Capítulo 36: Sombras y ConfesionesEl ambiente en el santuario era más tranquilo que en días anteriores, pero una tensión subyacente persistía. Aurora sentía cómo algo dentro de ella cambiaba, algo que no tenía que ver solo con su magia, sino con Damien. Cada interacción entre ellos parecía cargada de una energía que no podía ignorar, aunque intentaba racionalizarlo.Un momento de vulnerabilidadAurora encontró a Damien en el patio trasero del santuario, observando el horizonte mientras la luz del atardecer cubría todo con un brillo dorado. Su figura, aunque fuerte e imponente, parecía más relajada en ese momento, casi vulnerable.—¿Estás huyendo de algo? —preguntó Aurora mientras se acercaba, su tono ligero.Damien giró la cabeza hacia ella, sus ojos rojos brillando suavemente. —Tal vez. O tal vez solo estoy buscando un momento de silencio.Aurora se sentó en el borde de una fuente cercana, sus ojos estudiando cada línea del rostro de Damien. Era un contraste fascinante: la dureza de
Capítulo 37: Marcados por la OscuridadEl santuario estaba envuelto en un silencio pesado, casi opresivo, mientras la noche se extendía con su manto de estrellas lejanas. Aurora estaba sentada al borde de su cama, los pies desnudos rozando el frío suelo de piedra. Sus manos jugaban nerviosamente con el dobladillo de su vestido, mientras su mente repasaba los acontecimientos recientes. Había algo nuevo en el aire entre ella y Damien, algo que no podía ignorar. Pero con ese cambio venía una sombra, una amenaza que ella no podía definir del todo, pero que sentía en cada fibra de su ser.Era imposible negar la atracción que sentía hacia Damien. Cada mirada, cada toque accidental, la había acercado más a él, a pesar de sus advertencias. Y ahora, con todo lo que había sucedido, sabía que la distancia entre ellos ya no existía. Pero ¿qué significaría cruzar esa línea? Damien no era un hombre común. Era un vampiro, una criatura de la noche, peligrosa e irresistible. Amar a alguien como él no
Capítulo 38: Ecos de una UniónEl amanecer se filtró tímidamente por las ventanas del santuario, iluminando las paredes de piedra con un resplandor cálido. Aurora despertó lentamente, sintiendo el peso de un brazo fuerte y protector que descansaba sobre su cintura. El recuerdo de la noche anterior se desplegó en su mente como un torbellino de emociones: el roce de sus labios, el calor de sus manos, la mordida que había sellado algo más profundo entre ellos.Cuando giró la cabeza, vio a Damien observándola. Su mirada roja ardía, pero ya no con deseo incontrolable, sino con una calidez que rara vez había mostrado. Él no dijo nada, simplemente la miró como si intentara memorizar cada detalle de su rostro.—Buenos días —susurró Aurora, rompiendo el silencio con una sonrisa que escondía una mezcla de timidez y satisfacción.Damien no respondió de inmediato. En cambio, deslizó su mano hacia su mejilla, acariciándola con una suavidad que contradecía su naturaleza. —Buenos días —murmuró final
Capítulo 39: La Promesa del FuegoLa noche había caído, envolviendo el santuario en un manto de sombras. Sin embargo, en su corazón, el lugar estaba más vivo que nunca. Los hechiceros y guerreros que habían jurado lealtad a Damien y Aurora se movían por los pasillos, preparándose para lo que parecía inevitable: la batalla contra la Orden. Las velas iluminaban los rostros de los presentes, reflejando tanto la determinación como el temor en sus miradas.Aurora, todavía con las manos temblorosas después del intenso entrenamiento del día, observaba el caos organizado desde una de las ventanas del salón principal. Había una sensación de urgencia en el aire, como si cada segundo que pasaba los acercara más al abismo.Damien entró al salón en ese momento, con su porte imponente y su mirada fija en ella. Vestía un abrigo largo que se ajustaba a su figura, y su postura irradiaba una autoridad incuestionable. A pesar de las amenazas externas, era imposible ignorar la calma controlada que emanab
