MargaretMe quedé fría sin saber qué decir, mis piernas temblaban un poco y noté la mirada inquisitiva de ese enfermo hijo de puta, que me miraba con un destello de diversión en sus horribles ojos.No me dejé amedrentar, apreté los puños y me relajé un poco, fingiendo una sonrisa que esperaba, fuera suficiente para aplacar sus sospechas, aunque estaba segura de que eso era imposible. El maldito me había descubierto.—Buen chiste, Favio, pero soy Graciela —dije con diversión y lo vi estrechar los ojos—. Aunque Margaret no es un mal nombre, creo que lo pensaré.A medida que las palabras salían de mis labios, sentía que era una actriz digna del Oscar, ni siquiera parpadeaba al hablar.Favio solo me dio una sonrisa retorcida, que hizo qué mi sangre se helara aún peor. Podía sentir mi pulso acelerarse y mis manos comenzar a sudar.—¿Sabes?, cuando comencé a investigar sobre ti, no habían intenciones encontrar algo así —se pasó de un lado a otro de manera pensativa—. Me gustabas, no eras n
MargaretA donde fuera que iba, no podía verlo; a causa de la capucha que cubría mi cabeza. Temblaba de pies a cabeza y rogaba al cielo que Nikolay se diera cuenta pronto y me rescatara del infierno al que seguramente sería llevada. Intentaba no sollozar y sostenía mi vientre con recelo, agudizando el oído a lo que sea que escuchaba.Quería ver a dónde iba, la incertidumbre me estaba matando y también la tristeza de no poder ver a Nikolay, de no estar a su lado como se había planeado.¿Quién sería el hijo de puta capaz de planificar algo así? ¿De acabar con mi felicidad en solo instantes? Sentía que los párpados me pesaban de tanto tiempo que había estado apresada, ni siquiera tenía noción del tiempo que había pasado. Mi cabeza daba fuertes punzadas de dolor y mis piernas temblaban, sentía que iba a desmayarme.Me soltaron y caí al suelo, escuchando murmullos a mi alrededor, tanteé para sacar mi celular, pero me fue arrebatado y pronto tuve a 3 siluetas delante de mí, sólo una recon
Mike no había dejado de insistir en que Nikolay no iba a volver, me dijo que habían pasado semanas y que si querría encontrarme, ya lo habría hecho. Traté de no escucharle, de hacer oídos sordos y mantener viva la esperanza de que Nikolay me rescataría, que estaba moviendo cielo y tierra para conseguirme, pero Mike se estaba desesperando y su comportamiento comenzaba a asustarme. No sabía si sería capaz de forzarme a algo, pero debía estar preparada para todo, él parecía muy fuera de sí.—Déjame ser el hombre que necesitas, Margaret —trató de ser condescendiente, pero vi su ojo temblar.—Ya lo hemos hablado, Mike. No necesito a ningún hombre para criar a mi hijo. "Al menos nadie que no sea Nikolay", pensé en mi fuero interno.—¿Y qué van a pensar de ti? —trató de irse por la parte moral, pero no me importaba.—No me importa. No sería la primera madre soltera —me encogí de hombros.Él pasó las manos por su cabeza, jaloneando sus cabellos.—Es que eso no es justo para ti y sabes perf
NikolayDurante toda mi vida había sido descrito con cientos de adjetivos, casi todos malos.Nunca era uno de las personas que esperaban de mí, lo cual era lógico, porque los 31 años de mi vida solo había puesto pie en una iglesia menos de 5 veces, sin embargo, eso no evitó que aprendiera poco y ese poco fue lo único que me interesó para llegar a mi conclusión.Creía en el cielo y también en el infierno, nunca había estado ninguno de los dos, pero sabía que existían.El infierno debía ser algo muy parecido, sino lo mismo, a lo que sentí cuando cargue el cadáver de Kira en mis brazos y caminé con ella hasta la camioneta, dónde después la volví a cargar hasta llevarla a la morgue. Ahora estaba conociendo algún tipo de infierno al no tener Margaret junto a mí, había movido cielo y tierra para hallarla, pero no estaba por ningún lado. Afortunadamente, Tyler había podido escapar de ellos, aunque sin poder rescatar a Margaret.Quise matarlo al verlo llegar solo y sin mi mujer, pero desistí
