Rebelde o sumisa― ¿O si no qué? ―me atreví a correr el riesgo de que mis palabras tentaran a la bestia que se relamía frente a mí. Yo sabía bien que estaba jugando con fuego en ese momento, pero ese fuego me quemaba y lo que me hacía sentir sin duda alguna me dejaba disfrutar.El señor Cavill afiló su mirada para hacerme sentir penetrada por una intensa aprensión, producto de aquel par de cielos que me miraban con lascivia impúdica y que me apretujaba contra su pecho mientras su respiración me ahogaba cortándome la respiración de plano. El solo sonido de aquella sartén sobre la cocina era lo único que podía escucharse más allá de nuestras respiraciones agitadas.― ¿Regresó la Emily temeraria? ―me preguntó él entonces con ese tono de inquisición apremiante. Su mirada era rapaz y dejaba entrever un apetito voraz, pero aun así era capaz de contenerse más allá de los límites de mi paciencia, empujándome de golpe a sentir que la vida se me cocinaba a fuego lento en la expectación de saber
Algunas cuentasTodo rastro de interés por la cena que podía existir en mí antes de aquello, terminó desapareciendo por completo al descubrir que nada me salvaría ahora que me encontraba siendo cuestionada por las preguntas interesadas del jefe a quien por compromisos contractuales no podía no responderle.Demoré el asunto bebiendo un sorbo de mi copa de vino a pesar de que aún no había logrado conseguirle el gusto a esa bebida insípida.―La verdad no es una historia agradable ―dije para tratar de disuadirlo de su intención. ―No me importa, quiero saber más de ti.Los ojos del señor Cavill eran un espejo hipnótico, por lo que resultaba bastante difícil resistir, contenerme y seguir resistiendo a sus órdenes.― ¿Por qué quiere saber de mí? Yo solo soy una sumisa transitoria. Cuando se canse de mí ya no querrá saber ni mi nombre, así que no encuentro el sentido a su petición, con todo respeto. Por miedo a quedar expuesta me atreví a plantarme con una argumentación clara y lógica que a
Otras explicacionesYo procuré moverme de manera coqueta sin que él se diera cuenta de que yo me estaba enterando del peso de su mirada sobre mi cuerpo. Incluso me atreví a mover disimuladamente el cabello hacia mi espalda para dejar que él pudiera verme sin ningún tipo de impedimento. Incliné la espalda hacia atrás, curvándola de manera sensual y logrando que mis senos quedasen plenamente a la vista para él. Ahora más que nunca estaba quedando todo a un lado, los platos de comida ya ni siquiera eran tomados en cuenta, sino que tanto él como yo, solo jugueteábamos con las copas de vino.―No crea que por eso me hará olvidar del tema de su familia ―me dijo al fin haciendo con ello que toda mi intención quedase desmoronada en segundos.―Lo siento ―me disculpé llena de rabia―, es solo que me preocupa el tema de la posible fugacidad de este vínculo nuestro.―No se preocupe por lo que aún no llega ―me aclaró, volviendo a mirarme a los ojos con total naturalidad, como si segundos atrás no hu
El tesoro del corazón― ¿Por qué quiere saber eso? ―le pregunté luego de que él se sentara frente a mí en aquel sofá de la estancia, frente a la puerta que daba a la piscina. El señor Cavill me había dado un breve tiempo mientras que él terminaba de ordenar todo en la cocina mientras me había pedido esperarle en ese cómodo espacio iluminado de manera tenue y serena donde podía ver los hermosos jardines que circundaban ese patio adornado y preparado para ser un acogedor espacio de descanso.El señor Cavill había llegado mucho más sereno y calmado que de costumbre, como si de repente aquella conversación en la que logramos obtener algunas respuestas de parte y parte, él hubiese logrado abrirse un poco más y de tanto en tanto se le hiciera más factible la idea de abrirse a un buen trato sin tener que recurrir a su abusivo dominio y sometimiento.De manera calmada me miró sin darle mucha importancia al tema de imponer sus voluntades como siempre acostumbraba. Ahora se había tomado a la li