Capítulo 40: Amanecer de SombrasEl primer rayo del amanecer rozó las torres del santuario, bañándolo en un tenue resplandor dorado que no hacía más que subrayar la amenaza que se cernía sobre ellos. Cada rincón del lugar estaba impregnado de una sensación de tensión contenida, como si los muros mismos aguardaran el impacto de lo inevitable.Aurora se preparó en su habitación, con la mirada fija en el espejo frente a ella. Vestía una túnica ligera de tonos oscuros que le había entregado Freya, diseñada para facilitar la canalización de su magia durante el ritual. Su cabello, recogido en una sencilla trenza, caía sobre su hombro mientras ajustaba las correas de las botas. A pesar de la calma que intentaba proyectar, su interior era un torbellino de emociones: miedo, determinación, y una chispa de algo que no podía definir, pero que sabía estaba relacionado con Damien.Un golpe suave en la puerta interrumpió sus pensamientos. Al girar la cabeza, encontró a Freya en el umbral, sosteniend
Capítulo 41: El Eco del PasadoEl campo de batalla se extendía frente a Aurora como un océano caótico de sombras y fuego. Las llamas que Kael había conjurado para mantener a raya a la Orden se desvanecían poco a poco, mientras los gritos y el choque de espadas llenaban el aire. A su alrededor, los guerreros luchaban con desesperación, conscientes de que esta no era una batalla cualquiera, sino una pelea por su supervivencia.Aurora emergió del santuario, su cuerpo envuelto en un resplandor dorado que no podía controlar del todo. Las palabras de Freya y Elias resonaban aún en su mente: “Tu magia no es solo poder, es memoria. Es el vínculo con quienes te precedieron. Para dominarla, primero debes entender de dónde viene.”Pero no había tiempo para entender. No había tiempo para cuestionarse. Aurora levantó una mano, sintiendo el calor de su poder recorriendo su piel, y liberó una ráfaga de energía que hizo retroceder a un grupo de atacantes que se dirigían hacia Damien. El vampiro giró
Capítulo 1: La Marca del DestinoEl amanecer despuntaba tímidamente sobre los suburbios de Blackwood Hills, un pequeño y olvidado pueblo donde el tiempo parecía avanzar más lento que en cualquier otro lugar. Aurora Blackthorn siempre había sentido que no pertenecía allí, aunque nunca había podido explicarlo. En el día de su vigésimo primer cumpleaños, esa sensación se hizo más fuerte, casi como una punzada persistente en su pecho.El aire estaba cargado con un extraño aroma a tierra mojada, aunque no había llovido. Aurora se despertó con el sonido de los grillos todavía resonando afuera. El sol apenas asomaba por las cortinas de su pequeño cuarto, y una sensación de vacío inexplicable se aferraba a su corazón. Siempre le gustaba levantarse temprano, pero hoy algo era diferente. No era el zumbido de los pájaros, ni el crujir de las tablas bajo sus pies. Era algo más profundo, algo que no podía ignorar.Aurora se detuvo frente al espejo que colgaba en su habitación, un viejo marco de ma
La noche había caído sobre Blackwood Hills con una intensidad que Aurora nunca había sentido antes. Las sombras se alargaban como si tuvieran vida propia, y el aire estaba cargado de un peso extraño, casi sofocante. Mientras caminaba de regreso a casa después de lo que solo podía describir como el día más extraño de su vida, sus pensamientos giraban sin cesar alrededor del hombre que había encontrado en el bosque.“Mi magia está despertando. Y no tienes idea de lo que acabas de desatar.”Las palabras del extraño seguían resonando en su mente. Aurora sabía que no estaba loca; había visto la luz dorada, había sentido el calor abrasador en su cicatriz y había presenciado cómo él, con una fuerza sobrehumana, destrozaba a esas criaturas. Pero lo que más la inquietaba no era lo que había visto, sino lo que había sentido: una conexión inexplicable con aquel hombre.La conversación en casaAl llegar a casa, Helen estaba esperándola en la sala de estar, su rostro reflejaba un alivio evidente a