POV: Christian. El cosquilleo molesto en mis manos y el zumbido en mi cabeza desaparecen en cuanto mi lengua se enreda con la suya. Andrea entiende lo que me pasa, la incomodidad que me llena al saber que estaremos los tres juntos en la misma habitación, una vez más. Y puede que parezca ridículo, que sean estupideces mías, pero no puedo evitarlo. Todos estos meses que hemos pasado juntos no nos hemos encontrado ni una vez. Tengo entendido, incluso, que ellos no se ven desde aquel día en la sucursal de mi padre. Ciertamente, yo los he evitado a toda costa, también. Las veces que he visto a mi hermano, ha sido solo por el tema del bufete que nos incumbe a ambos, de lo contrario, podemos parecer desconocidos. Ni siquiera ha regresado a casa en todo este tiempo y tengo claro que eso le ha traído problemas con mamá. Pero no es algo que pueda importarme, la verdad. Desde hace mucho me quedó claro que algo se rompió entre nosotros y no dudo de que Connor lo siente de la misma forma. Y no
POV: Andrea.Me congelo en el lugar mientras Connor me abraza y la incomodidad me llena al instante. No por el gesto en sí, sino por las consecuencias que puede traer.Su efusiva bienvenida no me resulta agradable y eso, me hace sentir mal. Porque después de todo, pasaron varias cosas y aunque yo lo consideré como un amigo en su momento, para los hermanos yo era una especie de competencia. La mala relación entre él y Christian, en parte por mi culpa, es algo que creo ya no tendrá solución, pero no me gusta estar en el medio de ellos dos. Menos hoy, que las inseguridades de Chris salieron a relucir y no paso por alto la forma en que está gestionando esto.—Gracias —logro decir y le sonrío por pura cortesía.No estamos solos, la familia de Chris está presente y no puedo hacer el feo, o van a extrañarse con mi actitud. Me queda claro que tanto Vanessa como Theodore, no tienen ni idea de lo que sucede entre sus hijos, pero no seré yo quien los ponga al tanto.Siento la mano de Chris en mi
POV: Andrea.La sola desconfianza de su parte me altera, me da rabia.—¿Qué estás insinuando, Connor? —pregunto, zafándome con un rápido movimiento de su agarre y fulminándolo con la mirada.De verdad no puedo creer que esté insinuando semejante mierda. Y mucho menos comprendo cómo es que está al tanto de mis visitas al motel de Fer. Ni siquiera Chris lo sabe y son pocas las veces que andamos separados.—No estoy insinuando, Andrea, te estoy haciendo una pregunta bastante clara.Su cambio de actitud, de cuñado bromista a jodido cabrón, me hace enfurecer.—No te las hagas conmigo de abogado, Connor. No te queda y tampoco estamos en un maldito tribunal —declaro, acercándome a él con los dientes apretados—. Di lo que tengas que decir y no te vayas por las ramas. No seas un cobarde.—Me parece que está claro lo que quiero decir. Y no, no soy un cobarde, pero soy hombre y por respeto a ti, no voy a decir lo que estoy creyendo en este momento.—Por mí puedes pensar lo que se te venga en gan
POV: Christian.Joder. Joder. ¿Qué mierda hice?Andrea se va y no hago nada para detenerla. Sus palabras se repiten en mi cabeza sin parar, una y otra vez.No confías en mí. No confías en mí. Quiero refutarle la afirmación. Quiero decirle que no tiene razón, que está exagerando al asegurar algo como eso. Sin embargo, no lo hago. Y la sensación que me queda es de odio hacia mí mismo. Por ser un maldito cobarde. Por ser un idiota que solo sabe joderlo todo siempre.Con mis manos a cada lado de mi cabeza, me aguanto el grito rabioso que necesito soltar. Aprieto mi cabeza y jalo el cabello que ahora me cae sobre los ojos.Maldita sea.Me giro y como siempre, golpeo la pared detrás de mí para soltar parte de la frustración. Me molesta sentirme de esta forma, impotente, por no poder hacer nada para evitar sentirme así, aunque tengo todo el poder en mis manos para superar la situación.—Christian, ¿qué hiciste?, ¿dónde está Andrea?La voz de mi hermano me llega más cerca de lo que lo quiero
