Con seguridad, camino al mostrador, llevo el vestido en una mano y la tarjeta en la otra. Al acercarme, veo a Christian recostado a la mesa de cristal que exhibe algunas joyas y otros complementos. Sus brazos están cruzados y apoyados por completo en la mesa. El pullover gris que lleva ajusta sus mangas a sus tonificados bíceps y marca cada músculo definido de su espalda y hombros. Por unos segundos, la boca se me hace agua al verlo de perfil; sus labios suaves y gruesos me recuerdan todo lo que sentí mientras hacían de las suyas en ciertas partes de mi cuerpo. Pero todo se desploma cuando sonríe para la chica que antes me atendió. Siento un calor rabioso subir por mi pecho al ver cómo ella coquetea sin parar, con un dedo enroscando algunos mechones de su cabello negro y sus dientes mordiendo su labio inferior cada dos segundos.
«Más obvia no puede ser la muy tonta».
Enfurecida, al ver que &eacu
Sus ojos son dos pozos oscuros y brillantes.Su mirada está fija en mis piernas y cuando comienza a subir, yo sigo su recorrido. Con lentitud torturadora observa cada centímetro de mi piel; mis piernas, mis muslos expuestos, mi cintura ajustada, mis pechos firmes y casi descubiertos, mi cuello y, por último, mi boca.Es tan intenso el momento que no escucho nada a nuestro alrededor, solo mi respiración, que está acelerada. Mi pecho sube y baja con nerviosismo y Christian enfoca sus ojos ahí; se relame los labios y sus ojos vuelven a brillar. Yo soy toda nervios, cierro mis manos en puños para que no vea el temblor que me provoca su presencia y su tan exhaustivo repaso.—Estás preciosa —susurra, con una voz ronca que me provoca escalofríos.Se incorpora de su posición recostada y viene a mi encuentro. Podría intentar alejarme, poner distancia entre nosotros; pero no es
Él está ahí debajo. Finge que le interesa bailar con otra, pero sus ojos no se alejan de los míos.Mi cuerpo se mueve al ritmo de una nueva canción, lenta, sensual, provocativa. Mis caderas se bambolean de un lado a otro y mi vestido se levanta en mis muslos con cada movimiento. Mis manos copian, en mi propio cuerpo, el camino de las suyas en el cuerpo de la otra. Mi vientre, mis caderas, mis pechos y mi cuello. Nunca cierro mis ojos en todo el rato, en cada centímetro que avanzo a la par de él. Lo hago; como si fuera él mismo el que toca mi piel, el que provoca estas sensaciones de ansioso deseo.Desde lejos puedo ver cómo le gusta. La mirada profunda que me dirige ante mi descarada actuación. Sonrío. Sonrío mientras sigo mirándolo. Deleite, muestra mi rostro. Disfrute, de lo que sé, estoy provocándole.Y cuando una mano brusca gira la cabeza de la chica y u
POV: Christian.No me esperaba esto. No lo esperaba para nada.Era consciente de la química y la atracción sexual que se respira entre Andrea y yo; pero nunca pensé que ella podría asumir este papel tan liberal y arriesgado a la vez.Una noche…dijo ella.Y sí, solo una noche es lo que quiero ofrecerle. ¿O no?Mis pensamientos son demasiado profundos y viajan a la deriva. Sin querer, sin pretenderlo realmente, Andrea ha logrado captar mi atención de una forma completamente nueva para mí. Lo que empezó como un reglamento roto, un código que quise obviar, se convirtió en motivo de noches sin dormir.«Andrea es más de lo que piensan muchos. Y me jode que yo, no haya sido el primero en notarlo».—¿Por qué siento que, entre tu hermano y tú, hay demasiada tensión? —pregunta Andie, mientras sa
