NikolayMe tomó más tiempo del que había planeado y para nada, el maldito de Mike me había dado el esquinazo y estaba que echaba espuma por la boca del coraje, pero primero…Debía ver a Margaret, ya podría lidiar con ese asunto luego.Tenía a mis mejores hombres buscando en cada rincón de Rusia y si era posible, del mundo. No iba a escapar luego de lo que había hecho, no se lo permitiría. Llegué a casa muy entrada la noche y miré hacia la entrada, sintiendo unas enormes ganas de ir corriendo hacia donde estaba mi mujer, seguramente esperándome. ¿Me había extrañado tanto como yo a ella? Esperaba eso con todas mis fuerzas. Mis pasos eran ahogados por la alfombra, me había quitado todo y necesitaba una ducha reparadora, para estar listo para Margaret, pero esta imperiosa necesidad de verla, conducía mis pasos directamente hacia nuestra habitación. Entré sin hacer ruido, todo estaba en silencio y hasta lleno de paz; una que esperaba, estuviera por mucho tiempo entre nosotros. Todo es
Aún cuando planeas hasta el último detalle de todo, aún cuando lo repasas cientos de veces, los errores ocurren. Alguien podría morir hoy a causa de un error. Alguien podría salir herido.Miré a Margaret, vestida con un suéter con capucha negra que a mí ya no me quedaba, pero que por alguna razón; nunca pude tirar la basura. Le quedaba bien; algo grande, pero bien.Apreté los labios en una fina línea, antes de acercarme un poco más a ella. Con cuidado de no despertarla, subí la tela solo hasta dejar expuesto su vientre, aún mirándolo fijamente se me hacía difícil de creer que en realidad lo que había ahí; estaba en proceso de volverse una persona muy pronto.Persona que si algo salía mal hoy, nunca podría conocer.Con mi mano casi temblando, de algo entre emoción y miedo, toqué su vientre y recorrí con mis dedos la piel suave y expuesta de Margaret, presioné un poco sin querer despertarla. Si algo salía mal hoy, puede que nunca sentiría a mi propia hija moverse.Cuándo sentí una resp
Encontré a Margaret sentada delante del espejo del tocador, con la mirada perdida.La pobre había tenido que asimilar muchas cosas y me admiraba de su entereza, pero me preocupaba y me sorprendía que aún siguiera a mi lado.—Nena —la llamé, pero ni siquiera me prestó atención. Esta noche se enfrentaría a una cena en casa con mi familia y otros amigos, me había confesado que estaba nerviosa, las cosas con ellos no habían empezado bien y sabía que estaba aprensiva por eso, pero estaba seguro de que mis padres se comportarían. Tenían que hacerlo, o les quitaría el habla de por vida.Todo era mucho para similar y entendía que estaba abrumada. Me gustaría raptarla y llevarla lejos de todo; de mi familia, de sus dudas, de mí pasado, de todo.Margaret estaba sumida en un debate interno.—Nena —probé otra vez, pero seguía ida, me estaba preocupando. —¿En qué piensas? —Por fin volvió en sí y me miró—. Te he llamado un par de veces y no me contestabas.—Lo siento —musitó. Me estaba planteand
—Estamos encantados con ella —comentó mi madre, luciendo orgullosa.Me encantaba que mi familia aceptará tan bien a Margaret, me alegraba de poder darle alguna alegría y que se sintieran orgullosos de mí, ya que no había sido precisamente un hijo modelo.Le tendí la mano a mi chica, que vino rápidamente a mi lado, la abracé y besé su pelo. —Eres una cajita de sorpresas, nena —ella me abrazó de vuelta—. Has conseguido que mi familia te ame.Hablamos un rato con los invitados y presenté con orgullo a mi novia. Era elegante, derrochaba clase y educación, hablando amenamente de cualquier tema de conversación.Todos quedaron encantados con ella.Luego de las presentaciones, busqué a mí chica con la mirada; estaba con Katia hablando en el sofá, ella me miró y me sonrió, yo le guiñé un ojo.Vi a Liliane, una amiga de Katia que siempre había estado encaprichada conmigo. Mi hermana le presentó a mi mujer y Liliane la miró con mala cara.De acuerdo, se acabó. Iba a buscarla.—Nena —rodeé su ci
