El refugio de los Guardianes estaba más animado de lo habitual cuando Lía y su equipo regresaron. La noticia de su victoria frente al portal y los licántropos había llegado antes que ellos, pero el ambiente de celebración se mezclaba con una palpable preocupación. Lía se dio cuenta de que, aunque habían cerrado el portal, nadie parecía creer que la amenaza estuviera realmente contenida.—¡Lía! —Freya apareció en la entrada principal, su rostro una mezcla de alivio y urgencia—. ¿Están todos bien?—Sobrevivimos —respondió Lía, su tono serio. Miró a los demás Guardianes, quienes llevaban en sus rostros el peso de las batallas recientes—. Pero esto no se siente como una victoria.Freya asintió, guiándolos hacia la sala de reuniones. Una vez allí, desplegó un mapa sobre la mesa central, marcando con un círculo rojo el área donde habían estado.—Cada portal que cerramos nos acerca más al equilibrio, pero… los informes indican que los licántropos están cambiando sus estrategias. Están atacan
El ambiente en el refugio era tenso, como si la calma fuera un preludio a algo devastador. Lía recorría los pasillos con pasos apresurados, su mente dividida entre el ataque a Malik y las palabras de Freya sobre el Vigía. Todo indicaba que los licántropos estaban más cerca de lo que pensaban.—Freya, tenemos que reforzar las defensas. Si esto fue solo una advertencia, lo próximo podría ser un ataque completo —dijo Lía mientras se reunía con la líder en la sala de estrategias.Freya estaba inclinada sobre un mapa del refugio, marcando puntos estratégicos. Asintió, sin levantar la vista.—Ya lo estamos haciendo. Kael está organizando las patrullas y Tobias se encarga de instalar trampas en el perímetro. Pero no podemos confiarnos. Ellos conocen nuestras defensas, y seguramente están planeando algo más grande.—¿Y Malik? —preguntó Lía, su voz temblando ligeramente.Freya la miró por un momento antes de responder.—Está estable, gracias a Sienna, pero necesitará tiempo para recuperarse. P
El refugio estaba sumido en un silencio inquietante. Después de la batalla contra el alfa, los Guardianes trabajaban incansablemente para reparar los daños y atender a los heridos, pero el peso de lo que habían enfrentado seguía pesando en el aire. Lía se movía entre los pasillos, con cada paso sintiendo la creciente presión de lo que estaba por venir.Kael la alcanzó en la entrada de la enfermería, su rostro aún marcado por la batalla.—¿Cómo estás? —preguntó con suavidad, aunque sabía que la respuesta sería poco alentadora.Lía se encogió de hombros, sin mirarlo.—Podría preguntarte lo mismo.Kael sonrió débilmente.—Cansado, pero sigo de pie. Freya quiere reunirnos esta noche. Cree que el alfa era solo el comienzo.Lía asintió, como si no necesitara que se lo dijeran. Lo sabía desde el momento en que sintió la energía del Vigía pulsando en el aire durante la batalla. Algo grande estaba en movimiento, algo que no podían ignorar por más tiempo.—Necesitamos respuestas —dijo finalment
El silencio en la cueva era espeso, roto solo por el sonido del goteo de agua desde el techo. Los licántropos que habían colapsado tras la explosión de luz permanecían inmóviles, pero Lía y Kael no se atrevieron a bajar la guardia. Sabían que en el mundo que habitaban, la calma rara vez era permanente.Kael, con la espada aún en la mano, inspeccionó a las criaturas caídas. Algunos todavía respiraban débilmente, pero algo en sus ojos había cambiado. El rojo brillante que antes los dominaba había desaparecido, reemplazado por una mirada confusa y casi humana.—¿Qué les hiciste? —preguntó Kael mientras volvía la vista hacia Lía.Ella se levantó lentamente, tambaleándose por el esfuerzo de canalizar el poder del altar.—No lo sé exactamente —respondió, mirando el artefacto que sostenía en sus manos—. Desactivé lo que los controlaba, pero creo que esto solo los liberó... al menos por ahora.Kael frunció el ceño, aún alerta.—Si los hemos liberado, ¿eso significa que podrían ser aliados?Lí
