Mike no había dejado de insistir en que Nikolay no iba a volver, me dijo que habían pasado semanas y que si querría encontrarme, ya lo habría hecho. Traté de no escucharle, de hacer oídos sordos y mantener viva la esperanza de que Nikolay me rescataría, que estaba moviendo cielo y tierra para conseguirme, pero Mike se estaba desesperando y su comportamiento comenzaba a asustarme. No sabía si sería capaz de forzarme a algo, pero debía estar preparada para todo, él parecía muy fuera de sí.—Déjame ser el hombre que necesitas, Margaret —trató de ser condescendiente, pero vi su ojo temblar.—Ya lo hemos hablado, Mike. No necesito a ningún hombre para criar a mi hijo. "Al menos nadie que no sea Nikolay", pensé en mi fuero interno.—¿Y qué van a pensar de ti? —trató de irse por la parte moral, pero no me importaba.—No me importa. No sería la primera madre soltera —me encogí de hombros.Él pasó las manos por su cabeza, jaloneando sus cabellos.—Es que eso no es justo para ti y sabes perf
NikolayDurante toda mi vida había sido descrito con cientos de adjetivos, casi todos malos.Nunca era uno de las personas que esperaban de mí, lo cual era lógico, porque los 31 años de mi vida solo había puesto pie en una iglesia menos de 5 veces, sin embargo, eso no evitó que aprendiera poco y ese poco fue lo único que me interesó para llegar a mi conclusión.Creía en el cielo y también en el infierno, nunca había estado ninguno de los dos, pero sabía que existían.El infierno debía ser algo muy parecido, sino lo mismo, a lo que sentí cuando cargue el cadáver de Kira en mis brazos y caminé con ella hasta la camioneta, dónde después la volví a cargar hasta llevarla a la morgue. Ahora estaba conociendo algún tipo de infierno al no tener Margaret junto a mí, había movido cielo y tierra para hallarla, pero no estaba por ningún lado. Afortunadamente, Tyler había podido escapar de ellos, aunque sin poder rescatar a Margaret.Quise matarlo al verlo llegar solo y sin mi mujer, pero desistí
NikolayMe tomó más tiempo del que había planeado y para nada, el maldito de Mike me había dado el esquinazo y estaba que echaba espuma por la boca del coraje, pero primero…Debía ver a Margaret, ya podría lidiar con ese asunto luego.Tenía a mis mejores hombres buscando en cada rincón de Rusia y si era posible, del mundo. No iba a escapar luego de lo que había hecho, no se lo permitiría. Llegué a casa muy entrada la noche y miré hacia la entrada, sintiendo unas enormes ganas de ir corriendo hacia donde estaba mi mujer, seguramente esperándome. ¿Me había extrañado tanto como yo a ella? Esperaba eso con todas mis fuerzas. Mis pasos eran ahogados por la alfombra, me había quitado todo y necesitaba una ducha reparadora, para estar listo para Margaret, pero esta imperiosa necesidad de verla, conducía mis pasos directamente hacia nuestra habitación. Entré sin hacer ruido, todo estaba en silencio y hasta lleno de paz; una que esperaba, estuviera por mucho tiempo entre nosotros. Todo es
Aún cuando planeas hasta el último detalle de todo, aún cuando lo repasas cientos de veces, los errores ocurren. Alguien podría morir hoy a causa de un error. Alguien podría salir herido.Miré a Margaret, vestida con un suéter con capucha negra que a mí ya no me quedaba, pero que por alguna razón; nunca pude tirar la basura. Le quedaba bien; algo grande, pero bien.Apreté los labios en una fina línea, antes de acercarme un poco más a ella. Con cuidado de no despertarla, subí la tela solo hasta dejar expuesto su vientre, aún mirándolo fijamente se me hacía difícil de creer que en realidad lo que había ahí; estaba en proceso de volverse una persona muy pronto.Persona que si algo salía mal hoy, nunca podría conocer.Con mi mano casi temblando, de algo entre emoción y miedo, toqué su vientre y recorrí con mis dedos la piel suave y expuesta de Margaret, presioné un poco sin querer despertarla. Si algo salía mal hoy, puede que nunca sentiría a mi propia hija moverse.Cuándo sentí una resp