MargaretLa semana de vacaciones me había caído de maravilla, había disfrutado con Katia y su amiga Kate, ambas eran muy divertidas y me la pasé bien, pero estaba extrañando a Nikolay como una loca.—Margo, deja ese celular —me regañó Katia, mirándome con reproche—. De seguro está bien, sólo relájate y disfruta.Intenté hacerle caso, pero no salía de mi mente la idea de que estaba en un inminente peligro, aunque trataba de apartarlo de mi mente, porque no quería parecer una paranoica. Es decir, ¡estábamos en Barbados por amor de Dios!—Bien, ya voy —dejé el celular y no lo encendí. Katia no me dejaba hacerlo y de seguro Nikolay estaría echando humo por no responderle sus constantes llamadas. El sol era relajante, la música viciante y el olor a sal me refrescaba, así que me acosté en la tumbona y cerré los ojos, dejándome llevar por el sueño y las ganas de descansar de todo.Me desperté porque sentí que la brisa se había puesto más fuerte, me sobresalté un poco al notarme sola y fui h
Suspiré luego de que se lo llevaran y volví sobre mis pasos hacia el hotel donde se quedaba Margaret junto a Katia y Kate.Margaret me abrió la puerta con un corto camisón de color blanco y una bata del mismo color. Tenía el cabello alborotado y una expresión de preocupación en la cara.Me abrió aún más la puerta y me permitió pasar. Después la cerró a mis espaldas y se me adelantó, para darme un apretado abrazo y sollozar sobre mi hombro.—¿Qué ha pasado? —inquirió.—Me he encontrado con tu hermano. Se me ha echado encima reclamándome mil cosas y…—¿Pelearon? ¿Estaba aquí por mí? —me miró con terror.—Estoy seguro que sí, lo siento —hice una mueca.—¿Por qué te disculpas? Mike se merecía un buen golpe y más, así que gracias —suspiró, sorbiendo por la nariz.—¿No te enfadarás? —la miré con curiosidad.—No, para nada. Sé que es mi hermano, pero lo que me hizo… —sacudió la cabeza, evitando hablar de ello.—Me lo imagino. Está celoso de mí porque él dice que te quiere…—Sí, no te lo cont
Meses después Habíamos salido por un antojo de Margaret, la seguridad se había doblado, pero no había habido ningún contratiempo, excepto cuando mi mujer manifestó estar partiéndose en dos.Iba a morir de la desesperación, ver su dolor era como una agonía en llamas y la peor tortura del mundo, no quería pasar por nada parecido de nuevo. —Juro que voy a desmayarme —sentí que sudaba frío en el auto, ningún guardaespaldas u otro miembro de seguridad podía impedir que estuviera a punto de quedarme petrificado en pleno asiento—. ¿Estás bien? ¿Margaret?—Sólo conduce —habló con dientes apretados, temblando de pies a cabeza.Su respiración era errática, el sudor perlaba su frente y los quejidos (y gritos) que soltaba demasiado a menudo para mi gusto, me tenían a punto de tener un síncope. —Margaret…—AAAAAAAAAAAHH, ¡conduce, maldita sea! —pisé el acelerador, sintiendo mi cuerpo temblar por la expresión asesina que puso en ese momento. "¿A dónde se fue tu hombría, Nikolay Ivanov?", se bur
No conocía bien a los hermanos de Nikolay, pero la última vez que todos aparecieron juntos; había sido divertido, loco y abrumador a la vez.Algo en común que todos los hermanos Petrov tenían en común, era que les encantaba derrochar dinero y sobre todo, discutir entre ellos por cualquier cosa pequeña.Sí bien no habían tenido la oportunidad de viajar aún, los hermanos de Nikolay tenían fotos de Kat y ellos le habían enviado regalos hermosos, aunque me vi obligada a regresar uno que otro.Al parecer, Yarik creía que un collar y pendientes de rubíes eran apropiados para una bebé que no cumplía ni los dos años.Luego de que entendió el mensaje, se dignó a copiarse de los regalos a sus hermanas y enviaba juguetes y ropa. El único hermano que había tenido en brazos a la bebé Kat, era Levy. Nikolay actuó como si no le importara, pero no pudo ocultar del todo la sonrisa de su rostro.Pero mi hija no conocía a sus abuelos todavía y eso me aterraba un poco.Victoria y Alexey Petrov, como sie