algo, te saltaste el desayuno y ya es mediodía. Necesitas comer algo.—No quiero comer nada, estoy cansada. Demasiado.—¡Margaret! —me reprendió en un tono con el que regañarías a un niño de 6 años.—Intenta esto, de cargar con un bebé por un día y de seguro que no estarás igual que yo, sino peor.—Puedo hacer lagartijas contigo en mi espalda sin ningún problema, ese bebé no debe pesar más de unos cuantos gramos —dijo y casi sonreí en su intento de hacer una brom
MargaretMiré el teléfono de la habitación por milésima vez en los últimos minutos.Quería llamar a Sasha, moría por hablar con ella y decirle que la extrañaba, contarle solo la locura que era mi vida.Si me ve con el teléfono en la mano, probablemente Nikolay se enojaría y no me convenía hacerlo enojar, menos con lo que ha estado pasando. No puedo tomar ese riesgo."No seas estúpida, Margaret", escuché la seria voz de mi hermano en mi cabeza, como una clara advertencia de que pensara bien lo que iba a hacer.¿Mike tendrá alguna clase de culpa en lo que pasó en casa de Nikolay?"Voy a arreglar esto Ari, te lo prometo".Dejé caer mi cabeza entre mis manos y di un largo suspiro.Ese hombre dijo que me mataría y lo decía en serio, estaba segura de que mi hermano nunca me querría muerta. Él podía ser un idiota, pero era mi hermano, él no me haría eso y no había persona en el mundo que pudiera hacerme pensar lo contrario.Miré la solitaria y vacía habitación, escuché los pasos de Nikolay
Miré al monitor y aunque no distinguía absolutamente nada de lo que vi, miré fijamente la pantalla.Me podía preocupar por Nikolay después, primero estaba esto.—Bien, ahí está… justamente ahí —indicó y sólo cuando apuntó a una pequeña mancha, fue cuando lo encontré.Lágrimas se sumaron, mientras yo solo las dejé derramarse porque inevitablemente estaba feliz. Muy feliz.Vamos, esto era prácticamente un milagro, muchas mujeres con mi misma condición nunca llegaban a concebir, pero yo lo había logrado. Y si bien estas no eran las circunstancias que habría querido, podría ser peor, siempre podrían ser peor.—Yo calculo unas nueve semanas sumando o restando un día —miró a Nikolay y él incluso tuvo el descaro de sonreír un poco, seguramente estaba pensando lo mismo que yo.Hace exactamente ese tiempo fue la última noche que estuvimos juntos.—Bien, todo está perfecto, ¿les gustaría escuchar los latidos?—Sí —me apresuré a decir. No lo pude evitar, las lágrimas se derramaron porque realmen
—Nikolay… yo solo estaba…—¿Husmeando donde no te llaman? —preguntó y se cruzó de brazos, antes de lanzarme una mirada fría y seria.—Yo solo… —suspiré porque no había excusa para esto, fui encontrada con las manos en la masa, literalmente—, Perdón, Nikolay.—Volveremos a Moscú —dijo, mientras se acercaba a mí—. ¿Qué acaso no sabes escuchar? —preguntó con ira en sus ojos, mientras movía rápidamente su pierna.Me miraba de manera muy fija. —Sí, ¿pero no dijiste que serían al menos 2 semanas?—La persona indicada me debía un favor, está hecho y podemos volver.—¿Qué hiciste?—Envié una advertencia —dijo con una simpleza impresionante, mientras caminaba hacia mí y me arrebataba de las manos la caja y las cartas.Tuve ganas de retroceder cuando vi la oscuridad en sus ojos, por un momento pareciera que estaban ausentes de cualquier emoción.Lo vi caminar hacia la salida de la pequeña habitación, se detuvo y sin siquiera voltear a mirarme, habló:—No te quiero volver a ver cerca de esta ca
Miré a mi alrededor y en cada lugar en el que ponía mi mirada, solo veía lo mismo.Mujeres en lencería notablemente costosa.Al parecer Laika y yo éramos las únicas mujeres presentes que estaban con algo que no fuera de encaje. Miré a Nikolay, que estaba paseando su mirada por el local, mientras caminábamos hacia una escalera.—Ya sabes cómo son las cosas, cielo, no me importa lo que consumen mis clientes, pero mis chicas deben estar limpias, no me sirven putas drogadictas en este lugar, no toleraré la violencia y si quieren algo más, consúltenlo conmigo primero; ya sabes cómo llamarme —dijo mientras subíamos y una vez estábamos arriba, fue hacia la izquierda y deslizó la puerta corrediza para dejarnos entrar—. Mi chica los atenderá bien —aseguró antes de irse.Nikolay caminó frente a mí y entró primero, yo lo seguía muy de cerca.Antes de fijarme en la tercera persona presente, vi la elegante habitación; dos sofás negros, uno frente al otro, junto a un par de botones en la mesa, que
Inmediatamente me puse de pie y salí de la habitación, para tratar escaleras abajo buscando a Margaret. La localicé justamente en dirección a la sala del local, la cual estaba a menos de tres metros de la mesa donde estaban los hombres de Arnold.Caminé a pasos agigantados y en pocos llegué a ella, sus ojos se conectaron con los míos con impresión y miedo plasmados en ellos.—¿A dónde creías que ibas?Tuvo la decencia de mirar al piso.—Vamos a hablar de esto después.—Después —bufó—, siempre es después, no me dices nada. ¡Siempre es lo mismo!—Cuidado —advertí, porque sus palabras podrían estar llamando la atención de personas a nuestro alrededor.Literalmente sentía como con los ojos iban y venían hacia nosotros y me tensé. Joder.—Margaret, nos vamos ahora, en este momento, vas a voltearte y llevar tu culo al auto, nos están observando y si sigues con tu escena; lo más probable es que esto termine mal.Sus ojos ahora tenían miedo y miraban hacia el lugar.—Vámonos —dije y ella sol
Nikolay —¿Quién me va a decir qué mierda está pasando aquí? —pregunté, cuando todos los hermanos presentes estaban sentados frente a mí.Miré cada una de las caras presentes y ninguno me devolvió la mirada. Miré a Will, quien ni siquiera me miraba tampoco. —¿Ni siquiera mi vicepresidente? —pregunté, mirándolo fijamente. La mirada de Will me hizo saber que teníamos que hablar después.—Yo lo haré —dijo Sergei, al ponerse de pie. Me miró con los ojos negros y vagos—. Quiero que la sentencia de Petrov le sea aplicada a Dimitri.—¿Cuál es la razón por la que quieres que se le sea aplicada una muerte tan atroz, que solo se usa en caso de que nos haya traicionado? Si ese es el motivo, morirá hoy mismo, pero hermano, si no es esa la razón… —suspiré, antes de mirar a Sergei y simplemente decir—, sabes que no puedo aprobar la sanción.—¡Secuestró a mi mujer y la vendió a la puta línea del tráfico en México! La vendió como si fuese una maldita cosa, ¡probablemente esté muerta o siendo violad