POV: Andrea.El viaje en auto se me hace un poco largo. Aún más, porque todo el rato nos mantenemos en silencio. Atravesamos la ciudad y me intriga sobremanera hacia dónde me lleva Chris. Y aunque debería estar nerviosa, la verdad es que no lo estoy. Más bien, sigo pensando en todo lo sucedido antes, en el Club.A pesar de haberle dicho a Christian que no me importaba su vida personal y los problemas que tiene con su hermano, sí tengo curiosidad. Primero, porque son hermanos y debe ser algo muy fuerte para que se sientan así entre ellos. Segundo, porque lo que sea que se traen los dos, estoy casi segura que yo me encuentro en el medio. Las miradas de arrogancia, victoria, dadas por Christian a Connor, me hacen creerlo.Precisamente por esto, es importante que yo pueda cumplir el trato que le propuse a Christian. Una noche. Solo una noche para quedarnos satisfechos. Y luego, seguir nuestros caminos separados.<
POV: Andrea.De una estocada me penetra y ambos perdemos el aliento en ese mismo instante. Se queda un segundo tranquilo, no se mueve para que yo pueda acostumbrarme a su invasión; que debo decir, es una invasión bastante grande y gruesa. Siento mi piel apretarse a su alrededor y necesito sostenerme a sus fuertes y anchos hombros, para no desfallecer de placer. La sensación de tenerlo dentro de mí es...exquisita.Y justo como él quería y como yo se lo pedí, me folla sin cansancio.Entra y sale de mí sin cuidado, a veces lento, a veces rápido. Nuestros cuerpos chocan una y otra vez a un ritmo frenético. Mi respiración es errática y mis gemidos salen de mí, sin poder detenerlos. Christian aprieta fuerte sus dedos contra mi piel y esa presión, me provoca un dulce dolor que aumenta mi placer. Cada vez más profundo, cada vez más certero.De él
POV: Andrea.Mantengo mis ojos cerrados, pero ya llevo casi una hora despierta; así lo dicta el reloj digital que tengo al frente. Aunque ya no pretenda dormir, no está en mis pretensiones moverme; no quiero romper la burbuja en la que estoy flotando. Christian me abraza por la espalda, sus fuertes brazos me rodean y su pecho caliente, choca con mi espalda. Su respiración, pausada y profunda, hace cosquillas en mi oreja.Mientras dejo que el tiempo corra, suspiro una y otra vez, recordando cada segundo de la noche anterior. Todo lo que él me hizo sentir, cuánto me satisfizo entregarme de mil formas diferentes. Justo como le dije, un encuentro entre ambos sería épico y, desde el primer momento que me hizo suya en ese sofá, se pudo comprobar. Chris es un excelente amante, nunca tuve dudas y fue fácil corroborarlo; ahora espero que no sea difícil acostumbrarme al hecho de que no repetiremos más.
POV: Christian.Me remuevo en la cama buscando a Andie; mis manos palpan el colchón, pero solo encuentran una sábana fría.Abro los ojos.El sol entra por las ventanas y los rayos se reflejan sobre una de las esquinas de la cama. Miro a mi alrededor y no la veo. Me levanto sorprendido y voy hasta el baño, pensando que tal vez, ella esté ahí.Pero no lo está. Tampoco en la cocina. Ni en ninguna parte de la casa.—Se fue —concluyo, desanimado, cuando me convenzo de que no se está escondiendo para darme una sorpresa.Debería estar feliz, pero por algún extraño motivo, no logro convencerme de que así debo sentirme. Ella cumplió su parte del trato. Solo una noche. Y ya es de día, así que, lógicamente, nuestro tiempo de gracia terminó.—Ok, Anderson, concéntrate —hablo conmigo mismo y
POV: Andrea.Luego de hablar con Maddie me queda un bajón inevitable. Darme cuenta que mis sentimientos por Christian van mucho más allá de un deseo sexual, me hace sentir estúpida. Esa sensación de fracaso que nos embarga cuando algo no sale como esperábamos, me llena sin poder hacer nada; porque esto no debía pasar, no se suponía que un encuentro sexual con el mejor amante que he tenido jamás, me afectaría tanto.Me tiro en la cama de espaldas y tapo mi rostro con ambas manos. Tengo ganas de gritar de frustración, pero es mejor intentar mantener la cordura. Pienso en la seguridad que sentía ayer, mientras hacía el trato e intento recuperar esa sensación de empoderamiento que me llenó.«Christian es uno más. Solo eso», me convenzo, con pocos resultados.Por más que lo intente, sigo visualizando su mirada de fuego luego del pr