Límites rotosEl señor Cavill entonces hizo un derroche de su fuerza incólume al tomarme por la cintura y subirme a su hombro de una manera irreparablemente sexi. Aquello de ser tratada como un objeto podía ser malinterpretado e incluso de mal gusto, pero cuando lo hace el hombre que me robaba el sueño, entonces no me importaba que él hiciera lo que se le antojase.Subida a su hombro me llevó por el pasillo y sin siquiera resentir mi peso sobre su hombro, que no debían ser más de cincuenta kilos, pero igual debía dificultarle en algo, subió los escalones como si aquello fuese algo rutinario y normal. Sus piernas eran como máquinas de una fuerza y una potencia incontenible.Sobre su hombro tuve tiempo de pensar en tanto, pero al final de cuentas no me dio tiempo de pensar en nada de ello, pues el señor Cavill aprovechó la oportunidad de tener mis nalgas a su entera disposición para darme de nalgadas justo como lo había hecho aquel primer día en forma de «castigo». Los golpes de su mano
Castigo apetecible.El señor Cavill me había dejado en claro que mis manos debían permanecer quietas en todo momento, pero aquello resultó algo imposible, llevándome a ocasionar que al final de cuentas aparecieran nuevos implementos del contenido de aquella bolsa: dos esposas entraron en escena, cuando no conteniendo el estallido de placer incontenible, mis manos procuraron detener el avance de aquel objeto sobre mi clítoris. El movimiento de aquel cuerpo extraño que el señor Cavill aplastaba contra el centro de placer de mí entre pierna me hacía entrar en un estado de agonizante disfrute. Incluso después de que mis dos manos terminasen «encadenadas» a la estructura de la cama, el instinto mismo me llevaba a contorsionarme inútilmente para procurar detener aquel castigo apetecible.Mis gritos habían dejado de serlo para convertirse en alaridos del más puro descontrol. No existía manera de contener de forma púdica aquel despropósito de placer en estado puro al que el señor Cavill me s
Lazos que unenTal vez era el hecho de que era nuestra segunda vez juntos, o tal vez era el hecho de que ahora nos conocíamos mucho más, o también podía ser el hecho de que yo me había confesado y le había dado a saber mis sentimientos por él, incluso, quizás, podía ser por el hecho de que mi cuerpo ya estaba listo para el placer y mis piernas y manos se encontrasen atadas y listas para presentarme ante el cómo una ofrenda sexual, pero sin duda alguna aquella noche conocí el cielo en manos del señor Cavill. Él me tomó sin ningún tipo de consideración. De haber sido por la dureza de aquella cama que parecía de confección industrial, posiblemente habríamos roto el lecho de haberse tratado de una cama ordinaria. El cuerpo del señor Cavill me asfixiaba por la posición que él tomaba sobre mí desde su posición entre mis piernas. Su respiración me permitía medir el ascenso absoluto de aquella excitación incontenible que invadía a nuestro cuerpo como una febril sensación de llenura que colap
Noticias matutinasVolví del baño después de haber logrado lavarme para quedar fresca como lo necesitaba para poder irme a la cama en completa paz. Allí no tenía ropa como para cambiarme por completo, así que terminé regresando a la cama con esa misma muda de ropa diminuta que me sometería a los embates del frío.Cuando volví a la habitación la luz ya había sido apagada y el señor Cavill se encontraba abrigado debajo de una cobija gruesa y con sus ojos cerrados. Me sentí incómoda al no saber cómo proceder entonces. Ya entre nosotros no quedaba mucho margen para el pudor o el recato en guardar apariencias, pero de ninguna forma hubiese podido abordar esa situación de otra forma que no fuese el sentirme apremiada por una timidez congénita. Por suerte para mí, aquella cama era exageradamente inmensa, por lo que resolví acomodarme en el borde, dejando suficiente espacio, separándonos, manteniendo en todo momento la delicadeza de no hacer movimientos bruscos que perturbasen el sueño del je