POV: Andrea.Una semana. Una jodida semana ha pasado desde que salí de casa de Christian y él no me siguió. Desde que mi abuela sufrió un infarto y yo pasé el peor susto de mi vida.Los días se han desarrollado demasiado lentos, pesados y duros. Ver a mi abuela débil es algo que me rompe, que me hace reflexionar sobre lo que tengo y un hecho futuro que me hace estremecer. Un día de estos abuela Nora podría dejar de respirar y a todos, absolutamente a todos en esta casa, nos destrozaría su ausencia.Salgo de mi habitación con los ánimos caídos, con cada minuto, hora o día que pasa, mis esperanzas se esfuman.«Él no va a venir». Y me duele el pecho al saberlo. Que no le importo, que su orgullo y sus miedos estúpidos pueden más que el amor que dice sentir por mí.No confías en mí…Esas palabras. Todavía siento mi aliento helado al decirlas. No era una pregunta, era una jodida confirmación que nos alejó. Y que ahora no nos atrevemos a cruzar esta grieta inmensa entre nosotros. ¿Por qué? M
POV: Andrea.Salgo de casa sin que nadie lo note. No quiero dar explicaciones de nada. Solo han pasado dos días desde su llamada, los peores que he vivido en mucho tiempo.A veces creo que todo se reduce a malentendidos. A medias palabras que nos dejan con mal sabor de boca. Por segundos, me obligo a creer que, tal vez, hablando claro se resuelva todo. Sea cual sea el resultado final.Pero luego recuerdo que no es mi culpa. Que siempre seré yo la que busque soluciones, si permito que Christian se encierre en su mierda y nos arrastre a ambos. Y me cansa. Me cansa ser, de los dos, la que piense que todo no podría estar perdido. Solo basta que él se dé cuenta de lo dañado que está, para entender cuánto afecta a todo el que lo rodea.Cuando nuestra relación comenzó, sabía que no sería sencillo, pero jamás imaginé que llegaríamos a este punto de desconfianza entre ambos. En el que me llama para "arreglar" las cosas, pero termina empeorando todo a un nivel casi catastrófico.La brisa fresca
Cuatro años después.POV: Andrea.Froto mis sienes cuando el cansancio comienza a pasarme factura. Cierro los ojos y me trago los suspiros que tengo retenidos desde hace unas tres horas.—¿Quieres que paremos? —pregunta Lindsey, cuando me ve.Su voz también se escucha cansada, además de que parece un ruego. Levanto la mirada y en sus ojos grises es evidente también el agotamiento.—Quiero terminar e irme, Issy. Creo que si me tomo unos minutos, no podré volver a concentrarme —confieso. Mi voz se escucha ronca.—Entonces, sigamos —concuerda—. Yo también quiero irme a casa. Mañana es mi aniversario de boda con Pablo, quiero estar libre para preparar algo.Me obligo a sonreír porque es algo que a ella le entusiasma, el brillo de sus ojos es suficiente prueba. Sin embargo, no puedo decir que a mí me emocione tal cosa. En estos tiempos, para mí, el amor y la felicidad que trae tener una pareja, son puros cuentos de hadas.—Hoy terminamos y mañana podrás hacer lo que quieras —digo, por comp
POV: Andrea.¿Ese plan que tenía de no hacer nada durante todo el fin de semana con tal de descansar de las responsabilidades que tengo a diario?Pues, imposible.Mientras el sábado pasa conmigo limpiando hasta el polvo de los clósets, mi cabeza, que debería hacer un reposo de pensamientos pesados, le da vueltas y más vueltas a situaciones que me estresan, en vez de relajarme. Por ejemplo, a mi sentimiento de culpa por la conversación que tuve con mi madre, al hecho de que no he podido regresar a Santa Marta aun sabiendo que no puedo abandonar a mi familia porque un idiota me hizo daño en el pasado.El problema está en que, a pesar de saberlo, de estar clara de las cosas, de haber cambiado toda mi perspectiva de vida y lo que espero de mi futuro, hay elementos que no paso por alto. Ni siquiera con el paso de cuatro largos años.¿Fechas? ¿Frases dichas por otras personas que en mi vida había visto antes?Todo eso hace que en ocasiones me vuelva una perra frustrada, solo por el hecho de