El viento del sur soplaba con fuerza, azotando el rostro de Lía mientras avanzaban por el árido paisaje. Cada paso les recordaba la magnitud de la misión que habían emprendido. El sol quemaba el terreno seco y resquebrajado, mientras que el horizonte parecía interminable, solo roto por montañas lejanas que se alzaban como gigantes vigilantes.Kael lideraba el grupo, su figura robusta y decidida marcando el ritmo. Lía caminaba detrás de él, su mente trabajando en cómo enfrentarse al hombre que buscaban: Koryan, un experto en magia antigua, aislado del resto del mundo desde hacía décadas. Rilan los seguía en silencio, sus pasos más pesados debido a su reciente transformación, sus ojos llenos de inquietud y culpa.—¿Estás segura de que este Koryan nos ayudará? —preguntó Kael, rompiendo el silencio.Lía asintió, aunque su expresión mostraba dudas.—Es nuestra mejor oportunidad. Si alguien entiende cómo funciona este artefacto, es él. Pero no será fácil convencerlo.—¿Por qué se aisló? —in
El refugio de Koryan era más vasto de lo que parecía a simple vista. Pasillos interminables se extendían en todas direcciones, algunos iluminados por la tenue luz azulada de los cristales incrustados en las paredes, mientras que otros permanecían envueltos en oscuridad. Lía apenas había comenzado a comprender la magnitud de la tarea que tenían por delante, pero el tiempo no estaba de su lado.—No queda margen para errores —dijo Koryan mientras colocaba el artefacto sobre una mesa tallada con runas antiguas—. Si el Vigía siente la activación del fragmento, lo sabrá de inmediato. Y lo hará todo para detenerlos.Kael, apoyado contra una pared cercana, observaba con los brazos cruzados.—Que lo intente. Llevamos meses lidiando con sus lacayos. Esto no será diferente.Koryan levantó la vista, sus ojos entrecerrados.—La soberbia no te servirá aquí. Lo que enfrentan va más allá de cualquier batalla que hayas librado. El Vigía no necesita enviar soldados; su presencia basta para doblegar men
El aire del refugio estaba cargado de tensión, el eco de los pasos de Kael resonando contra las paredes de piedra mientras iba de un lado a otro. La intrusión de Sarya había alterado cualquier sensación de seguridad que pudiera haber existido. Koryan, firme pero evidentemente preocupado, no apartaba la vista de la figura que los acechaba desde las sombras.—¿Crees que tus palabras bastarán para intimidarnos? —dijo Kael, levantando su espada en dirección a Sarya.La mujer, con una elegancia perturbadora, dejó escapar una risa baja.—Oh, querido. No estoy aquí para intimidar. Estoy aquí para reclamar lo que pertenece al Vigía.Rilan avanzó un paso, situándose al lado de Kael, sus ojos evaluando cada movimiento de Sarya.—No vas a pasar de aquí.Sarya los miró con desdén, sus ojos brillando con una intensidad sobrenatural.—¿Y qué piensan hacer para detenerme? ¿Confiar en esa espada oxidada y en la esperanza? —preguntó, extendiendo una mano mientras las sombras a su alrededor comenzaban
La atmósfera del refugio estaba cargada con una mezcla de alivio y tensión. Aunque Lía había alcanzado el fragmento y logrado repeler al Vigía, nadie podía ignorar que lo que acababa de suceder era solo un preludio de algo mucho más grande. Los cristales en las paredes brillaban intermitentemente, un recordatorio silencioso de que la batalla aún no había terminado.Kael, con los brazos cruzados y la mirada fija en el suelo, rompió el silencio.—Hemos ganado tiempo, pero ¿a qué costo? —dijo, su tono bajo pero cargado de frustración.Koryan, sentado cerca, sostenía un mapa antiguo que parecía estar desgastado por siglos de uso.—El costo es algo que siempre tenemos que asumir en esta lucha. Lo importante ahora es preparar el siguiente movimiento.Rilan, quien había estado afilando sus dagas en silencio, intervino con una sonrisa sarcástica.—¿"El siguiente movimiento"? ¿No crees que sería mejor entender qué fue lo que acabamos de enfrentar? Esa cosa, esa sombra… Sarya no solo juega con