Encontré a Margaret sentada delante del espejo del tocador, con la mirada perdida.La pobre había tenido que asimilar muchas cosas y me admiraba de su entereza, pero me preocupaba y me sorprendía que aún siguiera a mi lado.—Nena —la llamé, pero ni siquiera me prestó atención. Esta noche se enfrentaría a una cena en casa con mi familia y otros amigos, me había confesado que estaba nerviosa, las cosas con ellos no habían empezado bien y sabía que estaba aprensiva por eso, pero estaba seguro de que mis padres se comportarían. Tenían que hacerlo, o les quitaría el habla de por vida.Todo era mucho para similar y entendía que estaba abrumada. Me gustaría raptarla y llevarla lejos de todo; de mi familia, de sus dudas, de mí pasado, de todo.Margaret estaba sumida en un debate interno.—Nena —probé otra vez, pero seguía ida, me estaba preocupando. —¿En qué piensas? —Por fin volvió en sí y me miró—. Te he llamado un par de veces y no me contestabas.—Lo siento —musitó. Me estaba planteand
—Estamos encantados con ella —comentó mi madre, luciendo orgullosa.Me encantaba que mi familia aceptará tan bien a Margaret, me alegraba de poder darle alguna alegría y que se sintieran orgullosos de mí, ya que no había sido precisamente un hijo modelo.Le tendí la mano a mi chica, que vino rápidamente a mi lado, la abracé y besé su pelo. —Eres una cajita de sorpresas, nena —ella me abrazó de vuelta—. Has conseguido que mi familia te ame.Hablamos un rato con los invitados y presenté con orgullo a mi novia. Era elegante, derrochaba clase y educación, hablando amenamente de cualquier tema de conversación.Todos quedaron encantados con ella.Luego de las presentaciones, busqué a mí chica con la mirada; estaba con Katia hablando en el sofá, ella me miró y me sonrió, yo le guiñé un ojo.Vi a Liliane, una amiga de Katia que siempre había estado encaprichada conmigo. Mi hermana le presentó a mi mujer y Liliane la miró con mala cara.De acuerdo, se acabó. Iba a buscarla.—Nena —rodeé su ci
MargaretLa semana de vacaciones me había caído de maravilla, había disfrutado con Katia y su amiga Kate, ambas eran muy divertidas y me la pasé bien, pero estaba extrañando a Nikolay como una loca.—Margo, deja ese celular —me regañó Katia, mirándome con reproche—. De seguro está bien, sólo relájate y disfruta.Intenté hacerle caso, pero no salía de mi mente la idea de que estaba en un inminente peligro, aunque trataba de apartarlo de mi mente, porque no quería parecer una paranoica. Es decir, ¡estábamos en Barbados por amor de Dios!—Bien, ya voy —dejé el celular y no lo encendí. Katia no me dejaba hacerlo y de seguro Nikolay estaría echando humo por no responderle sus constantes llamadas. El sol era relajante, la música viciante y el olor a sal me refrescaba, así que me acosté en la tumbona y cerré los ojos, dejándome llevar por el sueño y las ganas de descansar de todo.Me desperté porque sentí que la brisa se había puesto más fuerte, me sobresalté un poco al notarme sola y fui h
Suspiré luego de que se lo llevaran y volví sobre mis pasos hacia el hotel donde se quedaba Margaret junto a Katia y Kate.Margaret me abrió la puerta con un corto camisón de color blanco y una bata del mismo color. Tenía el cabello alborotado y una expresión de preocupación en la cara.Me abrió aún más la puerta y me permitió pasar. Después la cerró a mis espaldas y se me adelantó, para darme un apretado abrazo y sollozar sobre mi hombro.—¿Qué ha pasado? —inquirió.—Me he encontrado con tu hermano. Se me ha echado encima reclamándome mil cosas y…—¿Pelearon? ¿Estaba aquí por mí? —me miró con terror.—Estoy seguro que sí, lo siento —hice una mueca.—¿Por qué te disculpas? Mike se merecía un buen golpe y más, así que gracias —suspiró, sorbiendo por la nariz.—¿No te enfadarás? —la miré con curiosidad.—No, para nada. Sé que es mi hermano, pero lo que me hizo… —sacudió la cabeza, evitando hablar de ello.—Me lo imagino. Está celoso de mí porque él dice que te quiere…—Sí, no te lo cont