NikolayMe tomó más tiempo del que había planeado y para nada, el maldito de Mike me había dado el esquinazo y estaba que echaba espuma por la boca del coraje, pero primero…Debía ver a Margaret, ya podría lidiar con ese asunto luego.Tenía a mis mejores hombres buscando en cada rincón de Rusia y si era posible, del mundo. No iba a escapar luego de lo que había hecho, no se lo permitiría. Llegué a casa muy entrada la noche y miré hacia la entrada, sintiendo unas enormes ganas de ir corriendo hacia donde estaba mi mujer, seguramente esperándome. ¿Me había extrañado tanto como yo a ella? Esperaba eso con todas mis fuerzas. Mis pasos eran ahogados por la alfombra, me había quitado todo y necesitaba una ducha reparadora, para estar listo para Margaret, pero esta imperiosa necesidad de verla, conducía mis pasos directamente hacia nuestra habitación. Entré sin hacer ruido, todo estaba en silencio y hasta lleno de paz; una que esperaba, estuviera por mucho tiempo entre nosotros. Todo es
Aún cuando planeas hasta el último detalle de todo, aún cuando lo repasas cientos de veces, los errores ocurren. Alguien podría morir hoy a causa de un error. Alguien podría salir herido.Miré a Margaret, vestida con un suéter con capucha negra que a mí ya no me quedaba, pero que por alguna razón; nunca pude tirar la basura. Le quedaba bien; algo grande, pero bien.Apreté los labios en una fina línea, antes de acercarme un poco más a ella. Con cuidado de no despertarla, subí la tela solo hasta dejar expuesto su vientre, aún mirándolo fijamente se me hacía difícil de creer que en realidad lo que había ahí; estaba en proceso de volverse una persona muy pronto.Persona que si algo salía mal hoy, nunca podría conocer.Con mi mano casi temblando, de algo entre emoción y miedo, toqué su vientre y recorrí con mis dedos la piel suave y expuesta de Margaret, presioné un poco sin querer despertarla. Si algo salía mal hoy, puede que nunca sentiría a mi propia hija moverse.Cuándo sentí una resp
Encontré a Margaret sentada delante del espejo del tocador, con la mirada perdida.La pobre había tenido que asimilar muchas cosas y me admiraba de su entereza, pero me preocupaba y me sorprendía que aún siguiera a mi lado.—Nena —la llamé, pero ni siquiera me prestó atención. Esta noche se enfrentaría a una cena en casa con mi familia y otros amigos, me había confesado que estaba nerviosa, las cosas con ellos no habían empezado bien y sabía que estaba aprensiva por eso, pero estaba seguro de que mis padres se comportarían. Tenían que hacerlo, o les quitaría el habla de por vida.Todo era mucho para similar y entendía que estaba abrumada. Me gustaría raptarla y llevarla lejos de todo; de mi familia, de sus dudas, de mí pasado, de todo.Margaret estaba sumida en un debate interno.—Nena —probé otra vez, pero seguía ida, me estaba preocupando. —¿En qué piensas? —Por fin volvió en sí y me miró—. Te he llamado un par de veces y no me contestabas.—Lo siento —musitó. Me estaba planteand
—Estamos encantados con ella —comentó mi madre, luciendo orgullosa.Me encantaba que mi familia aceptará tan bien a Margaret, me alegraba de poder darle alguna alegría y que se sintieran orgullosos de mí, ya que no había sido precisamente un hijo modelo.Le tendí la mano a mi chica, que vino rápidamente a mi lado, la abracé y besé su pelo. —Eres una cajita de sorpresas, nena —ella me abrazó de vuelta—. Has conseguido que mi familia te ame.Hablamos un rato con los invitados y presenté con orgullo a mi novia. Era elegante, derrochaba clase y educación, hablando amenamente de cualquier tema de conversación.Todos quedaron encantados con ella.Luego de las presentaciones, busqué a mí chica con la mirada; estaba con Katia hablando en el sofá, ella me miró y me sonrió, yo le guiñé un ojo.Vi a Liliane, una amiga de Katia que siempre había estado encaprichada conmigo. Mi hermana le presentó a mi mujer y Liliane la miró con mala cara.De acuerdo, se acabó. Iba a buscarla.—Nena —rodeé su ci